Postrimerías
La «Segunda Parte» de C acaba con este cap, que se llamaba en Cec «Muerte». En un primer momento, durante la redacción en Burgos, había mantenido el título (lo escribió a máquina en la pequeña carpeta), pero añadió después a mano, como alternativa, dos palabras más abarcantes: «Novísimos» y «Postrimerías». Ninguna de las tres está tachada. Sabemos que prevaleció esta última a la hora de escribir el Txm.
La construcción de este cap fue muy sencilla: el Autor transcribió, primero y por su orden, los seis puntos que lo integraban en el impreso de Cuenca y, a continuación, agregó otros trece de redacción posterior, más otro, también de Cuenca, que situó como cierre y que estaba sin colocación después de desmembrar el cap «Virtudes», al que pertenecía.
He interpretado que este cap «cierra» la «Segunda Parte». El Autor sitúa estas realidades últimas –novísimos, postrimerías– después de la propuesta «eclesial» (Iglesia y sacramentos) y «antropológica» (virtudes, lucha ascética), de manera que adquiera el combate su perspectiva verdaderamente cristiana, que es la de la escatología.
734* «Ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas»1. —Luego, ¿el hombre pecador tiene su hora? —Sí..., ¡y Dios su eternidad!
Proviene de una nota de los EjEsp de Segovia de 1932, escrita el día séptimo, lunes, en que meditaba la Pasión del Señor:
«El Prendimiento: ...venit hora: ecce Filius hominis tradetur in manus peccatorum ... Luego ¿el hombre pecador tiene su hora? ¡Sí, y Dios su eternidad!... –¡Cadenas de Jesús! Cadenas que voluntariamente se dejó El poner, atadme, hacedme sufrir con mi Señor, para que este cuerpo de muerte se humille... Porque —no hay término medio— o lo aniquilo o me envilece. Más vale ser esclavo de mi Dios que esclavo de mi carne»» .
El Autor, al reelaborar el texto para publicación, busca el pasaje bíblico más adecuado y pasa del texto de San Marcos al de San Lucas.
735* Si eres apóstol, la muerte será para ti una buena amiga que te facilita el camino.
Texto del Cuaderno VI, nº 875, fechado en 24-XI-1932, no mucho después del punto anterior :
«Si eres apóstol, la muerte –Doña Pelada– será para ti una buena amiga que te facilita el camino».
Llama la atención el sentido positivo, «amigable», fraternal, de la muerte que domina todo el cap, en contraste con la predicación habitual sobre el tema en la época en que se escribe el Cuaderno . A la vez, este conjunto de puntos constituye una seria llamada a tener siempre presente la gravedad, el carácter decisivo e irrepetible que la muerte tiene para toda la eternidad. Se diría que el Autor va alternando los puntos, poniendo el acento en una u otra de ambas dimensiones del tema. A la seriedad del punto primero (p/734) sigue la confianza de este segundo. En la primera línea se mueven los p/734, 736, 740-42, 745, 747, 749, 752-53; en la segunda: 735,737-39, 743-44, 746, 748, 751.
«Doña Pelada». Así llamaba el Autor a una calavera que tuvo durante algún tiempo en su cuarto, para recordarle la ineluctabilidad de la muerte . La expresión está llena de humor, pero no se trata de una broma tétrica de mal gusto. Como escribe Vázquez de Prada, «está dando rienda suelta a una risueña familiaridad con el acabamiento de esta vida» .
736* ¿Has visto, en una tarde triste de otoño, caer las hojas muertas? Así caen cada día las almas en la eternidad: un día, la hoja caída serás tú.
Texto del Cuaderno VI, nº 869, fechado en 14-XI-1932 . El tenor literal del texto es idéntico al de C.
El símil es tradicional en la literatura de todos los tiempos, ya desde la cultura clásica7b. Emblemática la expresión del tema en La Divina Comedia, al hacer la descripción del Infierno:
«Come d’autunno si levan le foglie
l’una appresso de l’altra, fin che’l ramo
vede alla terra tutte le sue spoglie,
similemente il mal seme d’Adamo:
gittansi di quel lito ad una ad una,
per cenni, come augel per suo richiamo» .
El Autor de C, como vemos, echa mano de esta imagen, a veces tópicamente utilizada, y le da un toque propio –poético, incluso–, que la hace inmediata al lector, elocuente, personal: «un día, la hoja caída serás tú».
737* ¿No has oído con qué tono de tristeza se lamentan los mundanos de que «cada día que pasa es morir un poco»?
Pues, yo te digo: alégrate, alma de apóstol, porque cada día que pasa te aproxima a la Vida.
Texto del Cuaderno VI, nº 929, fechado en 11-II-1933 . El tenor literal del texto es idéntico al de C.
Parece que la frase tan repetida y popular es el poso castellano de la expresión clásica, desesperanzada, «Cotidie morimur» . Expresión de la que probablemente depende la de San Pablo: «quotidie morior» (1 Co 15, 31), pero con el significado tan distinto de «cada día estoy a punto de morir» y además con esta motivación: «por la gloria que sois vosotros para mí en Cristo Jesús Señor Nuestro». En el punto de C el «morir cada día» apunta al término último: la gloria, el Cielo .
738* A los «otros», la muerte les para y sobrecoge. —A nosotros, la muerte —la Vida— nos anima y nos impulsa.
Para ellos es el fin: para nosotros, el principio.
