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Capítulo
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Punto 76
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Comentario
Pintura de Isabel Guerra El texto procede, a la letra, de las anotaciones del Cuaderno VI, escritas por San Josemaría el 10-III-1933, nº 946 [1]. Comienza aquí el último conjunto de consideraciones de este capítulo 2. Son cinco puntos dedicados a poner de relieve la significación que tiene en la praxis cristiana –en la reforma de vida propuesta en el cap 1– la decisión de tener lo que San Josemaría llama un «plan de vida» [2]. Por la situación que el tema tiene dentro del libro, es evidente que San Josemaría Escrivá consideraba el «plan de vida» como un aspecto importante de la dirección espiritual. «Plan de vida», cuando San Josemaría escribe estos puntos, es un concepto de patrimonio común, ampliamente recibido en las escuelas de espiritualidad y de teología espiritual.
Resulta interesante en este sentido, esta anotación del día 14-II-1933:
Como se ve, San Josemaría Escrivá trataba de dar estructura formal al conjunto de actos de piedad y de vida cristiana, extendidos entre los fieles cristianos corrientes y que, de un modo o de otro, ya vivían personalmente todos los miembros de la Obra, como consecuencia de la dirección espiritual que les impartía. En este contexto adquiere una notable importancia cotidiana la virtud del orden, que una vez y otra pedía al Señor y encarecía a las almas que se acercaban a su apostolado. En las primeras páginas de su Cuaderno II se lee:
La «virtud» del orden, pedía San Josemaría, no la «manía» o el mecanicismo del orden. El orden en la actividad y en las cosas exteriores, facilitado por el «plan de vida» espiritual, es ejercicio de la libertad llena de Amor, o, como dice San Josemaría «reflejo de la paz y el orden de tu espíritu» (p/3). En este p/76 ambas magnitudes («plan de vida» y «orden») aparecen en inmediata relación. El sentido y la dinámica de este «plan de vida» se comprende bien a la luz del capítulo «Cosas pequeñas», que San Josemaría Escrivá creó ex novo en la fase redaccional de Burgos (vid Introd a cap 39). |