| San Josemaría volvió a  Madrid el 28 de marzo de 1939. Isidoro Zorzano y su Diario son la fuente  principal para fijar los primeros pasos del Autor de C en la capital de España:  fue –dice– el primer sacerdote que entró en la capital . Enseguida se  reunió con su madre y con los de la   Obra que estaban en Madrid. Antes de encontrarse, Zorzano,  por su cuenta, había ido con un amigo, ese mismo día 28, a ver qué quedaba de la  casa de Ferraz 16: «Está  completamente desmantelada, sin escaleras, barandillas ni entarimado, se  conserva únicamente un trecho de barandilla de la escalera de servicio, por  único adorno quedan dos faroles, el de la puerta y el del vestíbulo, el primero  está intacto. Entre los papelotes y suciedad del suelo encontramos un ejemplar  íntegro de las Consideraciones» .
 
 Josemaría Escrivá fue al día siguiente a tomar  posesión de la Rectoral  de Santa Isabel. Allí se instaló con su madre y hermanos y con los que  confluían desde los diversos frentes y destinos militares. Botella continuaba  destinado en Burgos. Casciaro corría la suerte del Gabinete de Cifra de Orgaz,  que terminó llevándole a Valencia. Albareda seguía de Profesor en Vitoria. En  Santa Isabel estaban Álvaro del Portillo, Juan Jiménez Vargas, José María  González Barredo y Miguel Fisac. E iban llegando unos y otros: miembros de la Obra, antiguos residentes de  Ferraz, amigos, etc. Zorzano escribe el día 10 de abril:
 
 «Esta  mañana se ha dado ya por terminado el trasiego de muebles y se procede con toda  solemnidad a la apertura del famoso Baúl (con mayúscula, porque contiene todos  los papeles del Padre); el Padre nos hace la historia del mismo […] Pasamos toda la tarde escudriñando papeles y  viendo fotografías antiguas de la primera época; desfilaron las de Somoano,  Luis Gordon, de Luchana y Ferraz.
 El  Padre estaba encantado por haber encontrado una serie de apuntes y notas que  creía perdidos» .Era el reencuentro de San Josemaría y los suyos con toda la documentación  histórica del Opus Dei –de la que nos estamos sirviendo en nuestro trabajo–,  concretamente con los Cuadernos de Apínt.
 Todos  alternaban sus tareas militares con los trabajos para acondicionar la Rectoral, cuyo estado era  lamentable, y con los encargos que les hacía San  Josemaría. Fisac, como hemos visto, ya había estado metido con Casciaro en la  reflexión sobre el diseño de C. Él se encargaría de realizar, finalmente, la  famosa cubierta de los «nueves». Así lo hace constar Zorzano en el Diario: «Paco  se marchó a mediodía rumbo a Burgos con el firme propósito de hacernos una  visita todos los domingos. Fisac se ha  dedicado a confeccionar una artística portada para las nuevas Consideraciones que se van a editar» .
 La primera noticia sobre nuestro libro  que encontramos en Madrid conecta, pues, exactamente en el punto en que lo  dejamos en Burgos: la cubierta. Nótese de paso que el título del libro es  todavía Consideraciones, el segundo  título que tuvo el proyecto. Es el 21 de abril. En los días siguientes van  llegando libros y papeles de todas partes y la gente se ocupa en ordenar y  clasificar .  Pero Fisac dedica todo el tiempo que puede a encargos que le va haciendo el  Autor de C. La sustancia de su testimonio es ésta :
 «Llegado  a Madrid, Fisac contactó con Zorzano y se fue a la casa de doña Dolores, la  madre del Fundador. Estando allí llegó éste, con la consiguiente alegría de todos. Enseguida se instalaron en la casa  del Rector del Patronato de Santa Isabel. Allí había, o se habilitó, una  especie de mesa o tablero de dibujo, donde empezó a hacer cosas de diverso tipo  que le encargaba el Autor de C. Una de las primeras fue precisamente la portada  de este libro, que venía ya escrito y preparado desde Burgos» .
 No debió ser tarea fácil dar con un  diseño que respondiera a lo que «quería» el Autor y a lo que «veía» el joven  estudiante de arquitectura. En todo caso, el 13 de mayo le vemos de nuevo sobre  la mesa de dibujo:
 «Fisac  está dibujando la portada para el libro de ‘Consideraciones’ del Padre, que se titulará ahora Camino» .
 El libro ha cambiado de título. Ésta es  la noticia: ahora se llama ya Camino y por primera vez aparece in scriptis el nombre con el que se haría famoso. Es el momento de detenerse para saber  cuanto podamos acerca del cambio de nombre. Es evidente que tiene lugar entre  estas dos fechas: 21 de abril y 13 de mayo. Me inclino a pensar que la decisión  del Autor, o al menos, la comunicación a Fisac, que hacía la cubierta, y a los  demás, no sería muy anterior al 13 de mayo. Más todavía: pienso que Zorzano la  escribió en el Diario en cuanto la supo. ¡Era la noticia! No lo era que Fisac  estuviese con la cubierta: esto ya era cosa sabida y constaba en el Diario del  día 21 pasado. La noticia era el cambio de nombre, que llevaba consigo que  Miguel se pusiera de nuevo al tablero para dar forma definitiva al diseño.  ¿Cómo se forjó el cambio? En realidad, sabemos poco sobre el tema y ya lo hemos  entrevisto. Pero eso, aunque sea poco, debemos exponerlo por su orden.
 Hay que partir del manuscrito original,  que se acaba el 2 de febrero y el día 11 se entrega a Mons. Lauzurica para el  prólogo. En ese breve espacio de tiempo, como sabemos, el libro pasó de  llamarse Consideraciones Espirituales a llamarse, sencillamente, Consideraciones. Así consta en las dos versiones mecanográficas de la hoja primera del  manuscrito, que se conservan ,  ambas con la dedicatoria a Manolo Aparici. Con este último título se entrega el  manuscrito a Mons. Lauzurica.En los  dos casos, la hoja 2, con las palabras del Autor al lector, permanecía  intocada.
 Cuando fue retirada la segunda hoja nº 1  –al decidir el Autor el nombre Camino y que el libro no llevara dedicatoria–, para sustituirla, no se hizo una  tercera versión con el nuevo  título, sino que escribió la nueva palabra –Camino–  en lo alto de la hoja 2, de manera simétrica a la hoja retirada y sin cambiar  la numeración ni el resto de la página con las palabras al lector .  Por eso, en el manuscrito que se conserva no hay hoja nº 1. A modo de primera página,  pero sin numerar, está el texto mecanográfico del Prólogo de Lauzurica. Si, a  pesar de todo, conocemos las dos versiones anteriores, es gracias a la  costumbre del Autor de no tirar ni romper los papeles, sino aprovecharlos para  poder escribir por la otra cara .
 A mi parecer, el Autor daba vueltas al  título del libro desde que decidió ampliarlo hasta 999 puntos. Era en realidad  un libro nuevo. Pero, entre los posibles nombres, ninguno se imponía y, por  otra parte, el título anterior definía perfectamente, por su género, el  contenido del libro. De la documentación se deduce que fue, escrito ya el libro  con el título Consideraciones  Espirituales, cuando el Autor aborda de manera directa la posibilidad de un  cambio en el nombre. Aquellos días en que Vargas y Vallespín están con el Autor  en Burgos, mientras éste termina de mecanografiar el original, se prestaban a  que San Josemaría les comunicara sus  pensamientos. Tal vez allí se «considerara» ya que el libro se podría llamar  simplemente Consideraciones. En todo  caso, me parece que, como he dicho, esta decisión se relaciona con la visita  que el Autor, acompañado por Jiménez Vargas, hizo a Pedro Casciaro, en  Calatayud, el domingo 5 de febrero. Llevaba el manuscrito del libro para que  Pedro preparara la cubierta. Lógicamente debieron conversar sobre el tema y  Casciaro –por lo que veremos después– pudo sugerir al Autor prescindir de la  palabra espirituales en el título del  libro, para abreviar, o incluso buscar un título más breve. Mi hipótesis es que  el Autor en aquella conversación se decide por lo primero. En todo caso, es lo  que lleva a la práctica, como hemos visto. Pedro, en consecuencia, podría  trabajar la cubierta sobre esa base.
 Digo esto porque, estudiando las fuentes  documentales, llama la atención que, con toda naturalidad, Pedro Casciaro  pidiera al Autor, autógrafa, la palabra Consideraciones para ponerla como título en la cubierta.
 Lo sorprendente no es que la pidiera escrita de su puño y letra, sino que la  pidiera, sin más: porque implicaba un cambio en el título. El Autor, que se  resistió al principio –por el personalismo que podía haber en que el título  fuera autógrafo, dice Botella–, envió a continuación, sin la menor reserva, la  palabra solicitada. Esto sólo se explica porque la palabra que pide Casciaro  (en carta de 13 de febrero) es la que el Autor ya había escogido como nuevo  título. Casciaro bajo ningún concepto lo habría hecho por su cuenta. Por eso  situamos la decisión del Autor en la conversación en Calatayud de 5 de febrero. Pero el Autor seguía pensando. El  proyecto de cubierta fue visto y comentado con los Obispos de Vitoria y  Tortosa, que hicieron –dice Botella con humor– «elogios episcopales». También  pudo comentarse el título... Pero esto son meras suposiciones. Debemos volver a  la Rectoral  de Santa Isabel para saber algo más:
 «Cuenta  Miguel Fisac que un día el Padre les dijo en conversación –a los tres o cuatro  que allí se encontraban: Isidoro Zorzano, Juan Jiménez Vargas, quizá Paco  Botella y él– que había que editar en seguida el libro de Consideraciones, pero que ya no se llamaría así, sino con otro  nombre más breve. Les dijo dos o tres posibles nombres en que venía pensando  –es una pena, pero Fisac sólo recuerda el de Camino– y les preguntó qué les parecía. Era muy de su estilo. No  recuerda Fisac qué dijeron ellos, si es que dijeron algo, pero el Padre dijo  finalmente que sería Camino el nombre  del libro. A él –a Fisac– le gustó, también porque era más corto y facilitaba  la portada, en la que ya estaba trabajando» .
 Para la génesis «externa» del título del  libro disponemos de un último documento que, a la luz de lo que venimos  diciendo, se comprende perfectamente. Botella, al regresar a Burgos después de  uno de sus fines de semana madrileños, escribe a Casciaro contándole las  noticias de la capital. Le habla, claro está, de la marcha del libro que uno y  otro han vivido tan de cerca y, en lo que a nosotros interesa, dice:
 «El  libro de Mariano ya no se llama Consideraciones.  Hemos seguido tu idea, artista, y como la  palabra Camino tiene menos letras, y más elegantes, se ha decidido sustituya a  la anterior. El papel va a resultar también muy económico» .
 
