Menú
Capítulo
Punto 794
Proselitismo · Punto 794

 Sembrar.
—Salió el sembrador...
Siembra a voleo,
alma de apóstol.

—El viento de la gracia arrastrará tu semilla
si el surco donde cayó
no es digno...

Siembra,
y está cierto
de que la simiente arraigará
y dará su fruto.

Comentario

Millet, El sembrador

Texto procedente del Cuaderno VI de Apuntes íntimos, nº 1030, fechado en 7-VII-1933 [1].

En este punto 794 San Josemaría evoca una parábola de Jesús. Ya en las cuartillas tiradas a velógrafo se leía en vez de «toda la simiente» como estaba escrito en el Cuaderno, sencillamente «la simiente», sin duda por mayor fidelidad al texto bíblico.

En la parábola de Jesús la semilla «que no prende» es la sembrada junto al camino. Las otras «prenden» con distinta fortuna. Se diría que San Josemaría, al contemplar la potencia de la Palabra de Dios, que no regresa sin fruto, introduce un desarrollo: no sólo están las aves del cielo, que pueden comer la que cayó junto al camino, sino «el viento de la gracia», que puede arrastrarla, desde cualquier surco, a tierra buena...

El horizonte de este punto de Camino en el que habla de la «siembra a voleo» es el que señala la expresión de San Josemaría «de cien almas nos interesan cien» [2].

Por lo demás, el mensaje del punto es una exhortación a sembrar incansablemente, aunque no se vean los frutos. Para eso está el viento de la gracia.

El punto siguiente 795, al filo de la misma parábola, San Josemaría aborda una cuestión diversa: la semilla no ha arraigado; pero ¿se puede decir que el apóstol la ha sembrado realmente? ¿Se ha dado, de manera evangélica y convincente, un verdadero testimonio apostólico?

Sobre «sembrar a voleo», leer el punto 834.



[1] Futuros puntos de Camino transcritos ese díaSan Josemaría: 794, 400, 190, 840, 709, 684, 598, 926.

[2] Escribe San Josemaría:

«Por esto precisamente, he predicado siempre que nos interesan todas las almas –de cien, las cien–, sin discriminaciones de ningún género, con la certeza de que Jesucristo nos ha redimido a todos, y quiere emplearnos a unos pocos, a pesar de nuestra nulidad personal, para que demos a conocer esta salvación» (Amigos de Dios, 9).