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Cómo se hizo
Madrid y Valencia: la edición príncipe de Camino

Madrid y Valencia: la edición príncipe

Pedro Rodríguez

San Josemaría volvió a Madrid el 28 de marzo de 1939. Isidoro Zorzano y su Diario son la fuente principal para fijar los primeros pasos del Autor de C en la capital de España: fue –dice– el primer sacerdote que entró en la capital . Enseguida se reunió con su madre y con los de la Obra que estaban en Madrid. Antes de encontrarse, Zorzano, por su cuenta, había ido con un amigo, ese mismo día 28, a ver qué quedaba de la casa de Ferraz 16:


«Está completamente desmantelada, sin escaleras, barandillas ni entarimado, se conserva únicamente un trecho de barandilla de la escalera de servicio, por único adorno quedan dos faroles, el de la puerta y el del vestíbulo, el primero está intacto. Entre los papelotes y suciedad del suelo encontramos un ejemplar íntegro de las Consideraciones» .

Josemaría Escrivá fue al día siguiente a tomar posesión de la Rectoral de Santa Isabel. Allí se instaló con su madre y hermanos y con los que confluían desde los diversos frentes y destinos militares. Botella continuaba destinado en Burgos. Casciaro corría la suerte del Gabinete de Cifra de Orgaz, que terminó llevándole a Valencia. Albareda seguía de Profesor en Vitoria. En Santa Isabel estaban Álvaro del Portillo, Juan Jiménez Vargas, José María González Barredo y Miguel Fisac. E iban llegando unos y otros: miembros de la Obra, antiguos residentes de Ferraz, amigos, etc. Zorzano escribe el día 10 de abril:

«Esta mañana se ha dado ya por terminado el trasiego de muebles y se procede con toda solemnidad a la apertura del famoso Baúl (con mayúscula, porque contiene todos los papeles del Padre); el Padre nos hace la historia del mismo […] Pasamos toda la tarde escudriñando papeles y viendo fotografías antiguas de la primera época; desfilaron las de Somoano, Luis Gordon, de Luchana y Ferraz.

El Padre estaba encantado por haber encontrado una serie de apuntes y notas que creía perdidos» .
Era el reencuentro de San Josemaría y los suyos con toda la documentación histórica del Opus Dei –de la que nos estamos sirviendo en nuestro trabajo–, concretamente con los Cuadernos de Apínt.

1. Cambio de nombre: Camino

Todos alternaban sus tareas militares con los trabajos para acondicionar la Rectoral, cuyo estado era lamentable, y con los encargos que les hacía San Josemaría. Fisac, como hemos visto, ya había estado metido con Casciaro en la reflexión sobre el diseño de C. Él se encargaría de realizar, finalmente, la famosa cubierta de los «nueves». Así lo hace constar Zorzano en el Diario:


«Paco se marchó a mediodía rumbo a Burgos con el firme propósito de hacernos una visita todos los domingos. Fisac se ha dedicado a confeccionar una artística portada para las nuevas Consideraciones que se van a editar» .


La primera noticia sobre nuestro libro que encontramos en Madrid conecta, pues, exactamente en el punto en que lo dejamos en Burgos: la cubierta. Nótese de paso que el título del libro es todavía Consideraciones, el segundo título que tuvo el proyecto. Es el 21 de abril. En los días siguientes van llegando libros y papeles de todas partes y la gente se ocupa en ordenar y clasificar . Pero Fisac dedica todo el tiempo que puede a encargos que le va haciendo el Autor de C. La sustancia de su testimonio es ésta :


«Llegado a Madrid, Fisac contactó con Zorzano y se fue a la casa de doña Dolores, la madre del Fundador. Estando allí llegó éste, con la consiguiente alegría de todos. Enseguida se instalaron en la casa del Rector del Patronato de Santa Isabel. Allí había, o se habilitó, una especie de mesa o tablero de dibujo, donde empezó a hacer cosas de diverso tipo que le encargaba el Autor de C. Una de las primeras fue precisamente la portada de este libro, que venía ya escrito y preparado desde Burgos» .


No debió ser tarea fácil dar con un diseño que respondiera a lo que «quería» el Autor y a lo que «veía» el joven estudiante de arquitectura. En todo caso, el 13 de mayo le vemos de nuevo sobre la mesa de dibujo:
«Fisac está dibujando la portada para el libro de ‘Consideraciones’ del Padre, que se titulará ahora Camino» .


El libro ha cambiado de título. Ésta es la noticia: ahora se llama ya Camino y por primera vez aparece in scriptis el nombre con el que se haría famoso. Es el momento de detenerse para saber cuanto podamos acerca del cambio de nombre. Es evidente que tiene lugar entre estas dos fechas: 21 de abril y 13 de mayo. Me inclino a pensar que la decisión del Autor, o al menos, la comunicación a Fisac, que hacía la cubierta, y a los demás, no sería muy anterior al 13 de mayo. Más todavía: pienso que Zorzano la escribió en el Diario en cuanto la supo. ¡Era la noticia! No lo era que Fisac estuviese con la cubierta: esto ya era cosa sabida y constaba en el Diario del día 21 pasado. La noticia era el cambio de nombre, que llevaba consigo que Miguel se pusiera de nuevo al tablero para dar forma definitiva al diseño. ¿Cómo se forjó el cambio? En realidad, sabemos poco sobre el tema y ya lo hemos entrevisto. Pero eso, aunque sea poco, debemos exponerlo por su orden.


Hay que partir del manuscrito original, que se acaba el 2 de febrero y el día 11 se entrega a Mons. Lauzurica para el prólogo. En ese breve espacio de tiempo, como sabemos, el libro pasó de llamarse Consideraciones Espirituales a llamarse, sencillamente, Consideraciones. Así consta en las dos versiones mecanográficas de la hoja primera del manuscrito, que se conservan , ambas con la dedicatoria a Manolo Aparici. Con este último título se entrega el manuscrito a Mons. Lauzurica.En los dos casos, la hoja 2, con las palabras del Autor al lector, permanecía intocada.


Cuando fue retirada la segunda hoja nº 1 –al decidir el Autor el nombre Camino y que el libro no llevara dedicatoria–, para sustituirla, no se hizo una tercera versión con el nuevo título, sino que escribió la nueva palabra –Camino– en lo alto de la hoja 2, de manera simétrica a la hoja retirada y sin cambiar la numeración ni el resto de la página con las palabras al lector . Por eso, en el manuscrito que se conserva no hay hoja nº 1. A modo de primera página, pero sin numerar, está el texto mecanográfico del Prólogo de Lauzurica. Si, a pesar de todo, conocemos las dos versiones anteriores, es gracias a la costumbre del Autor de no tirar ni romper los papeles, sino aprovecharlos para poder escribir por la otra cara .


A mi parecer, el Autor daba vueltas al título del libro desde que decidió ampliarlo hasta 999 puntos. Era en realidad un libro nuevo. Pero, entre los posibles nombres, ninguno se imponía y, por otra parte, el título anterior definía perfectamente, por su género, el contenido del libro. De la documentación se deduce que fue, escrito ya el libro con el título Consideraciones Espirituales, cuando el Autor aborda de manera directa la posibilidad de un cambio en el nombre. Aquellos días en que Vargas y Vallespín están con el Autor en Burgos, mientras éste termina de mecanografiar el original, se prestaban a que San Josemaría les comunicara sus pensamientos. Tal vez allí se «considerara» ya que el libro se podría llamar simplemente Consideraciones. En todo caso, me parece que, como he dicho, esta decisión se relaciona con la visita que el Autor, acompañado por Jiménez Vargas, hizo a Pedro Casciaro, en Calatayud, el domingo 5 de febrero. Llevaba el manuscrito del libro para que Pedro preparara la cubierta. Lógicamente debieron conversar sobre el tema y Casciaro –por lo que veremos después– pudo sugerir al Autor prescindir de la palabra espirituales en el título del libro, para abreviar, o incluso buscar un título más breve. Mi hipótesis es que el Autor en aquella conversación se decide por lo primero. En todo caso, es lo que lleva a la práctica, como hemos visto. Pedro, en consecuencia, podría trabajar la cubierta sobre esa base.


Digo esto porque, estudiando las fuentes documentales, llama la atención que, con toda naturalidad, Pedro Casciaro pidiera al Autor, autógrafa, la palabra Consideraciones para ponerla como título en la cubierta.

Lo sorprendente no es que la pidiera escrita de su puño y letra, sino que la pidiera, sin más: porque implicaba un cambio en el título. El Autor, que se resistió al principio –por el personalismo que podía haber en que el título fuera autógrafo, dice Botella–, envió a continuación, sin la menor reserva, la palabra solicitada. Esto sólo se explica porque la palabra que pide Casciaro (en carta de 13 de febrero) es la que el Autor ya había escogido como nuevo título. Casciaro bajo ningún concepto lo habría hecho por su cuenta. Por eso situamos la decisión del Autor en la conversación en Calatayud de 5 de febrero.


Pero el Autor seguía pensando. El proyecto de cubierta fue visto y comentado con los Obispos de Vitoria y Tortosa, que hicieron –dice Botella con humor– «elogios episcopales». También pudo comentarse el título... Pero esto son meras suposiciones. Debemos volver a la Rectoral de Santa Isabel para saber algo más:
«Cuenta Miguel Fisac que un día el Padre les dijo en conversación –a los tres o cuatro que allí se encontraban: Isidoro Zorzano, Juan Jiménez Vargas, quizá Paco Botella y él– que había que editar en seguida el libro de Consideraciones, pero que ya no se llamaría así, sino con otro nombre más breve. Les dijo dos o tres posibles nombres en que venía pensando –es una pena, pero Fisac sólo recuerda el de Camino– y les preguntó qué les parecía. Era muy de su estilo. No recuerda Fisac qué dijeron ellos, si es que dijeron algo, pero el Padre dijo finalmente que sería Camino el nombre del libro. A él –a Fisac– le gustó, también porque era más corto y facilitaba la portada, en la que ya estaba trabajando» .
Para la génesis «externa» del título del libro disponemos de un último documento que, a la luz de lo que venimos diciendo, se comprende perfectamente. Botella, al regresar a Burgos después de uno de sus fines de semana madrileños, escribe a Casciaro contándole las noticias de la capital. Le habla, claro está, de la marcha del libro que uno y otro han vivido tan de cerca y, en lo que a nosotros interesa, dice:


«El libro de Mariano ya no se llama Consideraciones. Hemos seguido tu idea, artista, y como la palabra Camino tiene menos letras, y más elegantes, se ha decidido sustituya a la anterior. El papel va a resultar también muy económico» .

Casciaro y Botella estaban perfectamente en autos del tema de la cubierta y de la búsqueda –que hemos relatado– de un título más breve para el libro, en la que insistía Casciaro desde Calatayud. «Tu idea»: por la redacción podría entenderse que «la idea» de Casciaro era que el libro se llamase Camino. Ya sabemos que la idea de Casciaro era que el título fuera breve, una palabra, y lo había conseguido: Consideraciones. Camino, el título que el Autor finalmente decide, responde aún más a la idea del «artista»: «menos letras, y más elegantes», dice Botella. Interesante: ya no se habla de que el título sea autógrafo .