Texto del Cuaderno VI, nº 942, fechado en 9-III-1933 . El tenor literal del texto es idéntico al de C.
El sentido cristiano de la muerte –es el mensaje de este punto– da sentido al vivir de cada día, como explicaba San Agustín:
«Cada uno de nosotros debe prepararse para el final: el último día no traerá perjuicio alguno para todo aquel que viva cada día como si fuera el último: vive de manera que puedas morir tranquilo, porque el que muere cada día no muere para siempre» .
Este sentido de la vida y de la muerte es el que brinda su lugar teológico a la «mortificación»; vid com/187.
739* No tengas miedo a la muerte. —Acéptala, desde ahora, generosamente..., cuando Dios quiera..., como Dios quiera..., donde Dios quiera. —No lo dudes: vendrá en el tiempo, en el lugar y del modo que más convenga..., enviada por tu Padre-Dios. —¡Bienvenida sea nuestra hermana la muerte!
Texto del Cuaderno VI, nº 966, fechado en 24-III-1933. Al preparar la edición de C, el Autor introdujo una pequeña modificación (vid apcrít) en el texto de Cuenca, idéntico al del Cuaderno: «convenga» en vez de «te convenga», para dejar el tiempo, el lugar y el modo de la muerte personal de la manera más absoluta en manos de la providencia paternal de Dios.
«Nuestra hermana la muerte»: la expresión proviene de la tradición biográfica de San Francisco de Asís. El texto se encuentra literalmente en la llamada Leyenda de Perusa. Es el momento en que el médico le dice a Francisco que su enfermedad es incurable: «El bienaventurado Francisco, que yacía enfermo, extendió los brazos y levantó sus manos hacia el cielo con gran devoción y reverencia y exclamó con gozo inmenso interior y exterior: Bienvenida sea mi hermana la muerte»13b.
740* ¿Qué pieza del mundo se desquiciará si yo falto, si muero?
Comienzan aquí los nuevos puntos elaborados en Honduras y en Burgos. Este punto fue escrito en Burgos sobre octavilla Drv; una media cuartilla con el dorso usado, donde se lee de mano del Autor: «+ Correspondencia a / Espíritu de morti[ficación]». Se ve que era un guión de predicación desechado. La «gaitica» fue escrita sin duda copiando esta anotación:
«¿Y yo? ¿Qué pieza del mundo se desquiciará si yo falto, si muero?» .
Este pensamiento había aparecido ya en la predicación de Honduras:
«¿Qué rueda se parará cuando tú mueras? Otros ocuparán tu lugar; tú no eras imprescindible» .
741* ¿Ves cómo se deshace materialmente, en humores que apestan, el cadáver de la persona querida? —Pues, ¡eso es un cuerpo hermoso! —Contémplalo y saca consecuencias.
Texto escrito sobre una octavilla Bl, grafía gruesa. El texto procede del mismo guión que el punto anterior:
«Pulvis es et in pulverem reverteris (Gen. III, 19). Omnis caro foenum, et omnis gloria eius quasi flos agri (Isai. XL, 6). Eso es un cuerpo hermoso. Contemplación de un cadáver. San Francisco de Borja» .
Con respecto a San Francisco de Borja vid com/742.
742* Aquellos cuadros de Valdés Leal, con tanta carroña distinguida —obispos, calatravos— en viva podredumbre, me parece imposible que no te muevan.
Pero ¿y el gemido del duque de Gandía: no más servir a señor que se me pueda morir?
Texto escrito sobre una octavilla Bl, grafía gruesa. El texto procede del mismo guión que los dos puntos anteriores. El p/741 y el p/742, también por la grafía, parecen redactados consecutivamente. La anotación que sirve de punto de partida es la misma, que se prolonga así:
«Omnis caro foenum, et omnis gloria eius quasi flos agri (Isai. XL, 6). Eso es un cuerpo hermoso. Contemplación de un cadáver. San Francisco de Borja. –Cuadros de Valdés Leal, en el Hospital de la Caridad (Mañara) de Sevilla. La cruz de ceniza de los calatravos» .
Antes de que el Autor los conociera, estos cuadros de Valdés Leal habían sido objeto de comentarios culturales y artísticos –también con un punto de humor–, en los coloquios que mantenía con los universitarios que pasaban por Burgos en los primeros meses de 1938 . Al preparar el viaje a Andalucía que realizó en el mes de abril, le urgían que no dejara de visitarlos. Ése es el contexto de este párrafo de la carta-diario que escribe a Burgos desde Córdoba. Relata su paso por Sevilla el 19 de abril:
«Desde el tren a casa de las hijas de D. Pedro : me aseé, celebré la Sta. Misa, desayuné, recé el Oficio Divino. Doy una plática a las Teresianas. Salgo a la calle y, como sé la dirección de Carlos Andrés , voy a verle. Me acompaña a contemplar los cuadros de Valdés Leal, que entusiasman a Pedro . Pero este crío dio mal las referencias y los cuadros no están en el Hospital de la Sta. Cruz. Vamos al de la Caridad, y allí sí están. Pero no hay quien los contemple. Aunque la monjita que nos los enseña es muy amable, y abre la puerta de la iglesia, para que haya luz, apenas se entrevén vagamente las pinturas. Quiero llevar a Paco y a Pedro unas fotografías de estos cuadros, y no hay fotografías. Paciencia» .
