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Capítulo
Punto 797
Proselitismo · Punto 797

 Sabes que tu camino no es claro.

—Y que no lo es porque al no seguir
de cerca a Jesús
te quedas en tinieblas.

—¿A qué esperas para decidirte?

Comentario

 

San Josemaría escribió este punto durante las Navidades de 1938, que fueron especialmente intensas porque estaba inmerso en el trabajo redaccional de Camino .

Durante ese periodo recibió una carta de un joven jurista, Alejandro Fernández del Amo, de la que cito este párrafo:

«Querido Padre: Vísperas de Navidad […] Me ayudan sus cartas y las noticias de los chicos como un sueño de ángeles contra la realidad de todo lo que palpamos. Y así mantienen la luz de mi ilusión en el camino, que sabe que no es claro. En definitiva, porque no sigo a Jesús, me quedo en tinieblas. El Señor vendrá. Pídamelo, Padre, por caridad. Muy suyo en Xto. Alejandro» [1].

San Josemaría debió tomar la pluma y le contestó con estas palabras que pasarían a ser el punto 797 de Camino.

Nótese que San Josemaría lee el texto de Fernández del Amo con la clave de Simón Pedro: «sequebatur eum a longe». (le seguían [al Señor] desde lejos).

De esto modo se hace realidad lo que escribe en este punto: «Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús».

Todo cambia, y «Las limpias luces del Amor» (punto 212) acaban sustituyendo a las «tinieblas» cuando se da la «purificación» de que se habla en el punto 212 y la «decisión» que se pide en este punto 797.

El tema es las «tinieblas» o la «visión» de Dios en el «camino» al que Dios llama. Seguir al Señor es seguirle «de cerca», con la mirada en el guía.

Ya lo explicaba San Gregorio de Nisa en un lugar célebre de su De vita Moysi:

«Moisés, que tiene ansias de ver a Dios, recibe la enseñanza de cómo es posible ver a Dios: seguir a Dios a donde quiera que Él conduzca, eso es ver a Dios. Su paso indica que guía a quien lo sigue. Para quien ignora el camino, no es posible recorrerlo con seguridad si no es siguiendo detrás de quien guía. Por esta razón, quien guía, yendo delante, muestra el camino a quien sigue, y quien le sigue no se apartará del buen camino si mira continuamente a la espalda de quien conduce» [2].



[1] Carta de Alejandro Fernández del Amo a Josemaría Escrivá, 24-XII-1938; AGP, sec N-2, leg 148, carp D, exp 26; la cursiva es mía. Alejandro era uno de los estudiantes que frecuentaba la Residencia de Ferraz, en Madrid.

[2] Gregorio de Nisa, Sobre la vida de Moisés, II, 252; Biblioteca de Patrística 23, Madrid 1993, pg 212s.