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Capítulo
Punto 697
Tribulaciones · Punto 697

 Los acontecimientos públicos te han metido en un encierro voluntario,
peor quizá,
por sus circunstancias, que el encierro de una prisión.

—Has sufrido
un eclipse
de tu personalidad.
No encuentras campo: egoísmos, curiosidades, incomprensiones
y susurración.

—Bueno; ¿y qué? ¿Olvidas tu voluntad libérrima y tu poder
de «niño»? —La falta de hojas y de flores
(de acción externa)
no excluye
la multiplicación y la actividad de las raíces (vida interior).

Trabaja: ya cambiará
el rumbo de las cosas,
y darás más frutos
que antes,
y más sabrosos.
 

Comentario

Por su temática, este punto 697 es un texto prototípico de una de las principales vivencias espirituales de San Josemaría en la Legación de Honduras, que testimonian diversos textos y narraciones. He aquí una carta escrita en aquellos días:

«¡Cómo añoro nuestra casita! [1]. Y no por la comodidad, ni por la rutina, sino porque, tal y como estamos, hay poquísimas probabilidades de continuar mis trabajos: y porque, en nuestra casa, puede Josemaría vivir su locura sin estar en el manicomio.

Sin embargo, cuando pienso en esto, pienso también que los niños y los viejos podemos tener una vida fecunda sin actividades exteriores. Y a esta vida me dedico. Haceos niños, ya que no tenéis mis ochenta años (ni falta que os hacen), y así, al no poder echar hojas ni flores, emplead vuestra savia en las raíces –¡aplicaos!–, para que, llegado el momento, florezcáis y fructifiquéis, con frutos plenos de sazón –Leo el párrafo, y casi me da vergüenza haberlo escrito tan primaveral...: pero no lo borro: porque me salí con la mía: os dije lo que os quería decir» [2].

Unos meses después retomaba esta misma idea en una de sus meditaciones:

«¿Qué importa que el invierno cubra de escarcha y hielo nuestro campo, que todo se nos antoje como muerto? Ya vendrá la primavera florida, el otoño fructífero, y entonces se revelará la actividad que ahora se esconde» [3].

Juan Jiménez Vargas, que acompañó a San Josemaría durante su refugio diplomático en la Legación de Honduras, recordaba a propósito de este punto 697 de Camino:

«En los meses que estuvimos en la Legación de Honduras, nuestro Padre en más de una ocasión, en tertulias o en meditaciones o círculos, hizo comentarios de este tipo. Me parece que este punto concreto nos lo dio a leer en uno de los cuadernos donde iba tomando las notas que luego salieron en Camino» [4].

Esta última observación es de interés histórico. Es perfectamente verosímil que este punto estuviera escrito o transcrito por San Josemaría en el Cuaderno que iba escribiendo en la Legación de Honduras.

Como ya hemos dicho, los restos que se conservan de ese Cuaderno comienzan en la página 22. Este punto, de acuerdo con la narración que hace Jiménez Vargas, podía ser uno de los que estaban en las páginas anteriores.

Como sabemos, San Josemaría copió también en octavillas los textos de su Cuaderno que quería dar a leer y meditar a Isidoro Zorzano y a las demás personas del Opus Dei que estaban en Madrid, fuera de la Legación.

Por esta vía se conservaron esos textos.



[1] San Josemaría se refiere a la Residencia de Ferraz.

[2] Carta de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 17-IV-1937; EF 370417-1; la cursiva es mía.

[3] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, «Unión y obediencia», 29-VI-1937, pg 164; XXVI.

[4] Relato del 77, pg 17.