¿Por qué eligió el Autor ese título para su libro? ¿Qué mensaje tiene esta palabra –Camino– en el título de esta obra? . Esto ya es entrar en otro terreno. Pocas palabras de tanta entraña bíblica, evangélica, con tanto sabor a primitiva cristiandad. A partir de la segunda edición, el libro saldrá siempre precedido del verso de San Juan (14, 13): «Yo soy el Camino», y de una lámina con la figura de Cristo, que en las primeras ediciones es el Cristo con la Cruz a cuestas de El Greco: «Cruz, trabajos, tribulaciones: los tendrás mientras vivas. –Por ese camino fue Cristo, y no es el discípulo más que el Maestro» (p/699). La lámina y el verso son la esencial hermenéutica del título.


Pero hay más en este título tan breve. Pocos días después de que el Autor diera el nuevo nombre al libro, escribía dirigiéndose a Álvaro del Portillo, que seguía en Cigales (Valladolid):
«Saxum ¡qué blanco veo el camino –largo– que te queda por recorrer! Blanco y lleno, como campo cuajado. ¡Bendita fecundidad de apóstol, más hermosa que todas las hermosuras de la tierra! Saxum!» .


En aquel radical marco cristológico del «Camino», entra esta segunda aproximación al tema. El Camino que es Cristo se hace para cada uno llamamiento personal, vocación que señala un camino que tiene sus dimensiones y características propias. Es el camino personal del cristiano, del apóstol de Cristo, lleno de una fecundidad que en la pluma del Autor se expresa en prosa poética: «más hermosa que todas las hermosuras de la tierra». Álvaro del Portillo sería el sucesor de San Josemaría al frente del Opus Dei.


En junio de 1939 –cuatro meses antes de estar en las librerías– el Autor escribió una carta circular (manuscrita) para acompañar a «Noticias» de ese mes:
« + Pronto tendremos casa..., si empujáis con vuestra oración y vuestros sacrificios y vuestros deseos de coger los libros. Mientras, no me perdáis vuestra bendita fraternidad: vividla cada día más, y manifestadla con vuestra colaboración en este afán común de rehacer nuestro hogar. Que pronto nos veamos reunidos, junto al Jesús de nuestro Sagrario. Josemaría» .

La cuartilla acaba con esta postdata:
«P.D. ‘Tu desidia, tu dejadez, tu gandulería son cobardía y comodidad –te lo arguye de continuo la conciencia–, pero no son camino’.


(Del libro ‘Camino’, en prensa, con prólogo del Excmo. y Revmo. Sr. Obispo de Vitoria)».
Estamos ante la primera «publicidad» del libro. El «anuncio» lo hace el propio Autor, que elige el que será p/348. Quiere sacudir a esa juventud que ha dejado las armas y ha perdido el hábito del estudio. Pero, al elegir este punto para presentar el libro a los «chicos», me parece que el Autor les brinda, a la vez, la interpretación existencial del título del libro. En el camino o modo de seguimiento de Cristo que propone, ocupa un lugar central el trabajo, con sus exigencias humanas, como las que destaca en el «anuncio». O la alegría, «parte integrante de tu camino» (p/665). De ahí que el libro, desde su punto primero, proponga como panorama de la existencia cristiana en el mundo «encender todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón». Esta idea de «camino» como seguimiento de Cristo con características concretas y objetivas para cada persona –«tu camino»–, que es fruto de una vocación, de una llamada divina personal, aparece por todas partes en el libro y lo vertebra . De ahí la alegría del Autor ante aquel cartelón del que hablaremos después: «Cada caminante siga su camino»...
El Autor comienza enseguida las gestiones de edición. Tiene urgencia en poner en la calle este instrumento que estima importante para la expansión del mensaje que Dios le había hecho entender el 2 de octubre de 1928. El 31 de mayo, de madrugada, San Josemaría salió para Burgos en coche. Le acompañaban su hermano Santiago y Vicente Rodríguez Casado, que se quedaba en Valladolid, donde seguía destinado. Regresó bien entrada la noche, trayéndose a Botella. Zorzano en el Diario escribió el día antes que el objeto del viaje era «ver si consigue editar Camino en las mejores condiciones posibles» . Botella en carta a Albareda lo explica algo más:


«Se me presentó el miércoles una ocasión magnífica de ir en tres horas y media a nuestro caserón de Madrid […] El libro de Mariano va a salir enseguida.

Sánchez Bella se encarga de imprimirlo en su imprenta, y el coste será mínimo. También el papel –éste fue el objeto del viaje a Burgos– va a resultar muy económico» .
Se trataba de obtener la preceptiva asignación gubernamental de las resmas de papel necesarias para la edición. Tal vez sea éste el momento de aludir a otra reflexión del Autor, que comunicaba con los que le acompañaban, aunque no se refleja excesivamente en cartas y diarios. Me refiero a la cuestión del formato y tamaño del libro. Una cosa tenía clara y era punto de partida: el libro no tendría el clásico aspecto de los libros de espiritualidad en la época con las tapas negras y los cantos rojos o dorados. Aparecería con un diseño «civil». Todo el «debate» que hemos presenciado acerca de la cubierta tiene este trasfondo. Lo que sopesaba el Autor era si el libro debía ser de pequeño tamaño –para que lo pudieran llevar en el bolsillo de las camisas o de las guerreras, incluso en los frentes– o de un formato de mayores dimensiones, que diera prestancia al libro y a su contenido. De ahí que las advertencias a Casciaro sobre la cubierta tuvieran siempre esta reserva: «depende del tamaño que se elija» . En esa elección gravitaban, sin duda, los posibles recursos económicos, que en la época de Burgos se pensaba sufragar con los atrasos del sueldo de Rector de Santa Isabel, si es que los concedían. Mi impresión es que el Autor, mientras estaba en Burgos –es decir, cuando pensaba en imprimir el libro durante la guerra– tenía la idea de hacer una edición de formato pequeño, para su utilización en los frentes, como he dicho. Pero el proyecto de edición en la fase de Burgos nunca dio pasos operativos y San Josemaría, mientras encargaba a Casciaro las gestiones, lo que tenía delante era el final de la guerra, que se veía inmediato, sobre todo después de la caída de Barcelona (26 de enero de 1939). Aparte de que era muy difícil conseguir papel y, además, no tenía el dinero, pues lo de Santa Isabel se dilataba ad kalendas graecas .


Al finalizar la contienda y situarse de nuevo en Madrid, el Autor da al libro su nombre definitivo y se decide por el formato grande, sobre todo al encontrar facilidades gracias a la buena disposición de José Lorente, Subsecretario entonces de Interior, para autorizar el papel adecuado a la edición, y, sobre todo, a su amistad con los Sánchez Bella, que tenían una tipografía en Valencia y se encargarían de la edición del libro.


Ante el buen resultado de su gestión en Burgos, el Autor pone inmediatamente a trabajar a los «chicos»: había que hacer, ahora de verdad, el índice de conceptos que asustaba tanto a Botella. La noche del 31 de mayo volvía el Autor a Madrid y a la mañana siguiente abordaron ya la tarea:
«Entre todos se confeccionan los índices de Camino, que se dará en breve a la imprenta» .
Pudieron empezar donde habían terminado en los intentos de Burgos. El Autor se había traído el manuscrito original y todos los papeles: las «gaiticas», etc. . El propio Botella no salía de su asombro al ver la eficacia del nuevo equipo y, al volver a Burgos, escribe a Casciaro:


«Ayer por la tarde estuvimos [en Madrid] casi toda la tarde ocupados en la confección de un índice para las «gaiticas». Va a resultar francamente bien. Quería el abuelo que ultimáramos pronto eso, porque el día 5 de este mes tiene que estar [el abuelo] en Valencia. Seguramente saldrá para allá el 3 ó el 4. Quizá venga [a Madrid] Sánchez Bella por él y se vayan en coche. Hace unos días pasó por casa Sánchez Bella y puntualizó todos estos detalles. Como os he dicho, va a facilitar la impresión del libro de Mariano»26.

2. Los trabajos de edición en Valencia

Debieron terminar el trabajo, bajo la batuta del Autor, en un par de días. El día 4 llegó en coche Rafael Calvo con algún otro y el Autor salió en efecto para Valencia el lunes 5 de junio, después de almorzar, llevando el manuscrito . Iba a emprender una intensa labor apostólica entre los universitarios de Valencia. La noche de ese día comenzó a predicar EjEsp a un nutrido grupo de jóvenes –profesores y estudiantes– en el Colegio Mayor Beato Juan de Ribera, en Burjasot (Valencia), una prestigiosa institución de la vida cultural valenciana28b. Al llegar a la casona de Burjasot se topó con el indicador a que antes he aludido, en el que se leía: Cada caminante siga su camino. Le sorprendió. Los que le acompañaban se disculparon: era un resto, todavía no retirado, de la ocupación del edificio por el ejército republicano . «Dejadlo –les dijo–. Me gusta» . Allí se quedó para que lo consideraran todos. Después se ha sabido que probablemente era obra de Antonio Machado . El tema del cartel –cuentan los quehicieron el retiro– le sirvió de continua referencia durante la predicación : Cristo es el Camino de todos y en Cristo cada uno tiene su vocación personal, su camino, y había que seguirlo. Era el tema del manuscrito que llevaba en la cartera... Ese mismo día C entraba en la imprenta. Al día siguiente, 6 de junio, el Autor escribe a los de Madrid:


«El libro está en la imprenta, con el folleto . Creo que la impresión será muy buena» .
En Valencia estuvo del 5 al 17 de junio. Las gestiones para la edición tenían lugar desde Burjasot, mientras predicaba. Uno de los asistentes recordaba, años después,
«las muchas reuniones que tenía con algunos ejercitantes y con otras personas que venían todos los días de fuera, y que al fin supimos que se referían a la edición que se estaba preparando de un libro que ya había publicado antes de la guerra civil, pero que ahora quería editar por primera vez –ampliándolo mucho– con el nombre de Camino. […] Las personas que más se reunían con él, para tratar de esa edición eran –si no recuerdo mal– Rafael Calvo Serer, Alfredo Sánchez Bella, Amadeo Fuenmayor, [José Manuel] Casas, Antonio Huerta, y algún otro que yo no conocía» .


Rafael Calvo anota el 16 de junio:


«Alfredo, que hace las gestiones para editar Camino, lleva al Padre las primeras pruebas. Se dispone de buen papel»

Al día siguiente Casciaro escribía a los que estaban en Olot:


«Esta mañana, después de la Misa, el desayuno hablando de la impresión del libro. Todos están en muy buen plan y valen mucho intelectualmente. El libro es un hecho; ya hemos concretado formato y número de volúmenes: diez mil» .


Es éste el momento de subrayar la actuación tan generosa que tuvo en toda la operación don Hipólito Sánchez, el padre de los Sánchez Bella. Tenía una pequeña empresa tipográfica, de tipo familiar, «Intertype composición mecánica», muy prestigiosa en Valencia. En su imprenta, por la mediación de su hijo Alfredo, se hicieron las diversas pruebas y ensayos de composición del libro –que cobró a precios reducidísimos– hasta dar con el formato definitivo. Entonces el propio don Hipólito señaló, como imprenta más adecuada para la composición definitiva, «La Semana Gráfica», donde efectivamente se compuso . Pero volvamos a la noticia de Calvo.


