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Penitencia

 

Penitencia

Los veintisiete puntos de «Penitencia» tienen este origen: diecisiete provienen de Cec y los otros diez fueron agregados en la redacción de Burgos. La matriz de todo el cap, como hemos apuntado al introducir el cap anterior, ya estaba diseñada en Cem32, cd/56-78. De ella proceden catorce de las diecisiete consideraciones de Cec: a ellas el Autor agregó otra procedente de Cem33 y dos más que tomó del Cuaderno al preparar Cec para la imprenta. Es éste uno de los caps de C que se ve mejor prefigurado en el esbozo de 1932. Incluso el número inicial es el mismo con que comienza el citado bloque de aquel fascículo. En la fase redaccional de Burgos no se altera la sucesión de aquellos puntos, sino que los nuevos se van intercalando entre los antiguos en el lugar que el Autor estima más oportuno.
Nótese especialmente la significación de los tres primeros puntos del cap y del último a la hora de comprender la penitencia en su sentido teológico-espiritual profundo: como expiación en Cristo. Vid Introd al cap anterior.


208 Bendito sea el dolor. —Amado sea el dolor. —Santificado sea el dolor... ¡Glorificado sea el dolor!


Este punto inicial tiene detrás una historia que se grabó profundamente en el alma del Autor y de la que habló muchas veces a lo largo de su vida. El texto lo escribió sobre el Cuaderno V (nº 563) el día 14-I-1932 y es de tenor literal idéntico al de C, sin los guiones, como de ordinario.
En 1935, sin duda rememorando el suceso, apuntó en un guión de predicación:
«Frente al Dolor, ¡bendito sea, amado, santificado, glorificado! No, el dolor de los estoicos, sino el dolor cristiano...» .

Esta jaculatoria pasó a ser en el Autor de C una forma «instintiva» de reacción ante el dolor humano. En plena guerra civil escribía desde Burgos a uno de aquellos jóvenes estudiantes de Ferraz, ahora movilizados, que sufría con su enfermedad:
«Acuérdate de aquella “teoría”, que os explicaba en Madrid, y ponla en “práctica”: Di muy bajito: “Bendito sea el Dolor, amado sea el Dolor, santificado sea el Dolor, ¡glorificado será el Dolor!” »2b.

He aquí algunos textos en los que el propio Autor rememora aquella historia. El primero es un coloquio en Lisboa en el año 1972:

«Me has hablado de Camino. No me lo sé de memoria, pero hay una frase que dice: bendito sea el dolor, amado sea el dolor, santificado sea el dolor, glorificado sea el dolor. ¿Te acuerdas? Eso lo escribí en un hospital, a la cabecera de una moribunda a quien acababa de administrar la Extremaunción . ¡Me daba una envidia loca! Aquella mujer había tenido una gran posición económica y social en la vida, y estaba allí, en un camastro de un hospital, moribunda y sola, sin más compañía que la que podía hacerle yo en aquel momento, hasta que murió. Y ella repetía , paladeando, ¡feliz!: bendito sea el dolor –tenía todos los dolores morales y todos los dolores físicos–, amado sea el dolor, santificado sea el dolor, ¡glorificado sea el dolor! El sufrimiento es una prueba de que se sabe amar, de que hay corazón» .

La segunda ocasión –con constancia documental– es en América, del año 1974, en Lima:
«Era una pobre mujer perdida, que había pertenecido a una de las familias más aristocráticas de España. Yo me la encontré ya podrida; podrida de cuerpo y curándose en su alma, en un hospital de incurables. Había estado de carne de cuartel, por ahí, la pobre. Tenía marido, tenía hijos; había abandonado todo, se había vuelto loca por las pasiones, pero luego supo amar aquella criatura. Yo me acordaba de María Magdalena: sabía amar.
Un día hube de administrarle la Extremaunción. Era en el año 1931 , mal tiempo ya en España. Y al ver la alegría de su alma, que consideraba que estaba cerca de Dios, le hice decir: bendito sea el dolor, y ella lo repetía a voz en grito; amado sea el dolor; santificado sea el dolor; ¡glorificado sea el dolor! Poco después moría, y en el Cielo está, y nos ha ayudado mucho» .

Como vemos, la primera vez que aparece esta exclamación en Apínt, lleva la fecha de 14-I-1932 y la frase está escrita sin referencias a ningún hecho particular, escuetamente. Son los relatos posteriores del Autor –rememorando años después– los que vinculan el origen de este punto a una experiencia concreta, nacida de su trabajo sacerdotal en los hospitales. Por otras fuentes sabemos que se sirvió de estas palabras en más de una ocasión para consolar a los enfermos moribundos que atendía durante esos años en los Hospitales de Madrid. No es posible precisar con exactitud quién fue la primera persona que escuchó estas palabras de consuelo.


209* Todo un programa, para cursar con aprovechamiento la asignatura del dolor, nos da el Apóstol1: «spe gaudentes» —por la esperanza, contentos, «in tribulatione patientes» —sufridos, en la tribulación, «orationi instantes» —en la oración, continuos.


Éste es ya un punto del periodo de Burgos, escrito en ficha Drv: una media cuartilla usada. El dorso indica que es de fecha noviembre-diciembre de 1938. La otra media cuartilla es la que usó para el p/230, en este mismo cap. Pudo ser escrita, como muchas de este grupo, a partir de los guiones de predicación. En uno de 25 de agosto apunta:

«La tribulación y la alegría. Spe gaudentes, in tribulatione patientes, orationi instantes (Rom. XII, 12)» .


