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Presencia de Dios

 

Presencia de Dios

El cap «Presencia de Dios» es en sí mismo como una síntesis de esta Sección B –que ahora comienza– de la Primera Parte de C. En Cec el cap tenía ocho consideraciones, de las que la primera y la última procedían de Cem33. Entre ambas el Autor situó otras cinco procedentes de Cem32 y una tomada directamente de su Cuaderno. La primera consideración, que permanece como punto primero del cap también en C, sitúa desde el principio la mirada del cristiano a Dios en clave de filiación divina: somos hijos de «nuestro Padre-Dios». Todo el cap va dirigido, en efecto, a hacer aflorar en el cristiano la más radical consecuencia del Bautismo: el sentido de la filiación divina va a ser el verdadero «nervio central» del libro y del espíritu que difundió por el mundo San Josemaría. Todo el cap transpira, por otra parte, lo que Víctor García Hoz ha llamado la «cercanía activa de Dios»: la cercanía, podría decirse, de un Dios que es Padre.
Al plantear en Burgos la forma definitiva de este cap, el Autor agrega otros seis puntos y los coloca inmediatamente antes de la última consideración de Cuenca. Es evidente que desea que ésta siga siendo el último punto del cap. Y se comprende, porque este p/278 da entrada, de la manera más sencilla, al cap siguiente, titulado «Vida sobrenatural»: «Ten presencia de Dios –dice– y tendrás vida sobrenatural».


265* Los hijos... ¡Cómo procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres!
Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, ¡cómo procuran guardar la dignidad de la realeza!
Y tú... ¿no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu Padre-Dios?


El cap comienza, como digo, con esta consideración de la presencia de Dios como «sentido de la filiación divina», que será tan característico del espíritu que difundió por todas partes Josemaría Escrivá. Este punto primero pertenece a aquella serie de trece puntos que escribió el 9-III-1933 (vid com/258 nt 2) y se encuentra en el Cuaderno VI, nº 943. El tenor literal del texto es idéntico con las variantes señaladas en apcrít.


266* No tomes una decisión sin detenerte a considerar el asunto delante de Dios.


Texto apuntado dos veces en el Cuaderno VI, primero el 27-X-1932 (nº 853) y después el 14 de noviembre (nº 870). Vid lo que ya se dijo a este propósito en com/218.


267* Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. —Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado.
Y está como un Padre amoroso —a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos—, ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando.
¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ¡ya no lo haré más! —Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo... Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, ¡qué esfuerzos hace para portarse bien!
Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los Cielos.


Se encuentra en el Cuaderno IV, nº 281, 12-IX-1931, fiesta del Dulce Nombre de María. Texto idéntico con las variantes anotadas en apcrít y sin la división en párrafos.
Es uno de los puntos más extensos de C y, tal vez, el más representativo del hondo sentido de la filiación divina que tuvo el Autor y que se manifiesta en todas las páginas del libro. Condensa este punto, en efecto, la predicación del Autor sobre la relación del cristiano con Dios, basada en la proximidad e intimidad amorosa del Señor, cimentada en que ese Dios –intimior intimo meo– es Padre lleno de Amor misericordioso al hombre. Esa predicación, a la vez que recogía el meollo de la tradición cristiana, reflejaba su propia experiencia espiritual. Al año siguiente, al comenzar su retiro en Segovia, escribía:
«Día primero. Dios es mi Padre. –Y no salgo de esta consideración».

El tenor espiritual del punto se inscribe, por otra parte, en una consideración del Padre de las misericordias hecha desde el «niño», desde la «vida de infancia», y desde la analogía que brinda al Autor su gozosa experiencia de hijo en relación al amor de sus padres.
Esto que decimos cobra un sentido aún más hondo si se tiene presente que este punto está escrito en medio de una contradicción y sufrimiento que se recrudece en aquellos meses. Tres días antes escribía:
«Día 9 de septiembre de 1931: Estoy con una tribulación y desamparo grandes. ¿Motivos? Realmente, los de siempre. Pero, es algo personalísimo que, sin quitarme la confianza en mi Dios, me hace sufrir, porque no veo salida humana posible a mi situación. Se presentan tentaciones de rebeldía: y digo serviam!».

En medio del abatimiento, la fuerza de Dios. Y el Autor de C redacta esta consideración, que es por completo autobiográfica. El «es preciso convencerse...» testimonia ante todo la batalla de la fe. El Espíritu se abre paso en Josemaría Escrivá, concediéndole, de manera escalonada, una creciente experiencia de la paternidad amorosa de Dios, que tendrá aquel otoño dos momentos de alta significación. Me refiero a la oración meditativa y exultante del 22 de septiembre y al evento místico del 16 de octubre. Leamos los textos del propio Escrivá.
El 22-IX-1931 anota en el Cuaderno IV, nº 296:
«Estuve considerando las bondades de Dios conmigo y, lleno de gozo interior, hubiera gritado por la calle, para que todo el mundo se enterara de mi agradecimiento filial: ¡Padre, Padre! Y –si no gritando– por lo bajo, anduve llamándole así (¡Padre!) muchas veces, seguro de agradarle. Otra cosa no busco: sólo quiero su agrado y su Gloria: todo para El».
Aquí –el texto pasará a ser Forja, 1033– es San Josemaría el que, movido por la gracia, ora y medita, poniendo inteligencia y corazón en ese gozoso «considerar», que va a ser como una preparación para la experiencia mística del 16 de octubre. Aconteció así, según la nota que escribe de inmediato (en el mismo Cuaderno, 16-X-1931, nº 334):
«Día de Santa Eduvigis 193112b: Quise hacer oración, después de la Misa, en la quietud de mi iglesia. No lo conseguí. En Atocha, compré un periódico (el ABC) y tomé el tranvía. A estas horas, al escribir esto, no he podido leer más que un párrafo del diario. Sentí afluir la oración de afectos, copiosa y ardiente. Así estuve en el tranvía y hasta mi casa. Esto que hago, esta nota, realmente, es una continuación, sólo interrumpida para cambiar dos palabras con los míos».
Aquí ya no es Escrivá el que ora y «considera», es Dios que se impone en aquella «oración de afectos, copiosa y ardiente». Nada dice la nota sobre el contenido de aquel imponerse de Dios. Pero lo dirá después, al rememorar, en muy diversas ocasiones, el acontecimiento: era la misma oración del 22 de septiembre pero en la forma de una irrupción divina, de una efusión trinitaria en el alma:
«Os podría decir hasta cuándo, hasta el momento, hasta dónde fue aquella primera oración de hijo de Dios. Aprendí a llamar Padre, en el Padrenuestro, desde niño; pero sentir, ver, admirar ese querer de Dios de que seamos hijos suyos..., en la calle y en un tranvía –una hora, hora y media, no lo sé–; Abba, Pater!, tenía que gritar».
Solía decir que fue una de las veces en que el Señor le concedió más alta oración. Iba en el tranvía y después a pie, hasta su casa, lleno de Dios, como borracho, exclamando: Abba, Pater! «Me debieron tomar por loco».