Su alusión a las «primeras pruebas» inicia todo un conjunto de informaciones sobre la impresión del libro, sumamente prolijas y, sobre todo, no siempre fáciles de entender por provenir con frecuencia de personas que no dominan el peculiar lenguaje de los tipógrafos . Tendremos que interpretarlas buscando la coherencia de unas con otras. Es claro que estas «primeras pruebas» de las que habla Calvo Serer, no son las galeradas o «primeras pruebas» de un libro, que se corrigen para pasar a «segundas pruebas». Son unos ensayos compuestos en «Intertype», con diferentes tipos de letra y de caja, para que el Autor se sitúe, elija y dé indicaciones más precisas . El propio Calvo nos da más noticias al día siguiente, a la vez que cambia de terminología:

«Se dispone nueva forma del libro, para evitar quede como un folleto» .


Se deduce con claridad lo que ha ocurrido: el Autor, a partir de aquella prueba, había dado instrucciones sobre el formato, la caja, el tipo de letra, etc. La «forma» que vio el Autor tenía el texto apretado y las líneas cortas, lo que no daría prestancia al libro, que parecería un folleto . Lo que se quería, como sabemos, era un libro de buenas proporciones y de estilo no convencional. Esa misma tarde el Autor salió para Madrid , contento de cómo se planteaba la edición, aunque todavía tenía que hacerse esa nueva forma,otro nuevo ensayo.


El lunes 19 hay una llamada telefónica de Valencia. Francisco Botella, que se encontraba ese día en Madrid, es ahora nuestra fuente:
«Era Rafael [Calvo Serer], que lanzó una densa emisión de cuestiones a resolver. Supongo que hoy Mariano habrá contestado todo; las condiciones del libro le convencieron» .


El día 21 Zorzano en su Diario anota la llegada de Alfredo Sánchez Bella, que viene con la nueva forma de que hablaba Rafael Calvo y con su gran optimismo:
«Nos dice que Camino saldrá dentro de un mes» .


El Autor sale el 22 de junio para Vitoria –acompañado por Sánchez Bella hasta Burgos –, donde va a predicar EjEsp. Hace una nueva visita a Lorente para proponerle, ya en concreto, que autorice para la edición del libro unas resmas de excelente papel, incautado en Valencia por el Gobierno al ser ocupada la ciudad y cuya existencia conocía Sánchez Bella. Parece que el resultado de la gestión fue positivo . El Autor continuó su viaje a Vitoria y Sánchez Bella regresó a Madrid, y a continuación a Valencia, con el dictamen del Autor acerca de la nueva forma . En Valencia, ya en «La Semana Gráfica», comenzaron a trabajar inmediatamente y a gran velocidad. Mientras tanto, San Josemaría seguía en Vitoria, donde estuvo hasta el 13 de julio .


A la hora de seguir el proceso de impresión y edición del libro es importante el diálogo telefónico de 1º de julio. Francisco Botella llama a Valencia y redacta una nota de la conversación para entregar al Autor:


«Hemos hablado por teléfono con Valencia. Se ha puesto al aparato Alfredo [Sánchez Bella]. Noticias que da: [...] La prueba del libro quedará hoy corregida. Resulta en buenas condiciones, acoplándose a las directrices que se les dieron. Tiene cerca de 200 páginas. Estará para Santiago. De papel bueno no se pueden tirar más que 5.000 ejemplares, el resto se puede hacer en papel de clase inferior, a no ser que se espere a encontrar ocasión oportuna para mejorarlo. De momento, no hay más de la calidad primera. El coste no será superior al previsto: alrededor de 5.000 ptas. Los folletos de Santo Rosario están ultimados. Los tiene Alfredo» .


Pienso que lo que dice Botella es que ya están empezando a entregar desde la imprenta las «primeras pruebas» en sentido propio (galeradas) y que van a salir unas 200 páginas de texto. En Valencia ya las están corrigiendo. Así lo explica Casciaro, que ahora está allí con el Cuartel del General Orgaz:


«Alfredo ha empezado a corregir las pruebas del libro. Rafael [Calvo Serer] me ha dicho hoy que conviene que las revise yo también para que no se escapen erratas; él no puede hacerlo por la prescripción del médico de que no deje Burjasot y no altere el régimen» .
El día 11 Casciaro escribe al Autor para comunicarle que al final de esa semana el libro «estará ya ajustado y podré corregirlo conjuntamente con Rafael» . Si es técnicamente exacto lo que dice Casciaro, esto significa que Sánchez Bella ha corregido las primeras pruebas, que a continuación se han incorporado en la imprenta los errores y erratas descubiertos y que han pasado ya a «ajustar» el libro –y a paginarlo–: estas «segundas pruebas» son las que van a corregir Calvo y Casciaro.

Realizada esta operación, Fuenmayor va el 21 de julio a Madrid con las pruebas y Calvo, ese mismo día, anota con su peculiar terminología:
«Al tener las pruebas del 3er formato de Camino, Amadeo las lleva a Madrid, donde pasa unos días y se da la forma definitiva» .


En Madrid, cuando llega Fuenmayor, están en plena mudanza: dejan Santa Isabel y se trasladan a unos pisos de la calle Jenner, sede de la nueva Residencia de Estudiantes (la de Ferraz ha quedado por completo impracticable). El domingo 23 ya duermen todos en la nueva casa, pero no San Josemaría, que está desde el día 19 en Ávila con el Obispo de la Diócesis, don Santos Moro . El Prof. Fuenmayor se queda en Madrid esperando al Fundador del Opus Dei, que vuelve el día 25 y examina el paquete de pruebas corregidas.

Este tránsito del «3er formato» a la «forma definitiva» es el que ofrece más dificultades de interpretación. ¿Qué ocurrió? La carta de Sánchez Bella a San Josemaría, que trae consigo Fuenmayor, pone de manifiesto que lo que se espera del Autor no es una corrección de pruebas, sino la conformidad con el «formato», es decir con la estructura y paginación del libro. Sánchez Bella espera incluso una simple llamada telefónica, para pasar a imprimir . No fue así. Fuenmayor vuelve a Valencia el 29 de julio llevando no simplemente unas pruebas corregidas, sino instrucciones para la «forma definitiva» (el 4º formato, que diría Calvo), que implicaba pasar –manteniendo la composición– de las 200 páginas, más o menos, que tenía el «formato 3º», a las 336 del libro actual.


Fuenmayor, al regresar a Valencia, escribe al Autor –después de conversar detenidamente con Casciaro y Sánchez Bella– diciendo que el libro
«comenzará a imprimirse inmediatamente, aunque elevando el precio a 10 ptas., para salvar la edición, dados los gastos inútiles del formato corregido» .
Qué sean «forma», «formato», «prueba», «pruebas» en toda esta correspondencia no lo sabemos con certeza. Lo que sabemos es que todos estos cambios hicieron muy lento el trabajo, aparte de encarecerlo. El libro, que aseguraba Sánchez Bella iba a estar el día de Santiago, está todavía en 1º de agosto con la cuestión de los «formatos». En todo caso, parece que la edición ahora se encamina en línea correcta: se empezará a imprimir inmediatamente, dice Fuenmayor. También esto hay que entenderlo bien: quiere decir –me parece– que se iba a proceder primero a la preparación de la «forma definitiva», para lo que haría falta algún tiempo en la imprenta, nuevas pruebas y proceder a corregirlas . El 10 de agosto, finalmente, está a punto el nuevo «formato» y se hace la corrección de pruebas.

El propio Fuenmayor informa al Autor:
«Anteayer corregimos las pruebas del libro, que, por cierto, no tenía casi ninguna falta y que, al parecer, resultará estupendo de presentación» .


Pienso que el nuevo «formato» no implicaba «componer» de nuevo, sino, aprovechando las líneas compuestas, reestructurar la paginación, los blancos y la distribución del texto: es decir, «ajustar» de nuevo un texto que ya había sido corregido en «galeradas» (Sánchez Bella) y en «segundas pruebas» (Calvo Serer y Casciaro) y revisado en Madrid, posiblemente por el propio Autor. Por eso puede decir Fuenmayor que ahora, al corregir, apenas habían encontrado faltas. Pero esa nueva paginación tendrá que verla el Autor
Nuevo viaje a Madrid. El día 21 llegan, con Alfredo Sánchez Bella, estas «terceras pruebas», que Calvo llama «pruebas completas» :
«Han venido los valencianos Alfredo y Salvador [Senent]. Están muy satisfechos de la marcha de los asuntos en Valencia. Han traído las pruebas del libro Camino. Tal vez esté tirado a final de mes» .


Siempre el optimismo de Sánchez Bella. El libro saldrá en efecto a fin de mes, pero del mes siguiente... No obstante, tenía motivos para estar contento, pues estas pruebas eran ya prácticamente el libro. Son las únicas pruebas de todo este proceso que conocemos; ciertamente, en cantidad simbólica, gracias al expediente de censura gubernativa, que el propio Sánchez Bella debió gestionar con ocasión de su visita. Lleva la fecha (de entrada y de salida) de 24 de ese mismo mes de agosto . Lo que ahora nos interesa es que en el expediente están las cuatro primeras páginas de las pruebas de C: portada, página de créditos, página con el Prólogo de Lauzurica –que finalmente se llama «Introducción»– y página con las palabras del «prólogo» del Autor. Son efectivamente «segundas» o «terceras pruebas», prácticamente idénticas al texto definitivo. La más destacada diferencia con éste se encuentra en que la página de créditos no incluye todavía el imprimatur.


Sánchez Bella regresó a Valencia con las «pruebas completas» provistas del visto bueno del Autor. En «La Semana Gráfica» corrigieron y ajustaron definitivamente el texto, y los moldes fueron finalmente trasladados a los talleres de «Gráficas Turia», donde el libro se había de imprimir. Allí estaban depositados, ya desde el mes de julio, el papel y la cartulina para la edición.
Del 5 al 20 de septiembre Josemaría Escrivá, acompañado de Álvaro del Portillo, está otra vez en Valencia. Del 10 al 16 predica de nuevo EjEsp en Burjasot. El Autor gestionó entonces con don Antonio Rodilla, Vicario General de la Archidiócesis, todo lo relativo a la censura eclesiástica del libro con vistas al «imprimatur», que lleva fecha de 8 de septiembre . Ese mismo día hay una escueta anotación del Diario, que nos habla de una visita del Autor a «Gráficas Turia», donde el libro estaba ya dispuesto para la tirada:
«El Padre, con Álvaro, Alberto [Sols] y Rafael [Calvo] da los últimos toques en la imprenta» .


Esos «toques» tenían un contenido muy concreto y sencillo: remodelar la página reverso de la portadilla para incluir el imprimatur de que hablamos. El libro quedaba así en condiciones de proceder a la tirada. El día 13 Álvaro del Portillo llama a Jenner para que dispongan espacio para almacenar el libro . El 20 de septiembre San Josemaría, acompañado por del Portillo regresa a Madrid . A fin de mes salen los primeros ejemplares. Se acabó de imprimir –dice el colofón– el 29 de septiembre.

