Tibieza
Pequeño cap de nueva creación, pensado por el Autor en la fase redaccional de Burgos. Es un subtema, podríamos decir, dentro del gran marco señalado por los dos caps anteriores: la tibieza es una enfermedad de la «vida interior», de la «vida sobrenatural». Los autores clásicos sitúan el problema de la tibieza, de ordinario, en el seno de la llamada «vía iluminativa», que es, sin entrar en tecnicismos, donde la coloca Escrivá; es decir, como amenaza, como peligrosa enfermedad que puede darse en el camino de un alma que parecía decidida a avanzar en la «vida interior», en la «vida sobrenatural». Es el relajamiento en el fervor de la caridad, que toma la forma de acidia, pereza espiritual, rutina, acostumbramiento, etc.. En brevísimos puntos se dibuja de modo certero el marco de la tibieza, desde su «principio», como dice en p/325. Es de señalar el reiterado acento que el Autor pone en los pecados veniales y en su profunda significación dentro del cuadro de esta patología de la vida espiritual.
Del análisis de los materiales de redacción se deduce claramente que Josemaría Escrivá toma la decisión de tratar este tema, con la autonomía propia de un cap, ya en la ordenación que hace en Navidad de 1938, cuando todavía los dos caps anteriores formaban uno único (Vid respectivas Introd). Es entonces cuando entre las «gaiticas» emerge el pequeño bloque de seis que tratan un tema tan decisivo en la vida espiritual. Al fabricar la pequeña carpeta para las seis fichas y a la espera de que surja alguna otra, el Autor escribe en la portadilla: «Buscar en el folleto...». Es un recordatorio para localizar en Cec algún punto sobre tibieza y traerlo a este nuevo cap. Así aparece el que será p/325 de C, que sale del cap «Carácter» y se incorpora, a éste que introducimos, precisamente como cabecera. Hasta este momento, es el cuarto punto de Cec que ha cambiado de sitio.
325* Lucha contra esa flojedad que te hace perezoso y abandonado en tu vida espiritual. —Mira que puede ser el principio de la tibieza..., y, en frase de la Escritura1, a los tibios los vomitará Dios.
Cec10/1, como he dicho, se trasladó al nuevo cap para ser su punto de cabecera. Es, en efecto, muy apropiado para dar entrada al cap «Tibieza». Procede del Cuaderno VII, nº 1100, transcrito en 5-I-1934. Texto idéntico.
García Hoz ha llamado la atención sobre el término flojedad en este punto: «Es un término coloquial con el que se viene a significar la ausencia de tensión. El flojo –del ‘fluxus’ latino– es el que se queda sin firmeza, el que se deja caer, dejándose arrastrar por ‘el fluir de la vida’; en lugar de ser el dueño de su propio destino, el que elige su propio camino, es el ser dirigido por otro, pierde su condición de persona».
326* Me duele ver el peligro de tibieza en que te encuentras cuando no te veo ir seriamente a la perfección dentro de tu estado.
—Di conmigo: ¡no quiero tibieza!: «confige timore tuo carnes meas!»1 —¡dame, Dios mío, un temor filial, que me haga reaccionar!
Octavilla Re, escrita en la relectura de los materiales de predicación. En la plática final de Vergara se lee este apunte, casi igual al punto de C:
«La tibieza (Apoc. III, 15-16). Peligro de no ir seriamente a la perfección del estado. –No quiero tibieza: confige timore tuo carnes meas! (Ps. CXVIII, 120) Temor filial, que me haga reaccionar».
Sobre el temor filial vid p/435 y com.
327* Ya sé que evitas los pecados mortales. —¡Quieres salvarte! —Pero no te preocupa ese continuo caer deliberadamente en pecados veniales, aunque sientes la llamada de Dios, para vencerte en cada caso.
—Tu tibieza hace que tengas esa mala voluntad.
Texto escrito sobre una octavilla Re. Nótese que este punto, y el resto hasta el final del cap, tratan siempre del pecado venial. Los temas «pecado venial deliberado» y
«tibieza» están intrínsecamente vinculados en la doctrina espiritual de C. Ya en las primeras páginas de su Cuaderno del año 30 se lee este clamor al Señor:
«¡¡Señor!! Dame que, a sabiendas, no te ofenda nunca ni venialmente».
