Tribulaciones
Este cap y el siguiente formaban una unidad en Cec –un solo cap–, que tenía veintitrés consideraciones. Durante la preparación del texto definitivo este patrimonio es objeto de una intensa reconsideración. El Autor decide dividir el cap en dos. La razón no es sólo la cantidad de material disponible (había veintiséis nuevos puntos procedentes del trabajo en la Legación de Honduras y en Burgos), sino –así nos parece entenderlo– hacer una distinción dentro de las «tribulaciones» que acechan al cristiano a lo largo del camino: las que proceden de fuera –de circunstancias externas– y las que se forjan en el interior del hombre. Estas últimas integran el cap segundo con este otro título, muy exacto: «Lucha interior». Las primeras, en cambio, se agrupan en el primer cap, y para ellas retiene el título original: «Tribulaciones». Título y contenido responden así a la palabra de Pablo en Hechos (14, 21): «es preciso pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios».
El cap de Cec tenía muy pequeña base estructural en los fascículos multicopiados. El Autor lo había construido como en dos etapas: la primera –formada por tres puntos de Cem32, otros tres de Cem33 y una larga serie tomada directamente de los Cuadernos VI y VII– es la que ofrecía, mezclados, ambos tipos de consideraciones. La segunda, asumía un bloque de Cem sobre la confianza en Dios en medio de la tribulación (Cem32/174 -178, con algún complemento).
El conjunto de ambos caps se mantiene en esta zona «antropológica», a continuación de las virtudes del hombre cristiano, señalando los elementos de tensión que tratan de impedir el desarrollo de la vida de fe y que se superan precisamente por la fe-confianza de la que acabamos de hablar. En ambos caps hay una importante presencia de puntos procedentes de la Legación de Honduras.
«Tribulaciones» está integrado por siete textos procedentes de Cec y quince nuevos de la redacción de Burgos. La integración de unos con otros es más compleja de lo ordinario y responde a este discernimiento temático al que hemos aludido.
685* El vendaval de la persecución es bueno. —¿Qué se pierde?... No se pierde lo que está perdido. —Cuando no se arranca el árbol de cuajo —y el árbol de la Iglesia no hay viento ni huracán que pueda arrancarlo— solamente se caen las ramas secas... y ésas, bien caídas están.
Texto del Cuaderno VI, nº 844, fechado en 14-X-1932. Ese mismo día transcribió seis futuros puntos de C . Las diferencias con el texto de C se señalan en el apcrít.
Interesante notar un cambio redaccional. Tanto en el Cuaderno como en el fascículo a velógrafo de 1932 –es decir, en las capas más primitivas de la historia del texto– el Autor contempla el «vendaval de la persecución» –parece– afectando directamente a las personas, «que se pierden». El texto impreso, en cambio –lo mismo la edición de Cuenca que C–, plantea un interrogante general y objetivo: «¿qué se pierde?» .
686* Conforme: aquella persona ha sido mala contigo. —Pero, ¿no has sido tú peor con Dios?
Texto del Cuaderno V, nº 666, fechado en 17-III-1932. Ese mismo día transcribió tres futuros puntos de C . El tenor literal del texto es idéntico al de C.
687* Jesús: por dondequiera que has pasado no quedó un corazón indiferente. —O se te ama o se te odia.
Cuando un varón-apóstol te sigue, cumpliendo su deber, ¿podrá extrañarme —¡si es otro Cristo!— que levante parecidos murmullos de aversión o de afecto?
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco, que pertenece probablemente a la serie Lh, escrita en Honduras. No hay interrelación documental conocida.
Me parece interesante señalar que la secuencia de los p/687-690, construida en Burgos, es una unidad temática. El Autor describe en ellos la paradójica situación de estas «tribulaciones» que provienen del mundo exterior. Por una parte –viene a decir–, que la coherencia en la fe o la predicación del Evangelio provoque rechazo (o afecto) es sencilla experiencia histórica de la existencia cristiana, continuamente glosada en la tradición teológica y espiritual, y el Autor exhorta al lector a que la crítica no le «extrañe» (p/687), ni le «afecte» en su caminar (p/688: vid com). Por otra, subraya que hay que perdonar desde el fondo del alma y, a la vez, pedir perdón por las propias insuficiencias, por la limitada capacidad de transparentar el mensaje de Cristo (p/689; vid com); más todavía, hay que pensar: ¿qué es esto para lo que yo –yo personalmente, no el mensaje, ni la doctrina– merezco? (p/690).
Interesante que ya en C emplee la expresión «otro Cristo» para designar no sólo al sacerdote (vid p/66 y 67), sino a todo aquel que se decide a seguir a Cristo .
688* Otra vez...: Que han dicho, que han escrito...: En favor, en contra...: Con buena, y con menos buena voluntad...: Reticencias y calumnias, panegíricos y exaltaciones...: sandeces y aciertos...
—¡Tonto, tontísimo!: ¿Qué te importa, cuando vas derecho a tu fin, cabeza y corazón borrachos de Dios, el clamor del viento o el cantar de la chicharra, o el mugido o el gruñido o el relincho?...
Además... es inevitable: no pretendas poner puertas al campo.
Texto escrito también sobre una octavilla con dorso en blanco de la serie Lh (Honduras). Tampoco hay interrelación documental conocida. Guarda este punto un paralelismo temático con el anterior, que se sitúa sin dificultad en el clima de la Legación de Honduras, donde la vida del pequeño grupo que acompañaba a Josemaría Escrivá suscitaba en aquellas circunstancias «murmullos», a los que ya se ha apuntado en el comentario a otros puntos. Aquellas pequeñas cosas de Honduras fueron tal vez ocasión para expresar con viveza esa experiencia histórica del existir cristiano a que me refería en com/687. Vid también com/14 y el texto de Honduras allí citado. Aquellos murmullos, ¿no traerían a la memoria del Autor –que era un lector asiduo de Cervantes– estas palabras de Don Quijote a Sancho?:
«No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será nunca acabar. Ven tú con segura conciencia, y digan lo que dijeren; y es querer atar las lenguas de los maldicientes lo mismo que querer poner puertas al campo. Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen dél que ha sido un ladrón, y si sale pobre, que ha sido un parapoco y un mentecato» .
«Poner puertas al campo»: «frase figurada y familiar con que se da a entender la imposibilidad de poner límites a lo que no puede consentirlos» . El Autor explica así que el discípulo de Cristo vive a la intemperie en medio del mundo, expuesto a todos los vientos y que nada de lo que se diga debe sorprenderle ni quitarle la paz. Vid com/51.
689* Se han desatado las lenguas y has sufrido desaires que te han herido más porque no los esperabas.
