Después hablar de la Virgen como Madre, San Josemaría continúa escribiendo sobre la Virgen como modelo para el cristiano. ¿Fue recordatorio para la redacción este escueto apunte de una plática?:

«María, Maestra de oración» [1].

En los meses que pasó en la Legación de Honduras en Madrid, San Josemaría predicó una meditación sobre las bodas de Caná a la que pertenece este texto:

«Et erat Mater Iesu ibi (Jn 2, 1). En esas bodas se hallaba presente la Madre de Jesús. […] ¡Y cómo se reafirma nuestra confianza en ti, al contemplar tu conducta en esta ocasión! ¿Quién te llamó Omnipotencia suplicante? Es poco, para lo que tu intercesión logra. En realidad, no es suplicante, porque tú misma eres la que ordenas, conociendo que tu Hijo está siempre dispuesto a atender todos tus deseos» [2].