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Capítulo
Punto 886
Vida de infancia · Punto 886

 Cuando
un alma de niño
hace presentes al Señor sus deseos de indulto, debe estar segura
de que verá pronto cumplidos esos deseos: Jesús arrancará
del alma
la cola inmunda,
que arrastra por
sus miserias pasadas; quitará el peso muerto, resto de todas
las impurezas,
que le hace pegarse
al suelo; echará lejos del niño todo el lastre terreno de su corazón para que suba
hasta la Majestad
de Dios,
a fundirse
en la llamarada viva
de Amor, que es Él.

Comentario

Punto procedente del Cuaderno V de Apuntes íntimos, nº 495, que San Josemaría fechó el 21-XII-1931. El tenor literal del texto del Cuaderno es idéntico al de Camino, con algunas variantes de puntuación.

Nótese la expresión que emplea San Josemaría para designar a Dios: «llamarada viva de Amor». En ella resuena la mística «llama de amor viva» de San Juan de la Cruz.

El tema del indulto reaparece en el Cuaderno de San Josemaría unos días después:

«Yo quiero que Jesús me indulte... del todo» [1].

El contexto metafórico de este punto 886 –aunque San Josemaría no lo nombra– es el vuelo del ave hasta las alturas, que ya ha aparecido en otros lugares (confrontarlo con el punto 7) y que es un tema clásico en la espiritualidad cristiana.

El punto guarda interna relación con el punto 991, escrito por San Josemaría en la época de Burgos, que prolonga esta consideración. Vid también Forja, 39.



[1] Cuaderno V, nº 517, 28-XII-1931. La experiencia que narra parece indicar que ese día le concedió el Señor, por medio de la Virgen, el cumplimiento de esos deseos.