210 Expiación: ésta es la senda que lleva a la Vida.


Del dolor a la expiación, de la que ya habló en el p/82, pero que ahora se aborda formalmente. El sentido cristiano del dolor es la expiación, como dirá explícitamente en el p/234 (vid), con el que se cierra el cap. Vid Introd a cap 6. El pensamiento se formula en este lacónico texto de manera densamente cristológica. Cristo es el Camino y la Vida. La manera cristiana de caminar a la Vida es unirse al caminar de Cristo, a la Cruz. Por eso, la senda que allí conduce es expiación: «seguir los pasos del Maestro» (p/213).

El punto ya estaba en la edición de Cuenca. El texto se forja a partir de una anotación del Cuaderno IV, nº 302, 30-IX-1931 que comprendía también el p/938b y cuyo contexto es el Opus Dei que está
naciendo y la necesidad de que los que Dios llame a esta tarea sepan ser como el grano de trigo que muere:
«Somos los primeros de la Obra de Dios el grano de trigo, de que habla el Evangelio. Si no nos enterramos y morimos, no habrá fruto. Expiación: ésta es la senda que lleva a la Vida».

El punto, en la edición de Cuenca, reproducía, dividido en dos párrafos y con las lógicas variantes, este texto del Cuaderno IV y lo situaba en el cap final del libro (Cec/96.9):
«Somos el grano de trigo, de que habla el Evangelio.–Si no nos enterramos y morimos, no habrá fruto.
Expiación: ésta es la senda que lleva a la Vida».

En C, en cambio, los dos párrafos tomarán vida propia: el segundo aparece en esta posición configuradora en los inicios del cap «Penitencia»; al primero lo encontramos como segundo párrafo del actual p/938. De cómo se forja todo esto me he ocupado en la IntrodGen § 7, 1.
Interesante notar que unos días después escribió en su Cuaderno una fórmula paralela (que luego pasaría a Forja, 768):
«El camino del Amor se llama sacrificio» .
Y en el Decenario, ante una descripción de la Pasión del Señor, olvidado de sí y entregándose por nosotros, anotó en el margen:
«Es justo que yo me olvide de mí, para preocuparme de El: de su reinado. Amor a la expiación» .


211* Entierra con la penitencia, en el hoyo profundo que abra tu humildad, tus negligencias, ofensas y pecados. —Así entierra el labrador, al pie del árbol que los produjo, frutos podridos, ramillas secas y hojas caducas. —Y lo que era estéril, mejor, lo que era perjudicial, contribuye eficazmente a una nueva fecundidad.
Aprende a sacar, de las caídas, impulso: de la muerte, vida.


Octavilla de la serie Lh que reproduce un texto de la hoja 26 del Cuadernito de Honduras (Apínt, nº 1392, 26-V-1937 ). Tenor literal idéntico a Msb.

Unos días después San Josemaría escribía a los fieles del Opus Dei que estaban en Valencia:
«De este modo –por algo soy médico– se cumplirá en vosotros aquel aforismo antiguo: gaudium cum pace! Más todavía: y no perderéis vuestro tono, aunque me hagáis cualquier tontería; porque, entonces, se opera lo mismo que en el campo del labrador: se hace un hoyo, profundo y humilde (¡anda!), se echan en él los frutos podridos, las ramillas secas y las hojas caducas, y se entierran con la ayuda de algún compañero Mío . Y lo que era perjudicial contribuye eficazmente a una nueva fecundidad. Y habremos aprendido a sacar de las caídas, impulso: de la muerte, vida» .

En la predicación de la Legación encontramos otra versión del mismo tema:
«El estiércol, rodeando a los árboles, hace que sus frutos sean más jugosos, más llenos de sabor; da una nueva vitalidad a las plantas que nacen en la tierra. El estercolero se transforma en vigor, en lozanía, en vida intensa y fecunda. Todos los sufrimientos que la flaqueza de los demás me han producido, mis propias caídas, toda esta ruindad propia y ajena, que tanto se ha padecido en estos meses pasados, ¿no ha de ser el estercolero que haga germinar y florecer en la tierra de mi alma frutos de santificación y de apostolado? Si no ocurre así, es que no me muevo sobrenaturalmente, es que permanezco separado, desgajado de mi Dios. Y entonces...» .
Nótese cómo Escrivá se dirige a ellos hablando en primera persona y poniéndose por delante: «me han producido», «mis propias caídas», «no me muevo sobrenaturalmente»... Y cuando escribía esto, Dios le tenía en un subido grado de unión... Vid com/302, 596 y 884.
«tus negligencias, ofensas y pecados». Expresión sin duda inspirada en la oración «Suscipe Sancte Pater» del antiguo ofertorio de la Misa, en la que los dones se ofrecen –así se lee en el texto– «pro innumerabilibus peccatis, et offensionibus, et negligentiis meis» (Missale Romanum).


212* Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús. —Será, en todo caso, la triste imagen que pueden formar tus ojos turbios... —Purifícate. Clarifica tu mirada con la humildad y la penitencia. Luego... no te faltarán las limpias luces del Amor. Y tendrás una visión perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!


Texto de la serie Lh, probablemente redactado en Honduras. No conozco interrelaciones documentales. En todo caso, estamos de nuevo ante la experiencia cristocéntrica del Autor: el «conocimiento» de Jesús tiene como presupuesto la conversión y la penitencia, o es su consecuencia. El texto se mueve dentro de la tradición agustiniana de las relaciones entre conocimiento y amor.

