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Punto 801
Proselitismo · Punto 801
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Comentario
San Josemaría escribió este texto durante su estancia en Burgos, sobre una octavilla, con tinta y con rasgos fuertes. En el dorso de esta ficha hizo un pequeño inventario de la ropa de que disponía: camisas, camisetas, etc. Era el recuento de sus pobres existencias de ropa interior. El contraste entre anverso y reverso de esta octavilla subraya paradójicamente el mensaje espiritual de San Josemaría: Dios metido en la vida de cada día, la santificación del cristiano en y a través de las situaciones cotidianas. El texto bíblico que da origen a este punto es una de las palabras que el Señor pronunció en el corazón de San Josemaría. Espigando en sus Apuntes íntimos, esta consideración aparece por todas partes, de un modo o de otro. Es muy representativa esta nota que escribió en 1934, durante sus Ejercicios Espirituales. En ella se dirige a la Virgen María y, sin solución de continuidad, pasa a hablar con Jesús:
Este «fuego de Cristo» es el mismo fuego del que habla en el primer punto de Camino: el fuego de Cristo, el fuego que Cristo ha venido a traer a la tierra es el Espíritu Santo en los corazones: Había escrito el 13-V-1932: «Que el fuego de tu Espíritu me llene» [4]. A lo largo de su vida San Josemaría evocó y explicó, una vez y otra, este diálogo suyo con el Señor.
En sus Cuadernos de Apuntes íntimos se encuentran numerosas alusiones a este fuego divino. Copio algunos de los apuntes que escribió en el último trimestre de 1931, en que el tema estaba vivísimo en su corazón:
[1] Para el tema del «borrico», vid com/420, 606 y 998. [2] «con voz viva, que aún vibra»: parece una forma velada de aludir al texto de San Lucas : ignem veni mittere in terram et quid volo nisi ut accendatur (fuego he venido a traer a la tierra, y que quiero sino que arda) como locución, posiblemente anterior a la fecha fundacional del Opus Dei, 2-X-1928, según él mismo insinúa en el texto citado más abajo, al decir que lo repetía cuando yo tenía barruntos. [3] Apuntes íntimos, nº 1741, 16-VII-1934, lunes. El último párrafo es la matriz del punto 52 de Forja:
[4] Cuaderno V, nº 724. [5] Notas de una meditación, Roma, 2-X-1962; AGP, sec A, leg 51. Unos meses después predicaba en estos términos: «Me acuerdo de aquel pobrecito que oía en el fondo de su alma, por años, sin saber lo que era: ignem veni mittere in terram et quid volo nisi ut accendatur? En medio de la flaqueza humana, respondía: ecce ego: quia vocasti me! Señor, aquí me tienes, porque me has llamado... y sin saber a qué le llamaba» (AGP, sec P, leg 18, pgs 216s). [6] Cuaderno IV, nº 323, 12-X-1931. Matriz de Forja, 31. [7] Cuaderno IV, nº 441, 2-XII-1931. Es una consideración que San Josemaría se hace ante la necesidad de dar clases para poder vivir y mantener a su familia. San Josemaría cultivaba durante aquellos años el Derecho Romano y el Derecho Canónico, junto con la Historia del Derecho. [8] Cuaderno V, nº 449, 3-XII-1931. Matriz de Forja, 9.
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