3. El libro

a. La cubierta: una greca de «nueves»

No debemos seguir avanzando en la descripción del proceso editorial en Valencia sin hablar ya despacio de la tan traída y llevada cubierta de los «nueves» de esta primera edición, a la que hemos hecho alusión en diversas ocasiones. El tema lo había ya señalado el Autor en Burgos, como bien sabemos, pero fragua en Madrid en pleno mes de julio, cuando se adquirió la cartulina para las tapas y parecía inmediata la edición del libro . La información proviene, fundamentalmente, de un intercambio de cartas de Fisac con Casciaro y Sánchez Bella, y de las conversaciones del primero con el autor de esta edición crítica. Pero comencemos dejando la palabra al propio Autor, que evoca el tema en 1955. Le habían preguntado por C:


«En cuanto a la presentación de Camino, quise romper la tradición española de presentar los libros piadosos con portadas negras, y le dije a Miguel Fisac que lo hiciese con formas nuevas, para que llegase a todos los lugares» .


El diseño de la cubierta, realizado en efecto por Fisac, había sido muy contrastado y tenía la aprobación del Autor. Ya estaba en Valencia. Pero Fisac se preocupó cuando Sánchez Bella le dijo que la cartulina adquirida para la cubierta del libro era de color naranja. Esto no encajaba con el verde que el diseño preveía para los «nueves». Con estos datos el lector se sitúa ante esta carta de Casciaro a Miguel Fisac:


«Querido Miguel:
Contesto a tu conferencia telefónica remitiéndote una muestra de la cartulina de que se puede disponer. En Valencia no hay otra cosa y parece que fuera de Valencia tampoco en la cantidad que se necesita.
Realmente no es ni mucho menos color naranja. Tal vez iría bien si el verde [se refiere al verde de los «nueves»] es muy intenso. Esto, unido a la banda de papel, que en este caso puede ser blanco con letras rojas.
Otra solución pudiera ser poner una envoltura de papel satinado blanco con el dibujo proyectado para la portada. No sé si me entiendes; por supuesto, te estoy escribiendo a una mecha imponente.
Contesta enseguida, a ser posible por teléfono, sobre si la cartulina sirve. Yo he perdido el sentido estético y quizá por eso me parece aceptable. En caso de emplearla, creo que debiera ponerse por el lado más áspero.
Manda el Ex-libris!
Escribiré luego más despacio. Quiero que la cartulina no pierda el correo de hoy. […] Abrazos. Pedro» .

El día 15 Sánchez Bella llama a Fisac para urgirle la respuesta a este tema y a otros pendientes. El Autor está ya en Madrid de vuelta de Vitoria y Fisac puede consultar con él los diversos asuntos. Ese mismo día escribe Miguel esta carta, que señala lo que realmente se hizo en la cubierta del libro:


«Querido Alfredo:
Como ya te he dicho por teléfono, te pongo unas letras para terminar de concretar algunas cosas del libro. Se puede con esa cartulina encuadernar el libro y después poner como un forro de papel muy blanco y mate, en donde vaya la portada. No hará esto raro, pues en libros –sobre todo extranjeros– es muy corriente. Este como forro debe ir pegado a la cartulina por el lomo.
Como no me fío mucho de mis formas de expresión te hago un pequeño esquema . No creo que haga falta decir que tanto las pastas como el forro deben ser algo mayores que el resto de las hojas, 5 mm. por ejemplo.
He hecho dos o tres intentos de Ex-libris y no sale. Podríais ensayar poner la misma greca de la portada en la contraportada o simplemente dejarla en blanco, con el precio marcado en la parte inferior.
[…]
Un fuerte abrazo, Miguel» .


A la luz de esta correspondencia parece claro:


a) que se acepta la solución que Casciaro propone ante el «naranja» de la cartulina: una sobrecubierta de papel blanco –muy blanco, subraya Fisac–, pero no satinado –como apunta Casciaro– sino mate, y pegada esa envoltura al lomo. Igualmente se aceptó la faja con el texto en letras rojas. Así se hace y así está en los ejemplares del libro;


b) que el diseño originario de la cubierta preparada por Fisac incluía ya los nueves como «greca»: no es la cubierta originaria un conjunto de tres nueves verticales, sino una greca de nueves, con tres nueves enteros en el centro y dos medios nueves en los extremos;


c) la novedad que ahora introduce Fisac es la alternativa al ex-libris, que «no le sale» con las prisas: propone reproducir la greca de los nueves también en la sobrecubierta posterior, que es lo que efectivamente se hará.


El diseño originario de la cubierta no se ha conservado. Pero se conserva el boceto de la greca de los nueves, que Fisac tenía entre sus papeles de arte y arquitectura y que regaló al autor de esta edición crítica con ocasión de nuestras conversaciones sobre el tema . El boceto tiene el mismo diseño –exacto– que los nueves de la greca del libro, pero algo más pequeño: el nueve tiene 4’2 cm de altura, y el de la edición príncipe 4’9. Es un trozo de papel fuerte para dibujo, tamaño octavilla, con el borde derecho cortado de fábrica y los otros tres bordes con señales de haber sido cortados a mano doblando previamente la hoja más grande de que procede. La greca, dibujada en vertical sobre la octavilla apaisada, está formada por un nueve en el centro, otro casi entero arriba y el inicio de otro nueve abajo (este inicio de abajo es lo que le falta al nueve de arriba). El color verde es más vivo que el de la cubierta del libro, que salió más atenuado. La greca de esta octavilla no es un trozo de una greca más larga –como será la del libro–, sino el esbozo completo. El Autor de C escribió en el dorso, de su puño y letra y con tinta: «En casa de Lázaro / Con los primeros Doce» .


Miguel Fisac, rememoraba esta historia en la ya citada conversación:


«A su entender –soy yo el que relata– se cometieron dos errores en la imprenta: primero, que la greca de los 999 tenía que estar centrada sobre el nombre del autor y no desplazada arbitrariamente a la derecha, como hicieron; segundo, el nombre Camino tenía que haber sido con letras más consistentes y enérgicas, de manera que destacara y dominara a la greca de los 999, que había de tener carácter de fondo. El nombre del libro salió de hecho con letras a su juicio demasiado tenues» .


Debo agregar otro texto de mis notas de aquella conversación:


«Otra cosa interesante que confirmó Fisac es que el nombre del Autor se compuso cuidadosamente en un tipo de letra inglesa que evocaba un tanto la grafía del Autor. Casciaro, que estaba en Valencia y que tenía la paternidad de la idea –comento yo por mi cuenta–, no volvió a insistir en que el título del libro fuera autógrafo del Beato Josemaría» .


El libro tenía, pues, 999 consideraciones –agrupadas en 46 caps–, que en la tradición editorial y espiritual se conocen como los puntos de C. Este número dio lugar a muchas habladurías. En el coloquio romano que he citado más arriba preguntaron al Autor sobre el tema:
«999 era una devoción un poco ingenua a la Trinidad. Por jugar me gusta el 1, el 7... algunos han querido buscar una razón esotérica, pero no existió» .


La realidad era así de sencilla... y profunda: el número 999, elegido para el último punto de C, respondía al amor de San Josemaría a la Trinidad , que se expresaba en el «juego» y en el «mensaje» de los números, como en la antigua tradición filosófica y patrística. Lo mismo ha de decirse –aunque esto no trascendió a los maliciosos– de la edición a velógrafo de Cem, cuyo número de consideraciones tenía también, aún más evidente, una «clave trinitaria»: 333. Su predilección por el 3 y el 9, como expresión de su amor adorante a la Santa Trinidad de Dios, la había explicado ya en un documento de 1935:
«Hágase con los nuevos alumnos grupos de nueve. Podrían ser grupos de ocho o de once: se cumpliría igualmente la finalidad, que no es dar aires de conferencia a la charla de formación, y adquirir el ambiente cordial, de familia, que es uno de los caracteres de la obra de San Rafael. Ponemos 9 (3+3+3), por devoción a la Trinidad Beatísima» .


Venían precedidos los 999 puntos por una página, sin título alguno, con unas breves palabras al lector, que son un desarrollo de las líneas del mismo tipo que ya estaban en Cec. El Autor quiere meter a los lectores «por caminos de oración y de Amor». Tienen gran importancia estas líneas a la hora de situar la intencionalidad del Autor al escribir el libro, tema del que nos ocupamos infra § 11, 1. Y antes, bajo el título «Introducción», el prólogo de Lauzurica, que capta bien la fuerza interior del libro y la radicalidad cristiana que plantea a los lectores.

b. El libro: descripción

Pasemos ahora a describir formalmente el libro cuyo proceso redaccional y editorial hemos seguido. La edición príncipe de C es en cuarto mayor. Sus medidas son: 18 x 26 cm. Está encuadernado en rústica y la cartulina usada para las cubiertas es de un color beige verdoso –llevaba razón Casciaro al decir que no era naranja–, con una sobrecubierta de color blanco mate, que hace en realidad de cubierta del libro: está pegada a la cartulina por el lomo, abrazándola con unas solapas en blanco.


En la sobrecubierta anterior está la portada de los «nueves»: a 3 cm del borde superior está en letra inglesa el nombre del Autor, con grafía que recuerda a su propio autógrafo: todo en letra minúscula, con el acento ortográfico fuertemente señalado en «josé» y en «escrivá» y ausente en cambio en «maria». El título del libro –Camino–, a 9’3 cm del borde inferior, con diseño en versales del tipo Bodoni Antica, afinado, de 27 mm de altura. La greca de los «nueves», vertical, que hace de fondo, está desplazada hacia la derecha, a 8 cm del borde izquierdo; es de color verde bastante intenso, con tres nueves íntegros en el centro y dos medios nueves junto a los bordes inferior y superior del libro. En la sobrecubierta posterior se repite la greca verde con la misma estructura y disposición. El juego de verde y negro será la motivación estética de la edición.


El libro tiene 336 páginas: 21 pliegos de 16 páginas, numerados –los pliegos– en el ángulo inferior derecho. Los pliegos vienen sin cortar en el borde superior. El papel es de buena calidad: blanco mate, un punto ahuesado, con mucho cuerpo. Sin páginas de respeto, el libro comienza directamente por la portadilla (pg 1), con el título a 8 cm del borde inferior, en verde y caja alta de 18 puntos. La pg 2 está en blanco. La portada, pg 3, tiene caja alta de tipo de palo (Helvética) y textos centrados: el nombre del Autor, de 4 mm y a 4 cm del borde superior; el título del libro, en verde y caja alta de 13 mm. A 4 cm del borde inferior, en dos líneas, la ciudad y la fecha, en romanos, de 3 mm: valencia | mcmxxxix. En el reverso de la portada está la página de derechos, en cuerpo 8. En la parte superior derecha se lee: «Es propiedad | Queda hecho el depósito que marca la Ley | Copyright, 1939, by | Ediciones C. I. D. [en tinta verde] | Printed in Spain». En posición simétrica, en la parte inferior de la página, la autorización eclesiástica: «Imprimatur: | Valencia, 8 de septiembre de 1939 | Antonio Rodilla | Vicario General». Debajo, a la izquierda, a 3’5 cm del borde, los datos de la impresión, en composición sencilla en versalitas : «gráficas turia | pintor s. abril, 12 | teléfono 10-0-77 | valencia». La pg 5 es la «Introducción» de Lauzurica, compuesta en cursiva de cuerpo 12 y en caja de 7 cm de ancho. La pg 7, con caja de 8 cm, contiene las palabras del Autor al lector: están en la segunda mitad de la página y son 14 líneas, dispuestas en forma de composición poética, en negrita y con un tipo peculiar de letra. El Índice del libro está en las páginas 9 y 10, compuesto en mayúsculas de cuerpo 10 y con las letras espaciadas.