El mismo pensamiento, en Via Crucis, estación VI, pero aquí es el sujeto humano el que se pone una «careta»:
«Señor, que yo me decida a arrancar, mediante la penitencia, la triste careta que me he forjado con mis miserias... Entonces, sólo entonces, por el camino de la contemplación y de la expiación, mi vida irá copiando fielmente los rasgos de tu vida. Nos iremos pareciendo más y más a Ti.
Seremos otros Cristos, el mismo Cristo, ipse Christus»14b.
Vid com/66 y com /947.


213* Jesús sufre por cumplir la Voluntad del Padre...1 Y tú, que quieres también cumplir la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podrás quejarte si encuentras por compañero de camino al sufrimiento?


Texto prototípico del cambio del discurso en primera persona en Apínt al «tú» característico de C. Procede de un apunte del Autor en los EjEsp de Segovia, octubre de 1932:
«Día séptimo, lunes: La Pasión del Señor. Jesús ora en el huerto: Pater mi, Abba, Pater! Dios es mi Padre aunque me aflija. Me ama con ternura, aun hiriéndome. Esta es la mayor prueba de su infinita bondad para conmigo y ¿yo permitiré que mengüe mi confianza? Jesús sufre por cumplir la Voluntad del Padre... Y yo, que quiero también cumplir la santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podré quejarme, si encuentro por compañero de camino al sufrimiento? Será la señal cierta de mi filiación, porque será tratarme como a su Hijo divino. Y entonces, como El, podré gemir y llorar a solas en mi Getsemaní, pero, postrado en tierra, reconociendo mi nada, subirá hasta el Señor un grito salido de lo íntimo de mi alma: Pater mi, Abba, Pater, ...fiat!...» .
Estamos ante el «dolor de Dios» en Cristo, uno de los grandes temas de la meditación cristiana de todos los tiempos, especialmente vivo en nuestra época. La posición del Autor es bien sencilla y aparece una vez y otra a lo largo del libro: que el dolor –de Cristo y, derivadamente, del cristiano– sólo se comprende desde el Amor del Padre. Porque el Padre no es un tirano (vid p/435) que hace sufrir a su Hijo, sino que «entrega» al «Hijo de su Amor» por el Amor lleno de misericordia que tiene al hombre. La reflexión debe proseguirse a la luz del p/439 (vid com): el Dolor como piedra de toque del Amor.


214* Di a tu cuerpo: prefiero tener un esclavo a serlo tuyo1.


El pensamiento se forja en los EjEsp de Segovia, octubre 1932, donde había escrito:
«Penitencia: he de arreciar, con permiso –se entiende siempre– de mi padre Sánchez, pues prefiero tener un esclavo a serlo yo» .
Ya en Madrid, cuatro días después, escribe en su Cuaderno lo que será el tenor redaccional del punto:
«Di a tu cuerpo: prefiero tener un esclavo a serlo yo» .
Nótese el cambio de «serlo yo» de Apínt a «serlo tuyo» de C, que le permite designar, además, quién sería entonces el «señor». Resuena en esta consideración la expresión de San Pablo: «castigo mi cuerpo y lo esclavizo (1 Co 9, 27), lo mismo que en p/227; vid p/195, 196, 226, 227 con sus com.


215* ¡Qué miedo le tiene la gente a la expiación! Si lo que hacen por bien parecer al mundo lo hicieran rectificando la intención, por Dios... ¡qué santos serían algunos y algunas!


Texto tomado del Cuaderno III, 29-IV-1931, nº 195, donde precede la siguiente frase:
«Sigo pidiendo oración y mortificaciones a mucha gente».
Al pasar el texto al velógrafo –y después a la imprenta–, el Autor prescindió de esta frase inicial del Cuaderno, en la que se forja la experiencia que da lugar al punto que comentamos. Pedía oración y mortificación por una intención suya a mucha gente y pudo comprobar cómo muchos, ante la mortificación, se echaban para atrás.

216* ¿Lloras? —No te dé vergüenza. Llora: que sí, que los hombres también lloran, como tú, en la soledad y ante Dios. —Por la noche, dice el Rey David, regaré con mis lágrimas mi lecho1.
Con esas lágrimas, ardientes y viriles, puedes purificar tu pasado y sobrenaturalizar tu vida actual.


Un punto profundamente autobiográfico. Octavilla 14 de la serie Lhz, redactada en Honduras. Como digo, a partir de su experiencia personal. En abril de 1937 escribía:
«Tengo paz. Estoy con exterior gravedad, pero alegre. Y, con mi alegría, –los años, los recuerdos, el pensamiento de posibles peligros para mis hijos y mis nietos, y por alguna otra razón de disculpable egoísmo–, es raro el día que no lloro más de la cuenta también» .
El 9 de mayo (vid com/151) anotaba en su pequeño Cuaderno (hojas 23v-24r; nº 1380):
«He pedido, muchas veces, con muchas lágrimas, morir pronto en la gracia del Señor».
La anotación va describiendo la congoja y el sufrimiento de aquella noche del 8 al 9 de mayo. Fueron, ésa y las siguientes, noches de lágrimas y duras pruebas. Vid com/151. Dormían en colchonetas unos junto a otros en una única habitación. De la congoja y las lágrimas se dio cuenta Santiago Escrivá , que no debió «situarse» mucho. Pocos días después escribía San Josemaría a Pedro Casciaro con el estilo tan característico de aquellas cartas desde la Legación, llenas de humor (en medio del sufrimiento):
«¡Qué voy a hacer! No tengo ganas de enfadarme: así y todo, hace unas noches, sobre las dos de la mañana o por ahí, se despertó vuestro tío Santiago, que usufructúa con Jeannot y conmigo dos colchones, y me gritó: “¿qué haces, hombre? ¿estás... llorando?”. Y después ha tenido la frescura de decir que paso la madrugada dedicado al cante jondo. La verdad: no sé a qué carta quedarme: a lo mejor –¡viejo, viejo, abuelo!– es que canto y lloro. Pero, eso sí, siempre con una alegría muy, muy honda y esperanzada: que no es jonda, ni tiene nada que ver con la ópera flamenca» .

