Esta «gaitica» fue escrita por San Josemaría en diciembre de 1938, en una octavilla y a partir de la meditación sobre «Principio y fundamento» que predicó en Vergara, en septiembre de aquel mismo año:

«Nuestra experiencia personal...: inquietud, desabrimiento, amargura... Nemo potest duobus dominis servire (Matth., VI, 24)» [1].

«Tu experiencia personal». Esta es una de las expresiones más características del horizonte espiritual y teológico de San Josemaría y de Camino en cuanto tal. La palabra «experiencia» es muy frecuente en este libro (hasta ahora ha aparecido en los puntos 124 y 183).

La experiencia personal no es sólo escuela de aprendizaje humano. Para San Josemaría designa, además, el «lugar», el «ámbito» en el que el Señor habla, en el que se manifiesta y confirma su Palabra eterna.