La visita a Carlos Andrés y los cuadros de Valdés Leal aparecieron en el boletín «Noticias» de mayo siguiente:
«Andrés Andrés, Carlos tuvo la sorpresa de recibir en Sevilla la visita del Padre. Le acompañó al Hospital de la Caridad, para contemplar los cuadros de Valdés Leal. ¡Qué lata le habían dado en Burgos, para que no dejara de ver esa genial carroña! ¿Lo oyes, Fisac?» .
El Duque de Gandía, Grande de España, es el futuro San Francisco de Borja, tercer General de la Compañía de Jesús. El 16-V-1539 llegaba a Granada Francisco de Borja al frente de la comitiva que acompañaba el cadáver de la Emperatriz doña Isabel de Portugal, la bellísima esposa de Carlos V.
Al día siguiente, en la Capilla Real de la Catedral se hicieron las honras fúnebres. La célebre escena tuvo lugar al abrir el féretro para jurar que aquél era el cadáver que se le había entregado en Toledo. Borja, testigo un día del encanto de doña Isabel, quedó fuertemente impresionado. El Maestro Juan de Ávila fue el confidente de sus desengaños. Ante la ruina de aquel «cuerpo hermoso» (p/741), dicen que hizo este propósito: No más servir a señor que se pudiera morir. Fue el cambio radical en su vida .
743* Me hablas de morir «heroicamente». —¿No crees que es más «heroico» morir inadvertido en una buena cama, como un burgués..., pero de mal de Amor?
Texto escrito sobre una octavilla Bl, trazo fuerte. Era una antigua idea suya, que escribió en repetidas ocasiones. En 1935 la había expresado detenidamente en un documento dirigido a los fieles del Opus Dei:
«Pues, mira: yo digo, en la presencia de Dios, a esos hijos míos encendidos en el Amor de Cristo, que sueñan –por ejemplo– con ir a país de misiones y morir en martirio cruel: seguid soñando: será lo que Jesús quiera.
Pero, sabed que agradáis más a nuestro Señor –y encajáis más en el espíritu de la Obra– cuando os abandonáis en sus brazos paternales, y estáis dispuestos a morir en vuestro lecho, como unos buenos burgueses... pero en tránsito de Amor» .
El citado texto de la Instrucción se prolonga en una carta de San Josemaría escrita en Madrid, quince días después de salir de la Legación de Honduras, en la que desarrolla de nuevo el tema del «burgués» y el «mal de Amor»:
«Una noticia atrasada: me han dicho –a mí y en mi cara– repetidas veces que a mi hermano Josemaría le encontraron colgado de un árbol, en la Moncloa, según unos; otros, en la calle de Ferraz . Hay quien identificó el cadáver. Otra versión de su muerte: que lo fusilaron . Suponed la cara del abuelo, ante tamañas noticias. Verdaderamente sería de envidiar, para un loco como mi
hermano, un final así con el aditamento de la fosa común. ¡Qué más habría deseado el pobre, cuando se vio moribundo, en la habitación lujosa de un sanatorio caro! . Digo mal: esta manera de fenecer (normal, sin ruidos, ni espectáculo), como un cochino burgués , está en mejor acuerdo con su vida, su Obra y su camino. Morir así –¡oh, Don Manuel! –, ... pero loco, de mal de Amor» .
En el clima «heroico» de la contienda civil que vivía España este pensamiento cobraba una nueva actualidad cuando el Autor de C está ya en la zona nacional. El pensamiento expresado en la Instrucción y en la carta de Honduras entra, a mi parecer, en relación dialéctica con ese «clima» –«me hablas de morir ‘heroicamente’»– y da lugar al punto de C y ya antes a la carta circular de enero de 1938, que es, me parece, el punto de partida de la «gaitica»:
«G) [...] no está dentro de nuestro camino morir jóvenes, con aparato heroico, de un balazo; sino viejos, y en una buena cama: de Amor de Dios, pero como burgueses...» .
«Como un burgués». Es, como tantas otras del libro, una expresión paradójica. El «burgués», según el DRAE –y sobre todo era en la época en que se escribe C–, es el perteneciente a las clases medias o acomodadas, e incluso ricas, en contraposición al «proletario». Con esta expresión el Autor alude a la apariencia externa de la actividad de un hombre o una mujer pertenecientes a esas «clases medias o acomodadas», apariencia y tenor de vida que están en contraste con el sentido de la mortificación y de dedicación a los demás que se expresa por todas partes en el libro. De ahí, el «morir como un burgués», pero «de mal de Amor». Además, el Autor –no en C todavía– usó de manera creciente las expresiones «aburguesarse», «aburguesamiento», para designar las distintas formas de relajación del espíritu de mortificación y de servicio en el seguimiento de Cristo .
«Mal de Amor». El texto de este p/743 guarda una estrecha relación con p/568: ambos se refieren al «morir de amor», que reaparece en el p/901. «Morir de amor» era expresión usada por los santos . La originalidad de Josemaría Escrivá está en que ese morir de amor tenga lugar, como vemos, muriendo «como un burgués», lo que da a la expresión «morir de amor» un contenido paradójico –tan frecuente en el libro–, que subraya intensamente el mensaje. El Autor se distanció muy pronto de esa terminología, precisamente al profundizar en lo que con ella se quiere señalar: «vivir de amor», como explica detenidamente en el citado com/568.
