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Punto 691
Tribulaciones · Punto 691
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Comentario
Este texto procede del Cuaderno VI de Apuntes íntimos, nº 1081, fechado por San Josemaría el 30-XI-1933 [1]. El texto viene precedido por esta breve noticia, que tal vez provocara su redacción:
Tras esta noticia viene este texto, que comienza por un orden inverso de interrogaciones:
Puede decirse, a partir de la documentación disponible, que el «Hágase...» –esa larga jaculatoria, o acto de entrega a la Voluntad de Dios–, es una de las palabras que más frecuentemente estuvo en los labios del San Josemaría hasta el final de su vida. Yo, personalmente, la escuché de sus labios en diversas ocasiones. Durante un tiempo pensé que la había compuesto él. Pero mi trabajo de investigación me ha llevado a comprobar, una vez más, lo que es una constante de fondo en los escritos de San Josemaría: su plena inserción en la tradición de la piedad y de la fe, hasta en cosas muy pequeñas. En efecto, esa «oración recia y viril» es una de las más antiguas plegarias recogidas en el Enchiridion indulgentiarum de la Santa Sede [4], que la sitúa dentro de las invocaciones «Ad Deum unum et trinum». Lo que no he podido averigüar es por qué vía y cuándo tuvo San Josemaría conocimiento de ese texto [5], que está atestiguado con autógrafo ya desde 1928, es decir, desde la fundación del Opus Dei [6]. El texto de la jaculatoria es idéntico al del punto de Camino con la sola variante de tener una coma después de «ensalzada». En todo caso, hay como una eclosión de esta fórmula en el año 1931. Aparece repetidas veces en sus escritos, primero en castellano y después casi exclusivamente en latín. La primera cita se encuentra en una carta a Isidoro Zorzano, en marzo de 1931, con un texto idéntico al de la octavilla citada:
La segunda cita es del 20 de mayo de 1931 (Cuaderno III, nº 203), cuando el país se encuentra en plena persecución religiosa como se ve por el texto. Ocho días antes se había producido la célebre quema de conventos en Madrid y en numerosas de España y como medida de prudencia elemental, tanto los sacerdotes como los religiosos habían dejado de llevar el traje talar o el hábito.
A continuación escribe el texto de la jaculatoria:
A partir de ese día encontraremos en los Cuadernos, al menos 18 veces –que yo haya podido constatar–, el texto completo de la jaculatoria [10]. Son más frecuentes todavía las alusiones a esa plegaria en forma abreviada, denominándola Fiat; por ej:
El mismo San Josemaría explicó el sentido que tenía en su vida ese texto. En el Cuaderno V anotó:
En la primera página de ese Cuaderno V, después de copiar (en castellano) el texto de la jaculatoria, escribió:
En los Ejercicios Espirituales que hizo en 1934 meditó profundamente sobre la Voluntad de Dios en su vida, y dentro de ese contexto escribió estas palabras, con la idea de que las conociera su Confesor:
En este mismo sentido decía a los que le acompañaban, en el contexto de una meditación, durante su estancia como refugiado en la Legación de Honduras,
El texto que se recibe en Camino presenta algunas variantes respecto del que se lee en el Enchiridion, cuyo tenor literal es el siguiente (las variantes de los Apuntes íntimos van entre corchetes): «Fiat, [Apínt: + adimpleatur] laudetur atque [Apínt: et] in aeternum superexaltetur iustissima, altissima [om Apínt] et [Apínt: atque] amabilissima voluntas Dei in omnibus [Apínt: super omnia] [Apínt: + Amen. Amen.]». [1] Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 192, 227, 10b, 289, 644, 691, 896. [2] Así llamaba San Josemaría también a la Academia DYA. [3] Se refiere a los tres fieles del Opus Dei que habían muerto hasta entonces: el sacerdote José María Somoano, el ingeniero Luis Gordon y María Ignacia García Escobar. [4] Enchiridion indulgentiarum. Preces et pia opera in favorem omnium christifidelium vel quorumdam coetuum personarum indulgentiis ditata et opportune recognita, Typis polyglottis Vaticanis, MCML, pg 4, nº 4. Editio altera MCMLII. Allí