La idea está por todas partes en sus guiones de predicación. Por ej, éste de 1933:
«Medios: Huida de las ocasiones: no contentarnos con evitar los pecados mortales...».
O este otro de un retiro en la Residencia de Ferraz:
«La tentación. No oír, no dialogar. – Si no, el pecado grave: muerte. El leve, enfermedad: la tibieza... Propósitos: nunca, en mi vida, acostarme en pecado mortal – evitaré los pecados veniales deliberados (Presencia de Dios)».
Pero esos guiones quedaron en Madrid. Al redactar C en Burgos sólo disponía de los que elaboró en su predicación de 1938. En uno de ellos cita unas palabras de San Ignacio en el libro de los Ejercicios: «y, con esto, que por todo lo criado ni porque la vida me quitasen, no sea en deliberar de hacer un pecado venial».
En todo caso, en el punto que comentamos se nos ofrece una condensada descripción de la relación entre tibieza y pecado venial.
328* ¡Qué poco amor de Dios tienes cuando cedes sin lucha porque no es pecado grave!
También octavilla Re, sin interrelación documental inmediata.
329* Los pecados veniales hacen mucho daño al alma. —Por eso, «capite nobis vulpes parvulas, quae demoliuntur vineas», dice el Señor en el «Cantar de los Cantares»1: cazad las pequeñas raposas que destruyen la viña.
Octavilla Not, también sin interrelación documental inmediata. Diciembre de 1938. Tema grato a muchos autores espirituales, entre ellos, en la Antigüedad cristiana, a San Agustín:
«No desdeñéis los pecados veniales. Porque aunque no sean graves, se acumulan, constituyen mole y hacen masa. […] ¿Hay cosa más menuda que las gotas de lluvia? Y con ellas se inundan los campos y se llenan los ríos. No desdeñéis vuestros pecados menudos y leves, no sea que con su mole os aplasten».
También San Alfonso María de Ligorio, que utiliza el mismo símil que el Autor de C:
«... las faltillas despreciadas […] consiguen que, si el alma se habitúa a ellas acabe por no dar importancia ni a las faltas leves ni a las graves. Por eso nos amonesta el Señor en el Cantar de los Cantares: ‘Cogednos zorras, zorras pequeñas, que devastan los viñedos’».
330* ¡Qué pena me das mientras no sientas dolor de tus pecados veniales! —Porque, hasta entonces, no habrás comenzado a tener verdadera vida interior.
Octavilla Bl, también sin interrelación documental inmediata.
331* Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren al Señor; si buscas con cálculo o «cuquería» el modo de disminuir tus deberes; si no piensas más que en ti y en tu comodidad; si tus conversaciones son ociosas y vanas; si no aborreces el pecado venial; si obras por motivos humanos.
Ficha Re, redactada sin duda a partir de este apunte de la predicación de Vergara:
«La tibieza: relajamiento, disipación. Manifestaciones. Pigre, aegre quidquid facit pro Domino (ceremonias), qui studet onus impositum alleviare –minuere– (cálculo, cuquería), qui non cogitat nisi de se et de suis commodis, quoniam cum interierit, non sumet omnia: neque descendet cum eo gloria eius: conversaciones vanas (vida llena de vacío, frivolidad), agit propter motiva humana (la vara, la alabanza o el temor a la crítica), qui non abhorret a peccato veniali».
Las expresiones latinas del guión están tomadas de un libro muy usado entre los sacerdotes cultos en aquella época y que utilizó en Vergara en el retiro al clero de la diócesis: «Sacerdos rite institutus», del jesuita P. Petit, en cinco pequeños tomos, del que se hicieron numerosas ediciones. Escrivá usó la de 1926. El p/331 y el tono del cap tienen gran afinidad con el p/17, como ya hicimos notar.
“Cuquería”. Según el corpus Corde de la Academia de la Lengua, su uso literario ya estaba testificado por Valle-Inclán y Julio Casares. También por Unamuno y Pedro Salinas, pero en epistolarios publicados después.
Cap 14 14 [Msb: 103]. Tibieza, p/325-331 [1 de Cec + 6 de Msb] C || Cap nuevo + cd/24 Cec
Vid por ej A. Tanquerey, Compendio de Teología ascética y mística, 1930, §§ 1270-1280.