744* Tú —si eres apóstol— no has de morir. —Cambiarás de casa, y nada más.
Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco y perteneciente –la grafía me ofrece dudas– a la serie Lh, escrita en la Legación de Honduras. La «gaitica» original dice así (vid apcrít):
«Los nuestros no mueren: Cambian de casa, y nada más».
Redactado muy posiblemente con ocasión de la muerte del padre de uno de los jóvenes de Valencia que seguían a San Josemaría, al que escribe esta carta desde Honduras:
«Para Enrique: Hoy, 25 de julio, me entero de la muerte de tu padre. Este abuelo querría hoy estar junto al más pequeño de sus nietos, para abrazarle y llorar un poquito con él, y tranquilizarse pronto, con el pensamiento feliz –feliz realidad, también– de que los de nuestra familia no se mueren: cambian de casa, y nada más. Por eso, Enrique, hijo mío, nuestra despedida, en esos instantes, es con alegría, en el corazón, y un «¡hasta luego!», en los labios. Estuve, minutos después de conocer el fallecimiento, con D. Manuel. Comimos, y brindé a la memoria de Gregorio […] .
Mis nietos, que hoy no te escriben, participan de tu pena y te acompañan. Me ayudarán a empujar a D. Manuel. Te quiere de veras tu Padre y abuelo Mariano» .
El mismo pensamiento afloraba poco después en una de las meditaciones predicadas en la Legación:
«Así no podrá adueñarse de nosotros la muerte. Cuando la muerte natural llegue, será simplemente un cambio de casa, para seguir gozando con vida más gloriosa y feliz. Morir, no; ¡vivir para siempre, in æternum!» .
Dos meses después, el joven valenciano seguía bajo el duro golpe de la muerte de su padre en el frente. El Autor le escribe de nuevo:
«Enrique, chicote: paz: mira el camino que falta por recorrer: esto te dará alegría: y el pensamiento –certísimo– de que los de nuestra familia, sin excepción, no mueren: nos esperan. Yo –¡ríete, hombre!– no me pienso morir: desfilar, solamente desfilar» .
Los de nuestra familia. Nuestra familia. Estas expresiones de las dos cartas son interesantes: abarcan en unidad al Opus Dei y a las familias de sus miembros, que Josemaría Escrivá siempre consideraba como una única familia: «nuestra familia», como dice a aquel joven universitario para consolarlo por la muerte de su padre (que no era del Opus Dei) 41b.
745* «Ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos», rezamos en el Credo. —Ojalá no me pierdas de vista ese juicio y esa justicia y... a ese Juez.
Texto escrito sobre una octavilla Not en diciembre de 1938. No hay interrelación documental conocida. El «Credo» al que se refiere es el Símbolo de los Apóstoles, el Credo por excelencia en la piedad cristiana popular: «Et inde venturus est iudicare vivos et mortuos».
746* ¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento cuando te tenga que juzgar?
Texto sobre una octavilla Bl, procedente de una nota de los EjEsp que hizo en Pamplona, Navidad de 1937:
«Meditación: mucha frialdad: al principio, sólo brilló el deseo pueril de que ‘mi Padre-Dios se ponga contento, cuando me tenga que juzgar’. –Después, una fuerte sacudida: ‘¡Jesús, dime algo!’, muchas veces recitada, lleno de pena ante el hielo interior. –Y una invocación a mi Madre del cielo –’¡Mamá!’–, y a los Custodios, y a mis hijos que están gozando de Dios... y, entonces, lágrimas abundantes y clamores... y oración. Propósitos: ‘ser fiel al horario, en la vida ordinaria’, y, si me lo permite el confesor, ‘dormir sólo cinco horas, menos la noche del jueves al viernes que no dormiré’: concretos y pequeños son estos propósitos, pero creo que serán fecundos» .
La idea reaparece en los guiones de predicación del 38:
«Juicio: ¡ver al Juez sonreír!» .
747* Hay mucha propensión en las almas mundanas a recordar la Misericordia del Señor. —Y así se animan a seguir adelante en sus desvaríos.
Es verdad que Dios Nuestro Señor es infinitamente misericordioso, pero también es infinitamente justo: y hay un juicio, y Él es el Juez.
Escrito después del 7-XII-1938 sobre una octavilla Not. No hay interrelación documental conocida.
Este texto es como el contrapunto del p/309: «qué entrañas de misericordia tiene la justicia de Dios», decía entonces; ahora el Autor nos dice que también hay justicia en la misericordia de Dios. Por eso hay que meditar ambos textos en estrecha relación con la doctrina del p/431: «Tan admirable y tan amable es en Dios la Justicia como la Misericordia». Vid también p/91 y poner en relación con p/711 y 914.
748* Anímate. —¿No sabes que dice San Pablo, a los de Corinto, que «cada uno recibirá su propio salario, a medida de su trabajo»1?
Texto escrito sobre una octavilla Bl. No hay interrelación documental conocida. El texto paulino no se encuentra en sus guiones de predicación, ni en otra documentación del Autor en esta época.
749* Hay infierno. —Una afirmación que, para ti, tiene visos de perogrullada. —Te la voy a repetir: ¡hay infierno!
Hazme tú eco, oportunamente, al oído de aquel compañero... y de aquel otro.
Texto escrito sobre una octavilla de la breve serie Ah, posterior por tanto a 20-XII-1938. La idea ya estaba en uno de sus guiones:
«¡Hablar del infierno! … Hay que hablar: nadie más lejos de él que quien en él piensa» .
