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Capítulo
Punto 704
Tribulaciones · Punto 704

 Una visita al monasterio famoso.

—Aquella señora extranjera sintió apiadársele las entrañas al considerar la pobreza del edificio:
«¿Deben llevar ustedes una vida muy dura, no?»

Y el monje, satisfecho, se limitó a contestar: «Tú lo quisiste,
fraile mostén;
tú lo quisiste,
tú te lo ten».

Esto, que gozosamente oí decir
a ese santo varón, tengo que decírtelo a ti con pena,
cuando me cuentas
que no eres feliz.

Fraile mostén: es decir, fraile mostense, premonstratense, la Orden de Canónigos Regulares que fundó San Norberto en el desierto de Premontré, cerca de Lyon (Francia).

Ciprés del Monasterio de Silos

 

 

Comentario

Tal vez sea éste el punto de Camino que he podido documentar más exhaustivamente. Sin duda su redacción material arranca, como tantos otros puntos escritos por San Josemaría en la fase final de la redacción del libro, de una anotación que hizo en uno de sus guiones de predicación. Allí se lee:

«A los que tenemos obligación de ser santos: Monje de Silos: Tú lo quisiste, fraile mostén: tú lo quisiste, tú te lo ten» [1].

Un mes antes de preparar este guión en Ávila [2], exactamente el 13-VII-1938, José María Albareda dejó anotado que ese día San Josemaría y él habían acompañado a un matrimonio, conocido de Albareda, a visitar el Monasterio de Silos.

Iban en el coche de estos señores. Él se llamaba Dionisio Trigo y era «representante del Gobierno Nacional en Puerto Rico» [3]. Ella se llamaba «doña Sara». Les enseñó el Monasterio el P. Germán Prado y otro fraile y regresaron por la tarde. Esto es lo que cuenta Albareda.

¿Tendría que ver esta visita con la anécdota que cuenta San Josemaría en este punto 704? En principio, la alusión a la señora «extranjera» parecía excluirlo, ya que se trataba de un matrimonio español.

Pero un texto de 1940 –que recogía notas de la predicación de San Josemaría– permitió identificar claramente a la esposa del Sr. Trigo con la «extranjera» de la que se habla en este punto de Camino [4]:

«Un día visitaba el Monasterio de Silos un diplomático, acompañado de su señora. Esta, al ver la humedad del recinto, aquellas lóbregas habitaciones, aquella pobreza, se tomó la libertad de gastar algunos piropos (sic) al Padre superior. Oiga, Padre: ¿aquí no hay comodidades?... Padre, ¿en invierno hace mucho frío? Y el Padre contestó: Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten» [5].

La señora extranjera de este punto 704 era, sin duda, aquella «doña Sara», de la que hablaba Albareda. A partir de los datos del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores no fue difícil identificar al matrimonio Trigo en Puerto Rico. Dionisio Trigo Marcos (1883-1939) era, en efecto, un español, nacido en Villafranca de los Barros (Badajoz) que emigró cuando era joven a Puerto Rico, donde hizo una notable fortuna.

Su esposa –la «señora extranjera»–, Sara de Orbeta, no era española sino portorriqueña. La familia –hijos y nietos– es muy conocida en la isla del Caribe [6].

El que dio las explicaciones al matrimonio Trigo («Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten») fue sin n duda el P. Germán Prado, con quien San Josemaría mantuvo buena amistad [7].

El P. Germám utilizó una «frase popular con que replicamos -se lee en el Diccionario de Modismos de la Lengua Española- a la persona que se nos conduele de lo que ella sólo es causante» [8].

«Mostén» es mostense, premonstratense, la Orden de Canónigos Regulares que fundó San Norberto en el desierto de Premontré, cerca de Lyon (Francia).



[1] Ejercicios Espirituales, Meditación «Tres binarios», Vitoria 22-VIII-1938; guión nº 103. En el guión, a «Monje de Silos» precede «Abad de Silos», tachado. Efectivamente, durante aquel tiempo era Abad de Silos el P. Luciano Serrano, que, como se verá después, no estaba presente en aquella visita al monasterio.

[2] Vid § 7, 3, a, nt 21.

[3] Con fecha 27-V-1998 recibí esta carta del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores:

«Estimado señor: En respuesta a la instancia presentada por Vd. en este Archivo, le confirmo que Dionisio Trigo Marcos fue nombrado Vicecónsul Honorario de España en San Juan de Puerto Rico en 1933. Cesó en octubre de 1936. En agosto de 1938 el Gobierno de Burgos se refiere a él como Representante Oficioso del Gobierno Español en Puerto Rico. Un cordial saludo, Cristina González Martín, Directora del Archivo General».

[4] El documento a que me refiero son unos extensos apuntes de los Ejercicios Espirituales que predicó San Josemaría a los seminaristas de Valencia del 2 al 9-XI-1940 (AGP, sec A, leg 100-38, carp 1, exp 18).

Esos apuntes fueron tomados por un sacerdote de aquella ciudad, Vicente Moreno Boria, Superior del Seminario. En la transcripción que se conserva en el Archivo General de la Prelatura del Opus Dei se le agregaron algunos pequeños complementos procedentes de otra serie de apuntes tomada por otro sacerdote, Emilio M. Aparicio Olmos.

Esa transcripción es la que citamos en nuestra edición, referenciada al autor principal. San Josemaría se debió servir en esta ocasión de parte de los guiones de predicación que había escrito para dar los Ejercicios Espirituales en Vitoria y Vergara.

[5] Ejercicios Espirituales, Meditación 4.2ª, Valencia 6-XI-1940; notas de D. Vicente Moreno; AGP, sec A, leg 100-38, carp 1, exp 18.

[6] Datos proporcionados por el sacerdote Javier Bernaola, San Juan de Puerto Rico, en carta de 18-IX-1998, a quien agradezco su información.

—En el Archivo del Monasterio de Silos se conserva el «Libro de Portería» correspondiente a los años 1937-1944, que resuelve toda la cuestión. En el fol 72v están las firmas del pequeño grupo: los señores Trigo, los hermanos José María y Ginés Albareda y San Josemaría (Arch. Silos 5 – a – 23).

[7] Vid, sobre el P. Germán Prado, el comentario al punto 543.

[8] Ramón Caballero, Diccionario de modismos de la Lengua Castellana, El Ateneo, Buenos Aires 1942. Parece ser que el tenor originario de esta sentencia era versificado y decía así:

«Tú te metiste, /
fraile mostén; /
tú lo quisiste, /
tú te lo ten».

Iribarren explica el sentido de este modismo, que resulta claro en el punto de Camino: «Tú quisiste meterte fraile...; pues aguanta las penalidades de la vida de religión» (J. M. Iribarren, El porqué de los dichos, 10ª ed, 1997, pg 322).