"Tenía unos 14 años -cuenta Koff- cuando leí Camino por primera vez. Entonces tenía muchos sueños y un gran afán de aventuras y... ¡todavía lo sigo teniendo!
Este primer punto de Camino se me quedó profundamente marcado; especialmente, esas frases: “Sé útil. Deja poso.”; “Enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.”.
Entonces era un joven apasionado. Ahora, a mis 51 años, he visto muchas cosas de la vida y he comprobado, gracias a los errores y los fracasos, que las cosas no son tan fáciles como uno pensaba en un primer momento.
Por ejemplo: llevo desde hace una década intentando sacar adelante un colegio que, por fin, tras muchos esfuerzos, está a punto de comenzar. Y ahora me ilusiona sacar adelante una universidad. Al principio pueden parecer empeños imposibles. Pero luego, en la oración, se descubre que todo es posible con la ayuda de Dios.
Me pasa lo mismo con mis defectos. ¡Llevo tantos años batallando con ellos! Pero las enseñanzas de Camino me impulsan a seguir luchando cada día con un nuevo afán.
Han pasado muchos años desde que leí Camino, por primera vez, y siempre que releeo este primer punto me sigue impresionando"