Menú
Capítulo
Punto 642
Discreción · Punto 642

Discreción es... delicadeza.

—¿No sientes una inquietud,
un malestar íntimo, cuando los asuntos —nobles y corrientes— de tu familia
salen
del calor del hogar
a la indiferencia
o a la curiosidad
de la plaza pública?

Comentario

Texto escrito tal vez por San Josemaría en la Legación de Honduras, sobre una octavilla también con dorso en blanco.

Parece una continuación redaccional del punto anterior. San Josemaría está «definiendo» la discreción. Discreción es «naturalidad», discreción es «delicadeza»... En todo caso, este nuevo punto parece tener como fondo la continuación del pasaje de la predicación en la Legación de Honduras antes citado:

«¿Qué le importan a nadie nuestras interioridades? Esto no es secretear, no es ocultar ningún misterio. Es sencillamente no descubrir la intimidad de nuestra familia –de nuestra familia sobrenatural– delante de quien no tiene por qué conocerla. ¿Por qué han de saltar a la calle, a los ojos de todos, esos detalles que sólo nosotros podemos estimar? Nuestra discreción consiste en no exponer a la luz pública las cosas de familia, y ha de vivirse sin levantar curiosidad alguna» [1].

El fondo es experiencia y criterio de San Josemaría muy anteriores. Discreción es naturalidad. Ahora, discreción es delicadeza.

Otro rasgo, procedente de la comprensión de la Iglesia como Familia de Dios. La analogía de la familia cristiana como «iglesia doméstica» es muy importante para comprender el horizonte del apostolado de San Josemaría Escrivá: entendía el Opus Dei naciente en el seno de la Iglesia como una pequeña familia, llena de respeto a las demás instituciones, pero con su «intimidad». El desarrollo institucional del Opus Dei, desde aquellos inicios hasta el actual desarrollo (Prelatura personal, expansión apostólica, etc.), comporta necesariamente una eclesialidad jurídica y una dimensión pública de la acción apostólica y pastoral, pero la discreción de que aquí se habla, como categoría espiritual y teológica, pertenece al núcleo permanente de la existencia secular cristiana.



[1]Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, «Sillares», 27-VII-1937, pg 237; XXXVIII.