El impacto de esta sobrenatural vivencia configurará ya para siempre la predicación de San Josemaría. Como un símbolo de lo que digo, tres meses después encontramos en su Cuaderno esta información:
«Pepe R. tiró al velógrafo una cuartilla que le llevé –la primera de una serie–, titulada ‘Dios es nuestro Padre’».
No se conserva esa cuartilla y de la anunciada serie no sabemos nada. Sólo sabemos que comenzaba con el fundamento de la propuesta cristiana de Josemaría Escrivá: «Dios es nuestro Padre»18b. Vid com/435.


268* Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. —Porque te da esto y lo otro. —Porque te han despreciado. —Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes.
Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya. —Porque creó el Sol y la Luna y aquel animal y aquella otra planta. —Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso...
Dale gracias por todo, porque todo es bueno1.


El texto original se encuentra en el Cuaderno V, nº 519. Escrito y transcrito el 28-XII-1931, junto con otros cuatro futuros puntos. Su tenor literal es idéntico, pero aquí comienza así: «Niño: acostúmbrate, etc.».
Este punto fue escrito tres meses después del anterior. El «clima» es el mismo (con la misma nota de vida de infancia en el original del Cuaderno: «Niño...»): sufrimiento, vida de fe, amor a la Voluntad divina. Ahora el Autor está lleno de admiración y agradecimiento ante la bondad de Dios, reconocida en el plan de creación y
redención y en la manera paradójica de darse la historia personal del hombre. El punto es como una incisiva paráfrasis del «cantantes et psallentes in cordibus vestris Domino» de San Pablo (Ef 5, 19). En la secuencia de ideas y de experiencias del Autor es el sentido de la filiación divina el que provoca esa continua y omniabarcante acción de gracias, de la que habla el Apóstol allí mismo: «gracias por todo». San Josemaría añade, con radicalidad, un «porque todo es bueno», que es la total aceptación de su concreta situación personal: la expresión es como un eco de la Palabra de Dios mirando a la creación (Gn 1, 31) y del «omnia cooperantur in bonum» de Rm 8, 28. Así lo dirá formalmente en la predicación de Vitoria. Ya antes, ambas expresiones aparecen unidas en esta carta escrita desde la «noche oscura» en la Legación de Honduras:
«Mucho ánimo, ¿eh? Procurad que todos estén contentos: todo es para bien: todo es bueno. Escribid en este sentido a Paco y a Pedro».
Lo mismo que el p/267, también éste que comentamos se diría que gravitaba sobre los EjEsp de Segovia del año siguiente, cuando escribe a propósito del cumplimiento de la Voluntad de Dios:
«Medios: dar gracias al Señor por todo, porque todo es bueno... y es su amable Voluntad».
Poco después de terminar de escribir C, todavía en Burgos y cuando se disponía a ir a Madrid –finalizaba la guerra civil–, el Autor escribe:
«Mucho tendremos que trabajar, pero hay que mirarlo todo –sea lo que sea– con alegría y con optimismo. ¡Todo es bueno!».
Como vemos, San Josemaría pasa con naturalidad de la bondad ontológica de la Creación –fruto del acto creador de Dios: todo es bueno– a la misteriosa bondad de la Historia –fruto de la acción redentora de Cristo: todo es para bien– y todo le lleva a la acción de gracias.
Vid com/311: omnia in bonum.


269* No seas tan ciego o tan atolondrado que dejes de meterte dentro de cada Sagrario cuando divises los muros o torres de las casas del Señor. —Él te espera.
No seas tan ciego o tan atolondrado que dejes de rezar a María Inmaculada una jaculatoria siquiera cuando pases junto a los lugares donde sabes que se ofende a Cristo.


Punto escrito pocos días después del anterior: 1-I-1932. Está en el nº 532. El tema sigue siendo el del cap: las formas de actualizar la presencia de Dios en la vida del cristiano. Pasa ahora el Autor de la acción de gracias a la «comunión espiritual» con Cristo (aparece el tema del Sagrario, de fuerte vigencia a lo largo de todo el libro) e incoa el «espíritu de desagravio» (en clave mariana). En los Cuadernos el clima sigue siendo la vida de infancia (el texto tiene este tenor: «Niño tonto: No seas tan ciego», etc.).

Lo que el Autor propone a los lectores lo tenía fuertemente incorporado a su praxis diaria. Es interesante en este sentido esta carta de 1934, desde Monzón, en la que cuenta a los estudiantes de la recién abierta Residencia de Ferraz anécdotas del viaje que había tenido que hacer a tierras de Aragón. Hablando de los distintos desplazamientos, en tren, en autobús, les dice:
«Yo me dediqué –ya desde Madrid– a un deporte a lo divino: otear el horizonte, para decirle algo a Jesús en los Sagrarios del camino. Además esta mañana he rezado el Breviario con más solemnidad que en el coro de una Catedral: invité a cantar, conmigo, las alabanzas del Señor a todos los Custodios que venían en mi departamento. ¡Nunca me perdáis de vista a los Angeles, hijos míos!».


270* ¿No te alegra si has descubierto en tu camino habitual por las calles de la urbe ¡otro Sagrario!?


