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Capítulo
Punto 333
Estudio · Punto 333

 Estudio.
—Obediencia:
«non multa, sed multum».

Plinio el Joven: «Multum legendum esse non multa»: hay que leer mucho, no muchas cosas
Comentario

Texto escrito en el Cuaderno VI, nº 1015, 26-V-1933, que pasa al segundo cuadernillo a velógrafo:

«Para nuestros jóvenes: estudio, obediencia: non multa, sed multum».

«Non multa, sed multum». Es ésta la forma recepta de un lema muy difundido en la antigüedad griega y latina. El mensaje de la tradición es claro: una verdadera cultura debe basarse más sobre la calidad y la profundidad que sobre la cantidad y la dispersa pluralidad de los temas.

El lema se encuentra ya testimoniado en Plinio el Joven: «Multum legendum esse non multa» (Ep. 7, 9), hay que leer mucho, no muchas cosas, y en Quintiliano (Inst., X, 1, 59) [1].

El lema mantiene su vigencia hasta los tiempos modernos: Schopenhauer quiso que se pusiera en la cabecera de sus obras [2].

En síntesis: hay que tener un plan de estudio –esto es lo que propone San Josemaría – bien contrastado, no disperso –‘non multa’– sino concentrado y vivido con intensidad: 'sed multum'. Seguir ese plan personal de estudio, sin dispersión, supone para un cristiano una auténtica obediencia a la voluntad de Dios [3].



José María González Barredo

A propósito de este punto, el Catedrático de Física González Barredo, que empezaba a tratar a San Josemaría en aquel año 1933, cuenta una anécdota de entonces, que –escribe– le parece estar en el origen redaccional de este punto. Se refiere a un periodista católico que promovía círculos de formación.

«Me invitó una vez a hablar sobre Campoamor, poeta asturiano [4]. La razón de invitarme a mí era simplemente ésa: que yo era asturiano, aunque no fuese hombre de letras sino de ciencias. Lo comenté con el Padre y me dijo que era un disparate. ¿Cómo iba a dar un estudiante de ciencias una conferencia sobre Campoamor? Entonces comentó –en esta ocasión y en muchas otras– el 'non multa, sed multum': que es necesario concentrarse en lo que se está haciendo y no dedicarse a otros campos, mucho menos dedicarse a dar conferencias sobre temas en los que no se tiene suficiente base» [5].



[1] Vid Renzo Tosi, Dizionario delle Sentenze latine e greche, Biblioteca Universale Rizzoli, 13ª ed, Milano 2000, nº 386.

[2] «En todos los volúmenes de las obras completas de Arthur Schopenhauer figura en la primera página la inscripción: ‘Non multa’ por expreso deseo del autor. Creía fundamental decir sólo aquello que era necesario. En un manuscrito de 1853, dice: ‘Si yo conociera en vida una edición de mis obras completas, la divisa del título principal debería ser: Non multa’. La primera edición se publicó, sin embargo, tras su muerte, y apareció completamente en 1877 (hecha por Julius Frauenstädt). Las ediciones hoy al uso, que perfeccionan aquélla, que sin embargo había tenido la aprobación del autor, son las de Arthur Hübscher (Arthur Schopenhauer, Sämtliche Werke, Wiesbaden, Brokhaus, 1966, Anastatischer Neudruck der 2. Aufl.) y la llamada Zürcher Ausgabe, Zürich: Diogenes, 1977, que sigue esencialmente a la anterior» (Carta de Rafael Alvira a Pedro Rodríguez, Pamplona 18-VI-2001). Parece que lo entendía como crítica a Hegel, que había escrito: multa, non multum...

[3] Sobre el modo de proceder en la lectura espiritual A. Petit, Sacerdos rite institutus, IV, 1938, pg 79, propone a los sacerdotes estas preguntas: «8: An est mihi familiare adagium non multa, sed multum? 9: An mihi mos est non multos libros perfunctorie legere, sed paucos accurate, ut divinae illustrationi et inspirationi aditus pateat?».

[4] Don Ramón de Campoamor (1817-1901), nacido en Navia (Asturias), muy famoso en vida, en realidad poeta mediocre y desaliñado.

[5] José María González Barredo, Testimonio, Nueva York 25-V-1976; AGP, sec A, leg 100-26, carp 1, exp 13.

—José María González Barredo (1906-1993) nació en Colunga (Asturias). Catedrático de Físicoquímica, conoció al Autor en el Patronato de Enfermos, hacia 1930, cuando ya ejercía de catedrático en Linares (Jaén). El 11 de febrero de 1933 se incorporó al Opus Dei. Durante la guerra coincidió con el Fundador del Opus Dei en los refugios de la Clínica del Dr. Suils y en la Legación de Honduras. Catedrático de Universidad, vivió muchos años en los Estados Unidos.