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Capítulo
Punto 927
Llamamiento · Punto 927

 Orad los unos
por los otros.
—¿Que aquél flaquea?...
—¿Que el otro?...
Seguid orando,
sin perder la paz. —¿Que se van?
¿Que se pierden?...
¡El Señor os tiene contados
desde la eternidad!
 

En una fría noche en el campamento de Sebaste, cuarenta jóvenes cristianos de unos veinte años, pertenecientes a la legión XII, conocida como Fulminata, fueron condenados por el emperador Licinio a morir por congelación a causa de su fe.

A pesar de esto, estos cuarenta jóvenes soldados afirmaron que ningún tormento les apartaría de su religión fe en Cristo.

Escribía San Josemaría sobre ellos:

“Aquellos soldados fueron sumergidos, por cristianos, en una piscina de agua helada.

A punto de morir, rezaban: cuarenta hemos entrado en la batalla, cuarenta coronas te pedimos.

Uno de ellos se salió del agua y, entonces, el Espíritu Santo movió a uno de los perseguidores, que se metió allí para ocupar su puesto y ser testigo de Jesucristo.

Pues nosotros hemos de comportarnos igual con nuestros hermanos”

 

 

Comentario

Este es el primero de las cuatro consideraciones que San Josemaría escribió el 10-III-1933. Se encuentran en el Cuaderno VI de sus Apuntes íntimos, nº 946 [1]

Es evidente que esta consideración surgió en el alma de San Josemaría al meditar en la fiesta que se celebraba aquel día: «Día de los Cuarenta Santos Mártires», así encabeza el texto [2].

Los cuarenta mártires de Sebaste

San Josemaría siempre tuvo mucha devoción a los cuarenta mártires de Sebaste, por la expresión profunda de comunión y ayuda mutua en la fe que se prestaban unos a otros con el testimonio de su fidelidad.



[1] Son: 927, 888, 76, 358.

[2] El 10 de marzo se celebraba, hasta la última reforma litúrgica, la memoria de los «Cuarenta Santos Mártires».