Los medios
Este cap, ya incluido en Cec, cierra –con el dedicado a la Virgen– la que hemos llamado «Primera parte» de C. Era muy breve en el impreso de Cuenca: cinco consideraciones tomadas, aquí y allá, de los materiales precedentes (dos, de los fascículos, y tres, del Cuaderno de Apínt). El cap comienza incorporando por su orden estos cinco textos, a los que se agregan ahora las diecisiete octavillas procedentes de la Legación de Honduras y de Burgos. El tema tiene, pues, un gran desarrollo en la época de Burgos y en las penalidades de la guerra. Es un cap clave en la última redacción del libro.
«Los medios» es el título. Pero «medios» ¿para qué? No es una pregunta retórica. Porque de «medios» o pasos para avanzar en el camino hacia Cristo ha hablado detenidamente en la «Primera parte» del libro. En cierto sentido no ha hablado de otra cosa: oración, mortificación, trabajo. Si se lee atentamente el cap, la respuesta es clara. El Autor habla ahora de los medios para «sacar adelante obras de celo» (p/481), «las empresas de apostolado» (p/471), «esa labor de almas» (p/485), «tu empresa de apostolado» (p/487). Los «medios» descritos en la «Primera parte» están en la base de este cap, pero ahora se despliegan en la tesis de fondo que aquí se sostiene: es Él quien actúa, nosotros somos sólo instrumentos. En el desarrollo de la última redacción adquiere, en efecto, una fuerte presencia el concepto de «instrumento»: el cristiano, el apóstol, es sólo instrumento en las manos de Dios (p/483-486, 488 y 491).
Es éste un cap fundamental para situar una de las líneas estructurantes de la espiritualidad del libro: el primado de la gracia, de la potencia de Dios a la hora de comprender la vida y la misión del cristiano. El punto primero es definitorio en este sentido. Los medios objetivos son «el Crucifijo y el Evangelio» (p/470). Subjetivamente, el medio es «la fe viva y penetrante» (p/489). La fe, a la que dedicará más adelante un cap, es la que pone al cristiano en las manos de Dios y le lleva a superar los obstáculos (p/483 y 489). Dios y su gracia lo es todo en «tus empresas de apóstol» (p/489).
Desde el punto de vista temático, este cap guarda una estrecha relación con la «Tercera Parte» del libro, especialmente con los caps 43-45, a los que de alguna manera fundamenta. Sin embargo, al situarlo el Autor en esta posición de tránsito de la «Primera parte» a la «Segunda», en el centro del libro, subraya que la santidad a la que Dios nos llama es, siempre, llamada a una entrega apostólica, a «sacar adelante» los planes de Dios.
470* Pero... ¿y los medios? —Son los mismos de Pedro y de Pablo, de Domingo y Francisco, de Ignacio y Javier: el Crucifijo y el Evangelio...
—¿Acaso te parecen pequeños?
Este punto primero refleja una historia muy documentada: un diálogo del Autor con un joven investigador al que había presentado el panorama apostólico del Opus Dei. Se llamaba Manuel Valdés y sería catedrático de Patología Médica.
La primera entrevista con Valdés había sido el 9 de octubre, como escribe el Autor en el Cuaderno VI, nº 1058, anotación de 11-X-1933:
«Antes de ayer hablé con Valdés, amigo de José Mª Barredo. Espero».
La entrevista en la que se forja el punto de C tuvo lugar unos días después, el 20 de octubre. Disponemos de un relato de aquella entrevista escrito por José María González Barredo, que acompañó a San Josemaría a visitar a Valdés, enfermo con una fuerte inflamación de anginas: «El Padre, si no recuerdo mal, se puso a la cabecera de la cama y yo me puse a los pies de la cama. El Padre empezó a hablarle de la Obra, y yo entonces me fui retirando un poco hacia la puerta, con la intención de despedirme de él para dejarle solo con el Padre. Pero Manuel, cuando se dio cuenta de que me iba a marchar, hizo un esfuerzo para decirme: José, no te vayas, con lo que quedó casi incapacitado para hablar. Me quedé y el Padre siguió hablándole. Entonces, como él no podía hablar, tomó un papel y escribió: Pero... ¿y los medios? El Padre, en el mismo papel, sin pararse a pensarlo le contestó escribiendo también: Son los mismos de Pedro y de Pablo, de Domingo y Francisco, de Ignacio y Xavier, el crucifijo y el Evangelio. ¿Acaso te parecen pequeños? Éste es el origen del punto 470 de Camino».
Al día siguiente, el Autor refleja en su Cuaderno (nº 1066, 21-X-1933) este nuevo encuentro:
«José Mª G. Barredo me ha presentado a Manolo Valdés, médico, pensionado en Alemania. Buen chico, ¡ojalá le conceda el Señor la gracia de la vocación! Valdés ve la O. y la siente, pero me preguntaba anoche: «¿y los medios?» Hoy, cuando le encomendaba en la Sta. Misa, me hizo ver mi Padre que debo mandarle nuestros medios, y, por José María, le enviaré con unas letras un Crucifijo y el Santo Evangelio. Veremos».
Efectivamente, así lo hizo, acompañando ambos objetos con una tarjeta, en la que se lee:
«José María Escrivá y Albás quedará muy agradecido a Manolo Valdés, si, como recuerdo de nuestras entrevistas y de nuestra amistad, acepta esos medios –«pero, ¿y los medios?»– que son los únicos para el Fin, y que tan buenos resultados dieron a Pedro y Pablo ... y a Domingo y Francisco ... y a Ignacio y Xavier. Encomiéndeme y reciba mi bendición. Madrid – 21 – oct – 933».
La tarjeta, antes de echarla al correo, sirvió al Autor como «cuartilla», pues en el Cuaderno –dos o tres párrafos más abajo, siempre el 21 de octubre– transcribe cinco futuros puntos de C, el cuarto de los cuales (nº 1068) es ya el que procede de la tarjeta, formulado ahora en su definitivo tenor literal, que pasará al punto de C.
Como se ve, el punto de arranque del cap deja situado de manera inequívoca el tema de «los medios» para llevar adelante la misión cristiana en el mundo. El Autor va a lo radical; en los otros cuatro puntos que siguen, saca la consecuencia y relativiza de la manera más completa los «medios materiales».
471* En las empresas de apostolado, está bien —es un deber— que consideres tus medios terrenos (2 + 2 = 4), pero no olvides ¡nunca! que has de contar, por fortuna, con otro sumando: Dios + 2 + 2...