«Perogrullada» (también en p/845): verdad de Perogrullo, un personaje supuesto al que se atribuyen humorísticamente las sentencias o afirmaciones de contenido tan sabido y natural que es una tontería decirlas .
750* Óyeme, hombre metido en la ciencia hasta las cejas: tu ciencia no me puede negar la verdad de las actividades diabólicas1. Mi Madre, la Santa Iglesia —durante muchos años: y es también una laudable devoción privada— ha hecho que los Sacerdotes al pie del altar invoquen cada día a San Miguel, «contra nequitiam et insidias diaboli» —contra la maldad y las insidias del enemigo.
Texto escrito sobre una octavilla Bl. En la predicación de Vitoria ha
y esta anotación:
«Verdad de las actividades diabólicas. La Iglesia: Sancte Michäel Archangele...» .
Vid apcrít. El inciso «durante muchos años: y es también una laudable devoción privada» fue introducido por el Autor en la 23ª edición española . Se habían suprimido en la liturgia de la Misa las «oraciones al pie del Altar» que el sacerdote recitaba, alternando con el pueblo, una vez acabada la Misa rezada. Entre ellas estaba la célebre invocación a San Miguel Arcángel a la que alude este p/750 . El nuevo texto fue escrito en diciembre de 1964 .
751* El cielo: «ni ojo alguno vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que tiene Dios preparadas para aquellos que le aman»1.
¿No te empujan a luchar esas revelaciones del Apóstol?
Texto escrito, ya al final del periodo redaccional, sobre una octavilla Not. No hay interrelación documental inmediata. Estudiando estos puntos de Burgos, saco la impresión de que el Autor, al desarrollar este cap de manera que no fuera sólo sobre la muerte, como rezaba el título de la edición de Cuenca, sino sobre el conjunto de los novísimos o postrimerías, escribió ex professo algunos puntos para presentar de manera temáticamente completa lo anunciado en el título. Éste es uno de ellos. También el texto paulino aquí citado, como antes en el p/748, no figura en sus guiones de predicación de la época. Pero había sido el «texto» de su meditación sobre el Cielo en los EjEsp que hizo en 1933:
«Día 28. El cielo. El Amor de Dios. Nec oculus vidit, nec auris audivit, nec in cor hominis ascendit quae praeparavit Deus iis qui diligunt illum (I Cor, 2, 9)» .
752* Siempre. —¡Para siempre! —Palabras manoseadas por el afán humano de prolongar —de eternizar— lo que es gustoso.
Palabras mentirosas, en la tierra, donde todo se acaba.
Texto escrito sobre una octavilla Bl. La idea de escribir la «gaitica» pudo surgir, en la última fase redaccional, a partir de esta anotación de sus guiones:
«Y durará cuanto Dios durare. ¡Siempre! (comentar esta palabra)» .
Algo de ese comentario puede verse en las notas que escribió Tomás Alvira en los EjEsp que predicó el Autor de C en Vitoria, julio de 1939, a un grupo de catedráticos:
«¡Cuántos sacrificios se hacen por personas que se aman en la tierra! ¿Y por Jesús? ¡Para siempre, para siempre...! ¡Mentira! Para siempre sólo Jesús» .
Por lo demás, la idea en sí misma estaba grabada en su alma desde años atrás, incluso ya escrita la edición de Cuenca. Vid p/182. Vid en el com a este punto la raíz teresiana del «siempre, para siempre». El texto de este punto de C debe responder al tipo de comentario que leemos en esta anotación de Alvira. En todo caso, en Amigos de Dios se recoge otro comentario semejante:
«Mienten los hombres, cuando dicen para siempre en cosas temporales. Sólo es verdad, con una verdad total, el para siempre cara a Dios; y así has de vivir tú, con una fe que te ayude a sentir sabores de miel, dulzuras de cielo, al pensar en la eternidad que de verdad es para siempre» .
753* Esto de aquí es un continuo acabarse: aún no empieza el placer y ya se termina.
El Autor reservó este punto, procedente del impreso de Cuenca –pero no de este cap –, para cerrar las «postrimerías» en la nueva edición. El texto original se encuentra en el Cuaderno VI, nº 840, fechado en 14-X-1932 . Circuló, pues, primero en las cuartillas a velógrafo.
En el texto hay como un eco o reminiscencia de algunos versos de la primera de las célebres Coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique. Helos aquí: «cómo se passa la vida, […] quán presto se va el plazer» . El tema resuena en Forja, 995.
Cap 35 35 [Msb: 21. Muerte del, Postrimerías del, Novísimos del]. Postrimerías, p/734-753 [7 de Cec + 13 de Msb] C || 19. La muerte cd/289-294 + cd/263 Cec
734 Apínt Cem32/17 Cec/68.1-Ceb/289 ||| Luego,] Luego Cec |||| 1 Lc 22, 53
Mc 14, 41.
Apínt, nº 1664, 10-X-1932. La cursiva es mía y corresponde a la matriz del texto de C. Aquí ocurre algo semejante a lo que hemos visto en com/213. La anotación que he copiado pasa íntegra a Via Crucis, Iª Estación, consideración 2ª, incluyendo el p/734. De las notas de ese día proceden estos puntos de C: 213, 734, 186, 214.
