Pobreza
Cap de nueva creación en Burgos. Son diez puntos, todos procedentes de la redacción final, excepto uno (el actual p/637), que estaba en Cec en el cap sobre «Virtudes». El clima del cap es la pobreza cristiana vivida por hombres y mujeres en la vida profesional, familiar, secular. El horizonte es el apostolado, el testimonio cristiano: austeridad, sobriedad, templanza, no crearse necesidades, desprendimiento de los medios materiales: «si no, nunca serás apóstol» (p/631). La doctrina aparece fuertemente anclada en la tradición espiritual. El acento está puesto en el «ser» (desprendimiento) frente al «tener». Una temática –la de este cap– de extraordinaria vigencia en la cultura con que se inicia el siglo XXI.
630* No lo olvides: aquel tiene más que necesita menos. —No te crees necesidades.
Punto redactado en ficha Drv: una media cuartilla con dorso en el que se lee, autógrafo del Autor: «ción. (Plát.)» . La «gaitica» está escrita con pluma muy fina (subserie Ber: posible composición en Salamanca o Vitoria). En sus guiones de predicación se encuentran estos apuntes:
«Aquel tiene más que necesita menos. –No os creéis necesidades» .
«La felicidad no está en tener (que inquieta) sino en no necesitar» .
«Aquel tiene más que...». Un tipo de hipérbaton hoy poco frecuente pero muy usado en los clásicos: Cervantes, San Juan de Ávila, etc.
631* Despégate de los bienes del mundo. —Ama y practica la pobreza de espíritu: conténtate con lo que basta para pasar la vida sobria y templadamente.
—Si no, nunca serás apóstol.
Texto escrito sobre una octavilla Bl. No conozco interrelación documental. El punto es una síntesis, al estilo del Autor, de la más acrisolada tradición bíblica y cristiana. Gravita sobre él el pasaje de los Proverbios: «no me des pobreza ni riqueza, dame sólo lo necesario para mi sustento» (Pr 30, 8), desde el que se construyó un conocido responsorio de la Liturgia de las Horas: «Divitias et paupertatem ne dederis mihi, sed tantum victui meo tribue necessaria» .
632* No consiste la verdadera pobreza en no tener, sino en estar desprendido: en renunciar voluntariamente al dominio sobre las cosas.
—Por eso hay pobres que realmente son ricos. Y al revés.
El p/632 está escrito en una octavilla Drv, con dorso en el que se lee, autógrafo del Autor: «guarde!». Es, como en tantos otros casos, una cuartilla equivocada, que no tira, sino que saca de ella dos octavillas. En esta ocasión las dos sirvieron para escribir sendos puntos de C (el otro es el p/244; vid com). Es el inicio de una carta escrita el día de Navidad de 1938. La «gaitica» por tanto es posterior a esta fecha. En una meditación de Vitoria se encuentra este apunte:
«Pobreza no es carencia, es no tener dominio. La Condesa de H. y el pobre del comedor de caridad» .
Esta breve nota se refiere a una experiencia de 1929 ó 1930, en la época en que era Capellán del Patronato de Enfermos, regido por las Damas Apostólicas. En una meditación de 1955, rememoró detenidamente lo aquí condensado:
«Hace muchos años –más de veinticinco– iba yo por un comedor de caridad, para pordioseros que no tomaban al día más alimento que la comida que allí les daban. Se trataba de un local grande, que atendía un grupo de buenas señoras. Después de la primera distribución, para recoger las sobras acudían otros mendigos y, entre los de este grupo segundo, me llamó la atención uno: ¡era propietario de una cuchara de peltre! La sacaba cuidadosamente del bolsillo, con codicia, la miraba con fruición, y al terminar de saborear su ración, volvía a mirar la cuchara con unos ojos que gritaban: ¡es mía!, le daba dos lametones para limpiarla y la guardaba de nuevo satisfecho entre los pliegues de sus andrajos. Efectivamente, ¡era suya! Un pobrecito miserable, que entre aquella gente, compañera de desventura, se consideraba rico.
»Conocía yo por entonces a una señora, con título nobiliario, Grande de España . Delante de Dios esto no cuenta nada: todos somos iguales, todos hijos de Adán y Eva, criaturas débiles, con virtudes y defectos, capaces –si el Señor nos abandona– de los peores crímenes. Desde que Cristo nos ha redimido, no hay diferencia de raza, ni de lengua, ni de color, ni de estirpe, ni de riquezas...: somos todos hijos de Dios. Esta persona de la que os hablo ahora, residía en una casa de abolengo, pero no gastaba para sí misma ni dos pesetas al día. En cambio, retribuía muy bien a su servicio, y el resto lo destinaba a ayudar a los menesterosos, pasando ella misma privaciones de todo género. A esta mujer no le faltaban muchos de esos bienes que tantos ambicionan, pero ella era personalmente pobre, muy mortificada, desprendida por completo de todo. ¿Me habéis entendido? Nos basta además escuchar las palabras del Señor: bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt V, 3)» .