 Casciaro y Botella estaban perfectamente  en autos del tema de la cubierta y de la búsqueda –que hemos relatado– de un  título más breve para el libro, en la que insistía Casciaro desde Calatayud.  «Tu idea»: por la redacción podría entenderse que «la idea» de Casciaro era que  el libro se llamase Camino. Ya  sabemos que la idea de Casciaro era que el título fuera breve, una palabra, y  lo había conseguido: Consideraciones. Camino, el título que el Autor  finalmente decide, responde aún más a la idea del «artista»: «menos  letras, y más elegantes», dice Botella. Interesante: ya no se habla de que el  título sea autógrafo .
 ¿Por qué eligió el Autor ese título para  su libro? ¿Qué mensaje tiene esta palabra –Camino–  en el título de esta obra? .  Esto ya es entrar en otro terreno. Pocas palabras de tanta entraña bíblica,  evangélica, con tanto sabor a primitiva cristiandad. A partir de la segunda  edición, el libro saldrá siempre precedido del verso de San Juan (14, 13): «Yo  soy el Camino», y de una lámina con la figura de Cristo, que en las primeras  ediciones es el Cristo con la   Cruz a cuestas de El Greco: «Cruz, trabajos, tribulaciones:  los tendrás mientras vivas. –Por ese camino fue Cristo, y no es el discípulo  más que el Maestro» (p/699). La lámina y el verso son la esencial hermenéutica  del título.
 Pero hay más en este título tan breve.  Pocos días después de que el Autor diera el nuevo nombre al libro, escribía  dirigiéndose a Álvaro del Portillo, que seguía en Cigales (Valladolid):
 «Saxum  ¡qué blanco veo el camino –largo– que te queda por recorrer! Blanco y lleno,  como campo cuajado. ¡Bendita fecundidad de apóstol, más hermosa que todas las  hermosuras de la tierra! Saxum!» .
 En aquel radical marco cristológico del  «Camino», entra esta segunda aproximación al tema. El Camino que es Cristo se  hace para cada uno llamamiento personal, vocación que señala un camino que  tiene sus dimensiones y características propias. Es el camino personal del  cristiano, del apóstol de Cristo, lleno de una fecundidad que en la pluma del  Autor se expresa en prosa poética: «más hermosa que todas las hermosuras de la  tierra». Álvaro del Portillo sería el sucesor de  San Josemaría al frente del Opus Dei.
 En junio de 1939 –cuatro meses antes de  estar en las librerías– el Autor escribió una carta circular (manuscrita) para  acompañar a «Noticias» de ese mes:
 «  + Pronto tendremos casa..., si empujáis con vuestra oración y vuestros sacrificios y vuestros deseos de coger los  libros. Mientras, no me perdáis vuestra bendita fraternidad: vividla cada día  más, y manifestadla con vuestra colaboración en este afán común de rehacer  nuestro hogar. Que pronto nos veamos reunidos, junto al Jesús de nuestro  Sagrario. Josemaría» .
 
 La cuartilla acaba con esta postdata: «P.D. ‘Tu desidia, tu dejadez, tu gandulería  son cobardía y comodidad –te lo arguye de continuo la conciencia–, pero no son camino’.
 (Del  libro ‘Camino’, en prensa, con prólogo del Excmo. y Revmo. Sr. Obispo de  Vitoria)».
 Estamos ante la primera «publicidad» del  libro. El «anuncio» lo hace el propio Autor, que elige el que será p/348.  Quiere sacudir a esa juventud que ha dejado las armas y ha perdido el hábito  del estudio. Pero, al elegir este punto para presentar el libro a los «chicos»,  me parece que el Autor les brinda, a la vez, la interpretación existencial del  título del libro. En el camino o modo  de seguimiento de Cristo que propone, ocupa un lugar central el trabajo, con  sus exigencias humanas, como las que destaca en el «anuncio». O la alegría,  «parte integrante de tu camino»  (p/665). De ahí que el libro, desde su punto primero, proponga como panorama de  la existencia cristiana en el mundo «encender todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el  corazón». Esta idea de «camino» como seguimiento de Cristo con características  concretas y objetivas para cada persona –«tu camino»–, que es fruto de una vocación,  de una llamada divina personal, aparece por todas partes en el libro y lo  vertebra . De  ahí la alegría del Autor ante aquel cartelón del que hablaremos después: «Cada  caminante siga su camino»...
 El Autor comienza enseguida las gestiones  de edición. Tiene urgencia en poner en la calle este instrumento que estima  importante para la expansión del mensaje que Dios le  había hecho entender el 2 de octubre de 1928. El 31 de mayo, de  madrugada, San Josemaría salió para Burgos en  coche. Le acompañaban su hermano Santiago y Vicente Rodríguez Casado, que se  quedaba en Valladolid, donde seguía destinado. Regresó bien entrada la noche,  trayéndose a Botella. Zorzano en el Diario escribió el día antes que el objeto  del viaje era «ver si consigue editar Camino en las mejores condiciones posibles» .  Botella en carta a Albareda lo explica algo más:
 «Se  me presentó el miércoles una ocasión magnífica de ir en tres horas y media a  nuestro caserón de Madrid […] El libro de Mariano va a salir enseguida.
 Sánchez Bella  se encarga de  imprimirlo en su imprenta, y el coste será mínimo. También el papel –éste fue  el objeto del viaje a Burgos– va a resultar muy económico» .Se trataba de obtener la preceptiva  asignación gubernamental de las resmas de papel necesarias para la edición. Tal  vez sea éste el momento de aludir a otra reflexión del Autor, que comunicaba  con los que le acompañaban, aunque no se refleja excesivamente en cartas y  diarios. Me refiero a la cuestión del formato y tamaño del libro. Una cosa  tenía clara y era punto de partida: el libro no tendría el clásico aspecto de  los libros de espiritualidad en la época con las tapas negras y los cantos  rojos o dorados. Aparecería con un diseño  «civil». Todo el «debate» que hemos presenciado acerca de la cubierta tiene  este trasfondo. Lo que sopesaba el Autor era si el libro debía ser de pequeño tamaño –para que lo pudieran llevar en el  bolsillo de las camisas o de las guerreras, incluso en los frentes– o de un formato de mayores dimensiones,  que diera prestancia al libro y a su contenido. De ahí que las advertencias a  Casciaro sobre la cubierta tuvieran siempre esta reserva: «depende del tamaño  que se elija» . En  esa elección gravitaban, sin duda, los posibles recursos económicos, que en la  época de Burgos se pensaba sufragar con los atrasos del sueldo de Rector de  Santa Isabel, si es que los concedían. Mi impresión es que el Autor, mientras  estaba en Burgos –es decir, cuando pensaba en imprimir el libro durante la  guerra– tenía la idea de hacer una edición de formato pequeño, para su  utilización en los frentes, como he dicho. Pero el proyecto de edición en la  fase de Burgos nunca dio pasos operativos y San  Josemaría, mientras encargaba a Casciaro las gestiones, lo que tenía delante  era el final de la guerra, que se veía inmediato, sobre todo después de la  caída de Barcelona (26 de enero de 1939). Aparte de que era muy difícil  conseguir papel y, además, no tenía el dinero, pues lo de Santa Isabel se  dilataba ad kalendas graecas .
 Al finalizar la contienda y situarse de  nuevo en Madrid, el Autor da al libro su nombre definitivo  y se decide por el formato grande, sobre todo al encontrar facilidades gracias  a la buena disposición de José Lorente, Subsecretario entonces de Interior,  para autorizar el papel adecuado a la edición,  y, sobre todo, a su amistad con los Sánchez Bella, que tenían una tipografía en  Valencia y se encargarían de la edición del libro.
 Ante el buen resultado de su gestión en  Burgos, el Autor pone inmediatamente a trabajar a los «chicos»: había que  hacer, ahora de verdad, el índice de conceptos que asustaba tanto a Botella. La  noche del 31 de mayo volvía el Autor a Madrid y a la mañana siguiente abordaron  ya la tarea:
 «Entre  todos se confeccionan los índices de Camino,  que se dará en breve a la imprenta» .
 Pudieron empezar donde habían terminado  en los intentos de Burgos. El Autor se había traído el manuscrito original y  todos los papeles: las «gaiticas», etc. .  El propio Botella no salía de su asombro al ver la eficacia del nuevo equipo y,  al volver a Burgos, escribe a Casciaro:
 «Ayer  por la tarde estuvimos [en Madrid] casi toda la tarde ocupados en la  confección de un índice para las «gaiticas». Va a resultar francamente  bien. Quería el abuelo que ultimáramos pronto eso, porque el día 5 de este mes  tiene que estar [el abuelo] en Valencia. Seguramente saldrá para allá el 3 ó el  4. Quizá venga [a Madrid] Sánchez Bella por él y se vayan en coche. Hace unos  días pasó por casa Sánchez Bella y puntualizó todos estos detalles. Como os he  dicho, va a facilitar la impresión del libro de Mariano»26.
 
   2. Los trabajos de  edición en ValenciaDebieron  terminar el trabajo, bajo la batuta del Autor, en un par de días. El día 4  llegó en coche Rafael Calvo  con algún otro y el  Autor salió en efecto para Valencia el lunes 5 de junio, después de almorzar,  llevando el manuscrito . Iba a emprender  una intensa labor apostólica entre los universitarios de Valencia. La noche de  ese día comenzó a predicar EjEsp a un nutrido grupo de jóvenes –profesores y  estudiantes– en el Colegio Mayor Beato Juan de Ribera, en Burjasot (Valencia),  una prestigiosa institución de la vida cultural valenciana28b.  Al llegar a la casona de Burjasot se topó con el indicador a que antes he  aludido, en el que se leía: Cada  caminante siga su camino. Le sorprendió. Los que le acompañaban se  disculparon: era un resto, todavía no retirado, de la ocupación del edificio  por el ejército republicano . «Dejadlo –les  dijo–. Me gusta» . Allí se quedó para  que lo consideraran todos. Después se ha sabido que probablemente era obra de  Antonio Machado . El tema del cartel  –cuentan los quehicieron el retiro– le sirvió de continua  referencia durante la predicación : Cristo es el  Camino de todos y en Cristo cada uno tiene su vocación personal, su camino, y  había que seguirlo. Era el tema del manuscrito que llevaba en la cartera... Ese  mismo día C entraba en la imprenta. Al día siguiente, 6 de junio, el Autor  escribe a los de Madrid:  «El  libro está en la imprenta, con el folleto . Creo que la  impresión será muy buena» .
 En Valencia estuvo del 5 al 17 de junio.  Las gestiones para la edición tenían lugar desde Burjasot, mientras predicaba.  Uno de los asistentes recordaba, años después,
 «las  muchas reuniones que tenía con algunos ejercitantes y con otras personas que  venían todos los días de fuera, y que al fin supimos que se referían a la  edición que se estaba preparando de un libro que ya había publicado antes de la  guerra civil, pero que ahora quería editar por primera vez –ampliándolo mucho–  con el nombre de Camino. […] Las  personas que más se reunían con él, para tratar de esa edición eran –si no  recuerdo mal– Rafael Calvo Serer, Alfredo Sánchez Bella, Amadeo Fuenmayor,  [José Manuel] Casas, Antonio Huerta, y algún otro que yo no conocía» .
 Rafael Calvo anota el 16 de junio:
 «Alfredo,  que hace las gestiones para editar Camino,  lleva al Padre las primeras pruebas. Se dispone de buen papel»
 
 Al día siguiente Casciaro escribía a los  que estaban en Olot: «Esta  mañana, después de la Misa,  el desayuno hablando de la impresión del libro. Todos están en muy buen plan y  valen mucho intelectualmente. El libro es un hecho; ya hemos concretado formato  y número de volúmenes: diez mil» .
 Es éste el momento de subrayar la  actuación tan generosa que tuvo en toda la operación don Hipólito Sánchez, el padre  de los Sánchez Bella. Tenía una pequeña empresa tipográfica, de tipo familiar,  «Intertype composición mecánica», muy prestigiosa en Valencia. En su imprenta,  por la mediación de su hijo Alfredo, se hicieron las diversas pruebas y ensayos  de composición del libro –que cobró a precios reducidísimos– hasta dar con el  formato definitivo. Entonces el propio don Hipólito señaló, como imprenta más  adecuada para la composición definitiva, «La Semana Gráfica»,  donde efectivamente se compuso .  Pero volvamos a la noticia de Calvo.
 Su alusión a las «primeras pruebas»  inicia todo un conjunto de informaciones sobre la impresión del libro,  sumamente prolijas y, sobre todo, no siempre fáciles de entender por provenir  con frecuencia de personas que no dominan el peculiar lenguaje de los  tipógrafos .  Tendremos que interpretarlas buscando la coherencia de unas con otras. Es claro  que estas «primeras pruebas» de las que habla Calvo Serer, no son las galeradas  o «primeras pruebas» de un libro, que se corrigen para pasar a «segundas  pruebas». Son unos ensayos compuestos en «Intertype», con diferentes tipos de  letra y de caja, para que el Autor se sitúe, elija y dé indicaciones más  precisas .  El propio Calvo nos da más noticias al día siguiente, a la vez que cambia de  terminología:
 