Tu reacción sobrenatural debe ser perdonar —y aun pedir perdón— y aprovechar la experiencia para despegarte de las criaturas.
Texto escrito sobre una octavilla Re, por tanto en Burgos y en fechas próximas al final de la redacción. Tampoco hay referencias documentales conocidas.
Vid com/687. «Pedir perdón», fruto de analizar, de sopesar en la presencia de Dios el contenido de esas críticas, y calibrar en qué pueden tener razón, y aprender. En todo caso, la «experiencia» apunta siempre a poner la esperanza no en las criaturas sino en Dios.
690* Cuando venga el sufrimiento, el desprecio..., la Cruz, has de considerar: ¿qué es esto para lo que yo merezco?
El Autor, a continuación, inserta este punto procedente del impreso de Cuenca, a mi entender de manera muy intencionada. Vid com/687. Original en el Cuaderno VI, nº 1028, fechado en 4-VII-1933 . El tenor literal del texto es prácticamente idéntico al de C.
691* ¿Estás sufriendo una gran tribulación? —¿Tienes contradicciones? Di, muy despacio, como paladeándola, esta oración recia y viril:
«Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas. —Amén. —Amén.»
Yo te aseguro que alcanzarás la paz.
Texto del Cuaderno VI, nº 1081, 30-XI-1933 . El futuro punto de C viene precedido de una breve noticia, que tal vez provocara su redacción:
«La Casa del Angel Custodio , nuestra 2ª Casa (la 1ª es la Casa del Cielo, con José Mª, Luis y María ) también me ha traído algunos disgustillos. Todo por Ti».
A continuación, el texto, que comienza en orden inverso de interrogaciones:
«¿Tienes contradicciones? ¿Estás sufriendo una gran tribulación? Di, muy despacio, etc.».
Puede decirse, a partir de la documentación disponible, que el «Hágase...» –esa larga jaculatoria, o acto de entrega a la Voluntad de Dios–, es una de las palabras que más frecuentemente estuvo en los labios del Autor de C hasta el final de su vida. Yo, personalmente, se la oí recitar en diversas ocasiones. Durante un tiempo pensé que era de propia composición. Pero la investigación me ha llevado a comprobar una vez más lo que es una constante de fondo en los escritos del Autor: su plena inserción en la tradición de la piedad y de la fe, hasta en cosas muy pequeñas. En efecto, esa «oración recia y viril» es una de las más antiguas plegarias recogidas en el Enchiridion indulgentiarum de la Santa Sede , que la sitúa dentro de las invocaciones «Ad Deum unum et trinum».
Lo que no he podido saber es cuándo y por qué vía le llegó a San Josemaría el conocimiento de ese texto , que está atestiguado con autógrafo ya desde 1928, es decir, desde la fundación del Opus Dei . El texto de la jaculatoria es idéntico al de C con la sola variante de tener una coma después de «ensalzada».
En todo caso, hay como una eclosión de esta fórmula en el año 1931, donde aparece repetidas veces en sus escritos, primero en castellano, después casi exclusivamente en latín. La primera que tengo controlada es de una carta a Isidoro Zorzano, marzo de 1931, con un texto idéntico al de la octavilla citada:
«Di muchas veces, despacio, paladeándolo: ‘Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada, la justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas. Amén. Amén’» .
La segunda es del 20 de mayo (Cuaderno III, nº 203), en plena persecución religiosa (ocho días antes había sido la célebre quema de conventos en Madrid y por toda España), como se ve por el texto:
«20-V-31: Ayer pude saludar a mi P. Sánchez. Fui de seglar: él tampoco llevaba hábitos. Estuve antes celebrando la Sta. Misa en el noviciado de las Apostólicas . Luego saludé a la Superiora de las Reparadoras de Chamartín; allí encontré a unos PP. Jesuitas. Por ellos supe la residencia del padre Sánchez».
A continuación el texto de la jaculatoria:
«Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios. Amén. Amén» .
A partir de ese día encontraremos en los Cuadernos, al menos 18 veces –que yo haya podido averiguar–, el texto completo de la jaculatoria . Son más frecuentes todavía las alusiones a esa plegaria en forma abreviada; por ej:
«Anoche, antes de dormirme –hice mis preces y rezos somnolientos y no sé cómo– recé el ‘Fiat, adimpleatur’ tres veces» .
El mismo Autor de C explicó el sentido que tenía en su vida ese texto. En el Cuaderno V anota:
«… cómo me da gozo y paz la recitación del «hágase» o «fiat», esa jaculatoria solidísima que nos hace identificarnos con la Voluntad de Dios. Pienso –así se lo comuniqué – que deberá ponerse en las paredes del Oratorio, con caracteres artísticos, pero muy legibles, ya que no se pondrán para adorno, sino para que los socios se empapen de tan hermosa doctrina» .
Y en la primera página del mismo Cuaderno, después de copiar (en castellano) el texto de la jaculatoria, escribe:
«Comienzo así este quinto cuaderno de catalinas, porque la Obra de Dios viene a cumplir la Voluntad de Dios» .
En los EjEsp de 1934 y dentro de una detenida reflexión sobre la Voluntad de Dios en su vida, anotaba para su confesor:
«Por la misericordia de Dios, El –a pesar de mis pecados (¡nunca más ofenderte, Jesús!)– me hace vivir habitualmente esa vida de amar su Voluntad. De aquí, que casi no tengo penas. Y, aunque V.R. sabe bien que muchas veces –recientemente– sufro, y mucho, hay momentos, muchos también, en que creo –tal es el abandono o la identificación– que no es posible que yo tenga nunca penas. Desde luego, o no las tengo (porque el Señor lo quiere así) o pierden el noventainueve por ciento de su intensidad y duración. ¿No ves, pobre borrico de Jesús, José María, que lo quiere tu Padre-Dios..., y El es bueno..., y El te ama –¡a ti solo!– más que todas las madres juntas del mundo pueden amar a sus hijos? Y entonces, recio y viril, el niño paladea: Fiat, adimpleatur, laudetur et in aeternum superexaltetur iustissima atque amabilissima Voluntas Dei super omnia. Amen. Amen» .
En la Legación de Honduras predicará:
«Sepamos esperar y buscar siempre nuestra alegría en aquella jaculatoria, que tantas veces nos ha procurado la paz: Fiat, adimpleatur, laudetur et in æternum superexaltetur iustissima atque amabilissima voluntas Dei super omnia. Amen. Amen» .