Es ésta una experiencia que ya tenía, a la letra, el Papa San León: «No cabe duda de que los pobres alcanzan más fácilmente este bien que los ricos, porque a aquéllos la pobreza les inclina más a la bondad, y a éstos la riqueza les conduce a la arrogancia. Y, no obstante, muchos ricos poseen este espíritu, pues ponen la abundancia al servicio no de su prestigio sino de las obras de beneficencia. Para ellos la mayor ganancia está en lo que emplean para aliviar la miseria y los trabajos del prójimo. Y es que el desprendimiento de los bienes y la pureza de corazón se puede encontrar en personas de todos los niveles económicos» . San Juan de la Cruz lo dirá con formulación nítida: «La satisfacción del corazón no se halla en la posesión de las cosas, sino en la desnudez de todas ellas y pobreza de espíritu» .
La doctrina de este p/632 es verdaderamente central en una concepción secular de la virtud cristiana de la pobreza. La vida profesional y el trabajo en las actividades sociales y de la cultura comportan muchas veces, y de manera inevitable, el «tener»: tener cosas, tener dinero, tener medios... La cuestión radica entonces en no «tener» ahí el corazón: «tener» bienes, pero que ellos no nos «tengan» a nosotros. El «desprendimiento» es una esencial dimensión de la pobreza cristiana, especialmente importante para los hombres y las mujeres que quieren santificarse en medio del mundo: es la forma interior de «renunciar al dominio». Es una manera de reconocer que, cuando el Señor nos dio el mandato de «dominar la tierra» (cfr Gn 1, 28), su cumplimiento consiste en hacer que en todas las cosas sea el Señor el que «domine».
633* Si eres hombre de Dios, pon en despreciar las riquezas el mismo empeño que ponen los hombres del mundo en poseerlas.
Texto escrito sobre una octavilla Bl. No conozco interrelación documental. Pero el empeño por deshacerse de toda «seguridad» material, que está latente en este punto, tuvo una expresión muy característica en la praxis que comenzó a vivir en 1938, según una determinación que él mismo narra en esta nota de sus EjEsp de Navidad de 1937, en Pamplona:
«Esta mañana, celebré la Santa Misa por mis hijos. ¡Qué hermosa –y pienso: ¡qué agradable a Dios!– es esa decisión de no recibir nunca más estipendios, por la celebración de la Misa! –Era antiguo deseo. Más: veía claramente que los sacerdotes hijos míos no deberán tomar limosnas, para intenciones de misas. Pero, yo ¿cuándo podría comenzar esta práctica? –Y, en Francia, no, en Andorra, al considerar mi pobreza una vez en la España Nacional, sólo veía como posible remedio los estipendios. –Comprendí que sería muy agradable a Dios cerrar ese camino, y vivir plena y exclusivamente de limosna. Hice, entonces, el firme propósito de nunca más recibir estipendios. Luego –luego, sí– consulté con los hijos míos, que me acompañaban en la evasión, y unánimemente, ¡con alegría!, les pareció muy bien mi determinación. –Ahora sí que es José María pobre de Cristo. ¡Oh, la alegría de «estrenar» unos zapatos con gastadas medias suelas, recibidos de limosna en San Sebastián!» .
634* ¡Tanta afición a las cosas de la tierra! —Pronto se te irán de las manos, que no bajan con el rico al sepulcro sus riquezas.
Texto escrito sobre una octavilla Re. Tampoco aquí he encontrado precedentes documentales. El Autor censura esa «afición» desde la experiencia y la exclamación de Job: «Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo volveré a la tierra» (Jb 1, 21), y la de San Pablo: «No hemos traído nada al mundo y nada podemos llevarnos de él» (1 Tm 6, 7). Pero el «argumento bíblico» de la doctrina que enseña el Autor se expresa en la frase final del punto, que es como una traducción glosada del versículo 18 del Salmo 49 [48]. No hay que inquietarse ante el éxito y el boato del hombre rico –dice el salmista– «quoniam, cum interierit, non sumet omnia, neque descendet cum eo gloria eius».
«Neque descendet cum eo gloria eius», es decir: «que no bajan con el rico al sepulcro sus riquezas». Esta «traducción» rítmica del salmo parece prosa poética del siglo XVI. ¿Podría estar tomada de algún clásico? Eran éstos –los clásicos españoles del Siglo de Oro– sus lecturas favoritas10b.
635* No tienes espíritu de pobreza si, puesto a escoger de modo que la elección pase inadvertida, no escoges para ti lo peor.