Entre bromas y veras, algo se atisba del drama interior de Josemaría Escrivá en aquellos meses. En junio le llegó una noticia desoladora. Él mismo la comunica a los demás:
«Pepe –¡dichoso, dichosísimo Pepe!– cayó en el frente vasco, al parecer . El abuelo casi no sabe deciros nada. Un encargo os hice, que también Ignacio [Isidoro Zorzano] os daría: rosas –tres ramos–, sobre su sepulcro : y que visitarais a D. Manuel. ¡A Don Manuel! ¡Qué agradecido le estoy! Mis lágrimas –no me da vergüenza decir que he llorado– no son protesta, por la muerte de mi nieto queridísimo: la acepto; pero os ruego que, conmigo, recomendéis a mis peques para que no se me vaya ninguno más» .
Vid com/406, 416, 533, 702, 727.

217* Te quiero feliz en la tierra. —No lo serás si no pierdes ese miedo al dolor. Porque, mientras «caminamos»1, en el dolor está precisamente la felicidad.


Octavilla redactada en Burgos, periodo final de redacción. En una cuartilla que contiene dos proyectos con el plan de meditaciones para los EjEsp que debía predicar en Vergara a los sacerdotes de la diócesis de Vitoria, septiembre de 1938, se prevé una plática, en el segundo de ellos, que tiene este título:
«Te quiero feliz en la tierra» .
En el cuadernillo 1º de Burgos hay una anotación, tal vez de las escritas en Pamplona en diciembre de 1937, que dice:
«Amor. No estoy solo. Mi gozo y mi paz. Mis ambiciones. Mi felicidad terrena está unida a mi salvación, a mi felicidad eterna: feliz aquí y feliz allí» .

Ilustra el contenido de este punto una carta de Juan Jiménez Vargas de octubre del 38:
«... porque El nos querrá felices también aquí –como dice Mariano –, pero es que la felicidad de aquí abajo está en el dolor» .

El tema era, efectivamente, algo que habían oído en la predicación de San Josemaría. Jiménez Vargas, en concreto, lo había escuchado al menos en la Legación de Honduras, donde predicaba así:
«Empeñémonos en ver la gloria y la dicha ocultas en el dolor. Si nos comportamos así, en todas nuestras acciones reinará la felicidad: esa felicidad en la Cruz, que es la que yo os deseo a todos. Dolor y amor: ése es nuestro camino. Al amor sólo se va por el dolor; y el que no padece, no conocerá nunca el verdadero amor de Jesucristo» .
«Nosotros hemos de caminar felices ya en la tierra. Es Voluntad de Dios que mis hijos logren la felicidad eterna siendo también dichosos aquí abajo. Entre nosotros, si alguno no está habitualmente alegre, no ha cultivado el espíritu de la Obra» .
Jiménez Vargas habla de cómo medita en la oración algo que ha escuchado a San Josemaría, o que le ha leído: es perfectamente posible que en un viaje a Burgos le dejara leer la octavilla. También es posible que la carta del joven doctor sirviera al Autor de C como punto de partida para escribir la «gaitica». El tema lo predicó también en los EjEsp de Vitoria-Vergara:
«Felices en la tierra... Dios no tiene el corazón más pequeño que el nuestro» .
En Forja, 1005 saca la consecuencia:
«Cada vez estoy más persuadido: la felicidad del Cielo es para los que saben ser felices en la tierra».

218* ¡Qué hermoso es perder la vida por la Vida!1


Punto procedente del Cuaderno VI, nº 870, 14-XI-1932, día en el que había anotado cuatro futuros puntos de C . El último es éste, de tenor literal idéntico al del texto impreso; después de copiarlo en el Cuaderno, agregó:
«–Creo que estas consideraciones anteriores ya estaban anotadas».
Efectivamente, en las notas del 3 de noviembre (Cuaderno VI, nº 860) ya estaban el p/902 y este p/218, y en las del 27 de octubre el p/266 (nº 853). Se ve que el Autor no rompió las correspondientes «cuartillas» y reaparecieron con las del día 14.
En una carta escrita desde Honduras se encuentra una especie de síntesis coloquial de la doctrina de este punto:
«¿La vida? ¡Bah!... ¡¡La Vida!!» .
El pensamiento es escatológico: «perder la vida» (cfr Mt 16, 25), como morir a nosotros mismos, es la anticipación cotidiana de la muerte personal en Cristo –que nos hace entrar definitivamente en la «Vida»– y por tanto nos da, ya aquí (cfr Jn 6, 54), la «Vida». Estamos de nuevo ante una forma paradójica de usar los términos para expresar un pensamiento especialmente grato a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz.
Vid p/175, 187 y 210.


219* Si sabes que esos dolores —físicos o morales— son purificación y merecimiento, bendícelos.


Ficha Jef, redactada al final del período redaccional. No tiene interrelaciones documentales. La tradición bíblica y patrística testifica passim esta fundamental dimensión de la vida cristiana. En realidad el mensaje de este p/219 es, en forma doctrinal, el mismo de las experiencias relatadas en p/208 y com. Esto fue precisamente lo que descubrió la mujer de que allí se habla.


