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Capítulo
Punto 545
Comunión de los Santos · Punto 545

Vivid una particular Comunión
de los Santos:
y cada uno sentirá,
a la hora
de la lucha interior,
lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza
de no estar solo.
 

Comentario

 

Como antes dije, el tema adquiere en la vida de San Josemaría una fuerza grande especialmente en los meses que pasó encerrado por las circunstancias de la guerra en la Legación de Honduras en Madrid.

Durante aquel tiempo predicaba a los que le acompañaban:

«Por la Comunión de los Santos, nunca podemos sentirnos solos, pues constantemente nos llegan alientos espirituales de las cárceles, de las trincheras, de dondequiera se encuentre alguno de vuestros hermanos» [1].

Dentro de la gran «communio» que es la Iglesia, San Josemaría sabe que hay muchas moradas: en la Iglesia peregrinante lo mismo que en la Iglesia que ya está en el Cielo («en casa de mi Padre hay muchas moradas», Jn 14, 2).

En este punto invita al lector a vivir «una particular Comunión de los Santos». Cada uno la interpretará a su modo, en su contexto: la que llamamos precisamente Iglesia particular (o local), la parroquia, una comunidad religiosa, una asociación de fieles, etc

San Josemaría, cuando redacta este punto 545, tiene ante sí el «pusillus grex» del Opus Dei –un pequeño número de personas- que entonces se estaba forjando y ahora es una Prelatura personal.. En una de aquellas cuartillas a velógrafo que cada mes enviaba desde Burgos a los jóvenes que trataba apostólicamente y que estaban en los frentes de guerra, les decía:

«Vivamos una particular comunión de los santos; y cada uno sentirá a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora de la pelea con las armas, la alegría y la fuerza de no estar solo» [2].

Es interesante el cambio redaccional. Lo que en «Noticias» era «la pelea con las armas» pasa a ser en la «gaitica», que mira al futuro, «el trabajo profesional». La comunión, la realidad profunda de la Iglesia, no es para San Josemaría algo reservado para templos y conventos, sino para ser vivido y expresado en la vida civil y secular.

El tema de «Noticias» estaba muy vivo y se refleja en sus cartas de aquellos días. A un estudiante mallorquín le escribía:

«Unete, con tu oración, con tus sacrificios, con todo tu vivir, a nuestros trabajos. Es preciso que sintamos una particular comunión de los Santos, con todos los que componen nuestra familia sobrenatural» [3].

Para Galicia salían estas letras a un estudiante de Arquitectura:

«Necesito tu ayuda: que ni el más pequeño de tus malos ratos sea estéril: ofrécelo por la Obra. Que tu oración y tu vida toda –con una particular Comunión de los Santos– participe de la oración y del vivir de los nuestros» [4].

Y esta otra para Emiliano Amann:

«Yo cada día me acuerdo de ti, y te mando otras cartas... ¡Bendita Comunión de los Santos! En nuestro camino, hijo mío, entra vivir esa unión de familia sobrenatural, que hace que participemos unos de las oraciones, sacrificios y trabajos de los otros» [5].

San Josemaría consideraba a todos los que trataba apostólicamente, fueran o no del Opus Dei –es ése el clima que se refleja en estas cartas–, como si lo fueran: en todos veía realizarse, por la fidelidad en el trabajo cristianamente asumido, la comunión con Cristo que es la Iglesia.



[1] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras en Madrid, «La Comunión de los Santos», 8-IV-1937, pg 30; III.

[2] «Noticias», Burgos, marzo 1938; AGP, sec A, leg 3, carp 3; la cursiva es mía. Vid P. Casciaro, Soñad, 11ª ed, 1999, pg 155.

[3] Carta de San Josemaría Escrivá a Bartolomé Rotger, Burgos 5-III-1938; EF 380305-2.

Bartolomé Rotger Castaño (1915-1980), nacido en Palma de Mallorca, estudiante de Arquitectura, conoció a San Josemaría en 1935, al frecuentar la residencia DYA, de la calle de Ferraz. Durante la guerra mantuvo una frecuente relación epistolar, una vez llegado el Fundador del Opus Dei a Burgos.

En enero de 1941, ingresó en los Jerónimos del Parral. A los pocos años, pasó a la Cartuja, siendo ordenado sacerdote en 1946. Fue Prior de la Cartuja de Miraflores de Burgos y, luego, de la de Tiana (Barcelona), donde falleció. Consultar sobre este particular el comentario al punto 805.

[4] Carta de San Josemaría Escrivá a Alejandro de la Sota, Burgos 5-III-1938; EF 380305-1.

Alejandro de la Sota Martínez (1913-1996), Arquitecto, conoció a San Josemaría en 1935, en la Residencia de Ferraz. Durante la guerra, se intercambiaron frecuente correspondencia, presentándose en alguna ocasión en Burgos; finalizada la contienda, mantuvo contacto con el Fundador del Opus Dei en Madrid.

[5] Carta de San Josemaría Escrivá a Emiliano Amann, Burgos 5-III-1938; EF 380306-1.