se le asigna indulgencia de 500 días y plenaria al mes e in articulo mortis. Fue concedida, primero, por la Sagrada Congregación para las Indulgencias (19-V-1818) y renovada, después, por la Sagrada Penitenciaría Apostólica (9-XII-1932). [5] El origen de esta jaculatoria parece que guarda relación con la actividad de asistencia y formación de los pobres que realizaba desde 1702 la «Pía Unión de Sacerdotes Seculares de Santa Galla», fundada por Don Girolamo Vaselli en 1702 y muy pronto vinculada al hospicio e iglesia de Santa Galla en la Urbe. La Pía Unión de Sacerdotes seculares de Santa Galla reagrupó en Roma por más de dos siglos a los hombres más selectos del clero, algunos de ellos elevados al honor de los altares. El Papa Pío IX fue director de esta Pía Unión y él beatificaría a una de sus figuras más destacadas, San Juan Bautista De Rossi (1698-1764), canonizado por León XIII en 1881. La Pía Unión de Santa Galla desapareció de hecho con la demolición del hospicio e iglesia. No figura en la lista de asociaciones de la Guía de la Diócesis de Roma (vid Giovanni Battista Proja, «Galla», en Bibliotheca Sanctorum, vol VI, Istituto Giovanni XXIII, Roma 1965, pgs 8 – 9; Idem, «Giovanni Battista de Rossi», ibidem pgs 959 – 963). En todo caso, la documentación existente en el ASV permite saber que el citado Decreto de 1818, concediendo indulgencias a esta jaculatoria, fue dado en respuesta a una petición de esta Pía Unión, cuyos miembros, sin duda, la recitaban y enseñaban a recitarla a los pobres del hospicio. En la exposición de motivos para la petición los sacerdotes de la Pía Unión se refieren a esta jaculatoria «que solía decir el Papa Pío VI» (ASV, Fondo Congregazione delle Indulgenze e SS. Reliquie, Fogli di Udienza 1816-1820, caja del año 1818, Supplica XV). Toda esta información procede de los documentos que me ha hecho llegar el sacerdote argentino Dr. Rubén Darío Ruiz Mainardi, residente en Roma, a quien agradezco su gentileza. [6] Es una pequeña octavilla que se encuentra en AGP, sec A, leg 50-4, carp 1, exp 7, en cuyo dorso hay un membrete de carta que dice:
Es el primer modelo de carta que utilizó en Madrid. Con lápiz rojo precisó el año: «1928». Vid el contenido íntegro de la octavilla en el comentario al punto 11. [7] Carta de San Josemaría Escrivá a Isidoro Zorzano, Madrid 1-III-1931; EF 310301-1. [8] Las Damas Apostólicas, en la antigua Carretera de Chamartín, hoy Paseo de La Habana, 298. Madrid. [9] Falta el «sobre todas las cosas» («in omnibus» del Enquiridion, o «super omnia», como escribirá en lo sucesivo). [10] Las cuatro siguientes son en castellano y también de ese año 1931: Cuaderno IV, nn 275 (9-IX), 356 (28-X), 387 (12-XI) y Cuaderno V, nº 449 (3-XII). El 20 y 21 de diciembre, siempre de 1931, la transcribe en sendas ocasiones en lengua latina: Cuaderno V, nn 492 y 495. Otras tres veces, también en latín, en 1932: Cuaderno VI, 1932, nn 789 (19-VII, dos veces), 863 (6-XI), 880 (27-XI); en 1933 aparece una vez y en castellano: es el punto de Camino que comentamos; otras seis veces, en latín, a lo largo de los años 1934-37: Ejercicios Espirituales de 1934, Apuntes íntimos nº 1771 (20-VII); : Ejercicios Espirituales de 1935, Apuntes íntimos nn 1814 y 1828 (17 y 19-IX); Cuaderno VIII, nº 1282 (7-IX-1935) y 1337 (23-V-1936); Cuaderno VIII dpdo, nº 1395 (17-XII-1937: la jaculatoria es el encabezamiento del nuevo Cuaderno, como ya hizo en el V). [11] Cuaderno VI, nº 976, 5-IV-1933. [12] Habla de un sacerdote amigo suyo. [13] Cuaderno V, nº 501, 24-XII-1931. [14] Cuaderno V, nº 449, 3-XII-1931. [15] Apuntes íntimos, nº 1771, 20-VII-1934. Sobre la conciencia que tenía San Josemaría de sí mismo como pecador, leer el comentario al punto 596. Para el tema del «borrico», leer el comentario a los puntos /420, 606 y 998. [16] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras en Madrid, «Fiat, adimpleatur», 24-VIII-1937, pg 247; XL. La meditación se titula precisamente «Fiat, adimpleatur». San Josemaría solía escribir esta jaculatoria en la primera página de los Diarios de los Centros de la Obra. |