El texto que se recibe en C presenta algunas variantes respecto del que se lee en el Enchiridion, cuyo tenor literal es el siguiente (variantes de Apínt entre corchetes):
«Fiat, [Apínt: + adimpleatur] laudetur atque [Apínt: et] in aeternum superexaltetur iustissima, altissima [om Apínt] et [Apínt: atque] amabilissima voluntas Dei in omnibus [Apínt: super omnia. Amen. Amen.]».
692* Sufres en esta vida de aquí..., que es un sueño... corto. —Alégrate: porque te quiere mucho tu Padre-Dios, y, si no pones obstáculos, tras este sueño malo, te dará un buen despertar.
Texto del Cuaderno VII, nº 1144, fechado en 3-III-1934 . El tenor literal deltexto es idéntico al de C.
En el guión nº 6 de los Círculos de San Rafael que dirigió en el curso 1933-34 se contiene este texto, que es como un precedente de este punto y que dice así:
«Un mal sueño, para un buen despertar» .
Parecen entremezclarse aquí temas clásicos del Siglo de Oro español: la mala noche y la mala posada de Santa Teresa (vid p/703), la vida es sueño de Calderón de la Barca...
693* Te duele que no te agradezcan aquel favor. —Respóndeme a estas dos preguntas: ¿tan agradecido eres tú con Cristo Jesús?... ¿has sido capaz de hacer ese favor, buscando el agradecimiento en la tierra?
Texto del Cuaderno VII, nº 1105, fechado en 7-I-1934 . El tenor literal del texto es casi idéntico al de C. Vid apcrít.
694* No sé por qué te asustas. —Siempre fueron poco razonables los enemigos de Cristo.
Resucitado Lázaro, debieron rendirse y confesar la divinidad de Jesús. —Pues, no: ¡matemos al que da la vida!, dijeron1.
Y hoy, como ayer.
Texto escrito sobre una octavilla Bl, redactada en Burgos, fase final de la redacción. El punto de partida pudo ser este apunte de una meditación:
«Miraculi effectus: […] Pontifices et pharisaei: quid facimus, quia hic homo multa signa facit?… Ab illo ergo die cogitaverunt ut interficerent eum» .
Punto en la línea temática abierta en el p/687. Vid com. El «no sé por qué te asustas» parece indicar un supuesto o un tipo de supuestos que pueden suscitar incluso miedo, temor. Podría estar pensando el Autor en las distintas formas de persecución religiosa que llenan la historia de nuestro siglo y que él y su interlocutor acababan de sufrir y otros continuaban sufriendo . Con todo, el acento que pone en esta consideración está en señalar la «lógica» interna de los «enemigos de Cristo».
695* En las horas de lucha y contradicción, cuando quizá «los buenos» llenen de obstáculos tu camino, alza tu corazón de apóstol: oye a Jesús que habla del grano de mostaza y de la levadura1. —Y dile: «edissere nobis parabolam» —explícame la parábola2. Y sentirás el gozo de contemplar la victoria futura: aves del cielo, en el cobijo de tu apostolado, ahora incipiente; y toda la masa fermentada1.
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco (dudo si subserie Ber, escrita en Burgos; o serie Lh, de Honduras). Este p/695 es como una síntesis de la meditación titulada «El grano de mostaza», predicada en la Legación de Honduras el 25-VII-1937. De ella es este texto:
«… ¿qué es ahora la Obra? Apenas hay nada visible; es verdaderamente el grano de mostaza. Unos pocos hombres, sin prestigio, sin posición económica, sin experiencia, casi todos al comienzo de sus vidas. Pero nosotros conocemos que de este grano de mostaza, en el campo sobrenatural de la Iglesia, crecerá un arbusto que cubrirá todo el mundo con su tallo, con sus raíces, con sus ramas, en las que muchas aves viajeras buscarán cobijo.
Hemos contemplado cómo el Señor, después de hacerlo nacer, lo cuida y lo transplanta y lo riega y lo poda. ¿Cómo reaccionaremos si el huracán se desata, y en algunos momentos no por parte de los malos, sino de los mejores; si experimentamos, en fin, la contradicción de los buenos? Pues lo que acabamos de aconsejar: callar y oír» .
Ya antes, en 1935, había escrito:
«Bien podemos afirmar que vivimos la parábola del grano de mostaza, que cum seminatum fuerit... minus est omnibus seminibus, cuando se siembra... es la más pequeña de las simientes. Pero, llega a ser tal su desarrollo, ut possint sub umbra eius aves coeli habitare, que las aves del cielo pueden reposar bajo su sombra (Marc. IV, 31-32)» .
«Los buenos», «la contradicción de los buenos» es casi un término técnico en la historia de la espiritualidad para designar el sufrimiento –de personas que quieren servir a Jesucristo– ocasionado no en el clima del p/694 (vid), sino por parte «de los mejores», que estiman tener razones para su conducta (es clásico en este contexto recurrir a las palabras de Jesús: creen «obsequium se praestare Deo», Jn 16, 2). El punto de C va dirigido a fortalecer el ánimo de los que sufren y a fomentar su esperanza. Es interesante la actitud que recomendaba al pequeño grupo de Honduras:
«Cómo reaccionaremos...? Pues lo que acabamos de aconsejar: callar y oír».
Lo que acababa de aconsejar, poco antes del texto citado, era ponerse a la escucha de Dios para sopesar lo que dicen los hombres. Con sus propias palabras:
«Señor nuestro, aquí nos tienes dispuestos a escuchar cuanto quieras decirnos. Háblanos; estamos atentos a tu voz. Que tu conversación, cayendo en nuestra alma como dardo encendido, inflame nuestra voluntad para que se lance fervorosamente a obedecerte. Sí: escuchar en silencio, con atención, a Dios, ha de ser en muchos momentos nuestra oración» .
Al componer el texto original (Txm), copiando del borrador, el Autor omitió la expresión –muy de su estilo evangélico, por otra parte– que se hace constar en el apcrít . No sabemos si fue un error de transcripción en la mecanografía o una corrección voluntaria al texto. Me inclino por esto último. En todo caso, así ha pasado a la tradición textual. La actual redacción –«Y dile»–, con su extrema brevedad, confiere a la frase un carácter de conclusión directa, sin aposiciones, que compromete «de golpe» al lector. Forja, 579 hace patente el carácter autobiográfico de este modo de oración de San Josemaría.
696* Si recibes la tribulación con ánimo encogido pierdes la alegría y la paz, y te expones a no sacar provecho espiritual de aquel trance.
Texto escrito sobre una octavilla Re, lo mismo que el p/699, con la misma grafía y secuencia temática. No hay interrelación documental conocida. Parece una reflexión a parte post de la tribulación interior sufrida en la Legación de Honduras y, sobre todo, de la más reciente en el propio Burgos .