220* ¿No te produce mal sabor de boca el deseo de bienestar fisiológico —«Dios le dé salud, hermano»— con que ciertos pobres agradecen o reclaman una limosna?


Original en el Cuaderno V, nº 561, 14-I-1932 .
El texto guarda un cierto paralelismo cultural con el del p/228. En ambos el Autor analiza con mirada sobrenatural expresiones sociales del lenguaje. Hoy, a pesar del crecimiento de la mendicidad, son menos corrientes estas expresiones que reflejan una tradición de cultura cristiana. Al recibir la limosna, la respuesta más corriente era: «Dios se lo pague», y la manera de pedirla: «Una limosna, por Dios».
«Bienestar fisiológico»: vid la alegría «fisiológica» de p/659.


221* Si somos generosos en la expiación voluntaria, Jesús nos llenará de gracia para amar las expiaciones que Él nos mande.


Texto en el Cuaderno V, nº 653, 11-III-1932, que circuló primero a velógrafo .
Es interesante notar el orden que el Autor señala a la expiación: primero, la expiación voluntaria, en la que se va dando una identificación con Jesús, que se entregó voluntariamente (Jn 10, 18). Esa actitud práctica es ya disposición y mérito para una segunda donación de la gracia, que nos lleva a afrontar con amor las contradicciones imprevistas, más exactamente, «las expiaciones que Él nos mande».


222* Que tu voluntad exija a los sentidos, mediante la expiación, lo que las otras potencias le niegan en la oración.


Original en el Cuaderno V, nº 666, 17-III-1932 , que pasó al primer fascículo a velógrafo. El texto del Cuaderno viene precedido, como tantos otros de esta época, del vocativo «Niño».
Josemaría Escrivá llamaba, a esta dimensión de la vida espiritual aquí descrita, «la oración de los sentidos»: la mortificación es la oración de los sentidos .
Vid en el apcrít los intercambios entre «nieguen» y «niegan».


223* ¡Qué poco vale la penitencia sin la continua mortificación!


Texto tomado del Cuaderno V, nº 751, 15-VI-1932 , que también circuló primero a velógrafo con idéntico tenor literal.

Texto posiblemente suscitado por este otro que acotó en su lectura –comenzada unos días antes– del día cuarto del Decenario al Espíritu Santo de Francisca Javiera del Valle:
«La penitencia sola no santifica; la mortificación continuada hace grandes santos» .
Vid p/172, 180 y 200. Sobre la distinción entre mortificación y penitencia vid Introd al cap 6.


224* ¿Tienes miedo a la penitencia?... A la penitencia, que te ayudará a obtener la Vida eterna. —En cambio, por conservar esta pobre vida de ahora, ¿no ves cómo los hombres se someten a las mil torturas de una cruenta operación quirúrgica?


Texto en el Cuaderno VI, nº 1028, 4-VII-1933, uno de los tres últimos que pudo incorporar al segundo fascículo a velógrafo . La redacción del punto de C es prácticamente idéntica desde el texto multicopiado y muy distinta literariamente de la anotación del Cuaderno, que dice así:
«Si, por conservar esta pobre vida de ahora, se someten los hombres a las mil torturas de una cruenta operación quirúrgica, ¿cómo se explica, es razonable ese miedo a la penitencia, que nos ayuda a poseer la Vida eterna?».


225* Tu mayor enemigo eres tú mismo.


Esta expresión de la sabiduría cristiana de todos los tiempos se encuentra, por primera vez en los Apínt, en el Cuaderno II, nº 21, 24-III-1930; es, pues, uno de los más antiguos puntos de C documentados. Escrivá reflexiona consigo mismo:
«Debo estar convencido de que mi mayor enemigo soy yo mismo».
Pero la expresión en forma dialógica y con un tenor literal idéntico al que pasaría a C se encuentra en el Cuaderno VI, nº 825, de 17-IX-1932 .

226* Trata a tu cuerpo con caridad, pero no con más caridad que la que se emplea con un enemigo traidor.


Texto original en el Cuaderno V, nº 635, 6-III-1932 , que circuló primero a velógrafo con texto idéntico al original.
Al cuerpo, pues, hay que tratarlo con caridad, es decir con el recto amor que nos debemos a nosotros mismos. El punto siguiente aclarará que esa caridad no puede ser blandura: es un «amigo» que a la vez es un «enemigo» (vid p/195 y com), al que es preferible tenerlo como «esclavo» que como «señor» (p/214) y al que hay que darle siempre «un poco menos de lo justo» (p/196 y com).


227* Si sabes que tu cuerpo es tu enemigo, y enemigo de la gloria de Dios, al serlo de tu santificación, ¿por qué le tratas con tanta blandura?


Texto en el Cuaderno VI, nº 1079, 30-XI-1933, que no circuló a velógrafo sino que pasó directamente al texto impreso (vid apcrít) .
Como se ve este p/227 es como una glosa del punto anterior y ambos deben ser puestos en relación con p/214 y los otros citados en com/227. El Autor plantea este conjunto de puntos (p/195, 196, 214, 226, 227) como un diálogo entre el alma y el cuerpo en la perspectiva de la santificación, con el trasfondo de la doctrina de San Pablo. El p/195 brinda el marco hermenéutico del conjunto.


228* «Que pasen buena tarde» —nos dijeron, como es costumbre—, y comentó un alma muy de Dios: ¡qué deseos más cortos!