Punto escrito quince días después, que prolonga el tema del amor a Cristo en el Sagrario: 14-I-1932, nº 565 en el Cuaderno V:
«Niño, ¿no te alegras, si has descubierto, en tu caminar habitual por las calles de la urbe, ¡otro Sagrario!?».
Es un texto claramente autobiográfico, que describe el tipo de vida que llevaba en aquellos años, recién llegado a Madrid, yendo de un lado para otro –grandes caminatas– en su labor pastoral. Significativo que en el texto del Cuaderno no dice tu camino, sino tu caminar, pues eso era lo que hacía el Autor, en la dirección que fuese, «por las calles de la urbe». El «descubrimiento» de los Sagrarios fundamenta la piadosa costumbre de «asaltarlos». Vid p/876 y com.


271* Decía un alma de oración: en las intenciones, sea Jesús nuestro fin; en los afectos, nuestro Amor; en la palabra, nuestro asunto; en las acciones, nuestro modelo.


La presencia de Dios, que era la presencia del Padre en los p/265-268, se ha hecho cristológica en éste y en los dos anteriores: de la presencia real-sustancial de Cristo en el Sagrario pasa ahora el Autor a la presencia configurante de Jesús en el sujeto cristiano.
¿Quién es esta «alma de oración»? ¿Es una forma de expresar el Autor su propia propuesta? Si buscamos en el Cuaderno VI, nº 1067, 21-X-1933, que es donde se encuentra el texto original, no se aplaca nuestro deseo de saber: tiene un tenor casi idéntico.
Pero si indagamos el fondo y la forma de lo expresado, aparece San Juan de la Cruz, cuando escribe en la Noche oscura:
«Tan solícita anda el alma, que en todas las cosas busca al Amado; en todo cuanto piensa, luego piensa en el Amado; en cuanto habla, en cuantos negocios se ofrecen, luego es hablar y tratar del Amado; cuando come, cuando duerme, cuando vela, cuando hace cualquier cosa, todo su cuidado es en el Amado, según arriba queda dicho en las ansias de amor».

¿Sería Juan de la Cruz? Aunque ya desde la época patrística se nos ofrecen hermosas formas del carácter absoluto de Cristo en la «conversación» del cristiano, como este comentario de Ambrosio de Milán al salmo 36:
«Que el tema de nuestra conversación sea el Señor Jesús, porque él es la sabiduría, él es la palabra, la Palabra de Dios […]. Hablemos siempre de él. Si hablamos sobre la sabiduría, ¡es él!; si hablamos de la justicia, ¡es él!; si hablamos de la paz, él es la paz; si hablamos de la verdad y de la vida y de la redención, ¡es él!».

Juan Pablo II, en una reciente intervención, citaba este p/271 de C en relación con el sentido del cap II de su Carta Apostólica Novo millennio ineunte, titulado: «Un rostro para contemplar».


272* Emplea esas santas «industrias humanas» que te aconsejé para no perder la presencia de Dios: jaculatorias, actos de Amor y desagravio, comuniones espirituales, «miradas» a la imagen de Nuestra Señora...


Comienza el conjunto de textos nuevos que el Autor incorpora al cap en Burgos. El p/272 está escrito en una octavilla de la serie Bpr (16-XI-1938), que corresponde
a las fases finales de la redacción. Su punto de partida bien pudo ser este apunte de la hora santa que dirigió a los Propagandistas en Burgos la noche del 29-VI-1938:
«Oración. Santas industrias de los santos: Sta. Teresita, pajitas, niña y lazo...».
«Industrias humanas». Una vez más el gusto de Escrivá por el lenguaje de los clásicos del siglo XVI, a los que leía continuamente. Hablando de métodos de oración, escribe San Juan de Ávila: «Y no os digo esto para quitar las industrias razonables que de nuestra parte hemos de poner». La expresión «industrias humanas» era habitual en la predicación del Fundador del Opus Dei. Vid p/92 y 102.


273* ¡Solo! —No estás solo. Te hacemos mucha compañía desde lejos. —Además..., asentado en tu alma en gracia, el Espíritu Santo —Dios contigo— va dando tono sobrenatural a todos tus pensamientos, deseos y obras.


Texto redactado en Burgos, segundo periodo, escrito sobre una octavilla Bl. Un punto que adelanta el tema «comunión de los santos» (vid cap de este nombre) y saca conclusiones de la doctrina sobre la presencia del Espíritu Santo en el alma. Los temas «no estás solo» y «hacer compañía desde lejos» eran muy frecuentes en las cartas que escribía el Autor de C a los que se encontraban aislados con motivo de la guerra civil española y de ese contexto brota sin duda este p/273. Unos cuantos textos:
«Jesús te me guarde. ¡El te bendiga también, por la alegría que me has dado con tu carta! Estaba este pecador en una de sus frecuentes correrías, –me he hecho viajante de mi Señor Jesucristo–, cuando llegaron tus líneas. Las he leído más de una vez: y te hago mucha compañía, para animarte desde lejos»36b.
«¡Qué lástima -digo todavía- que no pudieras venir el 19 de marzo! En fin: a última hora, verdad es que todos nosotros, estamos siempre muy unidos. ¡Nadie puede decir que está solo!».
«Aquí me tenéis como en mi propia casa: sólo me faltáis vosotros, pero, ¡si supierais cuánta compañía os hago, a cada uno, durante el día y durante la noche!».
«Cúmpleme las Normas. Desde aquí te hago más compañía de lo que piensas».
Y en este punto se verifica lo mismo que en tantos otros. Lo que es correspondencia epistolar es también su tema de oración y de predicación. El Autor habla, ora, escribe y predica lo mismo: Jesús y su misterio, como acaba de decir en el p/271:
«Comunión de los santos. –Eslabones de una misma cadena. –Nunca estás solo: oración, mortificación, estudio, apostolados».
«Dios con nosotros: el Espíritu Santo. Alium Paraclitum dabo vobis, Spiritum veritatis. (Joann. XIV, 16-17). Ecce ego vobiscum sum omnibus diebus, usque ad consummationem saeculi (Math. XXVI, 28)».