Texto escrito sobre una octavilla Bl. Estamos ante uno de los criterios de la verdadera pobreza cristiana que más urgía el Fundador del Opus Dei. El texto «saltó» probablemente leyendo este apunte:
«Señales de la verdadera pobreza: no tener cosa alguna como propia: no tener cosa alguna superflua: no quejarse, cuando falta lo necesario, especialmente, en las enfermedades: elegir, si se puede, lo más pobre» .
Como se ve, el Autor desarrolla en el punto de C el apunte previo: hay que buscar «pasar ocultos» en la elección de lo peor, para que llegue a Dios toda la gloria (vid p/780). También los otros tres criterios eran habituales en su predicación .
636* «Divitiae, si affluant, nolite cor apponere» —Si vienen a tus manos las riquezas, no pongas en ellas tu corazón1. —Anímate a emplearlas generosamente. Y, si fuera preciso, heroicamente.
—Sé pobre de espíritu.
Original sobre una octavilla Not. Escrito, por tanto, en torno a aquellas Navidades de 1938, en las que el Autor dio un gran avance en la redacción de C. En la meditación 101 se lee:
«Bienes temporales, medios. – Divitiae, si affluant, nolite cor apponere (Ps. 61, 11).–utitur eis generose; si opus fuerit, heroice» .
Aquí la virtud de la pobreza, siguiendo el texto bíblico, se expresa en términos de «corazón» (vid cap de este nombre). Hay una profunda relación bíblica (cfr Si 6, 14; Mt 6, 21) entre «corazón» y «tesoro» –vid p/421–, que trató a fondo la tradición de los Padres, especialmente San Agustín .
637* No amas la pobreza, si no amas lo que la pobreza lleva consigo.
Texto del Cuaderno VII, nº 1096, fechado en 30-XII-1933 junto a otros seis futuros puntos de C . El tenor literal del texto es idéntico al de C. En la edición de Cuenca estaba dentro del cap «Virtudes», que desaparece como tal cap y cuyos contenidos se reparten en otros (vid IntrodGen). En Surco, 237 escribirá un aforismo del mismo ritmo y corte, ahora para la virtud de la obediencia: «No amas la obediencia, si no amas de veras el mandato».
638* ¡Cuántos recursos santos tiene la pobreza! —¿Te acuerdas? Tú le diste, en horas de agobio económico para aquella empresa apostólica, hasta el último céntimo de que disponías.
—Y te dijo —Sacerdote de Dios—: «yo te daré también todo lo que tengo». —Tú, de rodillas. Y... «la bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ti y permanezca siempre», se oyó.
—Aún te dura la persuasión de que quedaste bien pagado.
Texto escrito sobre una octavilla Bl, perteneciente a la subserie Ber. San Josemaría dejó constancia, de la escena que aquí se relata, en el Cuaderno VIII, nº 1235, 23-II-1935:
«¡Dios mío, házmelo bueno!, pienso, al recordar el recogimiento con que la Sra. de Ruiz (Dª María Ballesteros) recibía mi bendición (como si fuera yo alguien), que le di para agradecer una generosa limosna» .
El año 1974, en un coloquio multitudinario en América, Mons. Escrivá de Balaguer, ante una pregunta, contó más detalles de esta historia:
«Había un sacerdote que he conocido un poco; aunque no lo acabo de conocer nunca, por su latón.
Pues ese sacerdote, hace muchos años, tenía que trabajar y carecía de medios; y fue a una persona muy rica, después de rezar mucho. Aquella persona lo recibió con una amabilidad extraordinaria, porque además era muy atenta y educada. Pero cuando el sacerdote sacó el sable –no era militar, pero tenía que dar un sablazo– pensó: ésta se va a asustar. ¡No se asustó! Aquella santa mujer le dijo: Padre, venga. Le llevó a un salón, movió un cuadro: detrás había una caja de caudales. Abrió, sacó lo que había, se lo dio al sacerdote. Y el sacerdote –muy convencido; está tan convencido ahora de que hizo muy bien, de que salió ganando ella– le dijo: tú me has dado todo lo que tienes, en este momento. Yo te doy, ¡todo lo que tiene Dios! De rodillas. Se arrodilló: la bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y permanezca para siempre. ¡Se quedó más contenta aquella criatura...! Y se ha encontrado su dinero en el Cielo, multiplicado por cien... y la vida eterna» .
Cap 29 29 [Msb: 183]. Pobreza, p/630-638 [1 de Cec + 8 de Msb] C || Cap nuevo [+ ex 17. Virtudes, cd/255]
630 Msb
En la otra media se lee el original del p/993.
Retiro espiritual, Meditación «Espíritu de sacrificio», Salamanca 25-I-1938; guión nº 93.
EjEsp, Meditación «Principio y fundamento», Vergara 5-IX-1938; guión nº 99.