 «Se  dispone nueva forma del libro, para  evitar quede como un folleto» . Se deduce con claridad lo que ha  ocurrido: el Autor, a partir de aquella prueba, había dado instrucciones sobre  el formato, la caja, el tipo de letra, etc. La «forma» que vio el Autor tenía  el texto apretado y las líneas cortas, lo que no daría prestancia al libro, que  parecería un folleto .  Lo que se quería, como sabemos, era un libro de buenas proporciones y de estilo  no convencional. Esa misma tarde el Autor salió para Madrid ,  contento de cómo se planteaba la edición, aunque todavía tenía que hacerse esa nueva forma,otro nuevo ensayo.
 El lunes 19 hay una llamada telefónica de  Valencia. Francisco Botella, que se encontraba ese día en Madrid, es ahora  nuestra fuente:
 «Era  Rafael [Calvo Serer], que lanzó una densa emisión de cuestiones a resolver.  Supongo que hoy Mariano habrá contestado todo; las condiciones del libro le  convencieron» .
 El día 21 Zorzano en su Diario anota la llegada de Alfredo Sánchez Bella,  que viene con la nueva forma de que hablaba Rafael Calvo y con su  gran optimismo:
 «Nos  dice que Camino saldrá dentro de un  mes» .
 El Autor sale el 22 de junio para Vitoria  –acompañado por Sánchez Bella hasta Burgos –,  donde va a predicar EjEsp. Hace una nueva visita a Lorente para proponerle, ya  en concreto, que autorice para la edición del libro unas resmas de excelente  papel, incautado en Valencia por el Gobierno al ser ocupada la ciudad y cuya existencia  conocía Sánchez Bella. Parece que el resultado de la gestión fue positivo .  El Autor continuó su viaje a Vitoria y Sánchez Bella regresó a Madrid, y a  continuación a Valencia, con el dictamen del Autor acerca de la nueva forma .  En Valencia, ya en «La   Semana Gráfica», comenzaron a trabajar inmediatamente y a  gran velocidad. Mientras tanto, San Josemaría  seguía en Vitoria, donde estuvo hasta el 13 de julio .
 A la hora de seguir el proceso de  impresión y edición del libro es importante el diálogo telefónico de 1º de  julio. Francisco Botella llama a Valencia  y redacta una nota de la conversación para entregar al Autor:
 «Hemos  hablado por teléfono con Valencia. Se ha puesto al aparato Alfredo [Sánchez  Bella]. Noticias que da: [...] La prueba  del libro quedará hoy corregida. Resulta en buenas condiciones, acoplándose a las directrices que se les  dieron. Tiene cerca de 200 páginas. Estará para Santiago. De papel bueno no  se pueden tirar más que 5.000 ejemplares, el resto se puede hacer en papel de  clase inferior, a no ser que se espere a encontrar ocasión oportuna para  mejorarlo. De momento, no hay más de la calidad primera. El coste no será  superior al previsto: alrededor de 5.000 ptas. Los folletos de Santo Rosario están ultimados. Los tiene  Alfredo» .
 Pienso que lo que dice Botella es que ya  están empezando a entregar desde la imprenta las «primeras pruebas» en sentido  propio (galeradas) y que van a salir unas 200 páginas de  texto. En Valencia ya las están corrigiendo. Así lo explica Casciaro, que ahora  está allí con el Cuartel del General Orgaz:
 «Alfredo  ha empezado a corregir las pruebas del  libro. Rafael [Calvo Serer] me ha dicho hoy que conviene que las revise yo  también para que no se escapen erratas; él no puede hacerlo por la prescripción  del médico de que no deje Burjasot y no altere el régimen» .
 El día 11 Casciaro escribe al Autor para  comunicarle que al final de esa semana el libro «estará ya ajustado y podré corregirlo conjuntamente con Rafael» .  Si es técnicamente exacto lo que dice Casciaro, esto significa que Sánchez  Bella ha corregido las primeras pruebas, que a continuación se han incorporado  en la imprenta los errores y erratas descubiertos y que han pasado ya a  «ajustar» el libro –y a paginarlo–: estas «segundas pruebas» son las que van a  corregir Calvo y Casciaro.
  Realizada esta operación, Fuenmayor va el 21 de julio a Madrid con las pruebas y Calvo, ese  mismo día, anota con su peculiar terminología:«Al  tener las pruebas del 3er formato de Camino, Amadeo las lleva a Madrid,  donde pasa unos días y se da la forma  definitiva» .
 En Madrid, cuando llega Fuenmayor, están  en plena mudanza: dejan Santa Isabel y se trasladan a unos pisos de la calle  Jenner, sede de la nueva Residencia de Estudiantes (la de Ferraz ha quedado por  completo impracticable). El domingo 23 ya duermen todos en la nueva casa, pero  no San Josemaría, que está desde el día 19 en  Ávila con el Obispo de la   Diócesis, don Santos Moro .  El Prof. Fuenmayor se queda en Madrid esperando al Fundador del Opus Dei, que  vuelve el día 25 y examina el paquete de pruebas corregidas.
 
 Este tránsito del «3er formato»  a la «forma definitiva» es el que ofrece más dificultades de interpretación.  ¿Qué ocurrió? La carta de Sánchez Bella a San Josemaría, que trae consigo Fuenmayor, pone de  manifiesto que lo que se espera del Autor no es una corrección de pruebas, sino  la conformidad con el «formato», es decir con la estructura y paginación del  libro. Sánchez Bella espera incluso una simple llamada telefónica, para pasar a  imprimir . No fue así.  Fuenmayor vuelve a Valencia el 29 de julio  llevando no simplemente unas pruebas corregidas, sino instrucciones para la  «forma definitiva» (el 4º formato, que diría Calvo), que implicaba pasar  –manteniendo la composición– de las 200 páginas, más o menos, que tenía el  «formato 3º», a las 336 del libro actual.  Fuenmayor, al regresar a Valencia,  escribe al Autor –después de conversar detenidamente con Casciaro y Sánchez  Bella– diciendo que el libro
 «comenzará  a imprimirse inmediatamente, aunque elevando el precio a 10 ptas., para salvar  la edición, dados los gastos inútiles del formato corregido» .
 Qué sean «forma», «formato», «prueba»,  «pruebas» en toda esta correspondencia no lo sabemos con certeza. Lo que  sabemos es que todos estos cambios hicieron muy lento el trabajo, aparte de  encarecerlo. El libro, que aseguraba Sánchez Bella iba a estar el día de  Santiago, está todavía en 1º de agosto con la cuestión de los «formatos». En  todo caso, parece que la edición ahora se encamina en línea correcta: se  empezará a imprimir inmediatamente, dice Fuenmayor. También esto hay que  entenderlo bien: quiere decir –me parece– que se iba a proceder primero a la  preparación de la «forma definitiva», para lo que haría falta algún tiempo en  la imprenta, nuevas pruebas y proceder a corregirlas .  El 10 de agosto, finalmente, está a punto el nuevo «formato» y se hace la  corrección de pruebas.
  El propio Fuenmayor informa al Autor:«Anteayer corregimos las pruebas del libro,  que, por cierto, no tenía casi ninguna falta y que, al parecer, resultará  estupendo de presentación» .
 Pienso que el nuevo «formato» no  implicaba «componer» de nuevo, sino, aprovechando las líneas compuestas,  reestructurar la paginación, los blancos y la distribución del texto: es decir,  «ajustar» de nuevo un texto que ya había sido corregido en «galeradas»  (Sánchez Bella) y en «segundas pruebas» (Calvo Serer y Casciaro)  y revisado en Madrid, posiblemente por el propio Autor. Por eso puede decir  Fuenmayor que ahora, al corregir, apenas habían encontrado faltas. Pero esa  nueva paginación tendrá que verla el Autor
 Nuevo viaje a Madrid. El día 21 llegan,  con Alfredo Sánchez Bella, estas «terceras pruebas», que Calvo llama «pruebas  completas» :
 «Han  venido los valencianos Alfredo y Salvador [Senent]. Están muy  satisfechos de la marcha de los asuntos en Valencia. Han traído las pruebas del libro Camino. Tal vez esté tirado a final de mes» .
 Siempre el optimismo de Sánchez Bella. El  libro saldrá en efecto a fin de mes, pero del mes siguiente... No obstante,  tenía motivos para estar contento, pues estas pruebas eran ya prácticamente el  libro. Son las únicas pruebas de todo este proceso que conocemos; ciertamente,  en cantidad simbólica, gracias al expediente de censura gubernativa, que el  propio Sánchez Bella debió gestionar con ocasión de su visita. Lleva la fecha  (de entrada y de salida) de 24 de ese mismo mes de agosto .  Lo que ahora nos interesa es que en el expediente están las cuatro primeras  páginas de las pruebas de C: portada, página de créditos, página con el Prólogo  de Lauzurica –que finalmente se llama «Introducción»– y página con las palabras  del «prólogo» del Autor. Son efectivamente «segundas» o «terceras pruebas»,  prácticamente idénticas al texto definitivo. La más destacada diferencia con  éste se encuentra en que la página de créditos no incluye todavía el imprimatur.
 Sánchez Bella regresó a Valencia con las  «pruebas completas» provistas del visto bueno del Autor. En «La Semana Gráfica»  corrigieron y ajustaron definitivamente el texto, y los moldes fueron  finalmente trasladados a los talleres de «Gráficas Turia», donde el libro se había  de imprimir. Allí estaban depositados, ya desde el mes de julio, el papel y la  cartulina para la edición.
 Del 5 al 20 de septiembre Josemaría Escrivá, acompañado de Álvaro del Portillo,  está otra vez en Valencia. Del 10 al 16 predica de nuevo EjEsp en Burjasot. El  Autor gestionó entonces con don Antonio Rodilla, Vicario General de la Archidiócesis,  todo lo relativo a la censura eclesiástica del libro con vistas al  «imprimatur», que lleva fecha de 8 de septiembre .  Ese mismo día hay una escueta anotación del Diario, que nos habla de una visita  del Autor a «Gráficas Turia», donde el libro estaba ya dispuesto para la  tirada:
 «El  Padre, con Álvaro, Alberto [Sols] y Rafael [Calvo] da los últimos toques en la  imprenta» .
 Esos «toques» tenían un contenido muy  concreto y sencillo: remodelar la página reverso de la portadilla para incluir  el imprimatur de que hablamos. El  libro quedaba así en condiciones de proceder a la tirada. El día 13 Álvaro del  Portillo llama a Jenner para que dispongan espacio para almacenar el libro .  El 20 de septiembre San Josemaría, acompañado  por del Portillo regresa a Madrid .  A fin de mes salen los primeros ejemplares. Se acabó de imprimir –dice el  colofón– el 29 de septiembre.
 No debemos seguir avanzando en la  descripción del proceso editorial en Valencia sin hablar ya despacio de la tan  traída y llevada cubierta de los «nueves» de esta primera edición, a la que hemos hecho alusión en  diversas ocasiones. El tema lo había ya señalado el Autor en Burgos, como bien  sabemos, pero fragua en Madrid en pleno mes de julio,  cuando se adquirió la cartulina para las tapas y parecía inmediata la edición  del libro .  La información proviene, fundamentalmente, de un intercambio de cartas de Fisac  con Casciaro y Sánchez Bella, y de las conversaciones del primero con el autor  de esta edición crítica. Pero comencemos dejando la palabra al propio Autor,  que evoca el tema en 1955. Le habían preguntado por C: «En cuanto a la presentación de Camino, quise romper la tradición  española de presentar los libros piadosos con portadas negras, y le dije a  Miguel Fisac que lo hiciese con formas nuevas, para que llegase a todos los  lugares» .
 El diseño de la cubierta, realizado en  efecto por Fisac, había sido muy contrastado y tenía la aprobación del Autor.  Ya estaba en Valencia. Pero Fisac se preocupó cuando Sánchez Bella le dijo que  la cartulina adquirida para la cubierta del libro era de color naranja. Esto no  encajaba con el verde que el diseño preveía para los «nueves». Con estos datos  el lector se sitúa ante esta carta de Casciaro a Miguel Fisac:
 «Querido  Miguel:
 Contesto  a tu conferencia telefónica remitiéndote una muestra de la cartulina de que se  puede disponer. En Valencia no hay otra cosa y parece que fuera de Valencia  tampoco en la cantidad que se necesita.
 Realmente no es ni mucho menos color naranja.  Tal vez iría bien si el verde [se refiere al verde de los «nueves»] es muy  intenso. Esto, unido a la banda de papel, que en este caso puede ser blanco con  letras rojas.
 Otra  solución pudiera ser poner una envoltura de papel  satinado blanco con el dibujo proyectado para la portada. No sé si me  entiendes; por supuesto, te estoy escribiendo a una mecha imponente.
 Contesta  enseguida, a ser posible por teléfono, sobre si la cartulina sirve. Yo he  perdido el sentido estético y quizá por eso me parece aceptable. En caso de  emplearla, creo que debiera ponerse por el lado más áspero.
 Manda  el Ex-libris!
 Escribiré  luego más despacio. Quiero que la cartulina no pierda el correo de hoy. […]  Abrazos. Pedro» .
 