274* «Padre —me decía aquel muchachote (¿qué habrá sido de él?), buen estudiante de la Central—, pensaba en lo que usted me dijo... ¡que soy hijo de Dios!, y me sorprendí por la calle, ‘engallado’ el cuerpo y soberbio por dentro... ¡hijo de Dios!»
Le aconsejé, con segura conciencia, fomentar la «soberbia».


Punto escrito sobre octavilla Jef, posiblemente a partir del repaso de la correspondencia y de los guiones de predicación que hace en diciembre de 1938. La anécdota que narra está aludida, como el texto del punto anterior, en los guiones del retiro de enero en Salamanca y de los EjEsp en Vitoria:
«Filiación divina. ¡Yo soy hijo de Dios! –Consecuencias: todo lo de mi Padre es mío: ad majora natus sum: su Madre, sus sacramentos, su Iglesia, sus ángeles, su Cielo... –Ejemplo del joven ‘que se engallaba’...».
«–La alegría de ser hijos de Dios: el joven que se ‘engallaba’. El que se vestía de fiesta».
La anécdota, con lenguaje paradójico de fuerte incidencia en el alma, sitúa de nuevo al lector en el núcleo del cap, expresado desde su primer punto: la conciencia renovada de la filiación divina como «revolución» en el hombre cristiano.

«Fomentar la ‘soberbia’». La expresión paradójica ya se encuentra en la célebre carta de San Jerónimo a Eustoquio: «Disce in hac parte superbiam sanctam!», y es muy próxima a esta otra del Maestro Ávila: «Debemos estar siempre humillados, y con santo temor delante de Dios; mas, para con el demonio, muy esforzados con la esperanza de Dios, y llenos de una santa soberbia».

Al Autor, en diversas ocasiones le preguntaron por la identidad de aquel joven estudiante «de la Central». Evitaba delicadamente pronunciarse. En 24-X-1972, en otra reunión pública, precisamente en Madrid, en el Colegio Mayor de La Moncloa, un universitario volvió sobre el tema, bajo esta forma: «Padre, ¿qué le dijo usted a aquel estudiante?». He aquí la respuesta:
«Lo pone allí: que siguiera con ese orgullo para adelante, y que eso era bueno».
No dijo ningún nombre, pero comentó:
«Lo único que puedo decir de ése es que es arquitecto, y que no es del Opus Dei».
Siempre ha habido, entre los lectores de C, interés por identificar de algún modo a esta simpática figura, que ha dado lugar a uno de los más famosos puntos del libro. Los trabajos de la edición crítica no han hecho emerger a estos efectos documentación fehaciente. Pero las palabras de San Josemaría que acabo de citar y el contexto redaccional del punto –Burgos 1938– invitan, en esta tercera edición, a brindar la hipótesis que, a partir de ambos factores, parece más plausible.
Era estudiante de Arquitectura. La alusión a la Central puede sorprender a primera vista, pues la Escuela de Arquitectura no formaba parte entonces de la Universidad. Pero no hay contradicción en lo que dice San Josemaría, porque los futuros arquitectos debían cursar en la Universidad los dos primeros años de la Licenciatura en Ciencias Exactas. La anécdota que da lugar al punto de Camino se forja cuando aquel futuro arquitecto hacía Exactas en la Central… Por otra parte, nos son conocidos –constan en los papeles del AGP– los nombres de los estudiantes de Arquitectura que trataban con San Josemaría en aquellos ya tan lejanos años treinta.
La forma de redacción del p/274 revela que el Autor piensa en un joven estudiante, al que recuerda con tanto afecto –«aquel muchachote»– y del que desconoce su suerte en aquellos azarosos años de la guerra: «¿qué habrá sido de él?». Esto excluye que estuviera en la zona nacional, pues ya antes de las fechas en que escribe la octavilla Josemaría Escrivá tenía perfectamente situados a todos los amigos y dirigidos que ahora se encontraban en ese lado de la contienda. Por otra parte, los miembros del Opus Dei de la zona republicana estaban igualmente localizados y en contacto unos con otros y con el Fundador. La incógnita eran los demás amigos que cayeron en esa zona: la información era muy confusa. Entre éstos se encontraba sin duda el protagonista del p/274, que, por otra parte, es claro que vivía aún cuando el Autor de C habla de él en la tertulia de 1972.
Todos estos datos, debidamente contrastados, sólo hacen plausible que este “muchachote” fuera Pepe Romeo, el joven estudiante de arquitectura que estuvo en el primerísimo grupo de San Josemaría en los inicios del Opus Dei y que con su familia –el padre era teniente coronel del Ejército– quedó en la zona republicana al estallar la guerra. Romeo había venido a Madrid en 1929 –tenía 17 ó 18 años– para hacer los dos años de Ciencias Exactas y afrontar el temible “ingreso” en la Escuela de Arquitectura47b. Fue entonces cuando San Josemaría –que ya le conocía de Zaragoza– le habló del Opus Dei en gestación. De lo primero que debió explicarle fue el sentido de la filiación divina. La vivencia del p/274 se remontaría así casi diez años atrás. Sobre Romeo vid IntrodGen § 3 nt 13.


275* No dudo de tu rectitud. —Sé que obras en la presencia de Dios. Pero, ¡hay un pero!: tus acciones las presencian o las pueden presenciar hombres que juzguen humanamente... Y es preciso darles buen ejemplo.


Octavilla de la serie Lh redactada probablemente en Honduras. Es una temática muy presente en la predicación y en la notas y cartas de aquellos meses. Escrivá tenía
una gran preocupación para dar un tono de altura humana y sobrenatural en el ambiente de los refugiados en la Legación, que tendía a deteriorarse. Esto hacía que San Josemaría tuviera una sensibilidad muy despierta ante la actuación cotidiana de los que le acompañaban. El texto parece reflejar una conversación con alguien que –aprovechando las circunstancias o sufriéndolas– no era coherente con su fe.


276* Si te acostumbras, siquiera una vez por semana, a buscar la unión con María para ir a Jesús, verás cómo tienes más presencia de Dios.


