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Capítulo
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Punto 517
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Comentario
San Josemaría escribió este punto en una octavilla en blanco, con trazos fuertes y enérgicos. Podría ser uno de los puntos escritos en los días finales de la redacción de Camino. Sin interrelación documental conocida. La Iglesia es para San Josemaría como el «hábitat» de su relación con Dios y de su alegría, una realidad que se saborea en la confesión de fe. El lugar por excelencia de esa vivencia espiritual era para él la recitación del Credo en la celebración de la Eucaristía. Testimonios muy variados hacen pensar en el carácter autobiográfico del punto.
En las notas de los Ejercicios Espirituales que hizo San Josemaríade en Pamplona encontramos uno de los pocos apuntes explícitos que tenemos sobre lecturas suyas de tipo espiritual y teológico. En esta ocasión dice:
No sabemos nada más de este libro en la vida de San Josemaría, qué impresión sacó de su lectura, si efectivamente lo compró. En todo caso no está entre los libros que quedaron de aquellos años. Es un libro altamente piadoso, de una teología sólida y contemplativa, escrito por un joven sacerdote francés [5], que tiene una vivencia semejante a la de San Josemaría :
Con todo, nos parece que esta octavilla y la siguiente, de idénticas características grafológicas y de contenido –responden a un mismo «élan» espiritual– las redactó San Josemaría con ocasión de repasar sus guiones de predicación y encontrar este apunte:
[1] Conversación con Mercedes Sagüés, Superiora de las Damas Apostólicas de Bilbao, realizada por Pilar Useros y Ana Sastre en agosto de 1975, y escrita y firmada en Madrid, en 26-IX-1975; AGP, sec A, leg 100-50, carp 3, exp 4. —Mercedes Sagüés Garjón (1904-1986), natural de Pamplona, conoció al Autor en 1927, cuando fue nombrado Capellán del Patronato de Enfermos. Mercedes trabajaba como Auxiliar de las Damas Apostólicas desde 1924. En 1929 se incorporó a la Comunidad. En agosto de 1975 era Superiora de las Damas Apostólicas de Bilbao. La religiosa participó en la Misa que celebraba el Autor en el Patronato entre los años 1927 y 1931. [2] «Préliminaires»: pgs 11-13. Allí, efectivamente y nada más empezar, se encuentra San Josemaría algo gratísimo: «La Messe est au centre de ma vie sacerdotale» (pg 11). El autor anónimo de Ma Messe escribirá más adelante comentando el Supplices: «J'ai là une preuve de cette vérité, que je peux ramener toute ma vie spirituelle à ma Messe, tout faire converger vers ce centre et y puisser tout ce qui fait l'union à Dieu et la saintété» (pg 163; subrayado del original francés). [3] Marcelino Olaechea, Obispo de Pamplona. [4] Apuntes íntimos , nº 1424. La lectura de San Josemaría de libros sobre la Santa Misa cada año se intensificaba con ocasión de sus Ejercicios Espirituales. En las notas que tomó en los Ejercicios Espirituales que hizo en 1934 se lee: No sé cuál sería ese libro que obtuvo ese calificativo tan claro: «estupendo». [5] Concretamente, sacerdote diocesano de Meaux, que escribió estas notas de reflexión personal durante la guerra del 14 y siempre se negó a publicarlas. Su Obispo, tras la muerte del sacerdote, que permanece anónimo, las dio a la imprenta. Los datos del ejemplar que hemos manejado son: A.M.D.A., Ma Messe. Mon bréviaire. Mon oraison, 2ª ed, Paris 1935, Lettre préface de S. Exc. Mgr Lamy, Évêque de Meaux, Archiconfrérie de l'Évangile dans la Vie. 18, Rue d'Armaillé, Paris-17. La primera edición fue también de ese mismo año. El «Bulletin Paroissial Liturgique» (vid com/523), en su número de agosto y en una recensión de ocho páginas, dice del autor que tiene «una attitude d´âme digne de la plus antique tradition chrétienne», y del libro, que «prouve clairement combien les grands principes de la Liturgie sont les 'sources du véritable esprit chrétien'». [6] Ma Messe. Mon bréviaire. Mon oraison, 1935, pg 85. [7] Ejercicios Espirituales, Plática «Espíritu apostólico», Vitoria 20-VIII-1938; guión nº 111. |