 El día 15 Sánchez Bella llama a Fisac  para urgirle la respuesta a este tema y a otros pendientes. El Autor está ya en  Madrid de vuelta de Vitoria y Fisac puede consultar con él  los diversos asuntos. Ese mismo día escribe Miguel esta carta, que señala lo  que realmente se hizo en la cubierta del libro: «Querido  Alfredo:
 Como  ya te he dicho por teléfono, te pongo unas letras para terminar de concretar  algunas cosas del libro. Se puede con esa cartulina encuadernar el libro y  después poner como un forro de papel muy blanco y mate, en donde vaya la portada. No hará esto raro, pues en libros  –sobre todo extranjeros– es muy corriente. Este como forro debe ir pegado a la  cartulina por el lomo.
 Como  no me fío mucho de mis formas de expresión te hago un pequeño esquema . No creo que haga  falta decir que tanto las pastas como el forro deben ser algo mayores que el  resto de las hojas, 5 mm.  por ejemplo.
 He hecho dos o tres intentos de  Ex-libris y no sale. Podríais ensayar poner la misma greca de la portada en la contraportada  o simplemente dejarla en blanco, con el precio marcado en la parte inferior.
 […]
 Un  fuerte abrazo, Miguel» .
 A la luz de esta correspondencia parece  claro:
 a) que se acepta la solución que Casciaro  propone ante el «naranja» de la cartulina: una sobrecubierta de papel blanco  –muy blanco, subraya Fisac–, pero no satinado –como apunta Casciaro– sino mate,  y pegada esa envoltura al lomo. Igualmente se aceptó la faja con el texto en  letras rojas. Así se hace y así está en los ejemplares del libro;
 b) que el diseño originario de la  cubierta preparada por Fisac incluía ya los nueves como «greca»: no es la  cubierta originaria un conjunto de tres nueves verticales, sino una greca de  nueves, con tres nueves enteros en el centro y dos medios nueves en los  extremos;
 c) la novedad que ahora introduce Fisac  es la alternativa al ex-libris, que «no le sale» con las prisas: propone  reproducir la greca de los nueves también en la sobrecubierta posterior, que es  lo que efectivamente se hará.
 El diseño originario de la cubierta no se  ha conservado. Pero se conserva el boceto de la greca de los nueves, que Fisac  tenía entre sus papeles de arte y arquitectura y que regaló al autor de esta  edición crítica con ocasión de nuestras conversaciones sobre el tema .  El boceto tiene el mismo diseño –exacto– que los nueves de la greca del libro, pero  algo más pequeño: el nueve tiene 4’2 cm de altura, y el de la edición príncipe  4’9. Es un trozo de papel fuerte para dibujo, tamaño octavilla, con el borde  derecho cortado de fábrica y los otros tres bordes con señales de haber sido  cortados a mano doblando previamente la hoja más grande de que procede. La  greca, dibujada en vertical sobre la octavilla apaisada, está formada por un  nueve en el centro, otro casi entero arriba y el inicio de otro nueve abajo  (este inicio de abajo es lo que le falta al nueve de arriba). El color verde es  más vivo que el de la cubierta del libro, que salió más atenuado. La greca de  esta octavilla no es un trozo de una greca más larga –como será la del libro–,  sino el esbozo completo. El Autor de C escribió en el dorso, de su puño y letra  y con tinta: «En casa de Lázaro / Con los primeros Doce» .
 Miguel Fisac, rememoraba esta historia en  la ya citada conversación:
 «A  su entender –soy yo el que relata– se cometieron dos errores en la imprenta:  primero, que la greca de los 999 tenía que estar centrada sobre el nombre del  autor y no desplazada arbitrariamente a la derecha, como hicieron; segundo, el  nombre Camino tenía que haber sido  con letras más consistentes y enérgicas, de manera que destacara y dominara a  la greca de los 999, que había de tener carácter de fondo. El nombre del libro  salió de hecho con letras a su juicio demasiado tenues» .
 Debo agregar otro texto de mis notas de  aquella conversación:
 «Otra  cosa interesante que confirmó Fisac es que el nombre del Autor se compuso  cuidadosamente en un tipo de letra inglesa que evocaba un tanto la grafía  del Autor. Casciaro,  que estaba en Valencia y que tenía la paternidad de la idea –comento yo por mi  cuenta–, no volvió a insistir en que el título del libro fuera autógrafo del  Beato Josemaría» .
 El libro tenía, pues, 999 consideraciones  –agrupadas en 46 caps–, que en la tradición editorial y espiritual se conocen  como los puntos de C. Este número dio  lugar a muchas habladurías. En el coloquio  romano que he citado más arriba preguntaron al Autor sobre el tema:
 «999  era una devoción un poco ingenua a la Trinidad. Por jugar me gusta el 1, el 7...  algunos han querido buscar una razón esotérica,  pero no existió» .
 La realidad era así de sencilla... y  profunda: el número 999, elegido para el último punto de C, respondía al amor de San Josemaría a la  Trinidad , que  se expresaba en el «juego» y en el «mensaje» de los números, como en la antigua  tradición filosófica y patrística. Lo mismo ha de decirse –aunque esto no  trascendió a los maliciosos– de la edición a velógrafo de Cem, cuyo número de consideraciones tenía  también, aún más evidente, una «clave trinitaria»: 333. Su predilección por el  3 y el 9, como expresión de su amor adorante a la Santa Trinidad de  Dios, la había explicado ya en un documento de 1935:
 «Hágase  con los nuevos alumnos grupos de  nueve. Podrían ser grupos de ocho o de once: se cumpliría igualmente la  finalidad, que no es dar aires de conferencia a la charla de formación, y  adquirir el ambiente cordial, de familia, que es uno de los caracteres de la  obra de San Rafael. Ponemos 9 (3+3+3), por devoción a la Trinidad Beatísima» .
 Venían precedidos los 999 puntos por una  página, sin título alguno, con unas breves palabras al lector, que son un  desarrollo de las líneas del mismo tipo que ya estaban en Cec. El Autor quiere  meter a los lectores «por caminos de oración y de Amor». Tienen gran  importancia estas líneas a la hora de situar la intencionalidad del Autor al  escribir el libro, tema del que nos ocupamos infra § 11, 1. Y antes, bajo el título «Introducción», el prólogo  de Lauzurica, que capta bien la fuerza interior del libro y la radicalidad  cristiana que plantea a los lectores.
 Pasemos ahora a describir formalmente el  libro cuyo proceso redaccional y editorial hemos seguido. La edición príncipe  de C es en cuarto mayor. Sus medidas son: 18 x 26 cm. Está encuadernado en  rústica y la cartulina usada para las cubiertas es de un color beige verdoso  –llevaba razón Casciaro al decir que no era naranja–, con una sobrecubierta de  color blanco mate, que hace en realidad de cubierta del libro: está pegada a la  cartulina por el lomo, abrazándola con unas solapas en blanco.  En la sobrecubierta anterior está la  portada de los «nueves»: a 3 cm  del borde superior está en letra inglesa el nombre del Autor, con grafía que  recuerda a su propio autógrafo: todo en letra minúscula, con el acento  ortográfico fuertemente señalado en «josé» y en «escrivá» y ausente en cambio  en «maria». El título del libro –Camino–,  a 9’3 cm del borde inferior, con diseño en versales del tipo Bodoni Antica,  afinado, de 27 mm  de altura. La greca de los «nueves», vertical, que hace de fondo, está  desplazada hacia la derecha, a 8   cm del borde izquierdo; es de color verde bastante  intenso, con tres nueves íntegros en el centro y dos medios nueves junto a los  bordes inferior y superior del libro. En la sobrecubierta posterior se repite  la greca verde con la misma estructura y disposición. El juego de verde y negro  será la motivación estética de la edición.
 El libro tiene 336 páginas: 21 pliegos de  16 páginas, numerados –los pliegos– en el ángulo inferior derecho. Los pliegos  vienen sin cortar en el borde superior. El papel es de buena calidad: blanco  mate, un punto ahuesado, con mucho cuerpo. Sin páginas de respeto, el libro  comienza directamente por la portadilla (pg 1), con el título a 8 cm del borde inferior, en  verde y caja alta de 18 puntos. La pg 2 está en blanco. La portada, pg 3, tiene  caja alta de tipo de palo (Helvética) y textos centrados: el nombre del Autor,  de 4 mm y  a 4 cm  del borde superior; el título del libro, en verde y caja alta de 13 mm. A 4 cm del borde inferior, en  dos líneas, la ciudad y la fecha, en romanos, de 3 mm: valencia | mcmxxxix.  En el reverso de la portada está la página de derechos, en cuerpo 8. En la  parte superior derecha se lee: «Es propiedad | Queda hecho el depósito que  marca la Ley |  Copyright, 1939, by | Ediciones C. I. D. [en tinta verde] | Printed in Spain».  En posición simétrica, en la parte inferior de la página, la autorización  eclesiástica: «Imprimatur: | Valencia, 8 de septiembre de 1939 | Antonio Rodilla | Vicario General».  Debajo, a la izquierda, a 3’5 cm del borde, los datos de la impresión, en  composición sencilla en versalitas :  «gráficas turia | pintor s. abril, 12 | teléfono 10-0-77 | valencia». La pg 5 es la «Introducción»  de Lauzurica, compuesta en cursiva de cuerpo 12 y en caja de 7 cm de ancho. La pg 7, con  caja de 8 cm,  contiene las palabras del Autor al lector: están en la segunda mitad de la  página y son 14 líneas, dispuestas en forma de composición poética, en negrita  y con un tipo peculiar de letra. El Índice del libro está en las páginas 9 y  10, compuesto en mayúsculas de cuerpo 10 y con las letras espaciadas.
 En la página 11 comienza el texto del  libro. La caja es de 24’5 x 40’5 cíceros, lo que proporciona a las páginas una  gran belleza y una notable amplitud a los márgenes: 3 cm para los laterales y 5  para el superior y el inferior. En las cornisas par e impar de las páginas y en  caja alta figuran, respectivamente, el nombre del Autor y el título del libro;  ambas cornisas se sitúan junto al lomo, separadas de la caja del libro por un  filete muy fino, situado a 1 cm  de la caja y recorriendo toda la anchura de ésta. En el margen inferior, a algo  menos de 1 cm  de la caja, centrado y entre guiones amplios, figura el número de cada página.  Los títulos de los 46 caps del libro están en portadillas de caja alta y color  verde, letra del tipo Belwe Medium, cuerpo 18. El texto de cada cap comienza en  página impar a 10’5 cm del borde superior, con letra del tipo Centenial, cuerpo  10 en negrita. El número de cada punto de C, alineado en el margen izquierdo,  es, como las portadillas, tipo Belwe Medium de cuerpo 16, impreso con tinta  verde. El espacio en blanco entre los distintos puntos oscila en torno a 1 cm.
 El texto del libro acaba en la pg 328 y  en la 329, sin portadilla previa, comienza el «Índice alfabético», con la misma  caja y en negrita, como el texto: los 135 conceptos van en mayúsculas, seguidos  en la misma línea de los números de los puntos correspondientes de C. En la pg  336, sin numerar, figura el colofón, en forma de pirámide truncada e invertida,  que dice: «Se acabó este libro de  imprimir | en los talleres «gráficas | turia», de valencia, el día | 29 de septiembre de | mcmxxxix». Fuera del colofón, como  añadido en la parte inferior de la página, en mayúscula de cuerpo 13 y color  verde, se lee: «año de la victoria» .
 Al comenzar las gestiones de edición en  Valencia el Autor dio un criterio a los que las hacían: «Creo  que, al poner precio al libro, debéis fijaros en el que ahora es corriente: ni  más, ni menos» . Fisac transmite este criterio a Sánchez  Bella, pero ya aplicándolo al caso concreto:
 «El  precio, ya te he dicho, el corriente en los de presentación análoga: yo creo  que como mínimo 7’50, pues si dices que cuesta 4 ptas. la impresión y una que  habría que darle al librero, hay que dejar un margen de 2 ó 3 ptas., por lo  menos, de ganancia» .
 Después de los gastos ocasionados por las  rectificaciones de composición y formato, en Valencia calculan que el precio  ascenderá a 10 ptas .  Con este precio salió a la calle, solemnemente declarado en la contraportada:  «Precio: 10 pesetas». Pero unos meses después, ya en 1940, fue elevado a 14  ptas .
 En la edición de Valencia, uno de los  datos que se lee en el anverso de la portada es que el libro está editado por  «Ediciones C.I.D.» Que hubiera una Casa editora para el libro, es algo que se  debió decidir después de obtener la censura gubernativa (24 de agosto), en la  que –como hemos visto– figura el Autor como editor de su propia obra. En agosto  se habían ya comenzado gestiones para ver qué se hacía con C una vez editado.  Así lo escribe José Manuel Casas Torres ,  que afirma que esas gestiones llegaron a buen término y, a finales de agosto y  a nombre de la citada editorial, se alquilaron dos habitaciones de la calle  Samaniego 9, para guardar los ejemplares de C al salir de la imprenta. Ese  pequeño piso servía a la vez como lugar de encuentro de los miembros del Opus  Dei, que lo llamaban humorísticamente «El Cubil». No recuerda Casas Torres que  la «editorial» fuera registrada como tal: las siglas –me explica– no son siglas  de nada, sino una alusión a la legendaria figura del «Cid Campeador», que  conquistó la ciudad de Valencia. No he encontrado dato documental alguno acerca  de la tal editorial, que, por supuesto, no editó ningún otro libro.
 ¿Cuál fue realmente la tirada de la  edición príncipe? Como sabemos por la carta de Casciaro antes citada ,  la idea inicial era una tirada de 10.000 ejemplares. Pero al clarificarse que  se trataba de hacer no un librito, sino un libro de amplio y elegante formato,  con cuidados espacios blancos, se vio que el papel no daba para esa tirada.  Botella, en efecto, escribe en julio al Autor, como hemos visto, de parte de  los de Valencia, que «de papel bueno no se pueden tirar más que 5.000  ejemplares, el resto se puede hacer en papel de clase inferior» .  La tirada final fue de unos 2.500 ejemplares, según consta en el expediente de  censura del Ministerio ,  aunque este tipo de datos no siempre es fiable .  Pero en este caso lo es. El impresor, ciertamente, en la factura que hemos  citado, no dice el número, pero disponemos de la factura del encuadernador.  «Luis Navarro – Encuadernador» cobró 632’50 ptas. por encuadernar 2.300  ejemplares . Es  muy posible que quedaran los otros 200 ejemplares sin cubrir. El  libro, por su diseño, el tipo de su letra, el juego de blancos y texto, no  parecía «un libro de rezos». La cubierta fue un gran éxito y gustó muchísimo.  Los primeros ejemplares los trajo a Madrid Alfredo Sánchez Bella la víspera del  2 de octubre de 1939, aniversario de la fundación del Opus Dei . El lunes día 2 el  Autor, acompañado por Álvaro del Portillo, fue al Obispado a dejar dos ejemplares. El  ingeniero escribe el Diario de ese día: «Vamos  a la Vicaría,  donde el Padre deja dos de los ejemplares de Camino que anoche trajo Alfredo. Están francamente bien editados; la portada, que hizo Miguel Fisac,  gusta a todos mucho. Los ejemplares que deja el Padre van dedicados al Sr.  Obispo, que cada día nos trata –mejor dicho, habla del Padre y de nosotros– con  más afecto, y a don Casimiro Morcillo, el Vicario General» .
 En Valencia la edición ya está completa y  encuadernada el día 15 de octubre. Urge enviarla casi toda a Madrid, que para  eso se encargaron las estanterías .  De momento, los ejemplares de C están amontonados en una habitación de «El  Cubil», como recordaba el Autor, precisamente en Valencia, unos meses antes de  su muerte: «Teníamos  una casita aquí. Eran dos habitaciones y un pasillo. Una de las habitaciones  estaba llena hasta los topes con la primera edición de Camino» .
 En Valencia se reparte el libro por las  librerías y comienza la salida al público. Florencio Sánchez Bella evoca años  después aquellos primeros intentos de distribución y sus dificultades:
 «Nosotros  nos ocupamos directamente de esta tarea, cediendo en depósito unos cuantos  ejemplares en las librerías que se interesaban por el libro. Recuerdo, por  ejemplo, que el dueño de la librería Badal –una de las más conocidas de  Valencia, especializada en temas religiosos–, después de ojear muy por encima  la publicación, se negó a aceptar el depósito. Al ver la composición en puntos,  arguyó que no le interesaban los libros de poesía» .
 Veinte días después de editado el libro,  informan al Autor:
 «Aquí  la venta va bien, pues ya hemos ‘encajado’ alrededor de 100 ejemplares. Dentro  de unos días remitiré el informe completo económico de la edición. He tenido un  poco de ‘jaleo’ con los impresores, porque querían más dinero, pero al fin lo  hemos solucionado» .
 