«Gaitica» escrita sobre una octavilla Re, probablemente con ocasión de releer, en la fase final de redacción, el Cuaderno de Apínt que fue escribiendo en Pamplona y Burgos. Allí encontró esta anotación entre las de los EjEsp que hizo en diciembre de 1937 residiendo en el Palacio Episcopal de Pamplona:
«La oración de la Virgen –Propósito: por lo menos, los sábados y vísperas y fiestas de mi Madre Santa María orar con ella: buscar la presencia de Dios, por la unión con la Señora. –D.O.G.».
Éste es el tercer punto que hemos encontrado en nuestra lectura de C con primera redacción en Pamplona. Vid com/242.


277* Me preguntas: ¿por qué esa Cruz de palo? —Y copio de una carta: «Al levantar la vista del microscopio la mirada va a tropezar con la Cruz negra y vacía. Esta Cruz sin Crucificado es un símbolo. Tiene una significación que los demás no verán. Y el que, cansado, estaba a punto de abandonar la tarea, vuelve a acercar los ojos al ocular y sigue trabajando: porque la Cruz solitaria está pidiendo unas espaldas que carguen con ella».


Texto escrito sobre una octavilla Bl. El tema de la Cruz de palo sin Crucifijo era una realidad muy viva en la reflexión espiritual de San Josemaría, como ya se ha visto en p/178 y com. Ahora vuelve sobre el tema y toma para ello la ocasión de una carta de Juan Jiménez Vargas, que escribe desde el frente de Teruel, 4 de mayo del 38. Es interesante notar que dos días antes Escrivá había enviado al joven doctor otra carta en la que toca, al final, el mismo tema. Descartado que llegara antes de que Vargas escribiera la suya: se cruzaron. Ante la fiesta de la Santa Cruz, ambos la tenían el corazón48b. La carta del Autor de C rememora las expresiones de devoción a la Cruz que tenían en la Academia DYA:
«Hoy, vísperas de la Invención de la Santa Cruz, querría poder llenar de flores, cubrir de rosas y de claveles, la pobre Cruz de Palo, como era costumbre ponerle una guirnalda y encender dos blandones. Ave, Crux!...»48c.

La carta de Jiménez Vargas tiene otro tono, el suyo característico. Se manifiesta «indignado» ante la profusión de cruces de palo que van apareciendo, en los lugares más diversos, en memoria de los caídos en batallas, con frecuencia en contexto político y con escaso relieve o mensaje espiritual. El joven médico está convencido –pienso que sin fundamento– de que es una «usurpación»: «¿Quién es el que ha puesto de moda la Cruz de palo negra? ¿Quién es el ‘amigo’ que la vio en nuestra casa y la ha copiado como elemento decorativo?». El lenguaje desgarrado, tan típico del que sería ilustre Decano de la Facultad de Medicina de Navarra, manifiesta, por contragolpe, el sentido profundo de la Cruz que San Josemaría inculcó en los que le seguían. Avanzada la redacción, el alférez se serena y hace primero una consideración futurista e irónica:
«Después he pensado las cosas con más calma. Esa cruz, con toda su intensa capacidad evocadora, nos la pondríamos en la solapa y sería la ruina de toda nuestra labor. Pero, tal como están poniendo esta moda, resulta que podremos tenerla presente en todo momento, con más eficacia que si la llevásemos en el ojal, y pasando todo completamente desapercibido».
A continuación vienen los párrafos de los que el Autor de C tomó unas expresiones que le parecieron válidas, sacándolas del contexto en que las situaba el Doctor:
«Me imagino la perspectiva el día que acabe la guerra y hasta pienso que conviene fomentarlo. Levanta uno la vista del microscopio y la mirada va a tropezar
con una cruz negra y vacía. Es una lápida que la Falange puso en la pared del laboratorio en memoria de los caídos. Pero aquella cruz sin crucificado será un símbolo. Tendrá un significado que los otros no verán. Y el que, cansado, estaba a punto de abandonar la tarea, vuelve a acercar los ojos al ocular y sigue trabajando, porque la cruz solitaria está pidiendo unas espaldas que carguen con ella.
En una excursión por la montaña los excursionistas tropiezan con un monumento a los que cayeron allí. Y el madero negro les recuerda que hasta el deporte es inseparable de la cruz.
Y en la biblioteca y en las aulas. En la clínica como en el gimnasio. Y en la sala de dibujo y en el campo de deportes. ¡Siempre la cruz de palo hablará a los que sepan entender!».


278* Ten presencia de Dios y tendrás vida sobrenatural.


El texto procede del Cuaderno VI, nº 958, 22-III-1933, y es en todo idéntico al punto de C.
El Autor, en la redacción definitiva, quiso acabar el cap con el mismo aforismo que cerraba el de la edición de Cuenca, que es como la síntesis de todo lo dicho y, a la vez, da entrada al cap siguiente.

 

 