«Provecho espiritual»: purificación interior, espíritu de penitencia, discernimiento de las situaciones, afinar en el seguimiento de Cristo, comprender a los demás, no hablar mal de nadie y, sobre todo, humildad. El punto se mueve en el clima general del cap que es infundir ánimo y esperanza ante la tribulación, confortar cariñosamente a los débiles.
697* Los acontecimientos públicos te han metido en un encierro voluntario, peor quizá, por sus circunstancias, que el encierro de una prisión. —Has sufrido un eclipse de tu personalidad.
No encuentras campo: egoísmos, curiosidades, incomprensiones y susurración. —Bueno; ¿y qué? ¿Olvidas tu voluntad libérrima y tu poder de «niño»? —La falta de hojas y de flores (de acción externa) no excluye la multiplicación y la actividad de las raíces (vida interior).
Trabaja: ya cambiará el rumbo de las cosas, y darás más frutos que antes, y más sabrosos.
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco, perteneciente a la serie Lh, con la grafía característica de las «gaiticas» escritas en Honduras. Por su temática es un texto prototípico de una de las principales vivencias espirituales del Autor en aquella Legación, testimoniada en diversos textos y narraciones. He aquí una carta escrita en aquellos días:
«¡Cómo añoro nuestra casita! . Y no por la comodidad, ni por la rutina, sino porque, tal y como estamos, hay poquísimas probabilidades de continuar mis trabajos: y porque, en nuestra casa, puede Josemaría vivir su locura sin estar en el manicomio. Sin embargo, cuando pienso en esto, pienso también que los niños y los viejos podemos tener una vida fecunda sin actividades exteriores. Y a esta vida me dedico. Haceos niños, ya que no tenéis mis ochenta años (ni falta que os hacen), y así, al no poder echar hojas ni flores, emplead vuestra savia en las raíces –¡aplicaos!–, para que, llegado el momento, florezcáis y fructifiquéis, con frutos plenos de sazón –Leo el párrafo, y casi me da vergüenza haberlo escrito tan primaveral...: pero no lo borro: porque me salí con la mía: os dije lo que os quería decir» .
Unos meses después retomaba la idea, ahora predicando el Evangelio:
«¿Qué importa que el invierno cubra de escarcha y hielo nuestro campo, que todo se nos antoje como muerto? Ya vendrá la primavera florida, el otoño fructífero, y entonces se revelará la actividad que ahora se esconde» .
Juan Jiménez Vargas ha escrito sus recuerdos a propósito de este punto de C, que confirman los documentos anteriores:
«En los meses que estuvimos en la Legación de Hondu¬ras, nuestro Padre en más de una ocasión, en tertulias o en meditaciones o círculos, hizo comentarios de este tipo. Me parece que este punto concreto nos lo dio a leer en uno de los cuadernos donde iba tomando las notas que luego salieron en Camino» .
Esta última observación es de interés histórico. Es perfectamente verosímil que este punto estuviera escrito o transcrito por el Autor en el Cuaderno que escribía en la Legación de Honduras. Como ya hemos dicho, los restos que se conservan comienzan en la página 22. Este punto, de acuerdo con la narración de Jiménez Vargas, podía ser uno de los que estaban en las páginas anteriores. Como sabemos, el Autor copió también en octavillas los textos de su Cuaderno que quería dar a leer y
meditar a Isidoro Zorzano y a los demás del Opus Dei que estaban en Madrid, fuera de la Legación. Por esta vía se conservaron aquellos pasajes. Vid IntrodGen § 4 in fine.
Vid p/294.
698* ¿Te riñen? —No te enfades, como te aconseja tu soberbia. —Piensa: ¡qué caridad tienen conmigo! ¡Lo que se habrán callado!
Es éste un punto procedente de la edición de Cuenca, intercalado en esta serie que, hasta el final del cap, está redactada en Honduras y Burgos. El original está en el Cuaderno VII, nº 1161, fechado en 16-III-1934. El tenor literal del texto es casi idéntico al de C. Vid apcrít.
«No te enfades». Una expresión del estilo dialógico del Autor, que se hará muy frecuente en Surco (vid nn 15, 499, 706, 782, 845, 951).
699* Cruz, trabajos, tribulaciones: los tendrás mientras vivas1. —Por ese camino fue Cristo, y no es el discípulo más que el Maestro.
Texto escrito sobre una octavilla Re, lo mismo que el p/696, con la misma grafía y secuencia temática. Tampoco hay aquí interrelación documental conocida. El fondo del pensamiento de este punto (primera frase) está en Mt 16, 24 («Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame»), que el Autor apoya (segunda frase) con Mt 10, 24. El Autor brinda así una interpretación cristocéntrica –no cabe otra desde la fe– de la lucha y del camino, llena de esperanza. Ya decía San Agustín: «Luchemos: nuestro combate es patente ante Aquel que lo contempla y nos ayuda» .
«Trabajos». En el sentido de penalidades, molestias, estrecheces, contrariedades, formas de pobreza y necesidad (vid DRAE, voz «trabajo», 21ª edición, acepciones 7 y 11). Es el sentido habitual en la literatura ascética38b, que en C sólo se encuentra en
este lugar. El plural «trabajos» se refiere en C al trabajo profesional («tus trabajos de investigación», p/63) o a la acción apostólica («trabajos de apostolado», p/614).
700* Conforme: hay mucha lucha de fuera y esto te exime, en parte. —Pero también hay complicidad dentro —mira despacio— y ahí no veo eximente.
Texto escrito sobre una octavilla Re. Posible punto de partida es este pasaje de un guión de predicación:
«Más ‘tragedias’: lucha de fuera y de dentro..., siempre con la complicidad de dentro: época, ambiente; debilidad, malicia; demonio...: ideas que seducen y arrastran...» .
701* ¿No has oído de labios del Maestro la parábola de la vid y los sarmientos?1 —Consuélate: te exige, porque eres sarmiento que da fruto... Y te poda, «ut fructum plus afferas»2 —para que des más fruto.
¡Claro!: duele ese cortar, ese arrancar. Pero, luego, ¡qué lozanía en los frutos, qué madurez en las obras!
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco y perteneciente a la serie Lh, escrita en la Legación de Honduras. Los días 28 y 29-VI-1937, en sendas meditaciones, fue desgranando el sentido del pasaje de Juan 15, 1-8:
«Habla Jesús, y de sus labios sale la parábola de la vid y los sarmientos: el sarmiento separado de la vid se seca, y será echado al fuego; y el que está unido a la vid sufrirá la poda, ut fructum plus afferat , para que dé más fruto» .