 Estaban contentos porque habían colocado  a los libreros ¡100 ejemplares! También lo estaba el Autor, que treinta años  después recordaba aquellos primeros momentos del libro:«Al  principio pensaba que sólo venderíamos 3.000 ejemplares en toda la vida, y ya  veis el resultado: es más que humano» .
 
          
                  con  el Autor comienza con un encuentro casual por las calles de Madrid,  intensificándose la amistad en los años sucesivos. En la época de Burgos  volvieron a coincidir y tuvieron ocasión de tratarse frecuentemente, en razón  de su antigua amistad y por ser don Casimiro el Vicario de reorganización, es  decir, el encargado de tener todo dispuesto para comenzar la atención pastoral,  en cuanto se entrara en Madrid. 
            Carta de Alfredo Sánchez Bella a Josemaría Escrivá, Valencia  21-X-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp C, exp 3: «Camino  está aquí en disposición de que un camión lo traslade a  Madrid».  
              Notas de una tertulia en La Lloma (Valencia), 7-I-1975; AGP, sec A, leg 51. «Cuando salió de la  imprenta la edición, colocamos ordenadamente los ejemplares en las estanterías  del piso de la calle Samaniego 9, al que llamábamos familiarmente El Cubil.  Desde allí, muy lentamente, se inició la distribución de Camino por España» (Florencio Sánchez Bella, Testimonio, Madrid  15-VIII-1978, pg 6; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 6). ―Sobre «El Cubil»,  vid Juan Luis Corbín, La   Valencia que  conoció San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, Carena Editors, Valencia  2002, pgs 64-66 y 73-75. 
              Ibidem. El testimonio continúa: «Como nuestras explicaciones  sirvieron de poco, nos organizamos para acudir al establecimiento y solicitar  un ejemplar de Camino. Pero no  conseguimos nada, hasta que nuestro Padre, en uno de los viajes a Valencia,  acudió a la tienda y se presentó como autor del libro. El dueño, al conocer al  Padre se impresionó de tal manera que solicitó una compra en firme de  veinticinco ejemplares. Fuimos corriendo a llevárselos».  
              Carta de Alfredo Sánchez Bella a Josemaría Escrivá, Valencia  21-X-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp C, exp 3. La factura de «Gráficas  Turia», nº 403, a  nombre de D. José María Escrivá, fechada el 21  de noviembre de 1939, es de 2.750 ptas. y tiene una nota que dice: «Esta factura  anula las anteriores». 
              Notas de una tertulia, Roma, 8-II-1966; AGP, sec A, leg 51. En  aquellas fechas se llevaban vendidos más de dos millones de ejemplares. Cinco  años antes respondía a una pregunta semejante en Santiago de Compostela:  «Cuando lo escribí, ni se me pasó por la cabeza que fuera a difundirse tanto.  Pensaba que tendría un alcance limitado, poco más allá del ámbito de nuestra  familia. Pero el Señor ha querido servirse de ese librito como un instrumento  para remover a las almas» (Notas de una tertulia en el Colegio Mayor La Estila, Santiago de  Compostela, 25-VII-1961; en AGP, sec P, leg  1, 1987, pgs 143-144).   
          