735 Apínt Cem32/137 Cec/68.2-Ceb/290 ||| amiga] amiga, Cec Txm
Futuros puntos de C transcritos ese día: 66, 74, 4, 735, 421, 837, 816, 474.
Hablo del tono general de referirse a la muerte, que ponía el acento en el horror que ella causa en sí misma y en el peligro de condenación eterna. Diversos autores de teología ascética y sobre todo el ejemplo y los escritos de Santa Teresita habían comenzado a cambiar el estilo. Recuérdese la palabra de la Santa de Lisieux: «Yo no muero, entro en la vida» (Carta 244, al abate Bellière, 9-VI-1897; MEC 5, 1996, pg 598).
Así Álvaro del Portillo en nt 663 a Apínt. En nt 897 dice que también la llamaba «Don Alonso» y que se la dio un sacerdote, que la había recogido de una antiquísima sepultura en una iglesia que fue de los Templarios.
VÁZQUEZ DE PRADA, I, pg 348, nt 59. —Vid lo que se dice en com/127.
736 Apínt Cem32/138 Cec/68.3-Ceb/291
Futuros puntos de C transcritos ese día: 736, 902, 266, 218. Estos tres últimos ya los había transcrito unos días antes. Están, pues, repetidos.
7b Iliada, Canto VI, 146-148: «Cual la generación de las hojas, así la de los hombres. Esparce el viento las hojas por el suelo, y la selva, reverdeciendo, produce otras al llegar la primavera: de igual suerte, una generación humana nace y otra perece». Virgilio (Eneida VI, 309-312): «Quam multa in silvis autumni frigore primo | lapsa cadunt folia aut ad terram gurgite ab alto | quam multae glomerantur aves, ubi frigidus annus | trans pontum fugat et terris immittit apricis...». Es una imagen cargada de historia, que prolonga hasta la famosa canción Les feuilles mortes, de Prévert y Kosma.
Inferno, cant 3, versos 112-117; Obras completas de Dante Alighieri, BAC 157, 2ª ed, Madrid 1965, pg 35.
737 Apínt Cem33/298 Cec/68.4-Ceb/292 ||| alégrate, alma de apóstol,] alégrate —alma de apóstol—Cec
Ese día transcribió dos futuros puntos de C: 737 y 786.
«Cotidie morimur; cotidie enim demitur aliqua pars vitae, et tunc quoque cum crescimus vita decrescit» (Lucius Annaeus SÉNECA, Ad Lucilium Epistulae Morales, XXIV, 20; François PRÉCHAC (ed.), t. I, Les Belles Lettres, Paris 1956, pg 108). No me resisto a copiar un poema del XVI publicado bajo una viñeta con la inscripción «Quotidie morimur»: «El tiempo vuela como el pensamiento, | huye la vida sin parar un punto, | todo está en un contino movimiento, | el nacer del morir, está tan junto | que de vida segura no hay momento, | y aun el que vive en parte es ya difunto, | pues como vela ardiendo se deshace, | començando a morir desde que nace» (Juan de OROZCO Y COVARRUBIAS, Emblemas morales, II, Juan de Cuesta, Segovia 1589, nº 9); textos en Arthur HENKEL - Albrecht SCHÖNE, Emblemata, Stuttgart 1976, col. 999.
«Partir es morir un poco» («Partir c’est mourir un peu») es una expresión paralela, muy extendida, que es el verso inicial del «Rondel de l’adieu», del poeta francés Edmond HARAUCOURT, Seul, Bibliothèque Charpentier, Paris 1902.
738 Apínt Cem33/299 Cec/68.5-Ceb/293 ||| principio] Principio Cec
Futuros puntos de C transcritos ese día: 922, 522, 738, 258, 259, 941a, 949, 265, 80, 79, 189, 559, 90.
San AGUSTÍN, Sermón 64 A (= Mai 20), 1; BAC 441, 1983, pg 236.
739 Apínt Cem33/300 Cec/69.1-Ceb/294 ||| convenga] te convenga Cec
13b Leyenda de Perusa, 100; texto castellano en BAC 399, 1978, pg 666. Original latino en Marino BIGARONI, “Compilatio Assisiensis” dagli scritti di fr. Leone e compagni su San Francesco d’Assisi, Porziuncola 1975, pg 296: «Bene veniat soror meam mors». Ya en el Cántico de las criaturas decía San Francisco: «Laudato sie, mio Signore, per sora nostra Morte corporale | dalla quale nullomo vivente pò scampare. | Guai a quelli che morranno ne le peccata mortali. | Beati quelli che troverà nelle sue santissime voluntati, | ca la morte seconda no li farà male». (Cántico de las criaturas, 12-13; BAC 399, 1978, pg 50). Parece que estas estrofas las agregó Francisco al Cántico pocos días antes de su muerte.
740 Msb
EjEsp, Meditación «Pecados. Repetición», Vitoria 19-VIII-1938; guión nº 129.
PredicHond, «Cierta e incierta es la muerte», 28-VI-1937, pg 146; XXIII.
741 Msb ||| Contémplalo] Contémplalo, Msb Txm
EjEsp, Meditación «Pecados. Repetición», Vitoria 19-VIII-1938; guión nº 129.
742 Msb ||| Pero C21 ss] Pero, Msb Txm C1-C20 || morir?] morir?... Msb
Ibidem.