«¿Por qué me lamento también de todo lo que me rodea y me sucede, de las personas que están conmigo, de su trato, de sus flaquezas, de las mías...? ¿No ocurre todo así para bien mío? Vamos a preguntarnos: ¿qué hace el buen labrador con su viña? ¿No la vigila cuidadosamente para podarla en el tiempo oportuno? Pues si yo estoy unido a la Vid, he de alegrarme de estas humillaciones, de estas contradicciones, de esta poda –porque ésta es la poda que el Maestro realiza en mi alma, donde hay tanto, tanto, que cortar–, que es el medio para que yo dé frutos más seguros y jugosos. ¿Desde cuándo se queja la cepa –como dicen los labradores– al ser podada por su dueño?» .
«Pues si soy sarmiento pegado a la Vid, que participa de su Sangre y de su savia, ¿a qué vienen estas intranquilidades, estas impaciencias, estos escozores que la conducta mía y la de los demás me producen? ¿Por qué me quejo de este aplanamiento que me impulsa a pasar el día como en el limbo? ¿No soporta el sarmiento su invierno, en el que toda vida se amortigua y parece cesar? Muchos meses pasa convertido en palo desnudo; mas apenas comience el verano, surgirán las yemas que se cuajarán, cuando octubre venga, en el oro negro y rojo de los racimos. Que ahora parezco dormir... ¿y qué? . Hasta de estar en Babia sacaré provecho, si continúo unido a mi Vid. Ya llegará el verano y la savia henchirá mis venas y bullirá impetuosa, para brotar por los poros en frutos recios y sabrosos» .
Nótese cómo el Autor, también en la lengua latina, modifica el texto de la Vulgata para adaptarlo al estilo coloquial de su texto: escribe «afferas» en vez de «afferat». Este «tú» es proyección, sin duda, del «vosotros» del versículo 16.
Véase p/998: madurez en los frutos, lozanía en el huerto.
702* Estás intranquilo. —Mira: pase lo que pase en tu vida interior o en el mundo que te rodea nunca olvides que la importancia de los sucesos o de las personas es muy relativa. —Calma: deja que corra el tiempo; y, después, viendo de lejos y sin pasión los acontecimientos y las gentes adquirirás la perspectiva, pondrás cada cosa en su lugar y con su verdadero tamaño.
Si obras de este modo serás más justo y te ahorrarás muchas preocupaciones.
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco y perteneciente a la serie Lh, escrita en la Legación de Honduras. Continúa claramente la experiencia espiritual del punto anterior:
«En el camino del cristiano, de cada uno de nosotros, ¡cuántas luchas interiores, cuántas humillaciones, cuánta incomprensión! ¡Qué huracanes se alzan!: el brillo de los honores y del mando, la atracción del oro, la carne en racimo jugoso y maduro... Y tantas pequeñeces, cada día, que se agrandan en un momento hasta parecer cordilleras ingentes, que no vamos a poder superar. Intranquilidad, zozobra, disgusto de uno mismo y de lo que nos rodea» .
El p/702 parece como la respuesta sobrenatural a esta situación. Ponerlo en relación con Forja, 996, que tiene un clima semejante, también en las expresiones. Vid también Via Crucis, 4ª Estación, 5: «a los sucesos de esta tierra les daremos una importancia muy relativa».
703* Una mala noche, en una mala posada. —Así dicen que definió esta vida terrena la Madre Teresa de Jesús. —¿No es verdad que es comparación certera?
Texto escrito en Burgos sobre una octavilla Not. La «gaitica» pudo salir al releer un guión en el que está escrito:
«Mala noche en mala posada» .
El Autor utiliza la expresión popular de filiación teresiana: «una mala noche en una mala posada». El texto de Teresa en Camino de Perfección es ligeramente diverso: «todo es una noche la mala posada» . Por eso San Josemaría escribe: «dicen que definió». El sentido es claro: que no asuste la tribulación porque esta vida es breve y nos espera el Cielo para siempre, para siempre... (vid p/182).
704* Una visita al monasterio famoso. —Aquella señora extranjera sintió apiadársele las entrañas al considerar la pobreza del edificio: «¿Deben llevar ustedes una vida muy dura, no?» Y el monje, satisfecho, se limitó a contestar: «Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten».
Esto, que gozosamente oí decir a ese santo varón, tengo que decírtelo a ti con pena, cuando me cuentas que no eres feliz.
Texto escrito en Burgos sobre una octavilla Jef. Tal vez sea éste el punto de C que he podido documentar más exhaustivamente. Sin duda la redacción material de la «gaitica» arranca, como tantos otros puntos escritos en la fase final de la redacción, de una anotación de los guiones de predicación del Autor, que recogían su experiencia espiritual. Allí se lee:
«A los que tenemos obligación de ser santos: Monje de Silos: Tú lo quisiste, fraile mostén: tú lo quisiste, tú te lo ten» .
Un mes antes de preparar este guión en Ávila , exactamente el 13-VII-1938, José María Albareda dejó anotado (en el «Diario» que llevaba el pequeño grupo que vivía con el Autor en Burgos) que ese día San Josemaría y el propio Albareda acompañaron a un matrimonio, conocido de este último, a visitar el Monasterio de Silos. Iban en el coche de estos señores. Él se llamaba Dionisio Trigo, «representante del Gobierno Nacional en Puerto Rico» y ella «doña Sara». Les enseñó el Monasterio el P. Germán Prado y otro fraile. Regresaron por la tarde. Hasta aquí, Albareda. ¿Tendría que ver esta visita con la anécdota del p/704? La alusión a la señora «extranjera» parecía excluirlo, pues se trataba de un matrimonio español.
Un documento de 1940 –que recogía notas de la predicación de San Josemaría– permitió, no obstante, identificar claramente a la esposa de Trigo con la «extranjera» del punto de C :
«Un día visitaba el Monasterio de Silos un diplomático, acompañado de su señora. Esta, al ver la humedad del recinto, aquellas lóbregas habitaciones, aquella pobreza, se tomó la libertad de gastar algunos piropos (sic) al Padre superior. Oiga, Padre: ¿aquí no hay comodidades?... Padre, ¿en invierno hace mucho frío? Y el Padre contestó: Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten» .
La señora extranjera del p/704 era, sin duda, aquella «doña Sara», de la que hablaba Albareda en el «Diario». A partir de los datos del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores transcritos supra en nt 51, no fue difícil identificar al matrimonio Trigo en Puerto Rico. Dionisio Trigo Marcos (1883-1939) era, en efecto, español, nacido en Villafranca de los Barros (Badajoz) y emigró joven a Puerto Rico, donde hizo una notable fortuna. Su esposa –la «señora extranjera»–, Sara de Orbeta, no era española, efectivamente, sino portorriqueña. La familia –hijos y nietos– es muy conocida en la isla del Caribe .
«Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten». Las explicaciones al matrimonio Trigo corrían sin duda a cargo del P. Germán Prado, con quien tuvo buena amistad el Autor de C . Él, por tanto, fue el que utilizó esta «frase popular con que replicamos a la persona que se nos conduele de lo que ella sólo es causante» . «Mostén» es mostense, premonstratense, la Orden de Canónigos Regulares que fundó San Norberto en el «desierto» de Prémontré, cerca de Laon (Francia).
705* ¿Inquietarte? —Jamás: que eso es perder la paz.
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco y perteneciente a la serie Lh, escrita en la Legación de Honduras. La predicación de aquellos días lo atestigua:
«Hemos trabajado para abandonar este lugar y no lo hemos logrado; uno a uno han ido fracasando todos los recursos que hemos utilizado . ¿Cómo reaccionaremos? No perder la paz; continuar poniendo, desde luego, todos los medios que se nos ocurran; esperar en Dios llenos de confianza» .
«Hijos míos, paz. Considerando esta confianza en Jesucristo –que nunca ha de abandonarnos–, obtendremos una confirmación de nuestra paz. El está con nosotros. El mar que nos rodea, es cierto, parece a ratos un cristal azogado cuya lisa superficie no riza ningún viento; otras veces se alzan montes de agua que nos anegan, que nos hunden –así amenazan– en los abismos más profundos. Estas tempestades pueden suponer un peligro de zozobra, o para la barca de la Obra, o para la de nuestra alma. ¿Habremos de inquietarnos por eso? No, si permanecemos junto a Cristo» .
706* Decaimiento físico. —Estás... derrumbado. —Descansa. Para esa actividad exterior. —Consulta al médico. Obedece, y despreocúpate.
Pronto volverás a tu vida y mejorarás, si eres fiel, tus apostolados.
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco y perteneciente a la serie Lh, escrita en la Legación de Honduras. Evidentemente no era ése el contexto de Honduras, como ya sabemos. Pero era un tema que el Autor siempre tuvo muy presente en la dirección de almas: el influjo de la salud en el tono espiritual y la vida interior. A González Barredo, que estaba con él en la Legación, había escrito en 1935:
«Procura ‘despreocuparte’ de todo lo que te inquiete. Lo que quita la paz no es de Dios. Cúmpleme las Normas, y después –como Norma también– duerme mucho y come mucho, ¿oyes? No dejes de contarme cómo estás de salud» .
Y a Calvo Serer, internado en un hospital de la zona republicana durante la guerra civil, escribe desde la Legación:
«Esos vivos deseos de ponerte bueno, no dudes que pronto serán realidad. Mientras, haz lo que te ordene el médico. ¡Ah! Y, si puedes, puedes seguir también el plan de José María» .
Este punto, lleno de esperanza, situado al final del cap «Tribulaciones», es como una síntesis del proceso humano y sobrenatural que estaban viviendo en aquellos duros años de la guerra: «Tu cognovisti sessionem meam et resurrectionem meam» (Sal 139 [138], 2).
Cap 33 33 [Msb: 20]. Tribulaciones, p/685-706 [7 de Cec + 15 de Msb] C || 18. Tribulaciones, cd/267-268.271.273.277-278.280 Cec
685 Apínt Cem32/19 Cec/63.1-Ceb/267 ||| ¿Qué se pierde?] ¿Que se pierden? Apínt Cem || está perdido] perdido está Apínt || ésas,] ésas Apínt Cec Txm
Son: 753, 730, 676, 214, 397, 685.
Vid sin embargo p/927, con la expresión «¿Que se pierden?».
686 Apínt Cem32/122 Cec/63.2-Ceb/268
Son: 222, 686, 56.
687 Msb ||| pasado] pasado, Msb Txm
Remitimos a J. L. ILLANES, «El cristiano ‘alter Christus – ipse Christus’...», 1994, pgs 605-622; y A. ARANDA, ‘El bullir de la sangre de Cristo’, 2000, pgs 203-254.
688 Msb ||| importa Txm] importan Msb || viento o Msb add] viento, Msb del
Miguel de CERVANTES, Don Quijote de la Mancha, Parte II, cap 55; pg 1082.
Enciclopedia Espasa, voz «Puerta» (t. 48, pg 290). La 9ª edición brasileña de C traduce: «tapar o sol com a peneira».
689 Msb ||| desaires] desaires, Msb Txm
690 Apínt Cem33/326 Cec/64.1-Ceb/271
Futuros puntos de C transcritos ese día: 224, 690, 179.
691 Apínt Cec/64.3-Ceb/273
Futuros puntos de C transcritos ese día: 192, 227, 10b, 289, 644, 691, 896.
Así llamaba el Autor también a la Academia DYA.
Se refiere a los tres fieles del Opus Dei que habían muerto hasta entonces: el sacerdote José María Somoano, el ingeniero Luis Gordon y María Ignacia García Escobar.
Enchiridion indulgentiarum. Preces et pia opera in favorem omnium christifidelium vel quorumdam coetuum personarum indulgentiis ditata et opportune recognita, Typis polyglottis Vaticanis, MCML, pg 4, nº 4. Editio altera MCMLII. Allí se le asigna indulgencia de 500 días y plenaria al mes e in articulo mortis. Fue concedida, primero, por la Sagrada Congregación para las Indulgencias (19-V-1818) y renovada, después, por la Sagrada Penitenciaría Apostólica (9-XII-1932).
El origen de esta jaculatoria parece que guarda relación con la actividad de asistencia y formación de los pobres que realizaba desde 1702 la «Pía Unión de Sacerdotes Seculares de Santa Galla», fundada por Don Girolamo Vaselli en 1702 y muy pronto vinculada al hospicio e iglesia de Santa Galla en la Urbe. La Pía Unión de Sacerdotes seculares de Santa Galla reagrupó en Roma por más de dos siglos a los hombres más selectos del clero, algunos de ellos elevados al honor de los altares. El Papa Pío IX fue director de esta Pía Unión
y él beatificaría a una de sus figuras más destacadas, Juan Bautista De Rossi (1698-1764), canonizado por León XIII en 1881. La Pía Unión de Santa Galla desapareció de hecho con la demolición del hospicio e iglesia. No figura en la lista de asociaciones de la Guía de la Diócesis de Roma (vid Giovanni Battista PROJA, «Galla», en Bibliotheca Sanctorum, vol VI, Istituto Giovanni XXIII, Roma 1965, pgs 8 – 9; IDEM, «Giovanni Battista de Rossi», ibidem pgs 959 – 963). En todo caso, la documentación existente en el ASV permite saber que el citado Decreto de 1818, concediendo indulgencias a esta jaculatoria, fue dado en respuesta a una petición de esta Pía Unión, cuyos miembros, sin duda, la recitaban y enseñaban a recitarla a los pobres del hospicio. En la exposición de motivos para la petición los sacerdotes de la Pía Unión se refieren a esta jaculatoria «que solía decir el Papa Pío VI» (ASV, Fondo Congregazione delle Indulgenze e SS. Reliquie, Fogli di Udienza 1816-1820, caja del año 1818, Supplica XV). Toda esta información procede de los documentos que me ha hecho llegar el sacerdote argentino Dr. Rubén Darío Ruiz Mainardi, Roma, a quien agradezco su gentileza.