                «Alfredo ha llevado ya las pruebas  completas  del libro» (Diario de  Valencia , 21-VIII-1939; Rafael Calvo Serer).  
              Diario de Madrid, 21-VIII-1939; Isidoro  Zorzano. El subrayado es mío.  
              La censura gubernativa prescrita fue emitida por el Ministerio de la Gobernación,  Subsecretaría de Prensa y Propaganda. Se encuentra en el Expediente nº I.149  del Servicio Nacional de Propaganda, Sección Censura. Allí se dice que el Autor  es a la vez el editor del libro, que tendrá 350 páginas en formato «cuarto marquilla»,  con una tirada de 2.500 ejemplares. Está en blanco el concepto «clase de papel»  y se ve que el texto del libro no ofreció problemas a los censores. Más bien  todo parece un trámite, pues la fecha de entrada y salida es la misma:  24-VIII-1939. Se resuelve «autorizar» su publicación. Firma, ilegible, de «El  Jefe de Censura». Debajo hay una indicación que dice: «Queda prohibido poner  ‘visado por la censura’» (Fotocopia del documento original en AGP, sec A, leg  54, carp 3, exp 3). 
              En el expediente eclesiástico de Valencia figuran sólo dos papeles, ambos con  el membrete de «Vicariato General del Arzobispado de Valencia». Uno, con letra  casi caligráfica del Autor, dice: «Camino», y debajo: «autor: José Maria (sic)  Escrivá y Albás». La otra contiene el imprimatur en estos términos: «Valencia, 8 de septiembre de 1939. Por las presentes  concedemos licencia para que se pueda imprimir y publicar el libro Camino de que es autor el Revdo. Sr. D.  José María Escrivá y Albás: póngase a la cabeza o pié del mismo el Imprimatur.  Regístrese. Lo decretó y firma S. Ilma. El Vicario General. Fdo.: A. Rodilla»  (Archivo Metropolitano de Valencia, Legajo «Censuras», 1939/E). Como se ve, no  se alude para nada a una censura previa, a un nihil obstat, sobre la cual se emitiera el imprimatur. D. Antonio Rodilla era un gran amigo de San Josemaría,  Director de Burjasot durante años, que conocía ya Cec y estaba al tanto de C  por sus visitas a Burgos durante la guerra. «¿Sabes quién está pasando unos  días en casa? D. Antonio Rodilla. Suponte cómo y cuánto le agradezco su  compañía» (Carta de Josemaría Escrivá a Bartolomé Rotger, Burgos 21-III-1938;  EF 380321-09). ―Datos biográficos de  Bartolomé Rotger en com/545. 
              Diario de Valencia, 8-IX-1939; Rafael  Calvo Serer. 
              «Juan ha hablado por teléfono con Álvaro. Ha encargado, de parte del Padre, una  estantería que ha de estar dispuesta [en Jenner] a recibir 2.000 ejemplares de Camino» (Diario de Madrid, 13-IX-1939; Isidoro Zorzano). 
              En el AGP se conservan unas cuantas capillas del libro ya impreso, exactamente  igual en la disposición al libro ya editado, que podrían ser «ultimísimas»  pruebas para una última mirada del Autor. Tal vez se las entregaron antes de  regresar a Madrid. 
              La factura de la cartulina es de 8 de julio de 1939. Costó 1.000 ptas. 
              Notas de una tertulia, Roma, marzo de 1955; textos en AGP, sec A, leg 51.  
              Carta de Pedro Casciaro a Miguel Fisac, Valencia 10-VII-1939; AGP, sec N-2, leg  149, carp D, exp 6. Subrayados de Casciaro. «Hoy, por la mañana, he estado  hablando un rato con Alfredo del libro. He enviado ya a esa una muestra de la  cartulina que Alfredo llamaba de color naranja y que parece ser que no hay otra  disponible, dada la cantidad que se necesita […] Confío en que Miguelito  contestará qué hay que hacer con la cartulina para las tapas del libro» (Carta  de Pedro Casciaro a Josemaría Escrivá, Valencia 10-VII-1939; AGP, sec N-2, leg  149, carp D, exp 6). 
              En la carta hay un gracioso esquema que clarifica por completo lo que dice en  el texto. 
              Carta de Miguel Fisac a Alfredo Sánchez Bella, Madrid 15-VII-1939; AGP, sec  N-2, leg 150, carp A, exp 6. El subrayado es mío.  
              La donación incluía otras dos piezas –que Miguel Fisac conservaba entre sus  apuntes–, sumamente valiosas para nuestra historia: la cubierta que diseñó para Forja (vid supra § 2 nt 14) y una hoja, autógrafa de  San Josemaría, con los títulos de otros libros  en proyecto, que éste le había entregado en Santa Isabel para ir pensando  posibles cubiertas. Este último documento es una cuartilla en la que el Autor  de C escribió con lápiz rojo y azul, con letras grandes, los siguientes seis  títulos: «En casa de Lázaro», «Mujeres del Evangelio»,  
                «Celibato,  Matrimonio y Pureza» (vid C p/120), «Comentarios» (el libro que hemos visto ya  proyectado en Burgos; vid § 5 nt 19), «Dios con nosotros» y «Pescadores de  hombres». Ninguno de ellos fue adelante y no llegó Fisac a hacer los diseños.Todo hace pensar que la «octavilla» fue utilizada primero por Fisac para el  diseño y pasada al Autor para su aprobación. Éste anota en el dorso los títulos  de otros dos proyectos de libros para diseñar portadas, y se la devuelve (se  supone que con su VºBº). Este dorso hay que ponerlo en relación con la citada  cuartilla con títulos de libros en proyecto: el primero es «En casa de Lázaro».  Todo esto debió ser anterior a la salida del Autor para Valencia (5 de junio).  Se lee en el Diario del día 12: «Miguel está ensayando diversos tipos de  composiciones para las portadas de los dos libros que va a dar a la imprenta el  Padre: uno de ellos se titula “En casa de Lázaro”» (Diario de  Madrid, 12-VI-1939; Isidoro Zorzano). Del proyecto de libro «Con los primeros  Doce» hay un dossier de materiales en AGP, sec A, leg 50-4, carp 3.
 
              Notas de mi conversación con Miguel Fisac citada supra nt 7, n 7. 
              Notas de una tertulia, Roma, marzo de 1955; textos en AGP, sec A, leg 51.  Cursiva en el original. El Autor reaccionó con humor en el último punto de Surco, el nº 1000: «Escribo este número  para que tú y yo acabemos el libro sonriendo, y se queden tranquilos los  benditos lectores que, por simplicidad o por malicia, buscaron la cábala en los  999 puntos de Camino». 
              Pablo VI fue un admirador y lector asiduo de Camino. «Durante una audiencia privada el Papa Pablo VI le preguntó  por qué había escogido este número. Nuestro Fundador respondió: ‘por amor a la Santísima Trinidad’»  (Á. del Portillo, Entrevista,1993, pg  154). Vid supra § 3, 3. 
              Instrucción, 9-I-1935, nº 84;  subrayado del original. Los números, puestos en la vida ordinaria en relación  con la Unidad  y la Trinidad  divina, le daban presencia de Dios. En Burgos a la vuelta de un viaje a León  anota en su Cuaderno: «Martes 22 de febrero. No sé por qué me estoy acordando  –alma contemplativa, al fin– de que, en León, me dieron la habitación número  309: tres, la Trinidad;  cero, yo; nueve, mis chicos» (Cuaderno VIII dpdo, nº 1550). Desde Córdoba  escribe poco después: «En el hotel me dan la habitación número 9. El número que  me entusiasma (¡esa teología de las matemáticas!) […] ¡Qué rebueno es Jesús,  que, con tan poca cosa, nos lleva a Él!». Al final del folio añade, con  referencia al párrafo transcrito: «el mismo número 9 tenemos en Burgos»: la  habitación del Hotel Sabadell (Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus  Dei en Burgos, Córdoba 19-IV-1938; EF 380419-2). Lo mismo pensaría –agrego yo–  al dejar el Hotel y venir a su último domicilio en Burgos: Concepción 9...  Cuando estaba para salir C, el Autor escribió una carta a tres de la Obra, destinados en Olot, que  empieza así: «Jesús os guarde. Muy queridos “tres”.  Me encanta ese número, ¡tres! Y más, cuando los tres son uno, una sola cosa.  ¡Dios os bendiga!» (Carta a Álvaro del Portillo y otros dos, Madrid 18-V-1939;  EF 390518-5). 
              «En la edición del Rosario han puesto una viñeta de pie de imprenta francamente  desagradable, diles que lo supriman y pongan en letra corriente lo que quieran  poner» (Carta de Miguel Fisac a Alfredo Sánchez Bella, 15-VII-1939; AGP, sec  N-2, leg 150, carp A, exp 6). Así se hizo, como se puede ver en la edición  príncipe. 
              Cada ejemplar del libro llevaba la banda con letras rojas que proponía  Casciaro. Era una faja de papel cebolla de 14’5 cm. que envolvía las tapas del  libro. En ella se leía, sobre la portada y con las líneas distribuidas en forma  de capitel jónico, el siguiente texto: «Una OBRA fundamental del siglo XX | en  un estudio psicológico de la | personalidad de la juventud. | Con forma  vigorosa y atra- | yente, Camino  asienta | sobre principios firmes | la formación en nuevo | estilo de las  juven- | tudes ambiciosas | de eternidad y | de gloria». Al dorso se lee: «Venta | en librerías y pedidos al |  autor, Santa Isabel, 146, | Madrid». No sé quién redactaría este texto: desde  luego, no el Autor, a mi parecer. Tiene todo el estilo grandilocuente de  aquellos momentos. Podría ser de Alfredo Sánchez Bella. Vid la recensión  firmada por A.S.B publicada en el diario Levante de Valencia, 25-X-1939. —Debo agradecer a D. José Manuel Zumaquero y a D.  Luis Echevarría, expertos en el mundo de la edición, su asesoramiento a la hora  de hacer esta descripción de la edición príncipe de C.  
              Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Vitoria  28-VI-1939; EF 390628-1. 
              Carta de Miguel Fisac a Alfredo Sánchez Bella, Madrid 15-VII-1939; AGP, sec  N-2, leg 150, carp A, exp 6. 
              Carta de Amadeo de Fuenmayor a Josemaría Escrivá, Valencia 30-VII-1939; AGP,  sec N-2, leg 150, carp A, exp 7. 
              Hay en el dossier correspondiente (AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 5) una  curiosa factura de «Artes Gráficas Ricardo Rodríguez», de Madrid, dirigida a  Miguel Fisac, enero de 1940, en la que le cobra 15 ptas. por 2.016 etiquetas  gomadas «14». Ese «14» se superpuso en los ejemplares sobre el «10» del precio  anterior. 
              «De la cuestión de encontrar un local para la administración de Camino: las gestiones comenzarán hoy»  (Carta de José M. Casas Torres a Josemaría Escrivá, Valencia 7-VIII-1939; AGP,  sec N-2, leg 149, carp D, exp 5). ―José  Manuel Casas Torres (1916), natural de Valencia, catedrático  de Geografía, conoció al Autor en Valencia, en  junio de 1939, y poco después se incorporó al Opus Dei. 
              Carta de Pedro Casciaro a los de Olot, Valencia 17-VI-1939; AGP, sec N-2, leg  149, carp D, exp 4. 
              Nota y carta de Francisco Botella a Josemaría Escrivá, Madrid 1-VII-1939; AGP,  sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. 
              Fotocopia en AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 5. 
              Allí mismo se dice que la paginación del libro es 350: fueron 336. 
              Factura dirigida a D. Hipólito Sánchez el 6 de  septiembre y cobrada el 6 de octubre de 1939  (AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 5). 
              Diario de Valencia, 1-X-1939. 
              Diario de Madrid (ya en Jenner),  2-X-1939; Álvaro del Portillo. El subrayado es mío. ―Casimiro Morcillo González  (1904-1971) nació en Soto el Real (Madrid). Sacerdote en 1926. Vicario General  de Madrid-Alcalá, fue consagrado Obispo Auxiliar de esta diócesis en 1943.  Obispo de Bilbao en 1950 y Arzobispo de Zaragoza en 1955. Arzobispo de  Madrid-Alcalá en 1960, llegó a ser Presidente de la Conferencia Episcopal  Española. Su trato     
 
          
                Ejército  durante la batalla de Levante (1938). Este militar, después miembro  Supernumerario del Opus Dei, cuenta cómo en el edificio del Colegio Mayor  estaba instalada la Escuela  de Estado Mayor y en sus visitas a la Escuela veía entonces ese letrero, que también le  llamó la atención por lo original, e indagó. Le dijo un Oficial de la Escuela que «seguramente  fue indicación de Antonio Machado, que algunas mañanas acudía a charlar con el  Director de la Escuela,  que era amigo suyo» (Francisco Gómez Martínez, Testimonio, Tárrega 12-IX-1975;  AGP, sec A, leg 100-25, carp 3, exp 17). José Orlandis, Años de juventud en el Opus Dei,  Rialp, Madrid 1993, pgs 43-44, se hace eco de la narración de Gómez Martínez.«La anécdota tiene especial interés para los que hicimos aquellos  Ejercicios bajo la dirección de don Josemaría Escrivá porque rara era la  meditación o plática en que, de una manera u otra, no le sacara partido a  aquella frase de ‘cada caminante siga su camino’ en orden a llenarnos de  congruencia en nuestro obrar católico» (Carlos Verdú, Testimonio, Valencia  julio de 1975; AGP, sec A, leg 100-58, carp 1, exp 13). Sobre el cartel en  cuestión hay un reciente estudio monográfico: Alfonso Méndiz, «’Cada caminante siga su camino’. Historia y  significado de un lema poético en la vida del Fundador del Opus Dei», en Anuario de Historia de la Iglesia 9 (2000)  741-772.
 
