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Capítulo
Punto 743
Postrimerías · Punto 743

 Me hablas de morir «heroicamente».

—¿No crees que es
más «heroico»
morir inadvertido
en una buena cama, como un burgués..., pero de mal de Amor?

Comentario

San Josemaría ayudando a bien morir a gitano agonizante. Venancio Blanco, Catedral de la Almudena, Madrid

Lo que San Josemaría expresa en este punto era una antigua idea suya, que escribió en repetidas ocasiones.

La había expresado detenidamente en 1935 en un documento dirigido a los fieles del Opus Dei:

«Pues, mira: yo digo, en la presencia de Dios, a esos hijos míos encendidos en el Amor de Cristo, que sueñan –por ejemplo– con ir a país de misiones y morir en martirio cruel: seguid soñando: será lo que Jesús quiera.

Pero, sabed que agradáis más a nuestro Señor –y encajáis más en el espíritu de la Obra– cuando os abandonáis en sus brazos paternales, y estáis dispuestos a morir en vuestro lecho, como unos buenos burgueses... pero en tránsito de Amor» [1].

El citado texto de la Instrucción se prolonga en una carta San Josemaría escrita en Madrid, quince días después de salir de la Legación de Honduras, en la que desarrolla de nuevo el tema del «burgués» y el «mal de Amor»:

«Una noticia atrasada: me han dicho –a mí y en mi cara– repetidas veces que a mi hermano Josemaría [2] le encontraron colgado de un árbol, en la Moncloa, según unos; otros, en la calle de Ferraz [3]. Hay quien identificó el cadáver. Otra versión de su muerte: que lo fusilaron [4].

Suponed la cara del abuelo, ante tamañas noticias. Verdaderamente sería de envidiar, para un loco como mi hermano, un final así con el aditamento de la fosa común. ¡Qué más habría deseado el pobre, cuando se vio moribundo, en la habitación lujosa de un sanatorio caro! [5]. Digo mal: esta manera de fenecer (normal, sin ruidos, ni espectáculo), como un cochino burgués [6], está en mejor acuerdo con su vida, su Obra y su camino. Morir así –¡oh, Don Manuel! [7]–, ... pero loco, de mal de Amor» [8].

El pensamiento que expresa San Josemaría entra, a mi parecer, en relación dialéctica con el «clima»de la contienda civil en la que estaba sumida España –«me hablas de morir ‘heroicamente’»– y da lugar a este punto de Camino y ya antes a la carta circular que había enviado enenero de 1938, donde se encuentra, en mi opinión, el punto de partida de este texto.

Decía así en la carta circular:

«G) [...] no está dentro de nuestro camino morir jóvenes, con aparato heroico, de un balazo; sino viejos, y en una buena cama: de Amor de Dios, pero como burgueses...» [9].

«Mal de Amor». El texto de este punto 743 guarda una estrecha relación con punto 568: ambos puntos se refieren al «morir de amor», que reaparece en el punto 901.

San Josemaría se distanció muy pronto de esa terminología, al profundizar en su significado. Léase en este sentido el comentario al punto 568.

La expresión «como un burgués» tiene, como tantas otras expresiones de Camino, un sentido paradójico. Se denomina «burgués», según el Diccionario de la Real Academia Españoña –y especialmente en los años en los que se escribió Camino- como la persona perteneciente a las clases medias o acomodadas, e incluso ricas, en contraposición al «proletario».

Con esta expresión San Josemaría alude a la apariencia externa de la actividad de un hombre o una mujer pertenecientes a esas «clases medias o acomodadas», con una apariencia y un tenor de vida que están en vivo contraste con el sentido de la mortificación y de dedicación a los demás que se expresa por todas partes en Camino.

Por esa razón escribe «morir como un burgués», pero «de mal de Amor». San Josemaría usó de manera crecientedurante los años posteriores a la publicación de Camino las expresiones «aburguesarse» y «aburguesamiento», para designar las distintas formas de relajación del espíritu de mortificación y de servicio en el seguimiento de Cristo [10].

«Morir de amor» es una expresión usada por diversos santos [11]. La originalidad de San Josemaría consiste en que ese morir de amor tenga lugar, como vemos, muriendo «como un burgués», lo que da a la expresión «morir de amor» un contenido paradójico –tan frecuente en el libro–, que subraya intensamente el mensaje.

Vid a este propósito el comentario al punto 568.



[1] Instrucción, 9-I-1935, nº 304s.

[2] El propio San Josemaría, que se autodenomina también «el abuelo».

[3] Alusión a los rumores que corrieron de que San Josemaría había sido asesinado en los primeros días de la guerra civil. Oí comentar a San Josemaría –al referirse alguna vez a este suceso– que siempre rezó por esa persona, a la que no conocía.

[4] La madre de San Josemaría conocía este falso rumor de la muerte de su hijo desde agosto de 1936. Por eso escribe que se trata de «una noticia atrasada». Es posible que San Josemaría no supìera nada de este rumor hasta su salida de la Legación de Honduras, un año después.

[5] Alusión al periodo en el que San Josemaria estuvo refugiado, simulando padecer una enfermedad mental, en el Sanatorio psiquiátrico del Dr. Ángel Suils, en Ciudad Lineal (Madrid).

[6] «cochino burgués»: era expresión típica del lenguaje de comunistas y anarquistas en aquellos años.

[7] Dios Nuestro Señor.

[8] Carta de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 18-IX-1937; EF 370918-1.

[9] Carta circular de San Josemaría Escrivá a todos los fieles del Opus Dei, Burgos 9-I-1938; EF 380109-1.

―Este espíritu de San Josemaría –cuya «heroicidad» era «antiheroica»– se refleja bien en estas palabras de Bonifacia González, una teresiana que le trató mucho:

«El abandono en las manos de Dios -escribía- no le llevaba [a San Josemaría], sin embargo, a la imprudencia o al deseo lícito de confesar la fe con el martirio. Recuerdo que en estas circunstancias tan difíciles [antes de la guerra civil, en el clima de persecución religiosa que le precedía] un día me dijo: 'El Padre Poveda pide mártires y yo pido morir en brazos de los míos sin dar mucho la lata'. Cuando supe cómo falleció pensé enseguida que el Señor había escuchado su oración»

(Bonifacia González, Testimonio, Santander 4-V-1981; AGP, sec A, leg 100-26, carp 3, exp 7).

Bonifacia González (1896-1989), de la Institución Teresiana, conoció a San Josemaría en 1932, en la Casa de enfermas que la Institución tenía en la Ciudad Lineal de Madrid. El Fundador del Opus Dei acudía a esa casa para oír confesiones a petición del Fundador de la Institución Teresiana, su amigo San Pedro Poveda.

[10] Escribe San Josemaría en el punto 936 de Forja:

«¡No te me aburgueses, porque –si estás aburguesado– estorbas, te conviertes en un peso muerto para el apostolado, y sobre todo en un motivo de dolor para el Corazón de Cristo!»

Y en el punto 158 de Surco:

«Has notado con más fuerza la urgencia, la «idea fija» de ser santo; y has acudido a la lucha cotidiana sin vacilaciones, persuadido de que has de cortar valientemente cualquier síntoma de aburguesamiento»

Vid también Surco, puntos 12, 206 y 716; Forja, puntos 89 y 900; Amigos de Dios, 129-130.

[11] Concretamente por Santa Teresita:

«Madre querida, ahora me parece que nada me impide ya volar, pues no tengo ya grandes deseos, a no ser el de amar hasta morir de amor...»

(Manuscrito C pg 7v; MEC 5, 1996, pg 281).