Texto del Cuaderno VI, nº 1074, fechado en 6-XI-1933. Tenor literal idéntico al de C. Parece como si el Autor siguiera –han pasado quince días– meditando la cuestión de «los medios», planteada por el futuro profesor de Patología, y el camino para mostrar a ciertas mentalidades formadas en el positivismo científico que el verdadero medio en las empresas sobrenaturales es la total confianza en Dios. En efecto, mientras prepara el original de Cec para la imprenta, el Autor escribe una Instrucción dirigida a los fieles del Opus Dei, en la que se refleja el clima de estos dos puntos de C:
«Las grandes cabezas. Son hombres serios, muchachos verdaderamente estudiosos, que quieren resolver con matemáticas los trabajos de apostolado.
Escuchan, meditan, se toman tiempo, y, al fin acabarán por preguntaros: pero... ¿y los medios?
No deis más contestación que ésta: los medios son los mismos de Pedro y de Pablo..., los de Domingo y Francisco..., los de Ignacio y Javier: el Crucifijo y el Evangelio. –Si después de eso no vienen, es que no hacen falta».
«Otro sumando». A Santa Teresa de Jesús se atribuyen, con muy diversas variantes, estas palabras: «Teresa y tres ducados no son nada; pero Dios, Teresa y tres ducados bastan y sobran»7b.
472* Sirve a tu Dios con rectitud, séle fiel... y no te preocupes de nada: porque es una gran verdad que «si buscas el reino de Dios y su justicia, Él te dará lo demás —lo material, los medios— por añadidura»1.
Aquí está la experiencia del Autor y de tantas almas que se han lanzado derechamente a cumplir la Voluntad de Dios. La falta de medios materiales no es el obstáculo. Texto del Cuaderno VI, nº 903, fechado en 5-I-1933 y precedido del futuro p/19.
El texto debe ponerse en relación con p/955, que señala el «enemigo imponente» que debemos temer. En ambos casos se apunta a lo mismo: no hay que temer a la escasez de medios materiales, o a «los enemigos de fuera».
Como se indica en el apcrít, la cita de San Mateo (Vulgata: «quaerite ergo primum regnum Dei, et iustitiam eius: et omnia haec adicientur vobis») no es literal, aunque está entrecomillada, ya desde Apínt, en toda la historia de la redacción. Las pequeñas variantes –fundamentalmente el paso del plural al singular– y las glosas contribuyen a la intensidad parenética de la aplicación del texto a la situación descrita.
473* Echa lejos de ti esa desesperanza que te produce el conocimiento de tu miseria. —Es verdad: por tu prestigio económico, eres un cero..., por tu prestigio social, otro cero..., y otro por tus virtudes, y otro por tu talento...
Pero, a la izquierda de esas negaciones, está Cristo... Y ¡qué cifra inconmensurable resulta!
Texto del Cuaderno VI, nº 1017, fechado en 1-VI-1933. Uno de los últimos que pasó por el velógrafo antes de llegar al texto impreso:
«Echa lejos de ti esa desesperanza, que te produce el conocimiento de tu miseria. Es verdad: por tu prestigio económico eres un cero..., por tu prestigio
social otro cero..., y otro por tus virtudes, y otro por tu talento... pero, a la derecha de esas negaciones está Cristo... y ¡qué cifra inconmensurable resulta!».
Santa Teresa de Lisieux tuvo, en el terreno de la salvación de las almas, una semejante vivencia del «cero», como se desprende de una de sus cartas al P. Roulland. Josemaría Escrivá, sin embargo, no pudo haber conocido esta carta cuando escribió esta consideración. En cambio, teniendo en cuenta el gusto del Autor de C, desde su adolescencia, por los clásicos españoles, es muy posible que, en su lectura de los célebres Soliloquios de Lope de Vega, retuviera la idea de este par de estrofas del Sol. VII, que contienen in nuce el fondo de este p/473. Es el alma la que se dirige a Cristo:
«Bien sé que soy de pobres labradores, | y grosera aldeana, | y que tu Majestad es soberana: | mas Tú, que te apocaste, | subiste mi valor cuando bajaste.
En la cuenta no vale nada el cero, | mas Tú, número santo, | puesto al principio, vengo a subir tanto, | que vienes a ensalzarme, | porque te humanas Tú para endiosarme».
La imagen de la que el Autor se sirve en este punto es la inversa del dicho popular: «ser un cero a la izquierda», que es lo mismo que «no tener ninguna influencia o no ser tenido en consideración en cierto asunto o lugar». Por eso, no deja de ser divertido el hecho de que, en el texto del Cuaderno que hemos transcrito, el Autor (cfr apcrít) se equivocó al señalar la posición del cero respecto de Cristo –que quedaba a la derecha del cero– y así pasó a C. Lo rectificó en la 3ª edición.
Nótese el diferente contexto en el que escriben Teresa de Lisieux y Josemaría Escrivá: la unidad a la que Teresa –le petit zéro– se adhiere es el misionero P. Roulland; en C la unidad –el número santo– es Cristo, y mientras más «ceros» hay en la vida del apóstol, más grande es la cifra14b.
474* Que eres... nadie. —Que otros han levantado y levantan ahora maravillas de organización, de prensa, de propaganda. —¿Que tienen todos los medios, mientras tú no tienes ninguno?... Bien: acuérdate de Ignacio:
Ignorante, entre los doctores de Alcalá. —Pobre, pobrísimo, entre los estudiantes de París. —Perseguido, calumniado...
Es el camino: ama y cree y ¡sufre!: tu Amor y tu Fe y tu Cruz son los medios infalibles para poner por obra y para eternizar las ansias de apostolado que llevas en tu corazón.
Texto del Cuaderno VI, nº 878, fechado en 24-XI-1932. Ese mismo día transcribió ocho futuros puntos de C. El texto tiene pequeñas variantes respecto del de C; vid apcrít.
El contexto inmediato de este punto es la sazón en que el Opus Dei se encontraba en aquellos momentos. El Fundador, que hasta entonces había reclutado a sus primeros seguidores en el Opus Dei a través de su apostolado de sacerdote –amistad personal, dirección espiritual–, veía ya necesario, para multiplicar la labor apostólica, iniciar unas «actividades» de formación que llegaran a más gente, lo que implicaba disponer de algún instrumento material –una Residencia de estudiantes, una Academia universitaria, etc.– y por tanto, medios económicos, de los que carecía por completo. A la vez, comienzan a brotar las primeras manifestaciones de la contradicción de los «buenos» (vid com/695). Los círculos de San Rafael, que son el corazón del apostolado del Opus
Dei con la juventud, comenzaron unos meses después en una habitación del Asilo Porta Coeli.... En estas circunstancias el Autor escribió el punto que comentamos.