Juan de Valdés Leal (1622-1690), pintor perteneciente a la escuela sevillana y culminación del barroco en su sentido expresionista. En los lienzos de las postrimerías [In ictu oculi y Finis gloriae mundi], a los que se refiere el Autor, «plasmó lo mejor del pensamiento del venerable Miguel de Mañara acerca del valor de las glorias mundanas que disipa la muerte, con una magistral paleta en la que lo más crudo del realismo barroco y la pincelada suelta de toque amplio característica del mismo se aúnan para formar dos de las composiciones más
logradas de la pintura española de todos los tiempos y, en las que, pese a lo macabro del tema, la ordenada ponderación propia de la escuela sevillana refrena el ímpetu expresionista que poseen» (Antonio de la BANDA, art. «Valdés Leal, Juan de», en GER, XXIII [1975] pg 200).
San Pedro Poveda. Se refiere a la casa de las teresianas en Sevilla.
Carlos Andrés Andrés era un Residente de DYA en el curso 1935-36, donde conoció al Autor. Le sorprendió la guerra en Sevilla, y perdió el contacto con San Josemaría hasta que éste se instaló en Burgos, reanudándose la relación por medio de las cartas.
Vid nota siguiente.
Francisco Botella y Pedro Casciaro, estudiantes de Arquitectura entonces, destinados en Burgos, que vivían con el Autor en el Hotel Sabadell.
Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Burgos, Córdoba 19-IV-1938; EF 380419-2.
A veces, en la carta familiar «Noticias» (AGP, sec A, leg 3 carp 3 y 4) se incluían las noticias de todos los amigos nombrándolos por orden alfabético, de manera que al recibir las hojas pudiera localizarse rápidamente la información más deseada. Téngase presente que la casi totalidad estaba en los frentes de guerra en peligro constante.
«Noticias», Burgos, mayo 1938; (AGP, sec A, leg 3 carp 3). El arquitecto Miguel Fisac, que participaba en aquellos afanes. Vid Francisco Botella, Relatos testimoniales, Madrid 1980, cap V, pg 94.
Cfr Introducción de Luis SALA BALUST y Francisco MARTÍN HERNÁNDEZ a las Obras completas del Santo Maestro JUAN DE ÁVILA; BAC 302, Madrid 1970, pgs 76s. Vid A. ASTRÁIN, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, II: Laínez y Borja, Madrid 1902, pgs 215-670.
743 Msb ||| morir inadvertido en Msb add] morir desapercibido, en Msb add del | morir en Msb del
Instrucción, 9-I-1935, nº 304s.
El propio Autor, que es también «el abuelo».
Alusión a los rumores que corrieron de que el Autor había sido asesinado en los primeros días de la guerra civil. Se trataba de una persona que se le parecía mucho. Oí comentar al Autor –al referirse alguna vez a este suceso– que siempre rezó por esa persona, a la que no conocía.
Esta noticia la conocía la madre del Autor desde agosto de 1936. Por eso dice que es «una noticia atrasada». Es posible que él no la haya sabido hasta su salida de la Legación de Honduras.
Alusión al periodo en que estuvo refugiado, simulando enfermedad mental, en el Sanatorio psiquiátrico del Dr. Ángel Suils, en Ciudad Lineal (Madrid).
«cochino burgués»: expresión típica del lenguaje de comunistas y anarquistas en aquellos años.
Dios Nuestro Señor.
Carta de Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 18-IX-1937; EF 370918-1. El pensamiento del «morir inadvertido» reaparece en Via Crucis, VIIª Estación, nº 4: «En alguna ocasión me he preguntado qué martirio es mayor: el del que recibe la muerte por la fe, de manos de los enemigos de Dios; o el del que gasta sus años trabajando sin otra mira que servir a la Iglesia y a las almas, y envejece sonriendo, y pasa inadvertido... | Para mí, el martirio sin espectáculo es más heroico... Ese es el camino tuyo».
Carta circular de Josemaría Escrivá a todos los fieles del Opus Dei, Burgos 9-I-1938; EF 380109-1. ―Este espíritu del Autor –cuya «heroicidad» era «antiheroica»– se refleja bien en estas palabras de una teresiana, que trató mucho al Autor y escribía: «El abandono en las manos de Dios no le llevaba [a San Josemaría], sin embargo, a la imprudencia o al deseo lícito de confesar la fe con el martirio. Recuerdo que en estas circunstancias tan difíciles [antes de la guerra civil, en el clima de persecución religiosa que le precedía] un día me dijo: ‘El Padre Poveda pide mártires y yo pido morir en brazos de los míos sin dar mucho la lata’. Cuando supe cómo falleció pensé enseguida que el Señor había escuchado su oración» (Bonifacia González, Testimonio, Santander 4-V-1981; AGP, sec A, leg 100-26, carp 3, exp 7). ―Bonifacia González (1896-1989), de la Institución Teresiana, conoció a Josemaría Escrivá, en 1932, en la Casa de enfermas que la Institución tenía en la Ciudad Lineal de Madrid. El Fundador del Opus Dei, a petición de San Pedro Poveda (vid IntrodGen § 7, 3 b), acudía a esa casa para oír confesiones.
«¡No te me aburgueses, porque –si estás aburguesado– estorbas, te conviertes en un peso muerto para el apostolado, y sobre todo en un motivo de dolor para el Corazón de Cristo!» (Forja, 936). «Has notado con más fuerza la urgencia, la «idea fija» de ser santo; y has acudido a la lucha cotidiana sin vacilaciones, persuadido de que has de cortar valientemente cualquier síntoma de aburguesamiento» (Surco, 158). Vid también Surco, 12, 206, 716; Forja, 89, 900; Amigos de Dios, 129-130.