En la página 11 comienza el texto del libro. La caja es de 24’5 x 40’5 cíceros, lo que proporciona a las páginas una gran belleza y una notable amplitud a los márgenes: 3 cm para los laterales y 5 para el superior y el inferior. En las cornisas par e impar de las páginas y en caja alta figuran, respectivamente, el nombre del Autor y el título del libro; ambas cornisas se sitúan junto al lomo, separadas de la caja del libro por un filete muy fino, situado a 1 cm de la caja y recorriendo toda la anchura de ésta. En el margen inferior, a algo menos de 1 cm de la caja, centrado y entre guiones amplios, figura el número de cada página. Los títulos de los 46 caps del libro están en portadillas de caja alta y color verde, letra del tipo Belwe Medium, cuerpo 18. El texto de cada cap comienza en página impar a 10’5 cm del borde superior, con letra del tipo Centenial, cuerpo 10 en negrita. El número de cada punto de C, alineado en el margen izquierdo, es, como las portadillas, tipo Belwe Medium de cuerpo 16, impreso con tinta verde. El espacio en blanco entre los distintos puntos oscila en torno a 1 cm.


El texto del libro acaba en la pg 328 y en la 329, sin portadilla previa, comienza el «Índice alfabético», con la misma caja y en negrita, como el texto: los 135 conceptos van en mayúsculas, seguidos en la misma línea de los números de los puntos correspondientes de C. En la pg 336, sin numerar, figura el colofón, en forma de pirámide truncada e invertida, que dice: «Se acabó este libro de imprimir | en los talleres «gráficas | turia», de valencia, el día | 29 de septiembre de | mcmxxxix». Fuera del colofón, como añadido en la parte inferior de la página, en mayúscula de cuerpo 13 y color verde, se lee: «año de la victoria» .

c. Precio, editorial y tirada

Al comenzar las gestiones de edición en Valencia el Autor dio un criterio a los que las hacían:

«Creo que, al poner precio al libro, debéis fijaros en el que ahora es corriente: ni más, ni menos» .


Fisac transmite este criterio a Sánchez Bella, pero ya aplicándolo al caso concreto:
«El precio, ya te he dicho, el corriente en los de presentación análoga: yo creo que como mínimo 7’50, pues si dices que cuesta 4 ptas. la impresión y una que habría que darle al librero, hay que dejar un margen de 2 ó 3 ptas., por lo menos, de ganancia» .
Después de los gastos ocasionados por las rectificaciones de composición y formato, en Valencia calculan que el precio ascenderá a 10 ptas . Con este precio salió a la calle, solemnemente declarado en la contraportada: «Precio: 10 pesetas». Pero unos meses después, ya en 1940, fue elevado a 14 ptas .


En la edición de Valencia, uno de los datos que se lee en el anverso de la portada es que el libro está editado por «Ediciones C.I.D.» Que hubiera una Casa editora para el libro, es algo que se debió decidir después de obtener la censura gubernativa (24 de agosto), en la que –como hemos visto– figura el Autor como editor de su propia obra. En agosto se habían ya comenzado gestiones para ver qué se hacía con C una vez editado. Así lo escribe José Manuel Casas Torres , que afirma que esas gestiones llegaron a buen término y, a finales de agosto y a nombre de la citada editorial, se alquilaron dos habitaciones de la calle Samaniego 9, para guardar los ejemplares de C al salir de la imprenta. Ese pequeño piso servía a la vez como lugar de encuentro de los miembros del Opus Dei, que lo llamaban humorísticamente «El Cubil». No recuerda Casas Torres que la «editorial» fuera registrada como tal: las siglas –me explica– no son siglas de nada, sino una alusión a la legendaria figura del «Cid Campeador», que conquistó la ciudad de Valencia. No he encontrado dato documental alguno acerca de la tal editorial, que, por supuesto, no editó ningún otro libro.

¿Cuál fue realmente la tirada de la edición príncipe? Como sabemos por la carta de Casciaro antes citada , la idea inicial era una tirada de 10.000 ejemplares. Pero al clarificarse que se trataba de hacer no un librito, sino un libro de amplio y elegante formato, con cuidados espacios blancos, se vio que el papel no daba para esa tirada. Botella, en efecto, escribe en julio al Autor, como hemos visto, de parte de los de Valencia, que «de papel bueno no se pueden tirar más que 5.000 ejemplares, el resto se puede hacer en papel de clase inferior» . La tirada final fue de unos 2.500 ejemplares, según consta en el expediente de censura del Ministerio , aunque este tipo de datos no siempre es fiable . Pero en este caso lo es. El impresor, ciertamente, en la factura que hemos citado, no dice el número, pero disponemos de la factura del encuadernador. «Luis Navarro – Encuadernador» cobró 632’50 ptas. por encuadernar 2.300 ejemplares . Es muy posible que quedaran los otros 200 ejemplares sin cubrir.

4. Dos de Octubre de 1939: ejemplares en Madrid

El libro, por su diseño, el tipo de su letra, el juego de blancos y texto, no parecía «un libro de rezos». La cubierta fue un gran éxito y gustó muchísimo. Los primeros ejemplares los trajo a Madrid Alfredo Sánchez Bella la víspera del 2 de octubre de 1939, aniversario de la fundación del Opus Dei . El lunes día 2 el Autor, acompañado por Álvaro del Portillo, fue al Obispado a dejar dos ejemplares. El ingeniero escribe el Diario de ese día:


«Vamos a la Vicaría, donde el Padre deja dos de los ejemplares de Camino que anoche trajo Alfredo. Están francamente bien editados; la portada, que hizo Miguel Fisac, gusta a todos mucho. Los ejemplares que deja el Padre van dedicados al Sr. Obispo, que cada día nos trata –mejor dicho, habla del Padre y de nosotros– con más afecto, y a don Casimiro Morcillo, el Vicario General» .

En Valencia la edición ya está completa y encuadernada el día 15 de octubre. Urge enviarla casi toda a Madrid, que para eso se encargaron las estanterías . De momento, los ejemplares de C están amontonados en una habitación de «El Cubil», como recordaba el Autor, precisamente en Valencia, unos meses antes de su muerte:


«Teníamos una casita aquí. Eran dos habitaciones y un pasillo. Una de las habitaciones estaba llena hasta los topes con la primera edición de Camino» .


En Valencia se reparte el libro por las librerías y comienza la salida al público. Florencio Sánchez Bella evoca años después aquellos primeros intentos de distribución y sus dificultades:
«Nosotros nos ocupamos directamente de esta tarea, cediendo en depósito unos cuantos ejemplares en las librerías que se interesaban por el libro. Recuerdo, por ejemplo, que el dueño de la librería Badal –una de las más conocidas de Valencia, especializada en temas religiosos–, después de ojear muy por encima la publicación, se negó a aceptar el depósito. Al ver la composición en puntos, arguyó que no le interesaban los libros de poesía» .
Veinte días después de editado el libro, informan al Autor:
«Aquí la venta va bien, pues ya hemos ‘encajado’ alrededor de 100 ejemplares. Dentro de unos días remitiré el informe completo económico de la edición. He tenido un poco de ‘jaleo’ con los impresores, porque querían más dinero, pero al fin lo hemos solucionado» .

Estaban contentos porque habían colocado a los libreros ¡100 ejemplares! También lo estaba el Autor, que treinta años después recordaba aquellos primeros momentos del libro:
«Al principio pensaba que sólo venderíamos 3.000 ejemplares en toda la vida, y ya veis el resultado: es más que humano» .


    con el Autor comienza con un encuentro casual por las calles de Madrid, intensificándose la amistad en los años sucesivos. En la época de Burgos volvieron a coincidir y tuvieron ocasión de tratarse frecuentemente, en razón de su antigua amistad y por ser don Casimiro el Vicario de reorganización, es decir, el encargado de tener todo dispuesto para comenzar la atención pastoral, en cuanto se entrara en Madrid.
Carta de Alfredo Sánchez Bella a Josemaría Escrivá, Valencia 21-X-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp C, exp 3: «Camino está aquí en disposición de que un camión lo traslade a Madrid».

Notas de una tertulia en La Lloma (Valencia), 7-I-1975; AGP, sec A, leg 51. «Cuando salió de la imprenta la edición, colocamos ordenadamente los ejemplares en las estanterías del piso de la calle Samaniego 9, al que llamábamos familiarmente El Cubil. Desde allí, muy lentamente, se inició la distribución de Camino por España» (Florencio Sánchez Bella, Testimonio, Madrid 15-VIII-1978, pg 6; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 6). ―Sobre «El Cubil», vid Juan Luis Corbín, La Valencia que conoció San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, Carena Editors, Valencia 2002, pgs 64-66 y 73-75.

Ibidem. El testimonio continúa: «Como nuestras explicaciones sirvieron de poco, nos organizamos para acudir al establecimiento y solicitar un ejemplar de Camino. Pero no conseguimos nada, hasta que nuestro Padre, en uno de los viajes a Valencia, acudió a la tienda y se presentó como autor del libro. El dueño, al conocer al Padre se impresionó de tal manera que solicitó una compra en firme de veinticinco ejemplares. Fuimos corriendo a llevárselos».

Carta de Alfredo Sánchez Bella a Josemaría Escrivá, Valencia 21-X-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp C, exp 3. La factura de «Gráficas Turia», nº 403, a nombre de D. José María Escrivá, fechada el 21 de noviembre de 1939, es de 2.750 ptas. y tiene una nota que dice: «Esta factura anula las anteriores».

Notas de una tertulia, Roma, 8-II-1966; AGP, sec A, leg 51. En aquellas fechas se llevaban vendidos más de dos millones de ejemplares. Cinco años antes respondía a una pregunta semejante en Santiago de Compostela: «Cuando lo escribí, ni se me pasó por la cabeza que fuera a difundirse tanto. Pensaba que tendría un alcance limitado, poco más allá del ámbito de nuestra familia. Pero el Señor ha querido servirse de ese librito como un instrumento para remover a las almas» (Notas de una tertulia en el Colegio Mayor La Estila, Santiago de Compostela, 25-VII-1961; en AGP, sec P, leg 1, 1987, pgs 143-144).

 


«Alfredo ha llevado ya las pruebas completas del libro» (Diario de Valencia, 21-VIII-1939; Rafael Calvo Serer).

Diario de Madrid, 21-VIII-1939; Isidoro Zorzano. El subrayado es mío.

La censura gubernativa prescrita fue emitida por el Ministerio de la Gobernación, Subsecretaría de Prensa y Propaganda. Se encuentra en el Expediente nº I.149 del Servicio Nacional de Propaganda, Sección Censura. Allí se dice que el Autor es a la vez el editor del libro, que tendrá 350 páginas en formato «cuarto marquilla», con una tirada de 2.500 ejemplares. Está en blanco el concepto «clase de papel» y se ve que el texto del libro no ofreció problemas a los censores. Más bien todo parece un trámite, pues la fecha de entrada y salida es la misma: 24-VIII-1939. Se resuelve «autorizar» su publicación. Firma, ilegible, de «El Jefe de Censura». Debajo hay una indicación que dice: «Queda prohibido poner ‘visado por la censura’» (Fotocopia del documento original en AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 3).