El ejemplo histórico de Ignacio de Loyola fue siempre un gran consuelo para el Autor, especialmente en aquellos años primeros de la fundación del Opus Dei. Estando en la Legación de Honduras predicaba sobre el tema Non est abbreviata manus Domini y se preguntaba quién iba a ser el hombre que haría frente al oleaje del protestantismo. Y responde:
«Pues ese pobre cojo, Ignacio, el hombre del saco. Al principio no entiende la llamada del Señor. Somete su pierna estropeada a una operación dolorosa que le devuelva su forma primitiva; una operación de cirugía estética, diríamos hoy. Pero después, ya va comprendiendo: desiste de ir a la corte del emperador y arde en deseos de adquirir ciencia para servir así a Jesucristo. Son los años de Manresa, de Barcelona, de Alcalá, de Salamanca, y luego de París. Y la labor con un pequeño grupo de hombres jóvenes, que le abandonan, como le abandonan los que habiéndole dado su promesa de regresar, no vuelven ya a París, después de haber ido a vivir a sus casas. ¡El apego a la familia, la sensualidad que ata a los que tienen la misma sangre! Por tercera vez, uno a uno, va formando a los que han de ser la base de la Compañía; Javier, el sabio orgulloso, se transforma en Javier el humilde. Ya está en marcha una orden religiosa, que dura hasta nuestros días y que ha de durar, sin duda, hasta el final de los tiempos».
El Autor siempre tuvo como paradigma de sus propuestas el modelo de los santos, en los que ve «el Amor, la Fe y la Cruz», que constituyen el camino. La meditación de Honduras continúa hablando de Teresa de Jesús, otra «grande» a la que amaba y admiraba el Autor:
«Pero no es sólo Ignacio; una mujer, Teresa, va fundando en España, como ella dice, sus palomarcicos, que hoy llamaríamos dinamos sobrenaturales, generadores de vida espiritual intensa. ¡Qué contradicciones caen sobre ella! La acusan de ser una mujer andariega y mala monja. Teresa lo soporta todo reciamente y aun se entretiene, con mucho amor de Dios, en motejar con apodos a los que la combaten. Sobre su orden, como sobre la de Ignacio, se desata toda la saña de la hipocresía religiosa».
Cobra especial interés esta frecuente referencia de C a estos santos, sobre todo si se tiene en cuenta que son exponentes eximios del «estado religioso» y que el «estilo de vida» que, ya desde entonces, proponía Josemaría Escrivá a su alrededor, se inscribe en el horizonte secular de la santificación de la vida civil —profesional, familiar, social y política–, tan diverso de la vida religiosa y de convento. Esa devoción y comunión del Autor con los grandes santos de la tradición ayuda a comprender la unidad de todos los cristianos, el tesoro común del Cristianismo –«el Amor, la Fe y la Cruz»–, cualquiera que sea el estado y el modo de seguir a Jesucristo, tan varios y diversos en la pluralidad de la Iglesia.
475* Te reconoces miserable. Y lo eres. —A pesar de todo —más aún: por eso— te buscó Dios.
—Siempre emplea instrumentos desproporcionados: para que se vea que la «obra» es suya.
—A ti sólo te pide docilidad.
Comienza con este punto la parte del cap –la más extensa– cuyos textos proceden de la reelaboración hecha en Burgos.
Texto escrito sobre una octavilla Re, lo mismo que las seis fichas siguientes (p/476-481), todas ellas con idénticas características. Escritas en Burgos, hacia finales de 1938 y principios de 1939.
Quizá pueda considerarse este p/475 emblemático de la doctrina del Autor acerca de «los medios», que es radicalmente teocéntrica y desnudamente evangélica. Juan Crisóstomo la expresaba así: «Y es que el poder de Dios se hará visible sobre todo cuando con medios ruines realice cosas grandes».
476* Cuando te «entregues» a Dios no habrá dificultad que pueda remover tu optimismo.
Texto escrito sobre una octavilla Re. La ficha es posterior a 9-I-1939, fecha de la carta en la que se lee:
«Ved, pues, cómo con vuestro entregamiento no hay dificultad que pueda remover nuestro optimismo».
Vid p/40 y p/378, que, junto al que comentamos, contienen la «teología del optimismo cristiano» que propone el Autor. El p/476 prolonga la consideración de la fe como raíz del optimismo, subrayada en el p/378: una «fe viva y operativa» (p/317), que lleva a la «entrega». Se trata de la fe que fundamenta la esperanza: vid p/582.
Unos párrafos dirigidos pocos días antes a Fernández Vallespín reflejan bien el clima en que se redacta esta octavilla:
«Pasé hoy un mal rato. Ya estoy optimista, contento, lleno de confianza. ¡Es tan bueno! En estos días, ayúdame a pedirle: perseverancia, alegría, paz, espíritu “de sangre”, hambre de almas, unión...: para todos.
¡Ay, Ricardo, qué bien andaría la cosa si tú y yo -¡y yo!- le diéramos todo lo que nos pide!
Oración, oración y oración: es la mejor artillería. Y amor al dolor. Entonces, ¿quién dijo miedo? Omnia vestra: todo será nuestro»23b.
477* ¿Por qué dejas esos rincones en tu corazón? —Mientras no te des tú del todo, es inútil que pretendas llevarle a otro.
—Pobre instrumento eres.
Texto escrito sobre una octavilla Re. Un apunte de una meditación de Vitoria pudo sugerir el tema:
«Los que son llamados por El, como instrumentos suyos, en llamar a otros [gracia o gancho]».
Vid p/145 y cap «Corazón».
478* ¿Pero, ¡a estas alturas!, va a resultar que necesitas la aprobación, el calor, los consuelos de los poderosos, para seguir haciendo lo que Dios quiere?
—Los poderosos suelen ser volubles, y tú has de ser constante. Sé agradecido, si te ayudan. Y continúa, imperturbable, si te desprecian.
Texto escrito sobre una octavilla Re. No hay interrelación documental conocida. El punto forma una unidad temática con el siguiente: los «poderosos» y los «prudentes» como tentación en el seguimiento de Cristo.
479* No hagas caso. —Siempre los «prudentes» han llamado locuras a las obras de Dios.
—¡Adelante, audacia!