Concretamente por Santa Teresita: «Madre querida, ahora me parece que nada me impide ya volar, pues no tengo ya grandes deseos, a no ser el de amar hasta morir de amor...» (Ms/C pg 7v; MEC 5, 1996, pg 281).
744 Msb ||| Tú —si eres apóstol— no has de morir. Txm] Los nuestros no mueren: Msb || —Cambiarás Txm] Cambian Msb
La cursiva es mía. El párrafo omitido de la carta puede leerse en com/664. ―«Comimos, y brindé a la memoria de Gregorio»: el Autor celebró en la Legación la Sagrada Eucaristía, que ofreció en memoria de don Gregorio Espinós. Don Gregorio murió en el frente de Madrid.
Carta de Josemaría Escrivá a Enrique Espinós, Madrid 25-VII-1937; EF 370725-1.
PredicHond, «Perseverar», 29-VIII-1937, pgs 268-269; XLIV; la cursiva es mía.
Carta de Josemaría Escrivá a los de Valencia, Madrid 18-IX-1937; EF 370918-1.
41b Al lector se le habrá hecho patente cómo todo el pensamiento de Escrivá en esta materia es una meditación de las palabras del Prefacio de difuntos: «tuis enim fidelibus, Domine, vita mutatur, non tollitur». La tumba de Isidoro Zorzano, en el Cementerio de la Almudena de Madrid, según las instrucciones que dio San Josemaría, tiene una pobre y sencilla lápida, sin nombre alguno, y esta inscripción: VITA MUTATUR NON TOLLITUR.
745 Msb ||| y... a ese Txm] y a ese Msb del
746 Apínt Msb ||| contento] contento, Msb Txm
Cuaderno VIII dpdo, nº 1429, 20-XII-1937; la cursiva es mía. Es el tercer texto de estas notas que se incorpora a C. De notas posteriores de ese día procede también el p/250.
EjEsp, Plática «Humildad de los Apóstoles», Vergara 5-IX-1938; guión nº 124.
747 Msb ||| propensión] propensión, Msb Txm || mundanas] mundanas, Msb Txm || recordar] praec acord Msb del
748 Msb ||| salario, Txm] salario Msb |||| 1 1 Co 3, 8; cfr Rm 2, 6
749 Msb
EjEsp, Meditación «Infierno», Vitoria 19-VIII-1938; guión nº 85.
MOLINER, II, pg 648.
750 Msb ||| —durante ... ha hecho C23 ss] hace Msb Txm C1-C22 || al pie ... San Miguel Msb add] invoquen cada día a San Miguel al pie del altar Msb del |||| 1 cfr Ef 6, 11-12
EjEsp, Meditación «Dos banderas. Genio militar de San Ignacio», Vitoria 21-VIII-1938; guión nº 83.
La 23ª edición de C tiene en el colofón la fecha 2-II-1965.
Dice así: «Sancte Michaël Archangele, defende nos in proelio; contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur; tuque, Princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute in infernum detrude. Amen». Estas oraciones fueron prescritas en 1886 por el Papa León XIII para implorar el auxilio divino para las necesidades de la Iglesia. Fueron suprimidas en la reforma de las rúbricas del Misal Romano que promulgó el Papa Juan XXIII en el Motu proprio de 25-VII-1960.
La pequeña reelaboración de este punto es prototípica del modo de proceder de San Josemaría. Un hijo suyo, italiano, le había hecho notar –por si era oportuno modificar el punto de C– que en la liturgia de la Misa ya no se rezaba esa invocación. Bien lo sabía el Autor. Sobre el papel que traía esta comunicación, escribió de su puño y letra, Roma 12-XII-1964: «1) Decid a Joe [José Luis Soria, Director Espiritual del Opus Dei entonces] que se entere con precisión desde cuándo se ha recitado esa oración al pie del altar. 2) Después, me enviáis ese dato, y yo os daré la respuesta». Pocos días después estaba la nueva redacción del p/750, que se conserva autógrafa en AGP, sec A, leg 55, carp 2, exp 3.
751 Msb ||| las cosas que Msb add] cuáles cosas Msb del || empujan Msb add] animan Msb del || revelaciones Txm add autogr] palabras Msb Txm del |||| 1 1 Co 2, 9
Apínt, nº 1722, 28-VI-1933; la cursiva es del original.
752 Msb ||| manoseadas] manoseadas, Msb Txm
EjEsp, Meditación «Infierno», Vitoria 19-VIII-1938; guión nº 85.
Tomás Alvira, Testimonio, Madrid 28-I-1976; AGP, sec A, leg 100-02, carp 4, exp 5.
Amigos de Dios, 200.
753 Apínt Cem32/134 Cec/61.4-Ceb/263
En Cec este punto estaba integrado dentro del cap «Virtudes», que sufrió una fuerte transformación en la reelaboración de Burgos.
Futuros puntos de C transcritos ese día: 753, 730, 676, 214, 397, 685.
Jorge MANRIQUE, Cancionero, Espasa-Calpe [Clásicos castellanos, 94], Augusto CORTINA (ed.), 7ª ed, Madrid 1975, pg 89, lín 1839 y 1842.