              El folleto es Santo Rosario. 
              Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Madrid,  Burjasot 6-VI-1939; EF 390606-3. 
              Carlos Altarriba Sivilla, Testimonio, Valencia 18-VIII-1982; AGP,  sec A, leg 100-02, carp 1, exp 10. Carlos Altarriba (1917) era entonces  estudiante de Derecho que, con el tiempo, llegó a ser Registrador de la  propiedad. 
              Diario de Valencia,  16-VI-1939; Rafael Calvo Serer. 
              Pedro Casciaro a los de Olot, Valencia 17-VI-1939; AGP, sec N-2,  leg 149, carp D, exp 6. 
              «La   Semana Gráfica» recibió el encargo de D. Hipólito y a su  nombre puso –aunque él no la pagara– la factura de la composición del libro; lo  mismo hace el encuadernador. En cambio, la factura de la tirada del libro  figura a nombre del Autor. «Los primeros contactos míos –escribe D. Hipólito–  con D. José María Escrivá fueron en el mes de mayo [en realidad, junio] de  1939, cuando cayó en mis manos el original de su libro Camino, del que inmediatamente di orden de hacer la composición,  impresión y encuadernación, para que se pusiera a la venta lo antes posible, y  que fue para mis hijos como un imperativo para seguir ellos también su Camino en la Obra. Pero yo no conocí  al Padre hasta el año 1964» (Hipólito Sánchez, Testimonio autógrafo, Madrid  18-VII-75; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 8). —Todas estas facturas y  papeles con los gastos de edición, que se irán citando, se encuentran en AGP,  sec A, leg 54, carp 2, exp 5. —Para ubicar en Valencia  los talleres y empresas que intervinieron en la primera edición de C, vid Juan  Luis Corbín, La   Valencia que  conoció San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, Carena Editors,  Valencia 2002, pgs 74-75. 
              Florencio Sánchez Bella, hijo de don Hipólito, aporta este  recuerdo: «En el año 1939, el Padre encargó a mi hermano Alfredo que preparase,  en Valencia, la primera edición de Camino.  De este modo tuve ocasión de conocer el texto mecanografiado del libro, y  recuerdo que me llamaron la atención las numerosas correcciones e indicaciones  que se hicieron en las pruebas de imprenta. Se escogió la letra denominada negrita» (Florencio Sánchez Bella,  Testimonio, Madrid 15-VIII-1978, pg 6; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 6).  Esas pruebas no se conservan.  
              La factura de los gastos de Intertype describe en términos  tipográficos estos diversos ensayos, con el precio de cada uno. 
              Diario de Valencia,  17-VI-1939; Rafael Calvo Serer. El subrayado es mío.  
              En la factura de D. Hipólito se identifica así esta primera  «prueba»: «líneas de cuerpo 9, 18 cíceros y 51 letras». 
              «A las 4 en coche sale el Padre con D. Antonio Rodilla y Rafael  hacia Madrid. Llegamos a las 12, donde nos esperan en Santa Isabel con el  natural deseo de noticias» (Diario de  Valencia, 17-VI-1939). —Antonio Rodilla  Zanón (1897-1988), natural de  Sieteaguas (Valencia), se ordenó sacerdote en 1921. Fue Superior del Colegio  Mayor Beato Juan de Ribera, de Burjasot (Valencia), de 1923 a 1939; Vicario General  de la Diócesis  de Valencia (1938-44) y Rector del Seminario Mayor (1939-1969). Autor de varios  libros de espiritualidad. Conoció al Fundador del Opus Dei en 1934, iniciándose  una amistad que se mantuvo hasta el final. Encargó al Autor la predicación de  dos tandas de ejercicios espirituales para estudiantes, en el Colegio Mayor  Beato Juan de Ribera, en junio y septiembre de 1939. 
              Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro, Burgos 20-VI-1939;  AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. 
              Traía dos modelos, que en la citada factura son: uno con líneas  de cuerpo 9, 20 cíceros y 56 letras y otro del mismo cuerpo con 24 cíceros y 67  letras. 
              Diario de Madrid,  21-VI-1939; Isidoro Zorzano. 
              Ibidem; Isidoro Zorzano: «El Padre salió de madrugada con Sánchez  Bella camino de Burgos». 
              «Estuve con Lorente: muy bien» (Carta de Josemaría Escrivá a los  fieles del Opus Dei en Madrid, Vitoria 23-VI-1939; EF 390623-1). «Esta primera  edición se realizó en circunstancias de gran penuria económica, aunque se  encontraron unas cuantas resmas de papel de buena calidad a un precio muy  módico para aquellos primeros dos mil ejemplares» (Florencio Sánchez Bella,  Testimonio, Madrid 15-VIII-1978, pg 6; AGP, sec A, leg 100-51, carp 1, exp 6).  Florencio Sánchez Bella, que escribe casi cuarenta años después, habla en  números redondos. 
              La «caja» elegida –la caja de la edición príncipe– es una mezcla  de los dos modelos; vid infra § 6, 3,  b, descripción del libro. 
              Dio dos tandas de Ejercicios consecutivas: una en Vergara para  los diáconos de la diócesis que se iban a ordenar de presbíteros y otra en  Vitoria para Profesores de Universidades e Institutos. 
              En el Diario queda constancia: «Hemos tenido conferencia con  Valencia. Habla Alfredo Sánchez Bella. Están contentísimos de cómo marchan  todos los asuntos, el libro estará terminado para Santiago» (Diario de Madrid, 1-VII-1939; Isidoro  Zorzano). 
              Nota y carta de Francisco Botella a Josemaría Escrivá, Madrid  1-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. El subrayado es mío. La  edición que hicieron de Santo Rosario era, desde luego, muy mala: un folleto sin gracia, muy descuidado, con erratas.  Llegó a Madrid el 3 ó 4 de julio. No sabemos si enviaron a Vitoria algún  ejemplar para el Autor. Al menos desde Madrid debieron hablar con él y  comunicaron a Valencia su disgusto ante la operación y el temor de que pudiera  ocurrir algo semejante con C. La versión de Zorzano en el Diario está llena de  delicadeza: «Llamamos a Valencia para indicarles que tengan cuidado con la  imprenta pues el ejemplar que han traído del Santo Rosario no ha agradado ni por la presentación ni por la clase  de papel, además han dejado pasar bastantes cosas en la corrección de las  pruebas» (Diario de Madrid,  5-VII-1939; Isidoro Zorzano). 
              Carta de Pedro Casciaro a Josemaría Escrivá, Valencia 3-VII-1939;  AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 6. El subrayado es mío.  
              Carta de Pedro Casciaro a Josemaría Escrivá, Valencia  11-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 6. El día 15, estando ya el  Autor en Madrid, hay una escueta anotación de Zorzano en el Diario:  «conferencia con Valencia para el asunto de Camino»  (Diario de Madrid, 15-VII-1939;  Isidoro Zorzano). Llamaba Sánchez Bella a Miguel Fisac para la cuestión de la  portada. Vid infra nt 71. 
              Diario de Valencia,  21-VII-1939; Rafael Calvo Serer. El subrayado es mío. El propio Fuenmayor lo ha  escrito después de la muerte de San Josemaría: «Recuerdo que mi primer viaje a Madrid  –en agosto de 1939 [en realidad del 21 al 29 de julio]– fue para llevar las  pruebas de imprenta de esa edición con el fin de que las corrigiera el Padre.  Estuve alrededor de una semana, cuando se estaba instalando la Residencia de  estudiantes de Jenner» (Amadeo de Fuenmayor, Testimonial, Pamplona 4-IX-1975;  AGP, sec A, leg 100-22, carp 1, exp 6). ―Amadeo  de Fuenmayor Champín (1915), natural de Valencia, catedrático  de Derecho Civil, conoció al Autor en junio de 1939, durante los EjEsp de  Burjasot. Poco después se incorporó al Opus Dei. Ordenado sacerdote en 1948,  fue Consiliario del Opus Dei en España en los años cincuenta. Es autor de  numerosos trabajos tanto de Derecho Civil como Canónico. 
              «Avila de los Santos, día de Sta. María Magdalena, 22 de julio de  1939: estoy unos días con este santo obispo, descansando. […] estoy muy cansado  y me faltan por dar seis o siete tandas de ejercicios» (Cuaderno VIII/2, nº  1602). 
              «Sentí saliera el Santo  Rosario tan flojamente editado, pero fue que en aquellos días no existía en  Valencia mejor papel disponible. Las pruebas de Camino las lleva hoy Fuenmayor, para que por teléfono nos digan su parecer» (Carta de Alfredo Sánchez Bella  a Josemaría Escrivá, Valencia 21-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp C, exp  3). 
              Todo esto me lo comunica personalmente el Prof. Fuenmayor,  15-IV-2001. 
              Carta de Amadeo de Fuenmayor a Josemaría Escrivá, Valencia  30-VII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 7.  
              «Han venido de Valencia: el libro no estará terminado hasta fin  de semana» (Diario de Madrid, viernes  4-VIII-1939; Isidoro Zorzano). 
              Carta de Amadeo de Fuenmayor a Josemaría Escrivá, Valencia  12-VIII-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp A, exp 7. El subrayado es mío.    
 
