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Capítulo
Punto 80
Dirección · Punto 80

 Cuando tengas orden se multiplicará tu tiempo, y, por tanto, podrás dar más gloria a Dios, trabajando más en su servicio.

Comentario

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Este es el punto noveno del conjunto que acabo de citar en el comentario al punto 79 (Cuaderno VI, nº 944, 9-III-1933).

Esta consideración arranca de la experiencia y de la lucha personal de San Josemaría, que se veía desbordado por las tareas apostólicas y las obras de misericordia. Su impresión, en aquellos primeros años treinta, es que tenía mucho desorden en su vida. Pero la realidad es que iba traído y llevado de un punto a otro de Madrid por razón de su actividad pastoral y no daba abasto [1].

Algunas notas escritas por San Josemaría en sus Cuadernos:

«Por mi desorden, ayer a las 11 ¼ todavía me faltaba el rezo del Santo rosario» [2].

«[…] he visto que, con motivo de la mudanza de domicilio, tengo más desorden en todo y menos oración... y sentí –con el pequeño milagro (¡grande!), tan minuciosamente narrado– el amoroso reproche de Jesús, diciéndome: ¿no ves, pobre borrico mío, niño loco, cuánto caso hago de la oración? Propósito firme (con tu ayuda, Dios mío): nunca dejar las dos horas de oración mental al día, por lo menos. Gracias a Dios» [3].

«[…] no sé cómo me arreglo, pero ando siempre atropelladísimo de tiempo... y suspirando por una soledad y un orden que son, para mí, necesarios y, hasta hoy, imposibles. Dios mío: arregla mis cosas de modo que solamente me ocupe de tu Obra» [4].

«Día de la Ascensión del Señor – 25-V-33: Tengo mucho que anotar. Me falta tiempo. No paro y... ¡no puede ser! Hay que frenar» [5].

El capítulo, como se ve, acaba con la concatenación «teo-lógica» de las consideraciones precedentes: la dinámica del «plan de vida» es la gloria de Dios: el tiempo es gloria (vid el punto 355), «Deo omnis gloria» (vid el punto 780).



[1] Sobre el tema del desorden, vid VAZQuez de Prada, I, páginas 500-502.

[2] Apuntes íntimos, nº 380, 4-XI-1931.

[3] Apuntes íntimos, nº 893, 23-XII-1932. Sobre el borrico vid los puntos 606 y 998 con sus comentarios

[4] Apuntes íntimos, nº 906, 19-I-33. Como se ve, el Beato Josemaría –cuyas actividades pastorales, apostólicas, familiares, académicas, estaban siempre finalizadas en «hacer el Opus Dei»– anhela disponer de más tiempo para pensar con calma en los futuros planes apostólicos: ese año 1933 comenzaría en efecto la Academia DYA en la calle Luchana, el primer Centro del Opus Dei.

[5] Apuntes íntimos, nº 1010.