Texto en el Cuaderno VII, nº 1144, 3-III-1934 , que no circuló a velógrafo sino que pasó directo al texto impreso.
Puede tratarse de un comentario que hizo el propio Autor y que «despersonaliza» ya en el Cuaderno. Vid p/220.

229* Contigo, Jesús, ¡qué placentero es el dolor y qué luminosa la oscuridad!


Texto en el Cuaderno V, nº 639, 8-III-1932 , que circuló primero a velógrafo. El Autor se expresa con el lenguaje paradójico de los espirituales –dolor placentero, oscuridad luminosa... –, tan frecuente en C: «razonadas sinrazones» (p/21), «tan llenos de vacío» (p/17), «perder la vida por la Vida» (p/218), «fomentar la soberbia» (p/274).


230* ¡Sufres! —Pues, mira: «Él» no tiene el Corazón más pequeño que el nuestro. —¿Sufres? Conviene.


Octavilla Drv: media cuartilla con el dorso usado. En la otra media escribió el p/209. Simultáneas en la redacción. Periodo final: XII.1938 - I.1939. Este apunte de una meditación pudo haber sido el arranque redaccional del punto:
«Aflicciones, sequedades, para probar mi fe y confianza y estimar en mucho el don de Dios: Dios no tiene el corazón más pequeño que el nuestro» .
Esta anotación nos habla del sufrimiento en que pensaba San Josemaría y del «sentido» de ese sufrimiento. En el punto de C se limita a decir «¡Sufres!», para designar el hecho desnudo del sufrimiento y del dolor, cualquiera que sea su modalidad. Es doctrina del Autor de C, en plena consonancia con la gran tradición, que en el seno de ese sufrimiento se da la felicidad. Unos días después, en la misma predicación de Vitoria, volvería sobre el tema «Dios no tiene el corazón pequeño» .


231* El ayuno riguroso es penitencia gratísima a Dios. —Pero, entre unos y otros, hemos abierto la mano. No importa —al contrario— que tú, con la aprobación de tu Director, lo practiques frecuentemente.


Punto redactado en Burgos, primer semestre 1938. Recoge una praxis a la que era muy fiel el propio Autor ya en su época madrileña. Pedro Casciaro fue testigo en

Burgos del contexto de este ayuno que practicaba San Josemaría, en el que se forja el p/231: «En el Hotel Sabadell pagábamos cuatro pesetas por cama. No recuerdo cuánto cobraban por cada comida, pero el precio normal en cualquier modesto restorán de Burgos no era inferior a ocho pesetas. El Siervo de Dios organizaba las cosas para ir, al acercarse la hora de las comidas, a cumplir algunos encargos con un hijo suyo que solía ser algo distraído; le decía: tú ocúpate de esto y yo de esto otro, y ya nos veremos después de la comida. Luego, cuando los demás interrogábamos al Siervo de Dios, eludía la pregunta. Su pensamiento sobre el ayuno lo ha dejado escrito en Camino, número 231. En aquella época el Siervo de Dios se confesaba ordinariamente con el P. López Pérez, CMF. Dudo que su confesor se percatara plenamente del rigor de los ayunos del Padre» .


232* ¿Motivos para la penitencia?: Desagravio, reparación, petición, hacimiento de gracias: medio para ir adelante...: por ti, por mí, por los demás, por tu familia, por tu país, por la Iglesia... Y mil motivos más.


Octavilla escrita en la fase final de redacción. En una meditación de los EjEsp de Vitoria se lee:
«Motivos: Desagravio, reparación; petición, hacimiento de gracias: medio para ir adelante...: por mí, por los demás, por tu familia, por el pueblo que se me ha encomendado, por mis hermanos, por mi país, por la Iglesia...» .
Es, sin duda, la base redaccional del punto de C.


233* No hagas más penitencia que la que te consienta tu Director.


Octavilla Not. Punto redactado por tanto en XII-1938 o en I-1939.
En una meditación de mayo de 1936 sobre mortificación, había escrito:
«No penitencia, sin permiso. Sí, siempre, mortificación» .
Aparece en este apunte la distinción ascética entre mortificación y penitencia, a la que aludimos en Introd a cap 6 (vid), y que tanta importancia tiene en C. El Autor, como sabemos, la corroboró fuertemente en el Decenario de Francisca Javiera del Valle. Vid com/223.

234* ¡Cómo ennoblecemos el dolor, poniéndolo en el lugar que le corresponde (expiación) en la economía del espíritu!


Este texto que cierra, ya desde la edición de Cuenca, el cap «Penitencia», es la hermenéutica cristiana de todo el cap y debe ser puesto en inmediata relación con los tres primeros puntos: p/208 y p/209 (el dolor) y el p/210 (la expiación), a los que sintetiza teológicamente. Vid com/210. Ésta es la doctrina que predicaba a los primeros fieles del Opus Dei, como se refleja en el tenor redaccional de esta consideración en el Cuaderno V, donde fue escrita por primera vez:
«¡Cómo se ennoblece el dolor, en la Obra de Dios, poniéndolo en el lugar que le corresponde (expiación) en la economía del espíritu!» .
Esa redacción se mantuvo en el velógrafo, lo que indica el interés primario de Josemaría Escrivá al preparar el fascículo. En la redacción del texto impreso de Cuenca –que pasa a la edición definitiva– el mensaje y la doctrina se formulan pensando en todos los cristianos.
La expresión «economía del espíritu» es un hapaxlegómenon en la obra de Josemaría Escrivá. Parece equivalente a «economía de la gracia», «economía de la salvación».