Es una pequeña octavilla que se encuentra en AGP, sec A, leg 50-4, carp 1, exp 7, en cuyo dorso hay un membrete de carta que dice: «José María Escrivá y Albás | Presbítero-Abogado | MADRID». Es el primer modelo de carta que utilizó en Madrid. San Josemaría con lápiz rojo escribió: «1928». Vid el contenido íntegro de la octavilla en com/11.
Carta de Josemaría Escrivá a Isidoro Zorzano, Madrid 1-III-1931; EF 310301-1.
Las Damas Apostólicas, en la antigua Carretera de Chamartín, hoy Paseo de La Habana, 298. Madrid.
Falta el «sobre todas las cosas» («in omnibus» del Enquiridion, o «super omnia», como escribirá en lo sucesivo).
Las cuatro siguientes son en castellano y también de ese año 1931: Cuaderno IV, nn 275 (9-IX), 356 (28-X), 387 (12-XI) y Cuaderno V, nº 449 (3-XII). El 20 y 21 de diciembre, siempre de 1931, la transcribe en sendas ocasiones en lengua latina: Cuaderno V, nn 492 y 495. Otras tres veces, también en latín, en 1932: Cuaderno VI, 1932, nn 789 (19-VII, dos veces), 863 (6-XI), 880 (27-XI); en 1933 aparece una vez y en castellano: es el punto de C que comentamos; otras seis veces, en latín, a lo largo de los años 1934-37: EjEsp1934, Apínt nº 1771 (20-VII); EjEsp 1935, Apínt, nn 1814 y 1828 (17 y 19-IX); Cuaderno VIII, nº 1282 (7-IX-1935) y 1337 (23-V-1936); Cuaderno VIII dpdo, nº 1395 (17-XII-1937: la jaculatoria es el encabezamiento del nuevo Cuaderno, como ya hizo en el V).
Cuaderno VI, nº 976, 5-IV-1933.
Habla de un sacerdote amigo suyo.
Cuaderno V, nº 501, 24-XII-1931.
Cuaderno V, nº 449, 3-XII-1931.
Apínt, nº 1771, 20-VII-1934. Subraya el Autor. Sobre su conciencia de pecador, vid com/596. Para el tema del «borrico», vid com/420, 606 y 998. El texto transcrito es la matriz del futuro Forja, 929.
PredicHond, «Fiat, adimpleatur», 24-VIII-1937, pg 248; XL. La meditación se titula precisamente así. El Autor solía escribir esta jaculatoria en la primera página de los Diarios de los Centros de la Obra.
692 Apínt Cec/65.4-Ceb/277
Futuros puntos de C transcritos ese día: 935, 228, 692.
AGP, sec A, leg 50-13, carp 4, exp 1. Círculos de San Rafael: vid com/474 nt 17.
693 Apínt Cec/65.5-Ceb/278 ||| a estas dos] estas dos Apínt
Futuros puntos de C transcritos ese día: 441, 954b 693, 287, 131, 288, 440, 715, 436.
694 Msb ||| Siempre fueron … Cristo. Msb add] ¡Son tan … Cristo! Msb del || Y hoy] Y, hoy Msb Txm |||| 1 Jn 11, 46-53
EjEsp, Meditación «Lázaro (Joann. XI, 1-53)», Vitoria 23-VIII-1938; guión nº 84.
Sin duda el Autor tenía especialmente presente lo que estaban viviendo en España en la guerra civil.
695 Msb ||| dile] dile, con los primeros discípulos Msb |||| 1 Mt 13, 31-33 | 2 Mt 13, 36
PredicHond, «El grano de mostaza», 25-VII-1937, pg 223; XXXVI; la cursiva es del original.
Instrucción, 9-I-1935, nº 36.
PredicHond, «El grano de mostaza», 25-VII-1937, pg 222; XXXVI.
Un texto paralelo es la adición que hizo el Autor en p/588: «le dices con los apóstoles».
696 Msb ||| encogido] encogido, Msb Txm
En marzo de 1938, reflejada en Cuaderno VIII dpdo, nº 1567; Burgos, 7/10-III-1938; texto transcrito supra en com/168, que termina diciendo: «Mi gaudium cum pace, desde hace años, no lo pierdo». Unos días después, ibidem, nº 1568, 21 de marzo: «Soy desgraciado, porque soy pecador y desordenado y no tengo vida interior. Querría llorar, y no puedo. ¡Yo, que he llorado tanto! Y, a la vez, soy muy feliz: no me cambiaría por nadie». Texto completo en com/151.
697 Msb
Se refiere a la Residencia de Ferraz, que en los dos últimos años había sido «centro de operaciones» del Autor.
Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 17-IV-1937; EF 370417-1; la cursiva es mía.
PredicHond, «Fiel en lo poco», 6-VII-1937, pg 190; XXX.
Relato del 77, pg 17.
698 Apínt Cec/66.2-Ceb/280 ||| Lo] lo Cec Txm
699 Msb |||| 1 Mt 16, 24 | 2 Mt 10, 24; Lc 6, 40
San AGUSTÍN, Sermón 77 A, 1; BAC 441, 1983, pg 414. ―Sin Cruz y tribulación no hay «camino». Josemaría Escrivá pedía que se hiciese esta advertencia a los que quieren venir al Opus Dei: «Es importante decirles también con claridad que, al venir a la Obra, no van al Tabor: van al Calvario. Que —non est discipulus super magistrum, no es el discípulo más que el maestro (Matth. X, 24)— serán objeto de críticas y murmuraciones» («Instrucción», 9-I-1935, nº 283; cursiva del original).
