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Capítulo
Punto 544
Comunión de los Santos · Punto 544

Comunión de los Santos.
—¿Cómo te lo diría? —¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo?
Pues así viene a ser
la Comunión
de los Santos
para el alma.

Comentario

Texto escrito sobre una octavilla con dorso en blanco, de la serie escrita en la Legación de Honduras en Madrid, durante la guerra civil. San Josemaría entra en la «communio sanctorum», como dijimos, después de tratar en el capítulo anterior la «communio eucharistica». La única «communio» que formamos por la Eucaristía debe expresarse en la preocupación espiritual y material por los demás.

La octavilla está escrita posiblemente en la Legación de Honduras. En una de esas cartas de tan pintoresco lenguaje, que por exigencias de la censura de guerra san Josemaría escribía desde la Legación, se lee lo que sigue:

«Me está diciendo Josemaría [1] que necesita hacer transfusiones de sangre: que procuréis estar muy sanos y fuertes, para que seáis donantes (creo que, en el «argot» médico, se dice así). Aunque no entiendo esa clase de comunicaciones vitales, para que no se me enfade mi hermano, os lo digo a la letra» [2].

La guerra civil, con las destrucciones y tensiones que sembraba por todas partes, avivó en San Josemaría de manera muy acusada el sentido de la comunión de los santos que vertebra a la Iglesia y que da origen ahora al tercer capítulo eclesiológico de Camino.

Esto se puso especialmente manifiesto durante los largos meses de encierro de la Legación de Hondurasen Madrid, en la que predicaba ya el primer día:

«Ut omnes unum sint... (Juan 17, 21). Que seamos todos una sola cosa. Lo pide Jesús a su Padre en la Ultima Cena. […] Se precisa, por tanto, unidad de inteligencia, unidad de voluntad y unidad de corazón. […]

Tenemos obligación de rezar por todos esos hermanos nuestros y de mortificarnos, de fastidiarnos (oración de la carne, oración de los sentidos) por ellos, para que todos seamos uno en el corazón y en la inteligencia y en la voluntad. Uno en Cristo, conservando la propia personalidad» [3].



[1] La escenificación es divertida: escribe el «abuelo», que es el propio San Josemaría, pero éste a veces se desdobla y pone en boca de su hermano «Josemaría», que está un poco loco, cosas extrañas...

[2] Carta de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 14-IV-1937; EF 370414-1.

[3] Predicación en la Legación de Honduras en Madrid, «La gloria de Dios», 6-IV-1937, pg 22s; I.