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Capítulo
Punto 968
El apostolado · Punto 968

 Gozosamente
te bendigo, hijo,
por esa fe
en tu misión de apóstol que te llevó a escribir:
«No cabe duda:
el porvenir es seguro, quizá
a pesar de nosotros.
Pero es menester que seamos una sola cosa
con la Cabeza
—‘ut omnes unum sint!’—, por la oración
y por el sacrificio».
 

Comentario

Camino, en lengua francesa

En el comentario al punto 825 se explica también la génesis de este punto 968.. Se trata de una carta que relataba el encuentro que tuvieron Álvaro del Portillo y Eduardo Alastrué, el domingo día 4-XII-1938 con San Josemaría, en el Hotel Sabadell.

Álvaro y Eduardo estaban en la Academia de Ingenieros de Fuentes Blancas. He aquí el trozo que nos interesa:

«No cabe duda, el porvenir es seguro, quizá a pesar de nosotros. Luego, esta época es de gestación. Vamos a ver si dejamos a Mariano [1] con alguno más en la tarea de favorecer y apresurar la futura expansión de vida. Y, claro, para esto ya no hace falta estar a su lado; es decir, sí hace falta, pero en espíritu, uniendo a su oración y a su sacrificio el nuestro» [2].

Es interesante el comentario que hace Juan Jiménez Vargas sobre este punto:

«Esto (el punto 968) es de alguna de las cartas escritas al Padre durante la guerra. Posiblemente es una carta mía –o posiblemente no–, pero no puedo concretar más. Todos nosotros teníamos muy clara la idea de la unión con el Padre. Y el que lo escribiera quiso dar a entender que ése era el espíritu que vivíamos, aunque uno personalmente se sintiese con grandes fallos» [3].

San Josemaría continúa con el tema de la unidad: unión con la Cabeza. . El origen de este punto 968 es, como vemos, la realidad del Opus Dei y la necesidad de la unidad de todos sus miembros con el que Dios había puesto al frente; pero San Josemaría lo redacta y traslada a la «catolicidad» de los lectores, de manera que la Cabeza abarque las diversas formas de capitalidad que se dan en la Iglesia de Dios.

La oración de Jesús por la unidad señala dónde está la capitalidad fontal: en Cristo mismo.



[1]Así denominaban a San Josemaría en aquel tiempo de conflicto en el que la correspondencia estaba sometida a la censura.

[2] Carta de Eduardo Alastrué a Enrique Alonso-Martínez, Burgos 5-XII-1938; AGP, sec N-2, leg 146, carp D, exp 2.

[3] Relato del 77, pg 19.