Texto escrito sobre una octavilla Re. No hay interrelación documental conocida. El texto guarda un cierto paralelismo con los p/14 y 650. El Autor parece recordar cómo tuvo que sufrir a los «prudentes» con ocasión de montar la Academia DYA y la Residencia universitaria de Ferraz, que fueron las primeras actividades corporativas del Opus Dei. El texto se inscribe en la constante meditación de Escrivá sobre el lema «¡Dios y audacia!»; vid p/11 y com/401.
480* ¿Ves? Un hilo y otro y muchos, bien trenzados, forman esa maroma capaz de alzar pesos enormes.
—Tú y tus hermanos, unidas vuestras voluntades para cumplir la de Dios, seréis capaces de superar todos los obstáculos.
Texto escrito sobre una octavilla Re. El punto, en su segunda parte, parece una reelaboración de este párrafo de una carta del Autor a Ricardo Fernández Vallespín (vid apcrít):
«No sé si te sucederá como a mí: veo claramente que, si todos tus hermanos están dispuestos a todo, bien unidos a tu Padre, no hay obstáculo que no venzan. Por ahí, por ahí puedes meterte con todos».
481* Cuando sólo se busca a Dios, bien se puede poner en práctica, para sacar adelante obras de celo, aquel principio que asentaba un buen amigo nuestro: «Se gasta lo que se deba, aunque se deba lo que se gaste».
Texto escrito sobre una octavilla Re. Pudo actuar como recordatorio esta anotación de la predicación en Vitoria:
«El dinero y las obras de celo. La pobreza, señal de predilección de Dios. Gastar lo que se deba, aunque se deba lo que se gaste».
Detrás del p/481 está la experiencia del traslado de la Academia DYA desde Luchana 33 a Ferraz 50 en 1934, sin apenas medios materiales; y su contexto histórico –en torno a Navidad de 1938– es la destrucción bélica de Ferraz 16 –la nueva sede de la Academia– y el proyecto de San Josemaría de emprender su reconstrucción al acabar la guerra.
¿Quién es este amigo bueno al que alude el Autor? No hay apenas datos. ¿Podría ser San Pedro Poveda? Ambos tenían una santa amistad sacerdotal en la época en que Josemaría Escrivá se «lanzó» a poner la Academia DYA sin tener medio alguno28b. Podría ser también una forma discreta de referirse a sí mismo, pero las variantes del apcrít, que estudiamos a continuación, excluyen esta hipótesis. Esas variantes, que testifican dudas a la hora de referirse a esa persona, pueden, ciertamente, decir algo a la hora de pronunciarse sobre el tema. En la octavilla escribió, primero, «un hombre de Dios» y, manteniendo ese sintagma, redacta de un tirón el futuro p/481. El cambio vino en una relectura del texto –posiblemente días después– y pienso que no obedece a que estimara inapropiada la expresión primera. La causa del cambio, como en tantos otros casos, parece meramente literaria: al releer se da cuenta de que la palabra «Dios» acababa de ser usada en la línea anterior. Era muy tajante en no repetir palabras dentro del mismo punto; el lector puede fácilmente comprobarlo. «Varón santo», que escribió como alternativa, no debió durar mucho: inusual, demasiado próxima a «santo varón» y adecuándose poco al ritmo de la frase. Finalmente aparece el sintagma definitivo: «un buen amigo nuestro», que da entrañable proximidad a este hombre de Dios, que queda implicado con los lectores. Pienso que la nueva y familiar expresión apunta a alguien «disponible» en el trato de aquellos muchachos que rodean a San Josemaría y que leerán, los primeros, el texto. Por eso, me inclino a pensar que la persona de que habla no ha muerto cuando escribe el Autor.
En este sentido, me ha parecido interesante dar noticia, en esta tercera edición del libro, de la reciente comunicación de un amigo sacerdote, que propone al Obispo Lauzurica, el prologuista de C, como ese «buen amigo nuestro» del que habla San Josemaría28c.
482* ¿Qué importa que tengas en contra al mundo entero con todos sus poderes? Tú... ¡adelante!
—Repite las palabras del salmo: «El Señor es mi luz y mi salud, ¿a quién temeré?... ‘Si consistant adversum me castra, non timebit cor meum’ —Aunque me vea cercado de enemigos, no flaqueará mi corazón».1
Texto escrito sobre una media cuartilla Drv. Este doble versículo del salmo 26 conmovía especialmente al Fundador del Opus Dei, que lo introdujo ya en los primeros años treinta en la oración-invocación cotidiana que dispuso que rezaran los fieles del Opus Dei. En la Legación de Honduras predicaba:
«Esta consideración nos anima a pensar en la Iglesia triunfante. Recuerdo con gran consuelo una conversación que mantuve con un gran santo; lo asesinaron en julio del año pasado, cuando se hallaba sazonado, preparado para ir al
encuentro del Amor, pues había escrito todo el libro de su vida, desde el principio hasta el fin, con letras de oro.
Ya sabes, Señor, que yo tampoco tengo más Amor que el tuyo, que no deseo atarme a los amores de la tierra, que se derriten como cera puesta al sol. Hablábamos de la posibilidad de sufrir martirio. Le dije que no me asusta la muerte: que la aceptaría gustoso cuándo, dónde y cómo quisiera el Señor mandármela, pero que sentiría abandonaros. Y continué afirmando, mientras él asentía, que los afectos santos de la tierra se conservan en el Cielo: allí podremos pedir por las personas a las que quisimos aquí abajo.
¿Veis que no estamos solos? Como los primeros fieles en la quietud de las catacumbas romanas, podemos clamar: Dominus illuminatio mea et salus mea, quem timebo? (Ps 26, 1); el Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Sólo así podemos explicarnos las hazañas, verdaderamente recias, que llevaron a cabo aquellos primeros cristianos».
483* ¡Ánimo! Tú... puedes. —¿Ves lo que hizo la gracia de Dios con aquel Pedro dormilón, negador y cobarde1..., con aquel Pablo perseguidor, odiador y pertinaz2?
Texto escrito sobre una octavilla Bl, de tamaño inferior al normal
. Está en clara relación con este texto de la meditación predicada a los Propagandistas el día de San Pedro en Burgos, 1938 (vid com/104):
«¿Cómo eran Pedro y Pablo? Antes de su vocación y aún durante su vocación [...] ¡Señor, que aprenda a orar! Pedro, dormilón; Pedro, negador; Pedro, cobarde. Pablo, perseguidor; Pablo, odiador; Pablo, pertinaz».
Con dos series de tres adjetivos cada una el Autor transmite el testimonio bíblico acerca de lo que Pedro y Pablo eran por sí mismos.
