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Capítulo
Punto 845
Táctica · Punto 845

 ¡Cómo me
has hecho reír
y cómo me
has hecho pensar
al decirme esta perogrullada!:
yo... siempre meto
los clavos por la punta.

Comentario

Texto escrito con letra gruesa, enérgica y espaciadas las líneas. En uno de los cuadernillos que usó en Burgos [1], hay un conjunto de anotaciones San Josemaría, separadas por raya transversal, que transcribo:

«Juan José López Ibor. Travesía del Muro, 8. Valladolid
Siempre meto los clavos de punta
Misioneros: Huerto del Rey 5
Dirección de su casa
2 ing[enieros]s [de] Caminos.
A las 5 para Utrera, a las 9'30 para Irún».

Esta última anotación –horario de trenes– fue apuntada el 21-IV-1938 en Sevilla, durante el viaje que hizo en esa fechas a Andalucía [2]. Las otras anotaciones son anteriores. La segunda es la que da lugar al punto de Camino, tomada después de la conversación a la que allí se alude.

¿Quién sería el interlocutor de San Josemaría? ¿El propio Juan José López Ibor? [3].

«Meter los clavos por la punta». Es una manera gráfica de subrayar que, en la dirección espiritual, al poner a una persona cara a su propia responsabilidad, lo más sencillo y eficaz –aunque parezca más costoso– es dejarse de rodeos y circunloquios y abordar derechamente las cuestiones «difíciles».

Esto es lo mejor, al menos de ordinario (el interlocutor de San Josemaría sostenía que siempre). Es la forma de actuar, a la vez, con sentido común y sentido sobrenatural.



[1] Cuadernillo-agenda 1º de Burgos, hoja 8.

[2] Más horarios en la hoja 7v del cuadernillo.

[3]

Juan José López Ibor (1908-1991), médico y escritor, ilustre Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid, con el que hizo amistad San Josemaría desde la época de Burgos.