Cap 11 11 [Msb: 9]. Presencia de Dios, p/265-278 [8 de Cec + 6 de Msb] C || 9. Presencia de Dios, cd/109-116 Cec
Vid el estudio de Ocáriz en Fernando Ocáriz – Ignacio de Celaya, Vivir como hijos de Dios. Estudios sobre el Beato Josemaría Escrivá, Eunsa («NT. Religión»), Pamplona 1993, pgs 15-92; Jutta Burggraf, «El sentido de la filiación divina», en Santidad y mundo, 1996, pgs 109-128. También P. Rodríguez, Vocación, trabajo, contemplación, 1986, pgs 107-109 y 152-170; J. L. Illanes, La santificación del trabajo, 2001, pgs 134-145.
Álvaro del Portillo, «Prólogo» a Es Cristo que pasa, Madrid 1973, pg 13.
Víctor García Hoz, «Sobre la pedagogía de la lucha ascética en ‘Camino’», en Estudios sobre ‘Camino’, 1988, pg 182.
265 Apínt Cem33/272 Cec/28.1-Ceb/109 ||| dignamente] dignamente, Apínt Cec Txm || están] obran Apínt
Más, es el fundamento de su propuesta apostólica, según los Estatutos de la Prelatura del Opus Dei: «Fundamentum solidum, quo omnia in Opere Dei constant, radixque fecunda singula vivificans, est sensus humilis ac sincerus filiationis divinae in Christo Iesu, ex quo dulciter creditur caritati paternae quam habet Deus in nobis» (Estatutos, 80 § 1; texto en P. Rodríguez – F. Ocáriz – J. L. Illanes, El Opus Dei en la Iglesia, 2000, pg 323).
266 Apínt Cem32/32 Cec/28.2-Ceb/110 ||| decisión] decisión, Apínt Cec Txm
Transcribió ese día: p/667, 266, 119.
Futuros puntos de C transcritos ese día: 736, 902, 266, 218. Después de copiar el que sería p/218 escribió: «Creo que estas consideraciones anteriores ya estaban anotadas». Y es verdad de las tres últimas. El futuro p/736 fue el único que ese día copió ex novo.
267 Apínt Cem32/31 Cec/28.3-Ceb/111 ||| pueden] puedan Apínt || hijos—, Apínt] hijos— Cem || padres] padres, Apínt Cec Txm || los Cielos] el cielo Cem
En el Cuaderno antes de «a la par» había escrito y después corregido: «a la vez» (posiblemente al releer y darse cuenta de que acababa de usar la expresión «la voz»).
J. B. Chautard, El alma de todo apostolado, 1927, pg 173 nt 4, subraya el aspecto de proximidad de Dios en la oración: «El éxito de la oración depende muchas veces del cuidado puesto en considerar al Interlocutor como presente y viviente y no como un ser alejado y pasivo, es decir, como un ser abstracto. Hay que convencerse firmemente que Dios no quiere ni exige para esta conversación que se ha de tener con Él, otra cosa que la buena voluntad. El alma que, asediada por las distracciones acude todos los días paciente y filialmente a su divino Interlocutor, hace una excelente oración. Dios suple todo lo demás». Ya Santa Teresa había escrito, a propósito de la dificultad para hacer oración: «Viene todo el daño de no entender con verdad que [Dios] está cerca, sino imaginarle lejos, y ¡cuán lejos si le vamos a buscar al cielo! […] tenemos el cielo dentro de nosotros, pues el Señor de él lo está» (Camino de perfección, cap. 29, 5, nt 5; en MEC 1, 1994, pg 545; es un pasaje del autógrafo de El Escorial no recogido en BAC 212). El Autor de C subraya la presencia paternal de Dios no sólo en la oración sino siempre y en todas partes. La filiación divina, escribiría más tarde, «es la médula de la piedad» (Conversaciones, 102).
San Agustín, Confessiones, lib 3, cap 6, 11; BAC 11, 4ª ed, 1963, pg 136. Ésta es la forma «cultural» de la expresión agustiniana. Su tenor literal es interior intimo meo.
Es la primera anotación de sus EjEsp de 1932 (Apínt, nº 1637, 4-X-1932); la cursiva es del original. Vid en esta perspectiva el apunte de los Ejercicios de 1934 citado en com/691 nt 22, que retoma en parte al p/267.
Ya sabe que va a dejar el Patronato de Enfermos –lo dejará en octubre– y, como consecuencia, queda sin la contribución económica de esa capellanía. Sin horizonte seguro de otra «colocación» eclesiástica (sin resolver la posibilidad, que terminará saliendo, de la capellanía del Patronato de Santa Isabel). Con la familia –madre y dos hermanos– a su cargo, pendientes de sus ingresos... Y con la decisión en aquellos meses de no «pedir» al Señor, sino abandonarse en sus brazos...
Cuaderno IV, nº 274. La cursiva es del original
12b Éste es el modo de datar que emplea en esta anotación. El 17 de octubre se celebraba desde siglos a Santa Eduvigis y, desde 1920, año de su canonización, también a Santa Margarita María de Alacoque. La Congregación de Ritos, con fecha 1X1929, mandó celebrar como fiesta «doble» a la santa francesa y trasladó al día anterior, 16 de octubre, la celebración de Santa Eduvigis, «semidoble» (AAS 21[1929] 600606). Cuando San Josemaría dice «día de Santa Eduvigis», ¿en qué día está escribiendo? Los cambios de fecha de las fiestas de los santos, como es bien sabido, tardan en calar y todo sacerdote sabía de siempre que el 17 de octubre era Santa Eduvigis. Por eso, si escribía el día 17 podía salirle de manera espontánea poner «día de Santa Eduvigis». Pero en 1930, según datos que me proporciona el Dr. Ánchel, había sido la recepción oficial del cambio en la diócesis de Madrid (vid Boletín Oficial del Obispado de MadridAlcalá, nº 1513, junio de 1930, pgs 261266) y en el calendario particular de las Agustinas recoletas, que eran las monjas del monasterio de Santa Isabel, donde esa mañana celebró la Santa Misa San Josemaría (para el día 16 de octubre la Misa era de Santa Máxima, con conmemoración, en 2ª oración, de Santa Eduvigis). Me inclino, pues, a pensar que para San Josemaría el día de Santa Eduvigis era ya el 16 de octubre. Y, sobre todo creo que escribía el día 16 porque el siguiente grupo de anotaciones del Cuaderno tiene como fecha «vísperas de San Lucas», es decir el 17, pues San Lucas siempre fue el 18 de octubre.