«Odiador». Parece ser un neologismo del Autor, no admitido en el Drae. Entiendo que el Autor construye la palabra, ya en el guión de predicación, en paralelismo fonético con «negador» y «perseguidor». En los corpus de la Academia Española de la Lengua para literatura anterior al año 80 se registra precisamente C, edición de 1939, como único testigo de esta palabra.
Pedro y Pablo son figuras emblemáticas en C: vid p/470 y 925.
484* Sé instrumento: de oro o de acero, de platino o de hierro..., grande o chico, delicado o tosco...
—Todos son útiles: cada uno tiene su misión propia. Como en lo material: ¿quién se atreverá a decir que es menos útil el serrucho del carpintero que las pinzas del cirujano?
—Tu deber es ser instrumento.
De nuevo una octavilla Bl, de tamaño inferior al normal. Está en clara relación con este texto de la meditación predicada a los Propagandistas el día de San Pedro en Burgos, 1938 (vid com/104):
«Pedro y Pablo, instrumentos; yo, instrumento. –De oro, de platino... de acero, de hierro: grandes, chicos; toscos, muy delicados... ¡todos útiles!».
El tema del cristiano, «instrumento» en las manos de Dios, es continuo en C –vid supra p/475 y 477– y, en general, en la palabra de San Josemaría, que predicaba, por ej, en Honduras:
«Jesucristo parece responder a semejantes reflexiones: […] Yo necesito de toda clase de instrumentos. En mi labor, infinitamente amplia y variada, se requieren desde la herramienta grande, dura, tosca, hasta la más fina y delicada. Se emplea cada una a su tiempo, del modo que conviene. A veces, en mi taller, es necesario desbastar un tronco, para transformarlo en tablón; me sería inútil una lima de joyero o unas pinzas de platino y, en cambio, viene bien un serrucho fuerte, de dientes firmes. En otros momentos, hay que componer un reloj, y
necesito un destornillador finísimo, una lente, ruedas muy delicadas; ¿de qué me serviría un azadón, una pala, o un martillo grande? Cada instrumento a su tiempo, para su labor».
En la predicación de Vitoria, como antes a los Propagandistas, el tema continúa:
«Todos buenos instrumentos: mejor o peor metal: grandes, pequeños: fuertes o sutiles...».
Mientras el libro entraba en la imprenta, Josemaría Escrivá enviaba esta nota de dirección espiritual a Lola Fisac, una joven del Opus Dei que se encontraba en Daimiel:
«Jesús te guarde. Quédate tranquila: vas bien. ¡Sobre la nada edifica siempre el Señor! Todos los instrumentos le hacen falta: desde el serrucho del carpintero a las pinzas del cirujano. ¡Qué más da!
La «gracia» está en dejarse «emplear». Frío o fervor: lo interesante es que la voluntad «quiera»: es –debe ser– para ti indiferente el fervor o el frío. Te bendigo. Mariano».
En 1966, un redactor de Le Figaro, preguntaba al Autor de C sobre el sentido de la afirmación contenida en este punto: «Tu deber es ser instrumento». Vid en Conversaciones, 36 la respuesta, de la que son estas palabras:
«Pretende [C] ser un libro que lleva a tratar y a amar a Dios y a servir a todos. A ser instrumento, ésa era su pregunta, como el Apóstol Pablo quería serlo de Cristo. Instrumento libre y responsable: los que quieren ver en sus páginas una finalidad temporal, se engañan. No olvide que es corriente, en los autores espirituales de todos los tiempos, ver a las almas como instrumentos en las manos de Dios».
485* Bien. ¿Y qué? —No entiendo cómo te puedes retraer de esa labor de almas —si no es por oculta soberbia: te crees perfecto—, porque el
fuego de Dios que te atrajo, además de la luz y del calor que te entusiasman, dé a veces el humo de la flaqueza de los instrumentos.
Octavilla Bl, de tamaño normal. También parece en relación con la meditación predicada a los Propagandistas el día de San Pedro en Burgos, 1938 (vid com/104), aunque propiamente no puede señalarse interrelación documental.
486* Trabajo... hay. —Los instrumentos no pueden estar mohosos. —Normas hay también para evitar el moho y la herrumbre. —Basta ponerlas en práctica.
Texto escrito sobre una octavilla Bl, de tamaño normal, con rasgos fuertes y claros. Este punto y el siguiente parecen estar en muy directa relación con la correspondencia entre el Autor y Ricardo Fernández Vallespín. Escribe San Josemaría:
«Del negocio pienso con gran optimismo: va a haber mucho trabajo. Por eso, los instrumentos no pueden estar mohosos... Normas hay, que evitan el moho y la herrumbre. –Basta ponerlas en práctica».
En la meditación a los Propagandistas del día de San Pedro en Burgos, 1938 (vid com/104), ya se tocaba el tema:
«Los instrumentos que no se usan... Se forma orín. Limpieza y engrase».
«Normas hay...». Pienso que se refiere al conjunto de vida sacramental y de prácticas de piedad que solía recomendar para el «plan de vida». Vid p/76-79, 307, 375.
487* No te desvele el conflicto económico que se avecina a tu empresa de apostolado. —Aumenta la confianza en Dios, haz humanamente lo que puedas, y ¡verás qué pronto el dinero deja de ser conflicto!
Octavilla en todo semejante a la anterior, escrita a partir de esta otra carta, seis meses anterior:
«El conflicto económico es cosa objetiva e inmediata. Sin perderme tu paz, pide luces, y piensa despacio y anota, cuando veas algo. Si comprendes que puedo yo hacer gestión práctica ahora, dímelo».
Unos días después escribía a Juan Jiménez Vargas:
«Creo que ya te hablé de este asunto. Por si acaso, insistiré: piensa que no es posible esconder la cabeza bajo el ala y no enfrentarse, desde ahora, con los conflictos que nuestra familia va a encontrar en cuanto se tome Madrid. Tú sabes que el económico no me ha desvelado jamás. ¡D. Manuel!. Sin embargo, hay que pensar en él».
488* No dejes de hacer las cosas por falta de instrumentos: se comienza como se puede. —Después, la función crea el órgano. Algunos, que no valían, resultan aptos. Con los demás se hace una operación quirúrgica, aunque duela —¡buenos «operadores» fueron los santos!—, y se sigue adelante.
