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Capítulo
Punto 130
Santa Pureza · Punto 130

 Quítame, Jesús,
esa corteza roñosa de podredumbre sensual que recubre
mi corazón,
para que sienta y siga con facilidad
los toques del Paráclito
en mi alma.

Comentario

Texto procedente del Cuaderno V de Apuntes íntimos de San Josemaría , nº 769, 7-VII-1932 [1], que en su redacción completa dice así:

«Que Jesús nos quite esa corteza, esa costra roñosa de podredumbre sensual, que recubre nuestro corazón, para que sintamos y sigamos con docilidad los toques del Paracleto en nuestra alma. Madre Inmaculada, San José –Padre y Señor–, interceded: para que seamos instrumentos, y no obstáculos».

Es interesante notar que en el paso del Cuaderno al libro se ha dado esta vez el fenómeno inverso al habitual: redactado en forma «colectiva» e indirecta en el Cuaderno, pasa a ser oración personalísima en el punto de Camino [2].

La concepción de la pureza propia de San Josemaría es siempre eminentemente positiva: la pureza es «una afirmación gozosa», dijo y escribió muchas veces [3]: una «corona triunfal» (punto 123).

La pureza no se explica a sí misma, sino desde el Amor (p/119) y finalizada en el apostolado (p/129) y en la apertura a la acción del Espíritu Santo (punto 130).



[1] Va precedido del futuro punto 817.

[2] Ibáñez Langlois considera que la prosa sapiencial de Camino tiene en este punto un momento prototípico de «la energía de su penetración verbal, de su capacidad de herir para curar» (J. M. IBAÑEZ Langlois, Josemaría Escrivá como escritor, (2002), pg 8).

[3] Vid Forja, 92; Conversaciones, 121; Amigos de Dios, 177, 182, 189; Es Cristo que pasa, 5: «La pureza es consecuencia del amor con el que hemos entregado al Señor el alma y el cuerpo, las potencias y los sentidos. No es negación, es afirmación gozosa».