 

 

Cap 7 7 [Msb: 6]. Penitencia, p/208-234 [17 de Cec + 10 de Msb] C || 6. Penitencia, cd/87-101 + cd/409.420 Cec
208 Apínt Cem32/56 Cec/23.1-Ceb/87 ||| Glorificado sea Cec C] || Glorificado será Apínt Cem
Futuros puntos de C transcritos ese día: 862, 220, 208, 270.
Meditación «Amor a la Sagrada Eucaristía», noviembre 1935; guión nº 59.
2b Carta de Josemaría Escrivá a Alejandro de la Sota, Burgos 5-III-1938; EF 380603-1.
El texto base de este p/208 es del 14 de enero, lunes. En el Cuaderno, la anotación anterior es de fecha 9 de enero. Sabemos que el Autor, a partir de noviembre de 1931, hacía visita ordinaria a los enfermos del Hospital General en la tarde de los domingos. Es, pues, casi seguro que escribió el texto sobre su «cuartilla» el domingo día 13.
Escrivá se lo iba diciendo y ella lo repetía gozosa.
Notas de un coloquio en Lisboa, 3-XI-1972; AGP, sec P, leg 4, 1972, pg 349; la cursiva es del original.
El Autor no precisó bien la fecha al recordar la historia. Vid supra nt 3.
Coloquio con sacerdotes, en Larboleda (Lima), 26-VII-1974; AGP, sec P, leg 4, II-1974, pg 406; la cursiva es del original.
209 Msb |||| 1 Rm 12, 12
EjEsp, Plática «Espíritu de alegría», Vitoria 25-VIII-1938; guión nº 94.
210 Apínt Cem32/236b Cec/97.1-Ceb/409b
Apínt, nº 403, 20-XI-1931.
Glosas marginales al Decenario 1932, pg 50s; Patmos 35, pg 64; Logos 52, pg 106.
211 Apínt Msb ||| perjudicial,] perjudicial Msb Txm
De las notas de ese día procede también el p/620.
La extraña mayúscula era una forma de indicar quién era ese compañero: un sacerdote en el Sacramento de la Penitencia.
Carta de Josemaría Escrivá desde Honduras, Madrid 30-V-1937; EF 370530-1.
PredicHond, «Unión y obediencia», 29-VI-1937, pgs 161-162; XXVI.
212 Msb ||| mirada] mirada, Msb Txm
14b «Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús». Éste podría ser también el diagnóstico de tantas cristologías que pulularon en la segunda mitad del siglo XX. La meditación de este punto en el contexto de aquel debate teológico inspiró mi escrito «Sobre la condición de discípulo y su significado para la cristología», en Scripta Theologica 1 (1969) 165- 173.
213 Apínt Cem32/58 Cec/23.3-Ceb/89 ||| sufre] sufre, Cec Txm || quejarte] quejarte, Cec Txm |||| 1 cfr Mt 26, 38-39; Mc 14, 34-36; Lc 22, 41-42
Apínt, nº 1663, Segovia 10-X-1932. Futuros puntos de C transcritos en las notas de ese día: 213, 734, 186, 214. La anotación que hemos copiado pasará, casi a la letra, a Via Crucis, estación 1ª, consideración 1ª. La cursiva, que es nuestra, acota el punto de C.
214 Apínt Cem32/59 Cec/23.4-Ceb/90 ||| tener un] tenerte por Cem |||| 1 cfr 1 Co 9, 27
Apínt, nº 1691, EjEsp de Segovia, X-1932: Propósito nº 11. El día 10 había anotado: «Más vale ser esclavo de mi Dios que esclavo de mi carne» (Apínt, nº 1664; vid com/734 nt 2). Futuros puntos de C transcritos ese día: 213, 734, 186, 214.
Apínt, nº 843, 14-X-1932. Ese mismo día transcribió seis futuros puntos de C: 753, 730, 676, 214, 397, 685.
215 Apínt Cem32/61 Cec/23.5-Ceb/99 ||| le tiene Apínt Cem C] tiene Cec || Si lo que ... rectificando] Si, lo que hacen por bien parecer al mundo, lo hicieran, rectificando Apínt Cec Txm || santos] santos tan grandes Apínt Cem
216 Msb ||| No te dé] Pobre hijo: no te dé Msb |||| 1 cfr Sal 7 (6), 7
Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei, Madrid 30-IV-1937; EF 370430-2.
Santiago Escrivá de Balaguer, hermano del Autor, entonces un joven de 18 años, refugiado también en la Legación.
Juan Jiménez Vargas.
Carta de Josemaría Escrivá a Pedro Casciaro, Madrid 19-V-1937; EF 370519-1.
La noticia le había llegado al Autor dos días antes. Luego se supo que falleció en Pinto, en el frente de Madrid, 23-IV-1937. —José María Isasa Navarro, estudiante de Arquitectura. Había conocido al Autor en la Residencia DYA, de la calle de Ferraz. Fue miembro del Opus Dei desde abril de 1936.
Pide a los miembros del Opus Dei que en sufragio de su alma recen las tres partes del Santo Rosario y hagan intensa oración. «Don Manuel»: Dios nuestro Señor.
Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 15-VI-1937; EF 370615-1.
217 Msb ||| serás] serás, Msb Txm |||| 1 cfr 2 Co 5, 6
La cuartilla se encuentra en AGP, sec A, leg 47, carp 1, exp 2. Los dos esquemas tienen el mismo «iter idearum» y el mismo número de meditaciones y pláticas: uno con titulaciones clásicas, el otro –que es el que hemos citado– con títulos dialógicos. La plática de que hablamos se titula, en el esquema primero, «Santa pureza».