La del Patronato de Santa Isabel, en Atocha.
Vivía entonces con la familia en la calle Viriato, 22 [hoy, 24]. El tranvía de la experiencia del 16 de octubre era el 48, que iba de la estación de Atocha hasta la Glorieta de Quevedo, en el barrio de Chamberí, cerca de la calle Viriato, donde vivía el Autor.
«Sentir, ver, admirar»: una verdadera experiencia mística de la paternidad de Dios.
Notas de una meditación, Roma 24XII1969; AGP, sec A, leg 51.
Así escribió años más tarde, recordando el evento (Carta 9I1959, n 60; AGP, sec A, leg 53-4, carp 2, exp 1).
Cuaderno V, nº 566, 16-I-1932.
18b En efecto, en las rememoraciones posteriores el Autor ponía en relación la experiencia del 16 de octubre del 31 con la captación del sentido de la filiación divina en cuanto fundamento de la vida espiritual de los fieles del Opus Dei. Así se lo oí personalmente explicar en diversas ocasiones. He aquí algunos textos: «Entendí que la filiación divina había de ser una característica fundamental de nuestra espiritualidad: Abba, Pater! Y que, al vivir la filiación divina, los hijos míos se encontrarían llenos de alegría y de paz, protegidos por un muro inexpugnable; que sabrían ser apóstoles de esta alegría, y sabrían comunicar su paz, también en el sufrimiento propio o ajeno. Justamente por eso: porque estamos persuadidos de que Dios es nuestro Padre» (Carta 8XII1949, n 41; AGP, sec A, leg 53-3, carp 8, exp 1). «Aquel día, aquel día quiso de una manera explícita, clara, terminante, que, conmigo, vosotros os sintáis siempre hijos de Dios, de este Padre que está en los cielos y que nos dará lo que pidamos en nombre de su Hijo» (Notas de la citada meditación, Roma 24XII1969; AGP, sec A, leg 51). Vid Vázquez de Prada, I, pgs 388-392.
268 Apínt Cem32/43 Cec/29.1-Ceb/112 ||| Acostúmbrate] Niño: acostúmbrate Apínt || necesitas ] necesitas, Apínt |||| 1 cfr 1 Ts 5, 18; Rm 8, 28; Ef 5, 20
Son: 920, 268, 5, 944, 186.
La dimensión paradójica y autobiográfica y la conexión con el «clima» del punto anterior (vid texto de nt 12) aparecen sobre todo en el «Porque te han despreciado. —Porque no tienes lo que necesitas».
«Los sucesos que nos acaecen son mensajeros de Dios. ¿Azar? ¡Providencia! Dios-Padre. Todo es bueno. Scimus autem quoniam diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum (Rom. VIII, 28)» (EjEsp, Meditación «Principio y fundamento», Vitoria 18-VIII-1938 (27-VIII-1938); guión nº 98). «Raciocinio: me quiere... sabe mucho, puede todo. Luego, todo es bueno. ¡Todo es bueno! in bonum... omnia cooperantur in bonum (Rom. VIII, 28). Lauda filia Sion: jubila, Israel» (EjEsp, Plática «Espíritu de alegría», Vitoria 25-VIII-1938; guión nº 94).
Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Madrid, Madrid (Legación de Honduras) 17-V-1937; EF 370517-1; el subrayado es mío. Vid p/151 y com. Paco y Pedro: Francisco Botella y Pedro Casciaro, que están en Valencia. A ellos les dice en junio: «Que os animéis. Que os alegréis, si, naturalmente, os habéis entristecido. Todo es para bien» (Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid (Legación de Honduras) 15-VI-1937; EF 370615-1; la cursiva es mía).
Apínt, nº 1698, 10-X-1932, durante los EjEsp de Segovia. Es la frase final de su respuesta a la tercera de tres cuestiones que su confesor le había pedido que estudiara en los EjEsp. Puede verse el resto de la respuesta en com/754 nt 8. En Vázquez de Prada, I, pgs 459-474, hay una consideración general de aquel retiro «junto a San Juan de la Cruz».
Carta de Josemaría Escrivá a Ricardo Fernández Vallespín, Burgos 23-III-1939; EF 390323-6.
«No son malos los alimentos, sino la gula; ni la procreación de los hijos, sino la fornicación; ni las riquezas, sino la avaricia; ni la gloria, sino la vanagloria. Si es así, ninguno entre los seres es malo, a no ser el abuso que viene de la negligencia del intelecto en cultivarse a sí mismo» (Máximo el Confesor, Centurias sobre la caridad, III, 4; Biblioteca de Patrística 37, Madrid 1997, pg 143).
269 Apínt Cem32/173 Cec/29.2-Ceb/113 ||| No seas ... meterte] Niño tonto: no seas ... meterte Apínt ||| Sagrario] Sagrario, Apínt || torres] las torres Apínt || Inmaculada] Inmaculada, Cec Txm || siquiera] siquiera, Cec Txm
Es el último de los cuatro puntos que escribió ese día: 387, 390, 898, 269.
Carta de Josemaría Escrivá a los Residentes de Ferraz, Monzón (Huesca) 17-IX-1934; EF 340917-2. Sobre este viaje vid Vázquez de Prada, I, pgs 524-528.
270 Apínt Cem32/193 Cec/30.1-Ceb/114 ||| ¿No te] Niño, ¿no te Apínt || alegra C13 ss] alegras, Apínt Cec Txm | alegras C1-C12 || camino] caminar Apínt Cem
Cursiva del Autor. Futuros puntos de C transcritos ese día: 862, 220, 208, 270.
Esa misma mirada buscadora de Dios en la ciudad le llevaba a encontrar recónditas imágenes de la Virgen en monumentos y edificios, inadvertidas para otros ojos. Apunte en una meditación de 1935: «Y ¡cómo la queremos! Mimos de un alma enamorada: imágenes en las calles... y Ella sonríe» (EjEsp, Plática «La Virgen Santísima», Madrid enero 1935; guión nº 20). Sobre el tema vid P. Casciaro, Soñad, 11ª ed, 1999, pgs 27-28. —Se ha publicado recientemente un pequeño volumen de gran utilidad para seguir la vida madrileña de San Josemaría: Ignacio Fernández Zabala, Josemaría Escrivá en las calles de Madrid. Guía para seguir sus pasos, Rialp, Madrid 2002.
271 Apínt Cec/30.2-Ceb/115 ||| intenciones, Txm C] intenciones Cec || la palabra] las palabras Apínt