631 Msb
En el Oficio de las Horas actual se lee, por ej, como meditativo a Qo 5, 9-6, 8, el miércoles de la VIIª Semana del Tiempo Ordinario.
632 Msb ||| consiste Msb add] está Msb del || renunciar Msb add] praec perder Msb del
EjEsp, Plática «Espíritu de pobreza», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 108.
Dª María Francisca Messía y Eraso de Aranda, Condesa de Humanes, a la que –dice Álvaro del Portillo (nt 736 a Apínt)– el Autor consideró siempre una santa. Se había quedado ciega. Murió el 23-VII-1936, pocos días después de comenzar la guerra civil española. Durante la enfermedad fue asistida por el Autor.
Homilía titulada «Desprendimiento» de fecha 4-IV-1955, Lunes Santo; Amigos de Dios, 123; la cursiva es del original.
San LEÓN MAGNO, Sermo 95, cap 2 (PL, 54, 462A).
Cántico espiritual, 1, 14; BAC 15, 13ª ed, 1991, pg 747.
633 Msb
Cuaderno VIII dpdo, nº 1428, 20-XII-1937.
634 Msb |||| 1 cfr Sal 49 [48], 18
10b Me escriben después de la primera edición: «¿No hay aquí una reminiscencia de este verso de la IIIª de las Coplas de Jorge Manrique?: ‘allegados, son iguales | los que viven de sus manos, | y los ricos’» (Carta de Fernando Valenciano Polack a Pedro Rodríguez, Estocolmo 4-VII-2002). En realidad estamos ante un tema omnipresente en la tradición cristiana. Emblemática para toda esta doctrina la parábola evangélica del hombre rico y sus graneros ( cfr Lc 12, 15-21).
635 Msb
EjEsp, Plática «Espíritu de pobreza», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 108.
El primero y el tercero de ellos pasaron a Forja: «Un signo claro de desprendimiento es no considerar –de verdad– cosa alguna como propia» (Forja, 524); «¿No te da alegría sentir tan cerca la pobreza de Jesús?... ¡Qué bonito carecer hasta de lo necesario! Pero como Él: oculta y silenciosamente» (Forja, 732).
636 Msb |||| 1 Sal 62 (61), 11
EjEsp, Plática «Espíritu de fe», Vitoria 18-VIII-1938; guión nº 101. La anotación latina es una síntesis de un texto más largo de A. PETIT, Sacerdos rite institutus, V, 1912, pgs 119-120: «Hoc rectissimo utens judicio, aureum sequitur monitum Prophetae: ‘Divitiae, si affluant, nolite cor apponere’ (Ps. LXI, 11); animum proinde gerit paratum ad illas relinquendas […] Utitur eis generose, desiderans et eligens semper ea, non quae magis jucunda vel faciliora, sed quae magis ad salutem animae et ad gloriam Dei conducere posse creduntur. Non minus, si opus fuerit, paratus est eis uti heroice, gravissimas firmo animo sustinens aerumnas».
«No debemos poner nuestro tesoro en lo que puede pasar, sino en lo que permanece para siempre» (San AGUSTÍN, Sobre el Sermón de la Montaña, 2, 13, 44; BAC 121, pg 940). Hemos de afrontar los bienes «con la templanza de quien los usa, no con el afán de quien pone en ellos el corazón: utentis modestia, non amantis affectu» (San AGUSTÍN, Sobre las costumbres de la Iglesia, 1, 21, 39; BAC 30, pg 310).
637 Apínt Cec/60.1-Ceb/255
Son: 498, 10a, 446, 18, 180, 9.
638 Msb ||| aquella empresa apostólica Txm] nuestra empresa Msb || Aún te dura Msb add] Y aún sientes Msb del
El Autor había ido a pedir ayuda económica a esta señora, que le dio todo lo que tenía en casa en aquel momento. Eran los años en que el Autor había abierto la Residencia de Estudiantes de Ferraz y la Academia DYA en medio de la más grande penuria económica y con deudas por todas partes. El Autor –escribe Álvaro del Portillo (nt 929 a los Apínt)– «ha narrado a veces una escena análoga, cuando, en cambio de un generoso donativo, dio su bendición sacerdotal a la Condesa de Humanes». Vid com/632. —Doña María Ballesteros Paredes era una señora mexicana, de buena posición económica, casada con el ingeniero don José Ruiz. De acendrada piedad y gran generosidad, protegió y acogió en sus casas de Carrión de los Condes y de Gijón a Francisca Javiera del Valle, la autora del Decenario al Espíritu Santo. El capellán de la familia era don Saturnino de Dios, sacerdote amigo y colaborador de Escrivá.
Notas de un coloquio en el Colegio de Escribanos, Buenos Aires 18-VI-1974; AGP, sec A, leg 51; también en sec P, leg 4, pg I-551; la cursiva es del original.