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Capítulo
Punto 979
El apostolado · Punto 979

 Es condición humana tener en poco lo que poco cuesta. —Ésa es la razón de que te aconseje el «apostolado de no dar».
Nunca dejes de cobrar lo que sea equitativo y razonable por el ejercicio de tu profesión, si tu profesión es el instrumento de tu apostolado.
 

Comentario

Este punto refleja una antigua experiencia de San Josemaría Al comenzar el Cuaderno II de Apuntes íntimos –que es el primero de los que se conservan– y dirigiéndose a las mujeres del Opus Dei, se refería a algo que hay que proporcionar a la gente –decía– «casi gratuitamente», y añadía:

«pero nunca gratis, ¡nada de balde!» [1].

La expresión «apostolado de no dar» la usaba ya en 1931 [2]. Nada tiene que ver, innecesario decirlo, con falta de generosidad, insensibilidad ante las necesidades del prójimo, etc.

Con esta expresión San Josemaría designa cuestiones muy concretas: por una parte, presenta la entrega a Dios en las obras apostólicas con todas sus exigencias, para que nadie pudiera venir para «aprovecharse» (vid punto 915): tienen que venir –solía decir– «a perder»: dando y dándose.

Por otra parte San Josemaría anima a que las personas que promueven obras de carácter social en servicio de los más necesitados, se las ingenien para que los propios beneficiarios colaboren «dando» de alguna manera, en el sentido del texto de Apuntes íntimos que se acaba de citar.

Con esto deseaba fomentar la «autoestima» de los interesados, a la vez que tenía en cuenta una realidad de la que trataría en sus predicaciones. Se lee esto en en uno de sus guiones de predicación para los sacerdotes de Vitoria:

«Condición humana: tener en poco lo que poco cuesta» [3].

Había advertidoque en las empresas de caridad con los pobres que llevaban mucha instituciones católicas de su tiempo –sobre todo en las ámbito de la enseñanza– de ordinario no se procedía así: todo lo que se ofrecía a las perosonas necesitadas resultaba gratis y eso hacía que muchas veces la «oferta» no tuviera el debido aprecio por parte de los que la recibían.

Luz Rodríguez-Casanova, Fundadora de las Damas Apostólicas y del Patronato de Enfermos –del que Sanfue Capellán hasta 1931–, que hacía una inmensa labor entre los pobres de Madrid, hacía lo contrario en sus escuelas [4]. Alló vio San Josemaría puesto en práctica el «apostolado de no dar», que siempre redunda en provecho espiritual de las personas, que valoran lo que se les «da». En un documento de 1933, que se conserva mecanografiado [5], anotó a mano, a pie de página, a propósito del «apostolado de no dar»:

«¿Qué es el apostolado de no dar?

Respuesta: el apostolado de dar con sentido común».


[1] Cuaderno II, nº 10, 11-III-1930.

[2] Vid Cuaderno III, nº 196, 29-IV-1931.

[3] Ejercicios Espirituales, Meditación «La Encarnación del Señor», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 90.

[4] Al menos en sus comienzos, hacia el año 1902. Era «la guerra del suburbio», como la llama un biógrafo de doña Luz, que escribe: «'Si pongo la escuela gratuita –pensó [Luz]–, la gente no la va a valorar'. Así que decidió montar escuelas semigratuitas. Las de la Asociación [de Señoras Católicas] estaban obligadas por estatuto a no cobrar nada. Luz cobraría menos que las de los protestantes de pago [que pagaban cinco pesetas]: una peseta, o una cincuenta al mes, con lo que apreciarían más la enseñanza» (Pedro Miguel Lamet, 'Porque tuve hambre...' Luz R. Casanova (1873-1949), Sal Terrae, Santander 1995, pg 57. Vid todo el cap 4. «El prodigio de las escuelas»).

[5] Documento titulado «Academia», pg 4; AGP, sec A, leg 50-2, carp 7, exp 6.