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Capítulo
Punto 742
Postrimerías · Punto 742

 Aquellos cuadros
de Valdés Leal,
con tanta carroña distinguida —obispos, calatravos—
en viva podredumbre,
me parece imposible que no te muevan.

Pero ¿y el gemido
del duque de Gandía: no más servir a señor que se me pueda morir?
 

Comentario

El Duque de Gandía -futuro San Francisco de Borja-
ante el cadáver de la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.

Este texto procede del mismo guión que los dos puntos anteriores 740 y 741.

El punto 741 y este punto 742 parecen redactados consecutivamente, por la grafía similar.. La anotación que sirve de punto de partida es la misma, que se prolonga así:

«Omnis caro foenum, et omnis gloria eius quasi flos agri (Isai. XL, 6). Eso es un cuerpo hermoso. Contemplación de un cadáver. San Francisco de Borja. –Cuadros de Valdés Leal, en el Hospital de la Caridad (Mañara) de Sevilla. La cruz de ceniza de los calatravos» [1].

Antes de que San Josemaría los conociera, estos cuadros de Valdés Leal habían sido objeto de comentarios culturales y artísticos –también con un punto de humor–, en los coloquios que mantenía con los universitarios que pasaban por Burgos en los primeros meses de 1938 [2].

Al preparar el viaje a Andalucía que realizó en el mes de abril, esos universitarios le urgieron para que no dejara de visitarlos. Ése es el contexto de este párrafo tomado de la carta-diario que escribió San Josemaría a los de Burgos durante su estancia en Córdoba.

Les relataba de este modo su paso por Sevilla el 19 de abril:

«Desde el tren a casa de las hijas de D. Pedro [3]: me aseé, celebré la Sta. Misa, desayuné, recé el Oficio Divino. Doy una plática a las Teresianas. Salgo a la calle y, como sé la dirección de Carlos Andrés [4], voy a verle. Me acompaña a contemplar los cuadros de Valdés Leal, que entusiasman a Pedro [5].

Pero este crío dio mal las referencias y los cuadros no están en el Hospital de la Sta. Cruz. Vamos al de la Caridad, y allí sí están. Pero no hay quien los contemple. Aunque la monjita que nos los enseña es muy amable, y abre la puerta de la iglesia, para que haya luz, apenas se entrevén vagamente las pinturas. Quiero llevar a Paco y a Pedro [6] unas fotografías de estos cuadros, y no hay fotografías. Paciencia» [7].


Valdes Leal, In ictu oculi
(en un abrir y cerrar de ojos. Detalle

Los redactores del boletín «Noticias» de mayo de 1938 comentaron por escrito el encuentyro de San Josemaría con Carlos Andrés y su visita al Hospital de la Caridad para ver los cuadros de Valdés Leal :

«Andrés Andrés, Carlos [8] tuvo la sorpresa de recibir en Sevilla la visita del Padre. Le acompañó al Hospital de la Caridad, para contemplar los cuadros de Valdés Leal. ¡Qué lata le habían dado en Burgos, para que no dejara de ver esa genial carroña! ¿Lo oyes, Fisac?» [9].

El Duque de Gandía, Grande de España, fue el futuro San Francisco de Borja, tercer General de la Compañía de Jesús.

El 16-V-1539 llegó a Granada al frente de la comitiva que acompañaba el cadáver de la Emperatriz Isabel de Portugal, la bellísima esposa de Carlos V.

Al día siguiente se hicieron las honras fúnebres de la Emperatriz en la Capilla Real de la Catedral. La célebre escena a la que se refiere San Josemaría en este punto tuvo lugar cuando abrieron el féretro para que el Duque jurase que aquél era el cadáver que se le había entregado en Toledo.

El Duque, que había sido testigo del encanto de la Emperatriz quedó fuertemente impresionado al ver su cadáver. San Juan de Ávila fue el confidente de sus desengaños. Ante la ruina de aquel «cuerpo hermoso» (punto 741), dicen que hizo este propósito:

No más servir a señor que se pudiera morir.

Aquello supuso un cambio radical en su vida [10].



[1] Ibidem.

[2] Juan de Valdés Leal (1622-1690), pintor perteneciente a la escuela sevillana y culminación del barroco en su sentido expresionista. Escribe Antonio de la Banda que en los lienzos de las postrimerías [In ictu oculi y Finis gloriae mundi], a los que se refiere San Josemaría,

«plasmó lo mejor del pensamiento del venerable Miguel de Mañara acerca del valor de las glorias mundanas que disipa la muerte, con una magistral paleta en la que lo más crudo del realismo barroco y la pincelada suelta de toque amplio característica del mismo se aúnan para formar dos de las composiciones más logradas de la pintura española de todos los tiempos y, en las que, pese a lo macabro del tema, la ordenada ponderación propia de la escuela sevillana refrena el ímpetu expresionista que poseen»

(Antonio de la Banda, art. «Valdés Leal, Juan de», en GER, XXIII [1975] pg 200).

[3] San Pedro Poveda. Se refiere a la casa de las teresianas en Sevilla.

[4] Carlos Andrés Andrés era un Residente de DYA en el curso 1935-36, donde conoció a San Josemaría. Le sorprendió la guerra en Sevilla, y perdió el contacto con él hasta que éste se instaló en Burgos y reanudaron su relación por medio de las cartas.

[5] Vid nota siguiente.

[6] Se refiere a Francisco Botella y Pedro Casciaro, que eran entonces estudiantes de Arquitectura, y que estaban destinados militarmente en Burgos. Residían con San Josemaría en aquella ciudad castellana.

[7] Carta de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Burgos, Córdoba 19-IV-1938; EF 380419-2.

[8] A veces, en la carta familiar «Noticias» (AGP, sec A, leg 3 carp 3 y 4) se incluían las noticias de todos los amigos nombrándolos por orden alfabético, de manera que al recibir las hojas pudiera localizarse rápidamente la información más deseada. Hay que tener en cuenta que la casi totalidad se encontra en los frentes de guerra, en una situación de peligro constante para sus vidas.

[9] «Noticias», Burgos, mayo 1938; (AGP, sec A, leg 3 carp 3). Se refiere al arquitecto Miguel Fisac, que participaba en aquellos afanes. Vid Francisco Botella, Relatos testimoniales, Madrid 1980, cap V, pg 94.

[10] Cfr Introducción de Luis Sala Balust y Francisco Martín Hernández a las Obras completas del Santo Maestro Juan de Ávila; BAC 302, Madrid 1970, pgs 76s. Vid A. Astráin, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, II: Laínez y Borja, Madrid 1902, pgs 215-670.