          
              «El Padre ha sido el primer sacerdote que ha entrado en Madrid;  por ello, ha causado la admiración general; continuamente daba a besar el  crucifijo que lleva y exclamaba ‘Recíbalo como acto de desagravio’; hasta le  piropeaban» (Diario de Madrid,  29-III-1939; Isidoro Zorzano). El día 28 de marzo Isidoro comenzó un cuaderno  nuevo para el Diario, que pasó a ser el Diario que recoge la vida cotidiana del  Centro del Opus Dei que se crea en Madrid en torno al Fundador. Lo llamamos Diario de Madrid, que sucede en nuestro  interés al Diario de Burgos,  clausurado el día anterior. Los distintos volúmenes de este primer Diario de Madrid, año 1939, se  encuentran en AGP, sec A, leg 2, carp 5. Durante casi todo el tiempo que nos  interesa el redactor del Diario sigue siendo normalmente Zorzano, pero de vez  en cuando «colaboran» otros. —Sobre las primeras  semanas de estancia en Madrid, vid Vázquez  de Prada, II, pgs 345-359. 
              Diario de Madrid,  28-III-1939; Isidoro Zorzano. Es el día primero del Diario, el día de la  llegada de San  Josemaría. 
              Diario de Madrid,  10-IV-1939; Isidoro Zorzano. El subrayado es mío. Hay después otra referencia a  los materiales con que trabajamos: «Hemos continuado la clasificación de  papeles: asusta el volumen que ocupan las cartas escritas a la zona roja,  durante este periodo revolucionario, y faltan todavía las de la otra zona, que  están aún en Burgos» (Diario de Madrid,  18-IV-1939; Isidoro Zorzano). 
              Ibidem, 21-IV-1939; Isidoro Zorzano. El subrayado es mío.  
              «Continuamos la labor de ordenación y clasificación de la  correspondencia» (ibidem, 25-IV-1939; Isidoro Zorzano). «Barredo ha traído una  maleta de Burgos que contiene el cáliz y las vinajeras para el presunto  Oratorio; viene también una gran colección de cartas de esta última temporada,  que nos dedicaremos a clasificar» (ibidem, 29-IV-1939). «Han llegado ya los tan  esperados bultos de Ávila, con todos los papeles y objetos que tenían en la  casa de Burgos; nos hemos dedicado a la ordenación de los libros que también  han venido en la misma expedición» (ibidem, 1-V-1939). 
              El autor de esta edición tuvo con Miguel Fisac una larga  conversación sobre todo este asunto. Fue, en su casa de Alcobendas, el día 5 de  diciembre de 1997, de 6’30 a 8’30 de la tarde. Una segunda conversación tuvo  lugar después –también en su casa, ya en 1998–, comentando la nota verbal de la  primera conversación y aquilatando algunos extremos. 
              Sobre el nombre y la  portada de ‘Camino’. Nota verbal de mi conversación con Miguel Fisac en  Madrid 5-XII-1997, redactada en Pamplona 8-XII-1997, n 5. La conservo en mi  archivo personal.  
              Diario de Madrid,  13-V-1939; Isidoro Zorzano; la cursiva es mía. La atención de Zorzano a Fisac  dibujando la portada de C se manifiesta en esta otra anotación de 1º de junio:  «Fisac está confeccionando la portada de Camino del Santo Rosario, pero dice que hoy  no está de vena» (ibidem, 2-VI-1939). Lo primero que le salió es Camino, pero tachó porque se trataba de Santo Rosario. 
              Esta hoja, que era, como digo, la nº 1 de la numeración  consecutiva del original de Burgos, contenía el título del libro, en lo alto de  la página, y en el centro la dedicatoria a Manolo Aparici, que hemos  transcrito, en su doble versión supra § 5, 2, d y e. 
              El cambio fue hecho en Madrid. La máquina con la que está escrito  en la hoja 2 el nuevo título es la misma con la que en Burgos el Autor escribió  el original. La máquina, siguiendo instrucciones del Autor, se la trajo, como  ya sabemos, José María Albareda (vid supra § 5 nt 133), que llegó a Madrid el día 1 de abril: «Albareda y Eduardo  [Alastrué] nos han sorprendido con su venida» (Diario de Madrid, 1-IV-1939; Isidoro Zorzano).  
              En el dossier sobre el proyecto de libro Devociones Litúrgicas (AGP, sec A, leg 50-4, carp 5) –con el que  seguía el Autor trabajando en Santa Isabel– hay una octavilla con notas  litúrgicas cuyo dorso era la parte que hemos descrito de ¡la hoja 1 del  manuscrito de C llamándose Consideraciones  Espirituales! La otra versión de la hoja 1, la del título Consideraciones, está en otro legajo de  papeles diversos. Es también el dorso de una hoja en la que escribió este  pensamiento: «Las imágenes santas de la Virgen no están para adorno. Y lo están si no te  llevan a Dios, con jaculatorias, Amor, desagravio» (AGP, sec A, leg 50-11, carp  letra V, ficha 49). Escribe Zorzano: «Como ya quedó terminada la clasificación  de la correspondencia, hemos comenzado nuevos trabajos. […] yo recortando y  pegando en cuartillas el Devocionario  Litúrgico para su traducción y publicación: será otro trabajo muy  interesante del Padre» (Diario de Madrid,  20-V-1939; Isidoro Zorzano). 
              Sobre el nombre y la  portada de «Camino». Nota verbal de mi conversación con Miguel Fisac en  Madrid 5-XII-1997, Pamplona 8-XII-1997, n 6. Es muy posible que esa  conversación o tertulia a la que alude Fisac sea la base de la anotación de  Isidoro en el Diario de 13 de mayo de 1939, que hemos transcrito más arriba.  
              Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro y Enrique  Alonso-Martínez, Burgos 2-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. El  subrayado es mío.  
              Casciaro en su libro de recuerdos escribe de manera sintética y  exacta: «En Burgos decidió ampliar este libro y reimprimirlo; y cuando ya  estaba preparado para reimprimirse, decidió titularlo Camino» (P. Casciaro, Soñad, 11ª ed, 1999, pg 169). 
              En la introducción a la obrita del Beato Manuel González, Camino para ir a Jesús, escribe el  editor, P. Tomás Álvarez OCD: Es un «tema clásico de la espiritualidad. Baste  recordar, por ej, a San Buenaventura con su De  triplici via, o la Via Spiritus manejada  por Santa Teresa, quien a su vez escribió Camino  de perfección, bien conocida por don Manuel, o el coetáneo de este último,  el Beato J. M. Escrivá y su joya Camino» (D. Manuel González. Obras completas, Tomás Álvarez (ed.), Monte Carmelo, I [MEC,  13], Burgos 1998, pg 726). 
              Carta de Josemaría Escrivá a Álvaro del Portillo, Madrid  18-V-1939; EF 390518-5. 
              «Noticias» de junio de 1939, Madrid; AGP, sec A, leg 3 carp 4;  subrayado del original, también el del texto siguiente. 
              «¿Quieres que te diga todo lo que pienso de ‘tu camino’?» (p/255); tu camino es «tu camino de apóstol» (p/372); desde la fe viva «juzgarás bien las  diferencias entre las sendas del mundo y tu  camino de apóstol» (p/580); «hay mucha gente –santa– que no entiende tu camino» (p/650); «¡Qué claro el camino!... ¡Qué patentes los  obstáculos!...» (p/170); «Si ves claramente tu  camino, síguelo» (p/903); «visto el  camino, creo que la flaqueza del corazón no debe ser obstáculo para un alma  decidida y ‘bien enamorada’» (p/164); «te falta entusiasmo por tu camino» (p/953); «Tienes una pobre  idea de tu camino, cuando, al  sentirte frío, crees que lo has perdido» (p/996);  «Te apartaste del camino» (p/985);  «¡Y pensar que por una satisfacción de un momento, que dejó en ti posos de hiel  y acíbar, me has perdido ‘el camino’!»  (p/137); «Me han dicho que tienes ‘gracia’, ‘gancho’, para atraer almas a tu camino» (p/803); «Después, tú, a tu camino: persuádete de que no  tienes otro» (p/965). La cursiva es siempre mía. 
              Diario de Madrid,  30-V-1939; Isidoro Zorzano. 
              Alfredo Sánchez Bella  (1916-1999), nacido en Tordesilos (Guadalajara), Doctor en Historia, abogado, Embajador de España y Ministro del Gobierno,  conoció al Autor en 1936. Más tarde, en Burgos, continuó el trato, que se  mantuvo hasta el final, especialmente a través de la correspondencia. Como se  verá más adelante, desempeñó un papel importante en los trabajos de edición de  C. 
              Carta de Francisco Botella a José María Albareda, Burgos  3-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. A Casciaro el día anterior  le había escrito lo mismo: «El papel va a resultar también muy económico»  (Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro, Burgos 2-VI-1939; AGP, sec N-2,  leg 149, carp D, exp 1). 
              Vid supra Carta de  Josemaría Escrivá a Pedro Casciaro, Vitoria 18-II-1939; EF 390218-1 y Carta de  Francisco Botella a Pedro Casciaro, Burgos 21-II-1939; AGP, sec N-2, leg 149,  carp D, exp 1. 
              Su sueldo en Santa Isabel era de 2500 ptas. al año. Terminó  cobrando en 1944 los haberes no abonados desde julio de 1936. Vid Archivo del  Patrimonio Nacional del Estado. Patronatos Reales. Patronato de Santa Isabel.  Expedientes personales. Caja 182/21: expediente de José María Escrivá. 
              Diario de Madrid,  1-VI-1939; Isidoro Zorzano. 
              Eugenio Sellés, cuenta una visita al Autor en la Rectoría del Patronato de  Santa Isabel: «Allí comí con él una vez, acompañado de D. Ángel Santos y D.  Román Casares. Vi un mueble fichero en el que tenía el material que se  convirtió en «Camino». Y recuerdo  también que nos invitó a que reuniésemos datos de hechos vividos, experiencias  personales que podrían dar lugar a un libro que se titularía «Dios con  nosotros» (Eugenio Sellés Martí, Relación Testimonial, Madrid 7-X-1975; AGP,  sec A, leg 100-53, carp 1, exp 9). La comida fue el martes 25 de abril:  «Almuerzan Sellés, Santos, Casares y Salas, por un poco más la Facultad de Farmacia en  pleno» (Diario de Madrid, 25-IV-1939;  Isidoro Zorzano). También Ángel Santos hizo un relato de aquella ocasión: «Fui  a comer allí con el Padre y con ellos, y rememoro, con nostalgia, lo gratísimo  de aquella atmósfera familiar. […] Uno de los días el Padre me condujo a su  despacho y me enseñó un montón considerable de cuartillas cuidadosamente  escritas. Era el original, para la imprenta, de Camino, de cuya primera edición, tirada en Valencia, poseo un  ejemplar con esta dedicatoria: ‘A Ángel Santos con un abrazo muy fuerte y mi  bendición. Madrid. Diciembre de 1939, José María’» (Ángel Santos Ruiz, Relación  Testimonial, Madrid 5-II-1976; AGP, sec A, leg 100-52, carp 3, exp 11). —Eugenio Sellés Martí (1904-1997), nacido en Valencia, catedrático de Galénica en la Facultad de Farmacia en la Universidad Complutense  de Madrid y miembro de distintas academias, conoció al Autor en la Residencia DYA, en  1935, donde participó en las actividades de la Socoin  (de formación para personas casadas). Durante la guerra, refugió al Fundador  del Opus Dei en sus domicilios de Madrid y Valencia, en sendas  
                ocasiones, además de prestar numerosos servicios.  Después de la guerra, continuó el trato y la amistad con el Autor. —Ángel Santos Ruiz (1912), natural de Reinosa (Santander), catedrático de Farmacia en  la Universidad   Complutense de Madrid, de la que fue Decano, conoció al Autor  en la Residencia DYA,  de la calle de Ferraz, donde participó también en la Socoin.   Después de la guerra, prosiguió el trato con el Autor, que  bendijo su matrimonio. En 1948 se incorporó al Opus Dei como supernumerario.  —Román Casares López (1908-1990), catedrático de Farmacia en la Universidad Complutense,  fue Director de la Escuela  de Bromatología. Conoció al Autor en 1936, en la Residencia de Ferraz,  donde asistió a las reuniones de Socoin. Después de la guerra continuó su trato con el  Fundador del Opus Dei que, en noviembre de 1939, bendijo su matrimonio.Carta de Francisco Botella a Pedro Casciaro y Enrique  Alonso-Martínez, Burgos 2-VI-1939; AGP, sec N-2, leg 149, carp D, exp 1. El  subrayado es mío.
 
              Rafael Calvo Serer  (1916-1988), natural de Valencia, fue catedrático  de Filosofía de la Historia,  en la   Universidad Complutense, de Madrid. Conoció al Autor en 1936  y se incorporó al Opus Dei en marzo de ese mismo año. 
              Diario de Madrid,  5-VI-1939; Isidoro Zorzano. 
            28b Sobre el Colegio Mayor Beato Juan de Ribera, de Burjasot,  vid Juan Luis Corbín, La   Valencia que  conoció San Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei, Carena Editors,  Valencia 2002, pgs 51-57. 
              La mejor narración del momento es la de Carlos Verdú: «Pasando  por entre escombros y destrozos, casi interceptaba el paso un gran letrero  donde se leía: ‘Cada caminante, siga su camino’. Recuerdo que me adelantaba yo  para arrancar aquel cartelón y dejar expedito el paso y, rápidamente, don  Josemaría Escrivá me pidió que no lo arrancara» (Carlos Verdú, Testimonio,  Valencia julio de 1975; AGP, sec A, leg 100-58,  carp 1, exp 13). Carlos Verdú Moscardó  (1914-1991), abogado valenciano, conoció al Autor en esta ocasión. En 1948 se  incorporó al Opus Dei como supernumerario. 
              Tenemos una rememoración del propio Autor: «En uno de los  pasillos encontré un gran letrero, escrito por alguno no conformista. Quisieron quitarlo, pero yo les detuve: dejadlo–les dije–, me gusta» (Carta 9-I-1959, n 35; AGP, sec A, leg 53-4, carp 2, exp 1). 
              Hay en AGP un interesante relato de Francisco Gómez Martínez, que  fue durante la guerra civil en el Ejército Republicano Jefe de Operaciones de  Artillería en el XXI Cuerpo de      |