Otra octavilla Bl, de tamaño normal y escrita con rasgos enérgicos. Texto redactado muy probablemente a partir de las primeras líneas de la carta a Jiménez Vargas citada en com/487. San Josemaría escribe en tono coloquial y jocoso:
«+ Jesús te me guarde. Perdona, querido Juanito, que te escriba en esta cuartilla, que de veras es pringosa. Pero, no tengo otra a mano; y ya sabes que las cosas todas –hasta las más grandes– se comienzan como se puede. Después, como la necesidad, la función crea el órgano (Don Bosco: los echo al agua, y ellos nadan), algunos, que no valían, resultan aptos. Con los demás se hace una operación quirúrgica –¡aunque duela!– y se sigue adelante. ¿Estás conforme, bandido? Mira, por dónde, un papel... gorrino nos alzó a filosofías interesantísimas de formación de... instrumentos».
489* Fe viva y penetrante. Como la fe de Pedro1. —Cuando la tengas —lo ha dicho Él— apartarás los montes2, los obstáculos, humanamente insuperables, que se opongan a tus empresas de apóstol.
Texto escrito sobre la octavilla 2 de la serie Lhz, procedente de Honduras. El Autor se refiere de manera inmediata al pasaje de San Marcos (11, 23) sobre la fe que mueve montañas. Sobre esta base, p/489 es un desarrollo, a partir de la fe de Pedro, del tema «inter medium montium pertransibunt aquae», de tanta resonancia en el alma del Autor (vid com/12). En 19-II-1932 escribía:
«Habrá obstáculos que podrán parecer insuperables mas ‘inter medium montium pertransibunt aquae’, ¡los venceremos!».
Una nota de su predicación de 1935:
«Fe viva. Pedro».
Vid otras anotaciones en com/12.
Desde Honduras escribía a Pedro Casciaro:
«Ya Don Manuel, otras veces, me enseñó bastante filosofía. Por ejemplo, recuerdo que, ante los inevitables obstáculos y resistencias que, para todo lo grande, se encuentran en la vida, me dio una receta estupenda. «¿No ves –vino a decirme– que, para resolver ese inconveniente, has pegado tus narices al paredón que cierra el camino..., y miras con tus ojos de carne sus entrañas de barro y piedra? ¡Claro!: te parece poco menos alto que la torre de Babel: insuperable. ¡Alza la cabeza! Pon los ojos a la altura de mi casa..., y el paredón es... nada: dos metros de incomprensión y de miseria... ¡que venceremos!» Buena filosofía, ¿eh? Y, además de buena, práctica, eficaz y muy puesta en la realidad. ¿Obstáculos? Sí, sí: bueno. Pero... ¡bah!».
490* Rectitud de corazón y buena voluntad: con estos dos elementos y la mirada puesta en cumplir lo que Dios quiere, verás hechos realidad tus ensueños de Amor y saciadas tus hambres de almas.
Octavilla perteneciente a la serie Lh, con los rasgos caligráficos propios de Honduras. No hay interrelación documental conocida. Con letra posterior, de pluma fuerte, el Autor escribió debajo: «(Medios)», para señalar el cap donde situarla.
491* «Nonne hic est fabri filius?1 Nonne hic est faber, filius Mariae?»2 —¿Acaso éste no es hijo del artesano? ¿No es el artesano hijo de María?
—Esto, que dijeron de Jesús, es muy posible que lo digan de ti, con un poco de pasmo y otro poco de burla, cuando «definitivamente» quieras cumplir la Voluntad de Dios, ser instrumento: Pero, ¿no es éste aquél?...
—Calla. Y que tus obras confirmen tu misión.
Texto de la época de Burgos escrito sobre una octavilla Re. Tinta negra y pluma fuerte. Sin relación interdocumental.
A lo largo del cap –«Los medios»– se ha ido pasando desde la consideración de los medios que necesita la persona para realizar el plan de Dios, a la persona misma, que se ve como instrumento vivo y libre en las manos de Dios mismo. Para el Autor «ser instrumento» es amar y cumplir la Voluntad de Dios, lo cual siempre suscita reacciones inesperadas. Su consejo final es la «coherencia»: las obras –las quasi visibilia verba, de que hablaba Agustín de Hipona (vid com/796)– como testimonio de la misión.
Cap 20 20 [Msb: 14]. Los medios, 470-491 [5 de Cec + 17 de Msb] C || 14. Los medios, cd/211-215 Cec
470 Apínt Cec/50.1-Ceb/211 ||| Javier] Xavier Apínt
Manuel Valdés Ruiz (1910-2003) nació en Madrid. Catedrático de Medicina de la Universidad de Salamanca, primero, y de Valencia, después. Era amigo de José María González Barredo y por medio de él conoció al Fundador del Opus Dei. Después de la guerra el trato se hizo más esporádico y ocasional.
José María González Barredo, Testimonio, Nueva York 25-V-1976; AGP, sec A, leg 100-26, carp 1, exp 13, pgs 4-5.
La cursiva es del original.
Fotocopia en el AGP.
Son: 795, 271, 59, 470, 434.
471 Apínt Cec/50.2-Ceb/212
Futuros puntos de C transcritos ese día: 471, 552, 553, 455, 23, 290, 942.
Instrucción, 1-IV-1934, nº 50-52; la cursiva es del original.
7b Cfr Otilio Rodríguez, Leyenda áurea teresiana, Editorial de Espiritualidad, Madrid 1970, pgs 35-38.
472 Apínt Cem33/254 Cec/50.3-Ceb/213 ||| rectitud, séle] rectitud. Séle Apínt |||| 1 cfr Mt 6, 33
473 Apínt Cec/50.4-Ceb/214 ||| desesperanza] desesperanza, Cec || izquierda C3ss] derecha Cec C1-C2
Futuros puntos de C transcritos ese día: 473, 798, 895.
«por tu prestigio económico». Primera redacción en el Cuaderno, tachada: «económicamente».
El Autor, posteriormente, añadió esta nota al margen: «mis padres habían contado cosas que daban a entender que eso no es así: sí era así, por lo que a mí se refiere». Esta anotación muestra cómo el Autor entendía este punto como autobiográfico.
«Yo bien poca cosa puedo hacer, o mejor, nada absolutamente, si estuviese sola. Lo que me consuela –dice la Santa– es que a vuestro lado puedo servir para algo; en efecto, el cero, por sí solo, no tiene valor, pero colocado junto a la unidad, se hace poderoso, ¡con tal, naturalmente, de que se ponga en el lugar debido («qu’il se mette du bon côté»), ¡detrás y no delante!...» (Carta 226, 9-V-1897, al P. Roulland; Teresa de Lisieux, Œuvres complètes, Cerf 1992, pg 590; en castellano: Obras completas, Monte Carmelo 1996, pg 589).