Cuadernillo-agenda 1º de Burgos, hoja 4v.
El Autor de C.
Carta de Juan Jiménez Vargas a Josemaría Escrivá, Muela de Villastar 2-X-1938; AGP, sec N-2, leg 148, carp B, exp 1.
PredicHond, «La tribulación de la guerra», 9-IV-1937, pg 36; IV.
PredicHond, «El que no se haga como un niño no entrará en el Reino de los Cielos», 27-VIII-1937, pg 255; XLII.
EjEsp, Plática «Espíritu de alegría», Vitoria 25-VIII-1938; guión nº 94. —El tema vuelve después en Surco, 52: «Nadie es feliz, en la tierra, hasta que se decide a no serlo. Así discurre el camino: dolor, ¡en cristiano!, Cruz; Voluntad de Dios, Amor; felicidad aquí y, después, eternamente».
218 Apínt Cem32/57 Cec/23.2-Ceb/82 |||| 1 cfr Mt 16, 25
Son: 736, 902, 266, 218.
Carta de Josemaría Escrivá a Pedro Casciaro, Madrid 29-IV-1937; EF 370429-1.
219 Msb
220 Apínt Cem32/63 Cec/24.1-Ceb/93 ||| hermano»―] hermano―, Apínt
Futuros puntos de C transcritos ese día: 862, 220, 208, 270.
221 Apínt Cem32/62 Cec/23.6-Ceb/92. ||| Jesús] el Señor Cem || gracia] gracias Apínt
Fueron cuatro los futuros puntos de C que transcribió ese mismo día: 419, 732, 279, 221.
222 Apínt Cem32/64 Cec/24.2-Ceb/94 ||| niegan Cem C] nieguen Apínt Cec
Futuros puntos de C transcritos ese día: 222, 686, 56.
La expresión está recogida en un texto de Es Cristo que pasa, 9. Para santificarse –explica el Autor–, el cristiano corriente no necesita hábito externo, ni signos distintivos: «Sus signos son internos: la presencia de Dios constante y el espíritu de mortificación. En realidad, una sola cosa, porque la mortificación no es más que la oración de los sentidos». En Surco, 259 hay una expresión próxima: «’La mortificación’ exterior es la humildad de los sentidos».
223 Apínt Cem32/65 Cec/24.3-Ceb/95
Iba precedido del p/575.
Decenario al Espíritu Santo, 1932, pg 60; Patmos 35, pg 74; Logos 52, pg 60. La expresión mortificación «continuada» es muy característica de Francisca Javiera del Valle: «la mortificación ha de ser continuada, como lo es el latir del corazón» (ibidem, pg 54; Patmos 35, pg 68; Logos 52, pg 111).
224 Apínt Cem33/325 Cec/24.4-Ceb/96 ||| ayudará] ayuda Cem
Futuros puntos de C transcritos ese día: 224, 690, 179.
225 Apínt Cem32/22 Cec/24.5-Ceb/97
Ese día, a continuación, escribió también la consideración que daría origen al futuro p/494. El Autor no debió romper la cuartilla de este p/225, pues unos días después, 28 de septiembre, volvió a copiarlo entre otros de nueva redacción (p/452, 132, 225, 450, 943, 14, 960), precedidos de estas palabras: «hace bastantes días que no anoto nada y tengo muchas catalinas en mis cuartillas». Vid com/218.
226 Apínt Cem32/66 Cec/24.6-Ceb/98
Futuros puntos de C transcritos ese día: 836a, 126, 226.
227 Apínt Cec/24.7-Ceb/99 ||| con tanta blandura] tan blandamente Apínt
Futuros puntos de C transcritos ese día: 192, 227, 10b, 289, 644, 691, 896.
228 Apínt Cec/25.1-Ceb/100 ||| costumbre] frecuente Cec || más] tan Cec
Futuros puntos de C transcritos ese día: 935, 228, 692.
229 Apínt Cem32/67 Cec/25.2-Ceb/101
Futuros puntos de C transcritos ese día: 867, 229.
Dos textos de San Juan de la Cruz, entre tantos: «David (Sal. 96, 2) también dijo que cerca de Dios y en rededor de él está oscuridad y nube; no porque en sí ello sea así, sino para nuestros entendimientos flacos, que en tan inmensa luz se oscurecen y quedan ofuscados, no alcanzando» (Noche oscura, II, 5, 3; BAC 15, 13ª ed, 1991, pg 528). «Porque, en tanto que Dios no deriva en ella [el alma] algún rayo de luz sobrenatural de sí, esle Dios intolerables tinieblas, cuando según el espíritu está cerca de ella, porque la luz sobrenatural oscurece la natural con su exceso» (Cántico B, canción 13, 1; BAC 15, 13ª ed, 1991, pg 784).
230 Msb
EjEsp, Meditación «La Encarnación del Señor», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 90.
Texto supra nt 31.
231 Msb
Pedro Casciaro, Relación testimonial, 26-VI-1979, Parte II, cap 2, pgs 124-125. Vid P. CASCIARO, Soñad, 11ª ed, 1999, pg 149.
232 Msb
EjEsp, Plática «Espíritu de mortificación y penitencia», Vitoria 24-VIII-1938; guión nº 117.
233 Msb
Meditación «La mortificación», mayo 1936; guión nº 45.
234 Apínt Cem32/240 Cec/98.5-Ceb/420 ||| ennoblecemos el dolor] se ennoblece el dolor, en la Obra de Dios Cem
Apínt, nº 557, 10-I-1932.