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Capítulo
Punto 470
Los medios · Punto 470

Pero... ¿y los medios?

—Son los mismos
de Pedro y de Pablo,
de Domingo
y Francisco,
de Ignacio y Javier:
el Crucifijo
y el Evangelio...

—¿Acaso te parecen pequeños?

Comentario

Este punto primero refleja una historia muy documentada: un diálogo de San Josemaría con un joven investigador al que había presentado el panorama apostólico del Opus Dei. Se llamaba Manuel Valdés y sería con el paso del tiempo Catedrático de Patología Médica [1].

La primera entrevista con Valdés había sido el 9 de octubre, como escribe San Josemaría en el Cuaderno VI, nº 1058, anotación de 11-X-1933:

«Antes de ayer hablé con Valdés, amigo de José Mª Barredo. Espero».

La entrevista en la que se forja el punto de Camino tuvo lugar unos días después, el 20 de octubre. Disponemos de un relato de aquella entrevista escrito por José María González Barredo [2], que acompañó a San Josemaría a visitar a Valdés, enfermo de anginas muy potentes:

«El Padre, si no recuerdo mal, se puso a la cabecera de la cama y yo me puse a los pies de la cama. El Padre empezó a hablarle de la Obra, y yo entonces me fui retirando un poco hacia la puerta, con la intención de despedirme de él para dejarle solo con el Padre. Pero Manuel, cuando se dio cuenta de que me iba a marchar, hizo un esfuerzo para decirme: José, no te vayas, con lo que quedó casi incapacitado para hablar. Me quedé y el Padre siguió hablándole. Entonces, como él no podía hablar, tomó un papel y escribió: Pero... ¿y los medios? El Padre, en el mismo papel, sin pararse a pensarlo le contestó escribiendo también: Son los mismos de Pedro y de Pablo, de Domingo y Francisco, de Ignacio y Xavier, el crucifijo y el Evangelio. ¿Acaso te parecen pequeños? Éste es el origen del punto 470 de Camino».

Al día siguiente, San Josemaría refleja en su Cuaderno (nº 1066, 21-X-1933) este nuevo encuentro:

«José Mª G. Barredo me ha presentado a Manolo Valdés, médico, pensionado en Alemania. Buen chico, ¡ojalá le conceda el Señor la gracia de la vocación! Valdés ve la O. y la siente, pero me preguntaba anoche: «¿y los medios?» Hoy, cuando le encomendaba en la Sta. Misa, me hizo ver mi Padre que debo mandarle nuestros medios, y, por José María, le enviaré con unas letras un Crucifijo y el Santo Evangelio. Veremos» [3].

Efectivamente, así lo hizo, acompañando ambos objetos con una tarjeta [4], en la que se lee:

«José María Escrivá y Albás quedará muy agradecido a Manolo Valdés, si, como recuerdo de nuestras entrevistas y de nuestra amistad, acepta esos medios –«pero, ¿y los medios?»– que son los únicos para el Fin, y que tan buenos resultados dieron a Pedro y Pablo ... y a Domingo y Francisco ... y a Ignacio y Xavier. Encomiéndeme y reciba mi bendición. Madrid – 21 – oct – 933».

La tarjeta, antes de echarla al correo, sirvió a San Josemaría como «cuartilla», pues en el Cuaderno –dos o tres párrafos más abajo, siempre en 21 de octubre– transcribe cinco futuros puntos de Camino [5], el cuarto de los cuales (nº 1068) es ya el que procede de la tarjeta, formulado ahora en su definitivo tenor literal, que pasará al punto de Camino.

Como se ve, el punto de arranque del capítulo deja situado de manera inequívoca el tema de «los medios» para llevar adelante la misión cristiana en el mundo.

San Josemaría va a lo radical; en los otros cuatro puntos que siguen, saca la consecuencia y relativiza de la manera más completa los «medios materiales».



[1] Manuel Valdés Ruiz (1910), nació en Madrid. Catedrático de Medicina de la Universidad en Salamanca, y después en Valencia. Era amigo de José María González Barredo y por medio de él conoció al Fundador del Opus Dei. Después de la guerra el trato se hizo más esporádico y ocasional.

[2] José María González Barredo, Testimonio, Nueva York 25-V-1976; AGP, sec A, leg 100-26, carp 1, exp 13, pgs 4-5.

[3] La cursiva es del original.

[4] Fotocopia en el AGP.

[5] Son: 795, 271, 59, 470, 434.