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Capítulo
Punto 823
Cosas pequeñas · Punto 823

 ¿Has visto cómo levantaron aquel edificio de grandeza imponente?

—Un ladrillo, y otro. Miles. Pero, uno a uno. —Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto.
—Y trozos de hierro. —Y obreros que trabajan, día a día,
las mismas horas...


¿Viste cómo alzaron aquel edificio de grandeza imponente?... —¡A fuerza de cosas pequeñas!
 

Comentario

Octavilla de dorso variado, escrita con rasgos fuertes y tinta negra.

Muy posiblemente San Josemaría redactó la «gaitica» a partir de este apunte:

«El edificio, ladrillo a ladrillo; sillar a sillar; saco a saco, el cemento y la arena; trozo a trozo, el hierro. Pirámides, catedral, telefónica... Entrar a la misma hora... y salir. Días, meses, años» [1].

San Josemaría ya había puesto por escrito esta misma idea, con otra redacción, en 1935:

«Que vean cómo se procede para levantar un edificio majestuoso: un día y otro día de trabajo monótono. Pequeñas cosas: un ladrillo y otro ladrillo y un sillar, que nada parece, a pesar de su tamaño extraordinario, comparado con el conjunto: y comenzar y acabar la jornada a la misma hora: y perseverar. Ninguna cosa grande se consigue de repente: la santidad, menos aún: ¡cuánto les podéis decir de la santidad y lo pequeño!» [2].

Durante su estancia en Burgos escribió esta ficha mientras preparaba Camino:

«Los grandes edificios no se levantan en un solo día. Dios por lo regular únicamente concede los progresos al trabajo y a la constancia» [3].



[1] Ejercicios Espirituales, Plática «Perfección en las cosas pequeñas», Vitoria 22-VIII-1938; guión nº 107.


"La Telefónica"

La «Telefónica»: así llamaban los madrileños al gran edificio recién construido en la Gran Vía madrileña durante los años en que San Josemaría escribía estas notas, para central de la Compañía de teléfonos.

[2] Instrucción, 9-I-1935, nº 220; la cursiva es del original.

[3] AGP, sec A, leg 50-4, carp 1, exp 19.