Vid Camillo Gennaro, «Tiepidezza», en DESp, III, pgs 2519-2521.
325 Apínt Cec/10.1-Ceb/24 ||| flojedad] flojedad, Apínt Cec Txm |||| 1 Ap 3, 16
Futuros puntos de C transcritos ese día: 110, 718, 435, 983a, 386, 325, 65, 178, 174, 802, 173.
Víctor García Hoz, «Sobre la pedagogía de la lucha ascética», en Estudios sobre ‘Camino’, 1988, pgs 181-211 (cita en pg 187).
326 Msb ||| de tibieza Msb add || Dios mío Msb add] |||| 1 Sal 119 (118), 120
EjEsp, «Plática de perseverancia», Vergara 10-IX-1938; guión nº 86.
327 Msb ||| vencerte] praec evitarlos Msb del
Apínt, nº 15, 13-III-1930.
«Plática de Perseverancia», Madrid, III-1933; guión nº 11.
Retiro espiritual, Plática «El pecado», Madrid 1934; guión nº 15.
EjEsp, Plática «Espíritu de humildad», Vitoria VIII-193; guión nº 118.
Ejercicios, 164-167; BAC 245, 1965, pgs 58s.
328 Msb ||| tienes] tienes, Msb Txm
329 Msb ||| raposas] raposas, Msb Txm |||| 1 Ct 2, 15
San Agustín, Sermón 77 B, 8; BAC 441, 1983, pg 427.
San Alfonso María de Ligorio, Selva de materias predicables, Parte I, cap 5, 2; BAC 113, 1954, pgs 102s.
330 Msb ||| das] das, Msb Txm
331 Msb ||| tibio] tibio, Msb Txm || buscas] buscas, Msb Txm || cuquería»] cuquería», Msb Txm || si no aborreces el pecado venial; si obras por motivos humanos Msb add] si obras por motivos humanos; si no aborreces el pecado venial... Msb del
EjEsp, Plática «Vida sobrenatural y espíritu sacerdotal», Vergara 6-IX-1938; guión nº 82.
Adulphus Petit, S.J., Sacerdos rite institutus piis exercitationibus menstruae recollectionis auctore P. Adulpho Petit, S.J. Sexta editio elimata. Typis Societatis Sancti Augustini, Desclée, de Brouwer et Socii. Brugis et Insulis. 1926. Nosotros citamos por la edición de 1938, excepto para el tomo III, que referimos por la edición de 1912.
Hay una nota entre sus papeles de predicación (se encuentra en AGP, sec A, leg 50-13, carp 1, exp 2) en la que el Autor pide (al Superior del Seminario) que le pasen las Concordancias de la Sagrada Escritura y el Sacerdos rite institutus, Desclée 1926. El pasaje que extracta en su guión dice así: «1º Dicendus est tepidus ille sacerdos qui aegre portat, seu potius qui pigre trahit jugum Domini. Quidquid facit pro Domino, v. g. orare, meditari, missam celebrare, recitare officium divinum, instituere conscientiae examen, id facit obiter, molliter, ex consuetudine, sine affectu, sine corde; pigrescit peromnia! 2º Tepidus dicendus est ille sacerdos qui studet continue onus impositum alleviare atque minuere, decurtando exercitia spiritualia, ea sine causa ad aliud tempus remittendo, et scripta levia et curiosa pervolvendo eo tempore quo res serias pertractare deberet. 3º Tepidus dicendus est ille sacerdos qui non cogitat nisi de se et de suis commodis, de iis quae suam mentem avertere possunt a consideratione tristissimi animae status; nunquam serio videtur ad cor redire. 4º Tepidus dicendus est ille qui, vulgari contentus virtute, mavult cum iis conversari qui non altius quam ille desiderant ascendere, quique vanis et frivolis sermonibus eum ad risum solent provocare, fratres autem gravioris indolis sedulo fugit. 5º Tepidus dicendus est ille sacerdos qui, quidquid agit, propter motiva humana agit; qui loquitur sine prudentia; qui legit et meditatur sine fructu; qui cum vagis et incertis propositis peccata confitetur; qui celebrat missam sine praeparatione, sine seria actione gratiarum. 6º Tandem tepidus est ille sacerdos qui in se mille nutrit affectus veniales, cum minime a peccato veniali abhorreat» (V, 1912, pgs 115-117).