En el expediente eclesiástico de Valencia figuran sólo dos papeles, ambos con el membrete de «Vicariato General del Arzobispado de Valencia». Uno, con letra casi caligráfica del Autor, dice: «Camino», y debajo: «autor: José Maria (sic) Escrivá y Albás». La otra contiene el imprimatur en estos términos: «Valencia, 8 de septiembre de 1939. Por las presentes concedemos licencia para que se pueda imprimir y publicar el libro Camino de que es autor el Revdo. Sr. D. José María Escrivá y Albás: póngase a la cabeza o pié del mismo el Imprimatur. Regístrese. Lo decretó y firma S. Ilma. El Vicario General. Fdo.: A. Rodilla» (Archivo Metropolitano de Valencia, Legajo «Censuras», 1939/E). Como se ve, no se alude para nada a una censura previa, a un nihil obstat, sobre la cual se emitiera el imprimatur. D. Antonio Rodilla era un gran amigo de San Josemaría, Director de Burjasot durante años, que conocía ya Cec y estaba al tanto de C por sus visitas a Burgos durante la guerra. «¿Sabes quién está pasando unos días en casa? D. Antonio Rodilla. Suponte cómo y cuánto le agradezco su compañía» (Carta de Josemaría Escrivá a Bartolomé Rotger, Burgos 21-III-1938; EF 380321-09). ―Datos biográficos de Bartolomé Rotger en com/545.

Diario de Valencia, 8-IX-1939; Rafael Calvo Serer.

«Juan ha hablado por teléfono con Álvaro. Ha encargado, de parte del Padre, una estantería que ha de estar dispuesta [en Jenner] a recibir 2.000 ejemplares de Camino» (Diario de Madrid, 13-IX-1939; Isidoro Zorzano).

En el AGP se conservan unas cuantas capillas del libro ya impreso, exactamente igual en la disposición al libro ya editado, que podrían ser «ultimísimas» pruebas para una última mirada del Autor. Tal vez se las entregaron antes de regresar a Madrid.

La factura de la cartulina es de 8 de julio de 1939. Costó 1.000 ptas.

Notas de una tertulia, Roma, marzo de 1955; textos en AGP, sec A, leg 51.

Carta de Pedro Casciaro a Miguel Fisac, Valencia 10-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 6. Subrayados de Casciaro. «Hoy, por la mañana, he estado hablando un rato con Alfredo del libro. He enviado ya a esa una muestra de la cartulina que Alfredo llamaba de color naranja y que parece ser que no hay otra disponible, dada la cantidad que se necesita […] Confío en que Miguelito contestará qué hay que hacer con la cartulina para las tapas del libro» (Carta de Pedro Casciaro a Josemaría Escrivá, Valencia 10-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 6).

En la carta hay un gracioso esquema que clarifica por completo lo que dice en el texto.

Carta de Miguel Fisac a Alfredo Sánchez Bella, Madrid 15-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 6. El subrayado es mío.

La donación incluía otras dos piezas –que Miguel Fisac conservaba entre sus apuntes–, sumamente valiosas para nuestra historia: la cubierta que diseñó para Forja (vid supra § 2 nt 14) y una hoja, autógrafa de San Josemaría, con los títulos de otros libros en proyecto, que éste le había entregado en Santa Isabel para ir pensando posibles cubiertas. Este último documento es una cuartilla en la que el Autor de C escribió con lápiz rojo y azul, con letras grandes, los siguientes seis títulos: «En casa de Lázaro», «Mujeres del Evangelio»,

    «Celibato, Matrimonio y Pureza» (vid C p/120), «Comentarios» (el libro que hemos visto ya proyectado en Burgos; vid § 5 nt 19), «Dios con nosotros» y «Pescadores de hombres». Ninguno de ellos fue adelante y no llegó Fisac a hacer los diseños.
Todo hace pensar que la «octavilla» fue utilizada primero por Fisac para el diseño y pasada al Autor para su aprobación. Éste anota en el dorso los títulos de otros dos proyectos de libros para diseñar portadas, y se la devuelve (se supone que con su VºBº). Este dorso hay que ponerlo en relación con la citada cuartilla con títulos de libros en proyecto: el primero es «En casa de Lázaro». Todo esto debió ser anterior a la salida del Autor para Valencia (5 de junio). Se lee en el Diario del día 12: «Miguel está ensayando diversos tipos de composiciones para las portadas de los dos libros que va a dar a la imprenta el Padre: uno de ellos se titula “En casa de Lázaro”» (Diario de Madrid, 12-VI-1939; Isidoro Zorzano). Del proyecto de libro «Con los primeros Doce» hay un dossier de materiales en AGP, sec A, leg 50-4, carp 3.

Notas de mi conversación con Miguel Fisac citada supra nt 7, n 7.

Ibidem, n 9.

Notas de una tertulia, Roma, marzo de 1955; textos en AGP, sec A, leg 51. Cursiva en el original. El Autor reaccionó con humor en el último punto de Surco, el nº 1000: «Escribo este número para que tú y yo acabemos el libro sonriendo, y se queden tranquilos los benditos lectores que, por simplicidad o por malicia, buscaron la cábala en los 999 puntos de Camino».

Pablo VI fue un admirador y lector asiduo de Camino. «Durante una audiencia privada el Papa Pablo VI le preguntó por qué había escogido este número. Nuestro Fundador respondió: ‘por amor a la Santísima Trinidad’» (Á. del Portillo, Entrevista,1993, pg 154). Vid supra § 3, 3.

Instrucción, 9-I-1935, nº 84; subrayado del original. Los números, puestos en la vida ordinaria en relación con la Unidad y la Trinidad divina, le daban presencia de Dios. En Burgos a la vuelta de un viaje a León anota en su Cuaderno: «Martes 22 de febrero. No sé por qué me estoy acordando –alma contemplativa, al fin– de que, en León, me dieron la habitación número 309: tres, la Trinidad; cero, yo; nueve, mis chicos» (Cuaderno VIII dpdo, nº 1550). Desde Córdoba escribe poco después: «En el hotel me dan la habitación número 9. El número que me entusiasma (¡esa teología de las matemáticas!) […] ¡Qué rebueno es Jesús, que, con tan poca cosa, nos lleva a Él!». Al final del folio añade, con referencia al párrafo transcrito: «el mismo número 9 tenemos en Burgos»: la habitación del Hotel Sabadell (Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Burgos, Córdoba 19-IV-1938; EF 380419-2). Lo mismo pensaría –agrego yo– al dejar el Hotel y venir a su último domicilio en Burgos: Concepción 9... Cuando estaba para salir C, el Autor escribió una carta a tres de la Obra, destinados en Olot, que empieza así: «Jesús os guarde. Muy queridos “tres”. Me encanta ese número, ¡tres! Y más, cuando los tres son uno, una sola cosa. ¡Dios os bendiga!» (Carta a Álvaro del Portillo y otros dos, Madrid 18-V-1939; EF 390518-5).

«En la edición del Rosario han puesto una viñeta de pie de imprenta francamente desagradable, diles que lo supriman y pongan en letra corriente lo que quieran poner» (Carta de Miguel Fisac a Alfredo Sánchez Bella, 15-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 6). Así se hizo, como se puede ver en la edición príncipe.

Cada ejemplar del libro llevaba la banda con letras rojas que proponía Casciaro. Era una faja de papel cebolla de 14’5 cm. que envolvía las tapas del libro. En ella se leía, sobre la portada y con las líneas distribuidas en forma de capitel jónico, el siguiente texto: «Una OBRA fundamental del siglo XX | en un estudio psicológico de la | personalidad de la juventud. | Con forma vigorosa y atra- | yente, Camino asienta | sobre principios firmes | la formación en nuevo | estilo de las juven- | tudes ambiciosas | de eternidad y | de gloria». Al dorso se lee: «Venta | en librerías y pedidos al | autor, Santa Isabel, 146, | Madrid». No sé quién redactaría este texto: desde luego, no el Autor, a mi parecer. Tiene todo el estilo grandilocuente de aquellos momentos. Podría ser de Alfredo Sánchez Bella. Vid la recensión firmada por A.S.B publicada en el diario Levante de Valencia, 25-X-1939. —Debo agradecer a D. José Manuel Zumaquero y a D. Luis Echevarría, expertos en el mundo de la edición, su asesoramiento a la hora de hacer esta descripción de la edición príncipe de C.

Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Vitoria 28-VI-1939; EF 390628-1.

Carta de Miguel Fisac a Alfredo Sánchez Bella, Madrid 15-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 6.

Carta de Amadeo de Fuenmayor a Josemaría Escrivá, Valencia 30-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 7.

Hay en el dossier correspondiente (AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 5) una curiosa factura de «Artes Gráficas Ricardo Rodríguez», de Madrid, dirigida a Miguel Fisac, enero de 1940, en la que le cobra 15 ptas. por 2.016 etiquetas gomadas «14». Ese «14» se superpuso en los ejemplares sobre el «10» del precio anterior.

«De la cuestión de encontrar un local para la administración de Camino: las gestiones comenzarán hoy» (Carta de José M. Casas Torres a Josemaría Escrivá, Valencia 7-VIII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 5). ―José Manuel Casas Torres (1916), natural de Valencia, catedrático de Geografía, conoció al Autor en Valencia, en junio de 1939, y poco después se incorporó al Opus Dei.

Carta de Pedro Casciaro a los de Olot, Valencia 17-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 4.

Nota y carta de Francisco Botella a Josemaría Escrivá, Madrid 1-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1.

Fotocopia en AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 5.

Allí mismo se dice que la paginación del libro es 350: fueron 336.

Factura dirigida a D. Hipólito Sánchez el 6 de septiembre y cobrada el 6 de octubre de 1939 (AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 5).

Diario de Valencia, 1-X-1939.

Diario de Madrid (ya en Jenner), 2-X-1939; Álvaro del Portillo. El subrayado es mío. ―Casimiro Morcillo González (1904-1971) nació en Soto el Real (Madrid). Sacerdote en 1926. Vicario General de Madrid-Alcalá, fue consagrado Obispo Auxiliar de esta diócesis en 1943. Obispo de Bilbao en 1950 y Arzobispo de Zaragoza en 1955. Arzobispo de Madrid-Alcalá en 1960, llegó a ser Presidente de la Conferencia Episcopal Española. Su trato

 


    Ejército durante la batalla de Levante (1938). Este militar, después miembro Supernumerario del Opus Dei, cuenta cómo en el edificio del Colegio Mayor estaba instalada la Escuela de Estado Mayor y en sus visitas a la Escuela veía entonces ese letrero, que también le llamó la atención por lo original, e indagó. Le dijo un Oficial de la Escuela que «seguramente fue indicación de Antonio Machado, que algunas mañanas acudía a charlar con el Director de la Escuela, que era amigo suyo» (Francisco Gómez Martínez, Testimonio, Tárrega 12-IX-1975; AGP, sec A, leg 100-25, carp 3, exp 17). José Orlandis, Años de juventud en el Opus Dei, Rialp, Madrid 1993, pgs 43-44, se hace eco de la narración de Gómez Martínez.
«La anécdota tiene especial interés para los que hicimos aquellos Ejercicios bajo la dirección de don Josemaría Escrivá porque rara era la meditación o plática en que, de una manera u otra, no le sacara partido a aquella frase de ‘cada caminante siga su camino’ en orden a llenarnos de congruencia en nuestro obrar católico» (Carlos Verdú, Testimonio, Valencia julio de 1975; AGP, sec A, leg 100-58, carp 1, exp 13). Sobre el cartel en cuestión hay un reciente estudio monográfico: Alfonso Méndiz, «’Cada caminante siga su camino’. Historia y significado de un lema poético en la vida del Fundador del Opus Dei», en Anuario de Historia de la Iglesia 9 (2000) 741-772.