Futuros puntos de C transcritos ese día: 795, 271, 59, 470, 434.
En vez de «en la palabra» se lee: «en las palabras».
Noche oscura, II, 19, 2; BAC 15, 13ª ed, 1991, pg 569s.
San Ambrosio, In Ps. 36, 65; CSEL 36, 123s. El texto se lee en el Oficio de Lectura del jueves de la VIª Semana del Tiempo Ordinario.
Cfr Juan Pablo II, Discurso, Roma 17-III-2001. El Papa se dirigía a los participantes en el Encuentro sobre la Novo millennio ineunte promovido por la Prelatura del Opus Dei. Texto en L’Osservatore Romano, 18-III-2001.
272 Msb ||| santas Msb add] || humanas] humanas, Msb Txm || aconsejé] aconsejé, Msb Txm
Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81. Casi el mismo apunte se lee también en Plática sin título (Oración), San Sebastián 22-V-1938; guión nº 100. —Emplea San Josemaría en ambos guiones el símil de Santa Teresa [vid texto citado en com/92 nt 55b] con expresiones de Teresa de Lisieux, que escribe en la Carta 143, a Celina: «Dice santa Teresa que es necesario alimentar el amor. Cuando estamos en tinieblas, en sequedades, la leña no se encuentra a nuestro alcance; pero ¿no tendremos que echar en él al menos unas pajitas? Jesús es lo bastante poderoso para alimentar él solo el fuego; sin embargo, le gusta vernos echar en él algo que lo alimente. Es éste un detalle que le agrada, y entonces arroja él al fuego mucha leña. A él nosotras no le vemos, pero sentimos la fuerza del calor del amor» (MEC 5, 1996, pg 479).
Audi, filia, cap 75; BAC 302, 1970, pg 747, lín 7729-31.
273 Msb ||| lejos Msb add] aquí Msb del || obras.] seq —¿Te atreverás aún [aún Msb add] a decirme que estás solo? Msb
36b Carta de Josemaría Escrivá a Alejandro de la Sota, Burgos 5-III-1938; EF 380305-1.
Carta de Josemaría Escrivá a Enrique Alonso-Martínez, Burgos 8-IV-1938; EF 380408-1.
Carta de Josemaría Escrivá a los de Burgos, Ávila 11-VIII-1938; EF 380811-1. En Ávila estaba preparando la predicación de los EjEsp que iba a dar en Vitoria y en Vergara.
Carta de Josemaría Escrivá a Eduardo Alastrué, Burgos 5-XI-1938; EF 381105-1.
Retiro espiritual, Meditación «Espíritu de sacrificio», Salamanca 25-I-1938; guión nº 93.
EjEsp, Plática «Espíritu de alegría», Vitoria 25-VIII-1938; guión nº 94.
274 Msb ||| Central—,] Central— Msb Txm || dijo...] dijo..., Msb
Retiro espiritual, Plática «Vida sobrenatural», Salamanca 25-I-1938; guión nº 91.
EjEsp, Plática «Espíritu de alegría», Vitoria 25-VIII-1938; guión nº 94.
Epistula 22, 16, a Eustoquio (PL 22, 412); BAC 219, 1962, pg 172. Jerónimo exhorta a la joven Eustoquio a tener un santo orgullo por la llamada que Dios le ha hecho a la virginidad y a que no envidie a las casadas.
Audi, filia, cap 29; BAC 302, 1970, pg 626, lín 2867-70. El subrayado es nuestro.
Expresión usual en el mundo académico y universitario para designar a la que por aquellos años se llamaba «Universidad Central de Madrid», la única que concedía entonces el título de Doctor y a la que debían, por tanto, acudir los Licenciados de las demás Universidades de España que deseaban doctorarse. Ése era uno de los motivos por los que el Autor de C se encontraba en Madrid. Esta Universidad es la que hoy se llama «Universidad Complutense». Las traducciones inglesa, alemana, italiana, francesa y brasileña ponen una nota de pie de página para explicar lo que decimos. La traducción polaca dice «dobry student uniwersitetu» sin indicar nombre alguno. Trad. catalana: «bon estudiant universitari». Trad. gallega: «bo estudiante na Universidade».
Notas de una tertulia, Madrid 24-X-1972; AGP, sec A, leg 51.
47b «Pepe Romeo aprobó en la Escuela de Arquitectura» (Carta de Josemaría Escrivá a Isidoro Zorzano, Madrid 3-III-1931; EF-310303-1).
275 Msb ||| hombres] praec los Msb del || hombres] hombres, Msb Txm || humanamente... Y] humanamente..., y Msb
276 Msb
Cuaderno VIII dpdo, nº 1438, 22-XII-1937. Sobre la abreviatura D.O.g. (Deo omnis gloria) vid p/780 y com/11. Ese mismo día 22, después, escribió notas de las que proceden los p/932 y 438.
277 Msb ||| «Al levantar Msb add] «Levanta uno Msb del || microscopio C] microscopio, Msb add Txm] microscopio y Msb del || la Cruz negra Txm C] la cruz negra Msb add | una cruz negra Msb del || Cruz sin Crucificado Msb add] cruz sin crucificado Msb del || significación] significación, Msb Txm || demás Msb add] otros Msb del
48b El 3 de mayo se celebraba entonces en la Iglesia universal la Invención de la Santa Cruz, que ahora se celebra “en algunos lugares”.
48c Carta de Josemaría Escrivá a Juan Jiménez Vargas, Burgos 2-V-1938; EF 380502-6.
Carta de Juan Jiménez Vargas a los de Burgos, Masía Dornaque 4-V-1938; AGP, sec N-2, leg 148, carp B, exp 1. Años más tarde Josemaría Escrivá escribió: «No levantes jamás una cruz sólo para recordar que unos han matado a otros. Sería el estandarte del diablo. —La Cruz de Cristo es callar, perdonar y rezar por unos y por otros, para que todos alcancen la paz» (Via Crucis, 8ª Estación, 3). —Jiménez Vargas fechó su carta en «Hornaque» y así apareció en las primeras ediciones. Me escribe el Prof. Jesús Sancho (Carta, Teruel 20 de junio de 2003): «Lo oiría de los labriegos del lugar, cuya fonética no suele ser muy cultivada. Pero es Dornaque, D por H: así está escrito en la casa forestal de los ingenieros que hay allí, un rincón característico de la zona de Albarracín: una combinación magnífica de rocas y pinos que se entremezclan en gozosa armonía bellísima».
278 Apínt Cem33/270 Cec/30.3-Ceb/116
Futuros puntos de C transcritos ese día: 97, 278, 412, 844, 181, 793.