38b Ignacio de Loyola: «[…] impedimentos para ir adelante en servicio de Dios nuestro Señor, como son trabajos, vergüenza y temor por la honra del mundo» (Ejercicios, 9; BAC 245, 1965, pg 7); «[…] toda su vida en muchos trabajos y mucha penitencia» (Ejercicios, 51; BAC 245, 1965, pg 27). Teresa de Jesús: «los travajos que pasó Cristo» (Libro de la Vida, 3, 6; BAC 212, 8ª ed, 1986, pg 40); «Por cierto, si no es por pasar con más travajo los travajos de la vida, yo no lo puedo entender» ( ibidem, 8, 8; pg 62); «esta tierra está muy cavada con travajos y persecuciones y murmuraciones y enfermedades» (ibidem,19, 3; pg 104); vid texto citado en com/88 nt 41.
700 Msb ||| despacio Msb add] bien Msb del
EjEsp, Plática «Perfección en las cosas pequeñas», Vitoria 22-VIII-1938; guión nº 107.
701 Msb ||| arrancar. Pero Txm] arrancar, pero Msb |||| 1 Jn 15, 1-8 | 2 Jn 15, 2; cfr v. 16
Jn 15, 2.
PredicHond, «Congregavit nos in unum Christi amor», 28-VI-1937, pg 156; XXV.
PredicHond, «Unión y obediencia», 29-VI-1937, pg 164; XXVI.
En las palabras de esta meditación parece traslucirse el sufrimiento interior de San Josemaría en aquellos días de Honduras: una verdadera noche del espíritu, una prueba espiritual muy dolorosa para el alma, que Dios en ocasiones hace pasar a los santos para purificarlos y asociarlos más íntimamente a la obra de la Redención. Sobre el tema vid com/151.
Babia: territorio de las montañas de León. Estar, o vivir, en Babia: «hallarse muy distraído y embobado y con el pensamiento muy distante de lo que se está tratando o importa» (J. M. IRIBARREN, El porqué de los dichos, 10ª ed, 1997, pg 39-40).
PredicHond, «Unión y obediencia», 29-VI-1937, pg 163; XXVI.
702 Msb ||| pase en] pase, en Msb Txm || rodea] rodea, Msb Txm || gentes] gentes, Msb Txm || modo] modo, Msb Txm
PredicHond, «Congregavit nos in unum Christi amor», 28-VI-1937, pg 156; XXV.
703 Msb ||| esta vida Msb add] la vida Msb del || terrena] terrena, Msb Txm || certera] seq , y consoladora Msb del
EjEsp, Plática «Espíritu de fe», Vitoria 18-VIII-1938; guión nº 101.
Camino de Perfección, autógrafo de Valladolid, cap 40, 9; BAC 212, 8ª ed, 1986, pg 409: «Pues para una noche una mala posada se sufre mal, si es persona regalada (que son los que más deben ir allá [al infierno]), pues posada de para siempre, para sin fin, ¿qué pensáis sentirá aquella triste alma? Que no queramos regalos, hijas; bien estamos aquí; todo es una noche la mala posada».
704 Msb ||| entrañas] entrañas, Msb Txm || del edificio Msb add] de aquel edificio Msb add del | de los religiosos Msb del || , satisfecho, Msb add
EjEsp, Meditación «Tres binarios», Vitoria 22-VIII-1938; guión nº 103. En el guión, a «Monje de Silos» precede «Abad de Silos», tachado. Efectivamente, entonces era Abad de Silos el P. Luciano Serrano, que, como se verá después, no estaba en aquella visita al monasterio.
Vid § 7, 3, a, nt 21.
Con fecha 27-V-1998 recibí esta carta del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores: «Estimado señor: En respuesta a la instancia presentada por Vd. en este Archivo, le confirmo que Dionisio Trigo Marcos fue nombrado Vicecónsul Honorario de España en San Juan de Puerto Rico en 1933. Cesó en octubre de 1936. En agosto de 1938 el Gobierno de Burgos se refiere a él como Representante Oficioso del Gobierno Español en Puerto Rico. Un cordial saludo, Cristina González Martín, Directora del Archivo General».
El documento a que me refiero son unos extensos apuntes de los EjEsp que predicó el Autor de C a los seminaristas de Valencia del 2 al 9-XI-1940 (AGP, sec A, leg 100-38, carp 1, exp 18). Fueron tomados por un sacerdote de aquella ciudad, Vicente Moreno Boria, Superior del Seminario. En la transcripción que se conserva en AGP se le agregaron algunos pequeños complementos procedentes de otra serie de apuntes tomada por otro sacerdote, Emilio M. Aparicio Olmos. Esa transcripción es la que citamos en nuestra edición, referenciada al autor principal. San Josemaría se debió servir en esta ocasión de parte de los guiones de predicación de los EjEsp de Vitoria y Vergara. El pequeño apunte del Autor transcrito más arriba en el texto, aparece en las notas de Vicente Moreno en los mismos términos.
EjEsp, Meditación 4.2ª, Valencia 6-XI-1940; notas de D. Vicente Moreno; AGP, sec A, leg 100-38, carp 1, exp 18.
Datos proporcionados por el sacerdote Javier Bernaola, San Juan de Puerto Rico, en carta de 18-IX-1998, a quien agradezco su información. —En el Archivo del Monasterio de Silos se conserva el «Libro de Portería» correspondiente a los años 1937-1944, que resuelve toda la cuestión. En el fol 72v están las firmas del pequeño grupo: los Trigo, los hermanos José María y Ginés Albareda y el Autor de C (Arch. Silos 5 – a – 23).
Vid, sobre el P. Germán Prado, IntrodGen § 10 nt 14 y com/543.
Ramón CABALLERO, Diccionario de modismos de la Lengua Castellana, El Ateneo, Buenos Aires 1942. El tenor originario de esta sentencia parece ser que era versificado y decía así: «Tú te metiste, / fraile mostén; / tú lo quisiste, / tú te lo ten». El sentido, claro en el punto de C, lo explica así Iribarren: «Tú quisiste meterte fraile...; pues aguanta las penalidades de la vida de religión» (J. M. IRIBARREN, El porqué de los dichos, 10ª ed, 1997, pg 322).
705 Msb
Se refiere a los intentos de salir de la Legación por vía diplomática a un país extranjero, para pasar desde ahí a la zona nacional. Poco después Josemaría Escrivá abandonaba la Legación para preparar el paso a la zona nacional de manera clandestina a través de los Pirineos. Vid com/81.
PredicHond, «Fiat, adimpleatur», 24-VIII-1937, pg 246; XL. Vid supra com/691.
PredicHond, «Jesucristo dormido en la barca», 19-VII-1937, pg 211; XXXIV.
706 Msb
Carta de Josemaría Escrivá a José María González Barredo, Madrid 28-VII-1935; EF 350728-1.
Carta de Josemaría Escrivá a Rafael Calvo Serer, Madrid 7-VII-1937; EF 370707-1. «El plan de José María»: el plan de vida espiritual que el Autor le ha recomendado.