El folleto es Santo Rosario.

Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Madrid, Burjasot 6-VI-1939; EF 390606-3.

Carlos Altarriba Sivilla, Testimonio, Valencia 18-VIII-1982; AGP, sec A, leg 100-02, carp 1, exp 10. Carlos Altarriba (1917) era entonces estudiante de Derecho que, con el tiempo, llegó a ser Registrador de la propiedad.

Diario de Valencia, 16-VI-1939; Rafael Calvo Serer.

Pedro Casciaro a los de Olot, Valencia 17-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 6.

«La Semana Gráfica» recibió el encargo de D. Hipólito y a su nombre puso –aunque él no la pagara– la factura de la composición del libro; lo mismo hace el encuadernador. En cambio, la factura de la tirada del libro figura a nombre del Autor. «Los primeros contactos míos –escribe D. Hipólito– con D. José María Escrivá fueron en el mes de mayo [en realidad, junio] de 1939, cuando cayó en mis manos el original de su libro Camino, del que inmediatamente di orden de hacer la composición, impresión y encuadernación, para que se pusiera a la venta lo antes posible, y que fue para mis hijos como un imperativo para seguir ellos también su Camino en la Obra. Pero yo no conocí al Padre hasta el año 1964» (Hipólito Sánchez, Testimonio autógrafo, Madrid 18-VII-75; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 8). —Todas estas facturas y papeles con los gastos de edición, que se irán citando, se encuentran en AGP, sec A, leg 54, carp 2, exp 5. —Para ubicar en Valencia los talleres y empresas que intervinieron en la primera edición de C, vid Juan Luis Corbín, La Valencia que conoció San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, Carena Editors, Valencia 2002, pgs 74-75.

Florencio Sánchez Bella, hijo de don Hipólito, aporta este recuerdo: «En el año 1939, el Padre encargó a mi hermano Alfredo que preparase, en Valencia, la primera edición de Camino. De este modo tuve ocasión de conocer el texto mecanografiado del libro, y recuerdo que me llamaron la atención las numerosas correcciones e indicaciones que se hicieron en las pruebas de imprenta. Se escogió la letra denominada negrita» (Florencio Sánchez Bella, Testimonio, Madrid 15-VIII-1978, pg 6; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 6). Esas pruebas no se conservan.

La factura de los gastos de Intertype describe en términos tipográficos estos diversos ensayos, con el precio de cada uno.

Diario de Valencia, 17-VI-1939; Rafael Calvo Serer. El subrayado es mío.

En la factura de D. Hipólito se identifica así esta primera «prueba»: «líneas de cuerpo 9, 18 cíceros y 51 letras».

«A las 4 en coche sale el Padre con D. Antonio Rodilla y Rafael hacia Madrid. Llegamos a las 12, donde nos esperan en Santa Isabel con el natural deseo de noticias» (Diario de Valencia, 17-VI-1939). —Antonio Rodilla Zanón (1897-1988), natural de Sieteaguas (Valencia), se ordenó sacerdote en 1921. Fue Superior del Colegio Mayor Beato Juan de Ribera, de Burjasot (Valencia), de 1923 a 1939; Vicario General de la Diócesis de Valencia (1938-44) y Rector del Seminario Mayor (1939-1969). Autor de varios libros de espiritualidad. Conoció al Fundador del Opus Dei en 1934, iniciándose una amistad que se mantuvo hasta el final. Encargó al Autor la predicación de dos tandas de ejercicios espirituales para estudiantes, en el Colegio Mayor Beato Juan de Ribera, en junio y septiembre de 1939.

Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro, Burgos 20-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1.

Traía dos modelos, que en la citada factura son: uno con líneas de cuerpo 9, 20 cíceros y 56 letras y otro del mismo cuerpo con 24 cíceros y 67 letras.

Diario de Madrid, 21-VI-1939; Isidoro Zorzano.

Ibidem; Isidoro Zorzano: «El Padre salió de madrugada con Sánchez Bella camino de Burgos».

«Estuve con Lorente: muy bien» (Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Madrid, Vitoria 23-VI-1939; EF 390623-1). «Esta primera edición se realizó en circunstancias de gran penuria económica, aunque se encontraron unas cuantas resmas de papel de buena calidad a un precio muy módico para aquellos primeros dos mil ejemplares» (Florencio Sánchez Bella, Testimonio, Madrid 15-VIII-1978, pg 6; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 6). Florencio Sánchez Bella, que escribe casi cuarenta años después, habla en números redondos.

La «caja» elegida –la caja de la edición príncipe– es una mezcla de los dos modelos; vid infra § 6, 3, b, descripción del libro.

Dio dos tandas de Ejercicios consecutivas: una en Vergara para los diáconos de la diócesis que se iban a ordenar de presbíteros y otra en Vitoria para Profesores de Universidades e Institutos.

En el Diario queda constancia: «Hemos tenido conferencia con Valencia. Habla Alfredo Sánchez Bella. Están contentísimos de cómo marchan todos los asuntos, el libro estará terminado para Santiago» (Diario de Madrid, 1-VII-1939; Isidoro Zorzano).

Nota y carta de Francisco Botella a Josemaría Escrivá, Madrid 1-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. El subrayado es mío. La edición que hicieron de Santo Rosario era, desde luego, muy mala: un folleto sin gracia, muy descuidado, con erratas. Llegó a Madrid el 3 ó 4 de julio. No sabemos si enviaron a Vitoria algún ejemplar para el Autor. Al menos desde Madrid debieron hablar con él y comunicaron a Valencia su disgusto ante la operación y el temor de que pudiera ocurrir algo semejante con C. La versión de Zorzano en el Diario está llena de delicadeza: «Llamamos a Valencia para indicarles que tengan cuidado con la imprenta pues el ejemplar que han traído del Santo Rosario no ha agradado ni por la presentación ni por la clase de papel, además han dejado pasar bastantes cosas en la corrección de las pruebas» (Diario de Madrid, 5-VII-1939; Isidoro Zorzano).

Carta de Pedro Casciaro a Josemaría Escrivá, Valencia 3-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 6. El subrayado es mío.

Carta de Pedro Casciaro a Josemaría Escrivá, Valencia 11-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 6. El día 15, estando ya el Autor en Madrid, hay una escueta anotación de Zorzano en el Diario: «conferencia con Valencia para el asunto de Camino» (Diario de Madrid, 15-VII-1939; Isidoro Zorzano). Llamaba Sánchez Bella a Miguel Fisac para la cuestión de la portada. Vid infra nt 71.

Diario de Valencia, 21-VII-1939; Rafael Calvo Serer. El subrayado es mío. El propio Fuenmayor lo ha escrito después de la muerte de San Josemaría: «Recuerdo que mi primer viaje a Madrid –en agosto de 1939 [en realidad del 21 al 29 de julio]– fue para llevar las pruebas de imprenta de esa edición con el fin de que las corrigiera el Padre. Estuve alrededor de una semana, cuando se estaba instalando la Residencia de estudiantes de Jenner» (Amadeo de Fuenmayor, Testimonial, Pamplona 4-IX-1975; AGP, sec A, leg 100-22, carp 1, exp 6). ―Amadeo de Fuenmayor Champín (1915), natural de Valencia, catedrático de Derecho Civil, conoció al Autor en junio de 1939, durante los EjEsp de Burjasot. Poco después se incorporó al Opus Dei. Ordenado sacerdote en 1948, fue Consiliario del Opus Dei en España en los años cincuenta. Es autor de numerosos trabajos tanto de Derecho Civil como Canónico.

«Avila de los Santos, día de Sta. María Magdalena, 22 de julio de 1939: estoy unos días con este santo obispo, descansando. […] estoy muy cansado y me faltan por dar seis o siete tandas de ejercicios» (Cuaderno VIII/2, nº 1602).

«Sentí saliera el Santo Rosario tan flojamente editado, pero fue que en aquellos días no existía en Valencia mejor papel disponible. Las pruebas de Camino las lleva hoy Fuenmayor, para que por teléfono nos digan su parecer» (Carta de Alfredo Sánchez Bella a Josemaría Escrivá, Valencia 21-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp C, exp 3).

Todo esto me lo comunica personalmente el Prof. Fuenmayor, 15-IV-2001.

Carta de Amadeo de Fuenmayor a Josemaría Escrivá, Valencia 30-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 7.

«Han venido de Valencia: el libro no estará terminado hasta fin de semana» (Diario de Madrid, viernes 4-VIII-1939; Isidoro Zorzano).

Carta de Amadeo de Fuenmayor a Josemaría Escrivá, Valencia 12-VIII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 7. El subrayado es mío.

 


«El Padre ha sido el primer sacerdote que ha entrado en Madrid; por ello, ha causado la admiración general; continuamente daba a besar el crucifijo que lleva y exclamaba ‘Recíbalo como acto de desagravio’; hasta le piropeaban» (Diario de Madrid, 29-III-1939; Isidoro Zorzano). El día 28 de marzo Isidoro comenzó un cuaderno nuevo para el Diario, que pasó a ser el Diario que recoge la vida cotidiana del Centro del Opus Dei que se crea en Madrid en torno al Fundador. Lo llamamos Diario de Madrid, que sucede en nuestro interés al Diario de Burgos, clausurado el día anterior. Los distintos volúmenes de este primer Diario de Madrid, año 1939, se encuentran en AGP, sec A, leg 2, carp 5. Durante casi todo el tiempo que nos interesa el redactor del Diario sigue siendo normalmente Zorzano, pero de vez en cuando «colaboran» otros. —Sobre las primeras semanas de estancia en Madrid, vid Vázquez de Prada, II, pgs 345-359.

Diario de Madrid, 28-III-1939; Isidoro Zorzano. Es el día primero del Diario, el día de la llegada de San Josemaría.

Diario de Madrid, 10-IV-1939; Isidoro Zorzano. El subrayado es mío. Hay después otra referencia a los materiales con que trabajamos: «Hemos continuado la clasificación de papeles: asusta el volumen que ocupan las cartas escritas a la zona roja, durante este periodo revolucionario, y faltan todavía las de la otra zona, que están aún en Burgos» (Diario de Madrid, 18-IV-1939; Isidoro Zorzano).

Ibidem, 21-IV-1939; Isidoro Zorzano. El subrayado es mío.

«Continuamos la labor de ordenación y clasificación de la correspondencia» (ibidem, 25-IV-1939; Isidoro Zorzano). «Barredo ha traído una maleta de Burgos que contiene el cáliz y las vinajeras para el presunto Oratorio; viene también una gran colección de cartas de esta última temporada, que nos dedicaremos a clasificar» (ibidem, 29-IV-1939). «Han llegado ya los tan esperados bultos de Ávila, con todos los papeles y objetos que tenían en la casa de Burgos; nos hemos dedicado a la ordenación de los libros que también han venido en la misma expedición» (ibidem, 1-V-1939).