Sólo se publicó, como casi todo el epistolario de la Santa, muchos años después. Vid en Œuvres complètes, Cerf 1992, la «Introduction aux lettres» (pgs 289ss). El primer investigador y editor de la correspondencia de Santa Teresita fue el historiador André Combes, cuyo texto de 1947 sirve de introducción a las cartas en Obras completas, Monte Carmelo 1994, pgs 331-343. Algunos fragmentos de esta carta al P. Roulland –pero no la zona que nos interesa– figuraban como «Lettre VIe» en La Bienheureuse Thérèse de l’Enfant Jésus, Histoire d’une âme, écrite par elle-même, Lisieux 1923, pgs 368-371 (traducción española: La Beata Teresita del Niño Jesús, Historia de un alma, escrita por ella misma, Convento de los Padres Carmelitas Descalzos de Tarragona, Barcelona 1923, carta VI, pgs 374-376).
Félix Lope de Vega, Soliloquios amorosos de un alma a Dios, Sol. VII/2, estrofas 8ª y 9ª; Mª Antonia Sanz Cuadrado (ed.), Castilla, Madrid 1948, pg 148.
Moliner, I, pg 590; voz «cero».
14b El Autor volvió al tema del cero en dos homilías incluidas en Amigos de Dios: «Ésta es la sabiduría que Dios espera que ejercitemos en el trato con Él. Ésa sí que es una manifestación de ciencia matemática: reconocer que somos un cero a la izquierda...» (Amigos de Dios, 148). «Y la certeza de nuestra nulidad personal – no se requiere una gran humildad para reconocer esta realidad: somos una auténtica multitud de ceros – se trocará en una fortaleza irresistible, porque a la izquierda de nuestro yo estará Cristo, y ¡qué cifra inconmensurable resulta!: el Señor es mi fortaleza y mi refugio, ¿a quién temeré?» (Amigos de Dios, 218).
474 Apínt Cem32/6 Cec/51.1-Ceb/215 ||| ¿Que Txm C] Que Apínt Cec || Ignacio:] Ignacio. Apínt Cec || pobrísimo,] pobrísimo Cec || infalibles] infalibles, Apínt Cec || tu corazón] tu pobre corazón Apínt Cem
Son: 66, 74, 4, 735, 421, 837, 816, 474.
Vid Vázquez de Prada, I, pgs 474-484.
«Círculos de San Rafael». Así llamaba el Autor a las clases de formación, sesiones familiares de formación cristiana –predominantemente de contenido espiritual y práctico– que daba a la gente joven.
Un estudiante de Odontología, asistente a esos círculos, escribía en el verano del 34: «En las horas de aburrimiento, que son muchas, me acuerdo de aquellas del Asilo [Porta Coeli], de las mejores que he pasado en Madrid; de allí siempre salí tranquilo y contento» (Carta de Eloy González Obeso a Josemaría Escrivá, Reinosa 16-VII-1934; AGP, sec E, carp 220).
PredicHond, «Non est abbreviata manus Domini», 26-VII-1937, pg 230; XXXVII; la cursiva es del original. Sobre Ignacio y su naciente Compañía vid Pedro de Ribadeneyra, Vida de San Ignacio de Loyola, lib I y II, especialmente lib II cap 4; Espasa-Calpe, Madrid 1967, pgs 76-79; y Ricardo García-Villoslada, San Ignacio de Loyola: nueva biografía, BAC maior 28, Madrid 1986.
Los conventos que iba fundando: palomarcitos. Vid Fundaciones, cap 4, 5; BAC 212, 8ª ed, 1986, pg 687.
PredicHond, «Non est abbreviata manus Domini», 26-VII-1937, pg 230; XXXVII; la cursiva es del original.
475 Msb ||| A ti] A ti, Msb Txm C1-C20
San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la segunda Carta a los Corintios, 8, 3; PG 61, 457s.
476 Msb ||| Dios] Dios, Msb Txm
Carta circular de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei, Burgos 9-I-1939; EF 390109-1.
23b Carta de Josemaría Escrivá a Ricardo Fernández Vallespín, Burgos 23-XII-1938; EF 381223-2.
477 Msb ||| otro] otros Msb
EjEsp, Meditación «Rey temporal», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 105.
478 Msb ||| Los poderosos Msb add] Hijo mío: los poderosos Msb del || constante. Sé] constante: sé Msb del
479 Msb
«El lema ‘Dios y Audacia’ constituyó la piedra de toque que deslindaba a quienes estaban dispuestos a seguir a don Josemaría, de aquellos otros que calificaban de imprudentes sus aventuras apostólicas» (Vázquez de Prada, I, pg 536). Vid ibidem pgs 534-538.
480 Msb ||| Tú] seq , débil, Msb del
Carta de Josemaría Escrivá a Ricardo Fernández Vallespín, Burgos 27-III-1938; EF 380327-2.
481 Msb ||| un buen amigo nuestro Msb add] un varón santo Msb add del | un hombre de Dios Msb del
EjEsp, Plática «Espíritu de pobreza», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 108.
Un testigo de aquella penuria rememoraba en 1976 la doctrina del Fundador del Opus Dei: «El Padre, en aquellos momentos de apuro económico, decía que teníamos que hacer humanamente lo que pudiésemos, ‘pero tener plena confianza en la Divina Providencia, pues siendo la Obra cosa querida por Dios, no faltará su ayuda. Cuando se trata de dar gloria a Dios se gasta lo que se debe, aunque se deba lo que se gaste’» (Manuel Pérez Sánchez, Testimonio, 1976; AGP, sec A, leg 100-45, carp 1). —Manuel Pérez Sánchez (1905-2002), natural de Herrera de Ibio (Santander), ingeniero de Caminos. Conoció a San Josemaría en la Academia DYA, de la calle de Luchana, comenzando desde entonces a dirigirse con el Fundador del Opus Dei, hasta la guerra, que le sorprendió en la zona nacional y no restableció el contacto con San Josemaría hasta 1938, en Burgos. Miembro del Opus Dei desde 1948.
28b Vid com a punto siguiente. Sobre la Academia vid com/474.
28c «Fui seminarista en Palencia durante todo el pontificado del doctor Lauzurica en aquella diócesis. A todos consta el mutuo afecto con que se trataban aquel obispo y san Josemaría. Yo recuerdo haber estereotipado la frase citada en este punto mucho antes de mi lectura de Camino (yo lo leí en 1954) y tal estereotipo provenía de las muchas veces que se lo escuché al que fue mi obispo en Palencia entre los años 1944-49 y que profesaba un afecto patente hacia el Autor de C. Para mí, desde el primer momento que leí este pensamiento en Camino, lo relacioné con Lauzurica. Es una hipótesis que, a mi juicio, encaja perfectamente con el afecto ancestral con que estaban unidos ambos personajes. Me afianza en esta opinión el hecho de que no recuerdo que Lauzurica repitiera esta frase como “cita”, sino más bien como de propia cosecha. Y además, la vivía en sus actuaciones; y trataba de implantar esas alas a nuestro espíritu de iniciativa» (Carta de Vicente Sánchez Gómez a Pedro Rodríguez, Alicante 7-VIII-2003).
