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Capítulo
Punto 56
Dirección · Punto 56

 Madera de santo.

—Eso dicen de algunas gentes: que tienen madera de santos.

—Aparte de que
los santos
no han sido de madera, tener madera no basta.
Se precisa mucha obediencia al Director
y mucha docilidad
a la gracia.

—Porque, si no se deja a la gracia de Dios
y al Director
que hagan su obra,
jamás aparecerá
la escultura,
imagen de Jesús,
en que se convierte
el hombre santo.
Y la «madera de santo», de que venimos hablando,
no pasará de ser
un leño informe,
sin labrar,
para el fuego...
¡para un buen fuego
si era buena madera!
 

Comentario

Los puntos 56 a 62, los primeros de este capítulo, son, como ya se ha dicho, los siete primeros de la edición de Consideraciones Espirituales de San Josemaría realizada en Cuenca, en 1934, publicados también por su mismo orden.

El contexto de todo el capítulo es la llamada del hombre al seguimiento de Cristo y la santidad entendida como «cristificación» (San Cirilo de Jerusalén [1]), como reproducción de «la imagen de Jesús» en el hombre cristiano; dimensiones que se dibujan ya en este punto primero.

La imitación de Cristo, exigida por el seguimiento, no es, para San Josemaría, la reproducción de un modelo externo, sino interna acción del Espíritu que «cristifica» al alma.

Es el «Maestro interior» de que hablaba San Agustín, que se sirve en la Iglesia de un «maestro exterior»: se trata de dejar «a la gracia de Dios y al Director que hagan su obra».

El texto original del punto 56 está en una anotación del Cuaderno V, nº 667, de 17-III-1932 [2]. El texto, que pasó primero a la multicopia y después al impreso de Cuenca, es casi literal, con las habituales diferencias de puntuación. En 1932, cuando escribió sus Consideraciones Espirituales lo situó muy al principio (nº 10) y en 1934, cuando las editó en Cuenca, eligió este punto para abrir el capítulo que entonces construía [3].



[1]

«Cuando participamos de la Eucaristía, escribe San Cirilo de Jerusalén, experimentamos la espiritualización deificante del Espíritu Santo, que no sólo nos configura con Cristo, como sucede en el Bautismo, sino que nos cristifica por entero, asociándonos a la plenitud de Cristo Jesús»

(Catequeses, 22, 3; citado en Es Cristo que pasa, 87).

[2] Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 222, 686, 56.

[3] «gentes». Primero escribió San Josemaría, en el Cuaderno: «personas», palabra que luego tachó.