El autor de esta edición tuvo con Miguel Fisac una larga conversación sobre todo este asunto. Fue, en su casa de Alcobendas, el día 5 de diciembre de 1997, de 6’30 a 8’30 de la tarde. Una segunda conversación tuvo lugar después –también en su casa, ya en 1998–, comentando la nota verbal de la primera conversación y aquilatando algunos extremos.

Sobre el nombre y la portada de ‘Camino’. Nota verbal de mi conversación con Miguel Fisac en Madrid 5-XII-1997, redactada en Pamplona 8-XII-1997, n 5. La conservo en mi archivo personal.

Diario de Madrid, 13-V-1939; Isidoro Zorzano; la cursiva es mía. La atención de Zorzano a Fisac dibujando la portada de C se manifiesta en esta otra anotación de 1º de junio: «Fisac está confeccionando la portada de Camino del Santo Rosario, pero dice que hoy no está de vena» (ibidem, 2-VI-1939). Lo primero que le salió es Camino, pero tachó porque se trataba de Santo Rosario.

Esta hoja, que era, como digo, la nº 1 de la numeración consecutiva del original de Burgos, contenía el título del libro, en lo alto de la página, y en el centro la dedicatoria a Manolo Aparici, que hemos transcrito, en su doble versión supra § 5, 2, d y e.

El cambio fue hecho en Madrid. La máquina con la que está escrito en la hoja 2 el nuevo título es la misma con la que en Burgos el Autor escribió el original. La máquina, siguiendo instrucciones del Autor, se la trajo, como ya sabemos, José María Albareda (vid supra § 5 nt 133), que llegó a Madrid el día 1 de abril: «Albareda y Eduardo [Alastrué] nos han sorprendido con su venida» (Diario de Madrid, 1-IV-1939; Isidoro Zorzano).

En el dossier sobre el proyecto de libro Devociones Litúrgicas (AGP, sec A, leg 50-4, carp 5) –con el que seguía el Autor trabajando en Santa Isabel– hay una octavilla con notas litúrgicas cuyo dorso era la parte que hemos descrito de ¡la hoja 1 del manuscrito de C llamándose Consideraciones Espirituales! La otra versión de la hoja 1, la del título Consideraciones, está en otro legajo de papeles diversos. Es también el dorso de una hoja en la que escribió este pensamiento: «Las imágenes santas de la Virgen no están para adorno. Y lo están si no te llevan a Dios, con jaculatorias, Amor, desagravio» (AGP, sec A, leg 50-11, carp letra V, ficha 49). Escribe Zorzano: «Como ya quedó terminada la clasificación de la correspondencia, hemos comenzado nuevos trabajos. […] yo recortando y pegando en cuartillas el Devocionario Litúrgico para su traducción y publicación: será otro trabajo muy interesante del Padre» (Diario de Madrid, 20-V-1939; Isidoro Zorzano).

Sobre el nombre y la portada de «Camino». Nota verbal de mi conversación con Miguel Fisac en Madrid 5-XII-1997, Pamplona 8-XII-1997, n 6. Es muy posible que esa conversación o tertulia a la que alude Fisac sea la base de la anotación de Isidoro en el Diario de 13 de mayo de 1939, que hemos transcrito más arriba.

Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro y Enrique Alonso-Martínez, Burgos 2-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. El subrayado es mío.

Casciaro en su libro de recuerdos escribe de manera sintética y exacta: «En Burgos decidió ampliar este libro y reimprimirlo; y cuando ya estaba preparado para reimprimirse, decidió titularlo Camino» (P. Casciaro, Soñad, 11ª ed, 1999, pg 169).

En la introducción a la obrita del Beato Manuel González, Camino para ir a Jesús, escribe el editor, P. Tomás Álvarez OCD: Es un «tema clásico de la espiritualidad. Baste recordar, por ej, a San Buenaventura con su De triplici via, o la Via Spiritus manejada por Santa Teresa, quien a su vez escribió Camino de perfección, bien conocida por don Manuel, o el coetáneo de este último, el Beato J. M. Escrivá y su joya Camino» (D. Manuel González. Obras completas, Tomás Álvarez (ed.), Monte Carmelo, I [MEC, 13], Burgos 1998, pg 726).

Carta de Josemaría Escrivá a Álvaro del Portillo, Madrid 18-V-1939; EF 390518-5.

«Noticias» de junio de 1939, Madrid; AGP, sec A, leg 3 carp 4; subrayado del original, también el del texto siguiente.

«¿Quieres que te diga todo lo que pienso de ‘tu camino’?» (p/255); tu camino es «tu camino de apóstol» (p/372); desde la fe viva «juzgarás bien las diferencias entre las sendas del mundo y tu camino de apóstol» (p/580); «hay mucha gente –santa– que no entiende tu camino» (p/650); «¡Qué claro el camino!... ¡Qué patentes los obstáculos!...» (p/170); «Si ves claramente tu camino, síguelo» (p/903); «visto el camino, creo que la flaqueza del corazón no debe ser obstáculo para un alma decidida y ‘bien enamorada’» (p/164); «te falta entusiasmo por tu camino» (p/953); «Tienes una pobre idea de tu camino, cuando, al sentirte frío, crees que lo has perdido» (p/996); «Te apartaste del camino» (p/985); «¡Y pensar que por una satisfacción de un momento, que dejó en ti posos de hiel y acíbar, me has perdido ‘el camino’!» (p/137); «Me han dicho que tienes ‘gracia’, ‘gancho’, para atraer almas a tu camino» (p/803); «Después, tú, a tu camino: persuádete de que no tienes otro» (p/965). La cursiva es siempre mía.

Diario de Madrid, 30-V-1939; Isidoro Zorzano.

Alfredo Sánchez Bella (1916-1999), nacido en Tordesilos (Guadalajara), Doctor en Historia, abogado, Embajador de España y Ministro del Gobierno, conoció al Autor en 1936. Más tarde, en Burgos, continuó el trato, que se mantuvo hasta el final, especialmente a través de la correspondencia. Como se verá más adelante, desempeñó un papel importante en los trabajos de edición de C.

Carta de Francisco Botella a José María Albareda, Burgos 3-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. A Casciaro el día anterior le había escrito lo mismo: «El papel va a resultar también muy económico» (Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro, Burgos 2-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1).

Vid supra Carta de Josemaría Escrivá a Pedro Casciaro, Vitoria 18-II-1939; EF 390218-1 y Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro, Burgos 21-II-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1.

Su sueldo en Santa Isabel era de 2500 ptas. al año. Terminó cobrando en 1944 los haberes no abonados desde julio de 1936. Vid Archivo del Patrimonio Nacional del Estado. Patronatos Reales. Patronato de Santa Isabel. Expedientes personales. Caja 182/21: expediente de José María Escrivá.

Diario de Madrid, 1-VI-1939; Isidoro Zorzano.

Eugenio Sellés, cuenta una visita al Autor en la Rectoría del Patronato de Santa Isabel: «Allí comí con él una vez, acompañado de D. Ángel Santos y D. Román Casares. Vi un mueble fichero en el que tenía el material que se convirtió en «Camino». Y recuerdo también que nos invitó a que reuniésemos datos de hechos vividos, experiencias personales que podrían dar lugar a un libro que se titularía «Dios con nosotros» (Eugenio Sellés Martí, Relación Testimonial, Madrid 7-X-1975; AGP, sec A, leg 100-53, carp 1, exp 9). La comida fue el martes 25 de abril: «Almuerzan Sellés, Santos, Casares y Salas, por un poco más la Facultad de Farmacia en pleno» (Diario de Madrid, 25-IV-1939; Isidoro Zorzano). También Ángel Santos hizo un relato de aquella ocasión: «Fui a comer allí con el Padre y con ellos, y rememoro, con nostalgia, lo gratísimo de aquella atmósfera familiar. […] Uno de los días el Padre me condujo a su despacho y me enseñó un montón considerable de cuartillas cuidadosamente escritas. Era el original, para la imprenta, de Camino, de cuya primera edición, tirada en Valencia, poseo un ejemplar con esta dedicatoria: ‘A Ángel Santos con un abrazo muy fuerte y mi bendición. Madrid. Diciembre de 1939, José María’» (Ángel Santos Ruiz, Relación Testimonial, Madrid 5-II-1976; AGP, sec A, leg 100-52, carp 3, exp 11). —Eugenio Sellés Martí (1904-1997), nacido en Valencia, catedrático de Galénica en la Facultad de Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de distintas academias, conoció al Autor en la Residencia DYA, en 1935, donde participó en las actividades de la Socoin (de formación para personas casadas). Durante la guerra, refugió al Fundador del Opus Dei en sus domicilios de Madrid y Valencia, en sendas

    ocasiones, además de prestar numerosos servicios. Después de la guerra, continuó el trato y la amistad con el Autor. —Ángel Santos Ruiz (1912), natural de Reinosa (Santander), catedrático de Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid, de la que fue Decano, conoció al Autor en la Residencia DYA, de la calle de Ferraz, donde participó también en la Socoin. Después de la guerra, prosiguió el trato con el Autor, que bendijo su matrimonio. En 1948 se incorporó al Opus Dei como supernumerario. —Román Casares López (1908-1990), catedrático de Farmacia en la Universidad Complutense, fue Director de la Escuela de Bromatología. Conoció al Autor en 1936, en la Residencia de Ferraz, donde asistió a las reuniones de Socoin. Después de la guerra continuó su trato con el Fundador del Opus Dei que, en noviembre de 1939, bendijo su matrimonio.
Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro y Enrique Alonso-Martínez, Burgos 2-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. El subrayado es mío.

Rafael Calvo Serer (1916-1988), natural de Valencia, fue catedrático de Filosofía de la Historia, en la Universidad Complutense, de Madrid. Conoció al Autor en 1936 y se incorporó al Opus Dei en marzo de ese mismo año.

Diario de Madrid, 5-VI-1939; Isidoro Zorzano.

28b Sobre el Colegio Mayor Beato Juan de Ribera, de Burjasot, vid Juan Luis Corbín, La Valencia que conoció San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, Carena Editors, Valencia 2002, pgs 51-57.

La mejor narración del momento es la de Carlos Verdú: «Pasando por entre escombros y destrozos, casi interceptaba el paso un gran letrero donde se leía: ‘Cada caminante, siga su camino’. Recuerdo que me adelantaba yo para arrancar aquel cartelón y dejar expedito el paso y, rápidamente, don Josemaría Escrivá me pidió que no lo arrancara» (Carlos Verdú, Testimonio, Valencia julio de 1975; AGP, sec A, leg 100-58, carp 1, exp 13). Carlos Verdú Moscardó (1914-1991), abogado valenciano, conoció al Autor en esta ocasión. En 1948 se incorporó al Opus Dei como supernumerario.

Tenemos una rememoración del propio Autor: «En uno de los pasillos encontré un gran letrero, escrito por alguno no conformista. Quisieron quitarlo, pero yo les detuve: dejadlo–les dije–, me gusta» (Carta 9-I-1959, n 35; AGP, sec A, leg 53-4, carp 2, exp 1).

Hay en AGP un interesante relato de Francisco Gómez Martínez, que fue durante la guerra civil en el Ejército Republicano Jefe de Operaciones de Artillería en el XXI Cuerpo de