482 Msb ||| ¿Qué importa que ... poderes? Msb add] Aunque ... poderes Msb del || Repite] praec Di, conmigo Msb del || flaqueará Msb add] temerá Msb del |||| 1 Sal 27 (26), 1.3
En el dorso se lee, escrita a máquina, a manera de un título, esta media frase: «ra el cuerpo».
Se refiere a San Pedro Poveda (vid IntrodGen § 7, nt 20), fundador de la Institución Teresiana, buen amigo suyo a pesar de la diferencia de edad que existía entre los dos sacerdotes. Se encontraron, por última vez, pocos días antes del comienzo de la guerra civil (vid com/292 nt 40). Asesinado en Madrid, por odio a la religión, el 28-VII-1936, ha sido beatificado por el Santo Padre Juan Pablo II el 10-X-1993 y canonizado el 4-V-2003.
PredicHond, «La Comunión de los Santos», 8-IV-1937, pgs 31-32; III. Sobre «primeros cristianos» y catacumbas vid Ludwig Hertling – Engelbert Kirschbaum, Le catacombe romane nei loro martiri, Roma 1949, pg 7; Bernardino Llorca, Historia de la Iglesia Católica, I. Edad Antigua, BAC 54, 2ª ed, Madrid 1955, pg 292: «Los ejemplos de los grandes atletas cristianos, recordados junto a su tumba y tal vez en alguna de las capillas o criptas de las catacumbas de al lado o en presencia de sus reliquias, poseían la virtud de enardecer a aquellos hombres, sobre los cuales pendía siempre la espada de la persecución». ―Sobre el tema «primeros cristianos» en C vid com/971 y lugares allí señalados.
483 Msb ||| 1 Mt 26, 40.56.69-75; Ga 2, 12 | 2 Hch 9, 1s; 22, 4s; 26, 9-11; Ga 1, 13s; 1 Co 15, 9
Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81.
En los años recientes, siempre según la Academia, se encuentran ya otros testimonios del uso de «odiador»: concretamente en José Jiménez Lozano, El grano de maíz rojo, Anthropos, Barcelona 1988, y en Julián Marías, España inteligible, Alianza Universidad, Madrid 1985, pg 299: «Voltaire –dice Marías– [...], gran odiador y poseído de obsesión contra la Iglesia católica».
484 Msb ||| delicado] praec tosco Msb del || Tu deber es Msb add] Tú debes Msb del
Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81.
PredicHond, «Instrumentos de Jesucristo», 4-VII-1937, pg 180; XXIX.
EjEsp, Plática «Espíritu de obediencia», Vitoria 19-VIII-1938; guión nº 122.
Nota del Autor a Lola Fisac, Madrid 19-VI-1939; EF 390619-1. —María Dolores Fisac Serna (1909) nació en Daimiel (Ciudad Real). Conoció al Autor por carta en 1937, por ser la intermediaria en la correspondencia que se cruzaban el Fundador del Opus Dei, refugiado en la Legación de Honduras, con su hermano Miguel, que estaba escondido en Daimiel. Se incorporó entonces al Opus Dei. Al acabar la guerra conoció personalmente a San Josemaría, cuando éste se presentó en Daimiel para saludar a la familia y agradecer la ayuda prestada durante la guerra.
Entrevista realizada por Jacques Guillemé-Brûlon y publicada en Le Figaro (París), el 16-V-1966. Texto en Conversaciones, 36.
485 Msb
486 Msb ||| también Msb add
El desarrollo del Opus Dei.
Carta de Josemaría Escrivá a Ricardo Fernández Vallespín, Burgos 10-X-1938; EF 381010-3.
Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81.
487 Msb ||| No te Msb add] Que no te Msb del || el dinero Msb add
Se refiere el Autor a los graves problemas que les esperaban al entrar en Madrid, con la Residencia de Ferraz destruida y con el plan inmediato de montar otra nueva. Vallespín había sido el Director de Ferraz.
Carta de Josemaría Escrivá a Ricardo Fernández Vallespín, Burgos 27-III-1938; EF 380327-2.
Dios Nuestro Señor, en el lenguaje velado de las cartas de entonces.
Carta de Josemaría Escrivá a Juan Jiménez Vargas, Burgos 6-IV-1938; EF 380406-2.
488 Msb ||| santos!—, C] santos!— Msb Txm
Ibidem. El tema «operación quirúrgica» alude a la ayuda, fuerte, que en determinados momentos hay que prestar a una persona para que, con «determinada determinación», «corte» con algo que podría apartarle del camino. Así escribe a un joven alférez al que había visitado unos días antes en su destino militar, en Aragón: «Peque: ¿cómo van esas cosas?
No acortes la charla con D. Manuel [el tiempo dedicado a la oración], por nada del mundo. Así tendrás la energía que necesitas, para aquella pequeña operación quirúrgica. ¿Qué, ya está hecha?» (Carta de Josemaría Escrivá, Burgos 3-III-1938; EF 380303-2).
489 Msb ||| los obstáculos] —los obstáculos Msb || insuperables] insuperables— Msb |||| 1 Mt 16, 16-17; Lc 22, 32 | 2 Mt 17, 18s; Mc 11, 21-24; Lc 17, 5s; cfr 1 Co 13, 2
Del escrito que el Autor envió a don Pedro Cantero en 19-II-1932 (AGP, sec A, leg 50-2, carp 9, exp 3), explicándole los fines y el significado del Opus Dei. Vid com/11.
EjEsp, Plática «La fe», Madrid, Residencia de Ferraz, diciembre de 1935; guión nº 61.
Carta de Josemaría Escrivá a Pedro Casciaro, Madrid 26-V-1937; EF 370526-1.
490 Msb ||| Amor] Amor, Msb Txm
491 Msb ||| éste Msb add || el artesano] praec éste Msb del || Esto Msb del Txm C] Eso Msb add || digan] praec oigas decir Msb del || Pero, ¿no es éste aquél?] ¡Pero, no es éste aquél!? Msb |||| 1 Mt 13, 55 | 2 Mc 6, 3