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Capítulo
Punto 584
Fe · Punto 584

Enciende tu fe.
—No es Cristo
una figura que pasó. No es un recuerdo que se pierde en la historia.
¡Vive!:
«Jesus Christus
heri et hodie:
ipse et in saecula!» —dice San Pablo— ¡Jesucristo ayer y hoy
y siempre!

 

Comentario

 

San Josemaría escribió este punto sobre una octavilla blanca, con trazos y pluma suaves. Hay diversos testimonios precedentes en los guiones de predicación:

«–Vida de fe... –¡Jesucristo... vive! –Dios no se ha cortado las manos: es el de siempre. Iesus Christus heri... (Heb XIII, 8)» [1].

«Avivar la Fe: no es Cristo una entelequia...; si no, perdemos el tiempo» [2].

La doctrina de la «contemporaneidad» de Cristo a cada generación humana, que el Autor de Camino expresaba de este modo, es clave en su comprensión de la vida cristiana. Ha podido hablarse, arrancando de este punto, de «un cristocentrismo acentuado y singular» en San Josemaría Escrivá [3]. Pero no sólo en el orden intelectual; su experiencia le decía que la asimilación vital de este mensaje era «articulus stantis et cadentis vitae christianae», como puede verse en este texto, escrito tres años antes:

«Metamos a Cristo en nuestros corazones y en los corazones de los chicos. ¡Lástima!: frecuentan los sacramentos, llevan una conducta limpia, estudian, pero... la Fe muerta. Jesús –no lo dicen con la boca, lo dicen con la falta de vibración de su proceder–, Jesús vivió hace XX siglos... –¿Vivió? Iesus Christus heri, et hodie: ipse et in saecula; Jesucristo el mismo que ayer es hoy; y lo será por los siglos (Hebr. XIII, 8).

Jesucristo vive, con carne como la mía, pero gloriosa; con corazón de carne como el mío. Scio enim quod Redemptor meus vivit, sé que mi Redentor vive (Iob XIX, 25). Mi Redentor, mi Amigo, mi Padre, mi Rey, mi Dios, mi Amor, ¡vive! Se preocupa de mí. Me quiere más que la bendita mujer –mi madre– que me trajo a este mundo... Es bastante: que saquen los chicos las consecuencias prácticas. ¡Cuántas veces esta consideración, tan sencilla y trillada, ha sido el origen de un devorador incendio de Fe y de Amor, en más de un corazón varonil» [4].



[1] Ejercicios Espirituales, «Plática preparatoria», Vergara 4-IX-1938; guión nº 97.

[2] Ejercicios Espirituales, Meditación «Resurrección», Vitoria 25-VIII-1938; guión nº 115.

[3] Así decía Joseph Ratzinger (que pocos años después fue elegido Papa con el nombre de Benedicto XVI):

«Se puede, pues, hablar, en relación con el Beato Josemaría Escrivá, de un cristocentrismo acentuado y singular, en el que la contemplación de la vida terrena de Jesús y la contemplación de su presencia viva en la Eucaristía conducen al descubrimiento de Dios y a la iluminación, a partir de Dios, de las circunstancias del vivir cotidiano»

El cardenal Ratzinger -futuro Benedicto XVI- el 19 de mayo de 1992, durante la celebración de la Eucastía en honor de Josemaría Escrivá, que había sido beatificado dos días antes.

(Joseph Ratzinger, «Mensaje inaugural», en Santidad y mundo, pgs 30s). Cfr A. Aranda, ‘El bullir de la sangre de Cristo’. Estudios sobre el cristocentrismo del beato Josemaría Escrivá, Rialp, Madrid 2000.

[4] Instrucción, 9-I-1935, nº 248s; la cursiva es del original.