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Capítulo
Punto 20
Carácter · Punto 20

 Chocas con el carácter de aquel o del otro...

Necesariamente ha de ser así: no eres moneda de cinco duros
que a todos gusta.

Además, sin esos choques
que se producen al tratar al prójimo,
¿cómo irías perdiendo las puntas, aristas
y salientes —imperfecciones, defectos— de tu genio para adquirir la forma reglada, bruñida
y reciamente suave
de la caridad,
de la perfección?

Si tu carácter y los caracteres de quienes contigo conviven
fueran dulzones
y tiernos
como merengues
no te santificarías.
 

Comentario

Texto del Cuaderno VI, nº 1008, escrito por San Josemaría el día 15-V-1933. Idéntico al original con sólo diferencias de puntuación. La división en tres párrafos se introduce en Consideraciones Espirituales.

Tal vez gravite en la redacción de este punto el recuerdo de don Elías Ger Puyuelo, profesor de Instituciones Canónicas en el Seminario de Zaragoza.

San Josemaría tuvo siempre una alta estima por este sacerdote, prudente y gran conocedor de las almas, y don Elías también estimó mucho a su alumno. En un momento de contradicción para el futuro Autor de Camino, el profesor contó en plena clase esta «parábola»:



Canela en rama

«Había una vez un comerciante que compraba canela en rama, y luego la pasaba por un molino de bolas muy bueno, que la convertía en polvo finísimo. Tenía un inconveniente, y es que cada vez que se estropeaba una de las bolas tenía que pedir ex professo el recambio a una fábrica de Alemania.

Hasta que un día se le gastaron todas las bolas y, cansado de tener que esperar a que llegaran de aquel país, se fue al lecho de un río, y tomó tres cantos rodados, duros como el pedernal, de tamaño más o menos parecido a las bolas originales. Los metió en el molino, y empezó a darles vueltas y vueltas... Al cabo de quince días, estaban pulidos y redondos como las bolas alemanas, y molían la canela perfectamente. (...)

De esta misma manera hace Dios Nuestro Señor con las almas a las que quiere. ¿Me entiendes, Escrivá?, concluyó don Elías» [1].

Canela molida

«Moneda de cinco duros». Alusión a una nueva moneda de plata, de 25 pesetas, muy celebrada en los años veinte.

camino 20A

Fotografía de San Josemaría -en el centro de la imagen- durante sus años de seminarista en Zaragoza



[1] Palabras de un relato de San Josemaría conocido por testimonios de Miguel Ángel Monge (Madrid, 3-IV-1978; AGP, sec A, leg 100-36, carp 2, exp 1), Álvaro Fontes (Sidney, 15 a 28-VIII-1976; AGP, sec A, leg 100-21, carp 3, exp 4) y Luis Felipe Gómez Caballero (Gaztelueta, 4-VIII-1975; AGP, sec A, leg 100-25, carp 3, exp 12); también en AGP, sec P, leg 1, 1986, pg 444s.

Este lance se encuentra también en J. EchevarRIa, Memoria del Beato Josemaría Escrivá, 2000, pgs 74s, donde las palabras de don Elías aparecen en relación con el incidente relatado en com/88.

En la portada de un sobre en el que San Josemaría guardaba las Pláticas para sacerdotes que predicó en Vergara, septiembre 1938, se encuentra esta anotación: «Las piedras de moler canela» (AGP, sec A, leg 50-4, carp 1, exp 2). Y en un guión apunta: «Mortificación pasiva: piedras de moler canela» (Ejercicios Espirituales, Plática «Espíritu de mortificación y penitencia», Vitoria 24-VIII-1938; guión nº 117). Se ve que la anécdota tuvo impacto en su alma.