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Capítulo
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Punto 961
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Comentario
Dora del Hoyo: La competencia y la abnegación que esta mujer del Opus Dei demostró en su trabajo ha tenido una profunda repercusión apostólica en numerosas personas. En este punto recuerda San Josemaría algo que ha venido remachando en el capítulo anterior y en otros numerosos lugares del libro: la vida «de oración y de sacrificio» debe desbordarse en la caridad apostólica. Las virtudes personales del punto anterior tienen su caldo de cultivo en la vida «para adentro». El texto original procede del nº 391del Cuaderno IV de Apuntes íntimos, que San Josemaría fechó el 14-XI-1931:
Dos meses antes expresaba esta misma idea fundamental:
En la idea de este punto hay una clara resonancia de una de las formulaciones que hace Chautard en su libro El alma de todo apostolado. El capñitulo II de la Parte II de este libro se titula así: «Las obras de celo no deben ser otra cosa que el desbordamiento exuberante de la Vida interior» [3]. En 1935 al hablar de los temas que había que tratar en los medios de formación espíritual con personas jóvenes, escribía San Josemaría:
No cabe modo de expresar más tajantemente el horizonte del apostolado cristiano. «Hacer hombres de Dios», «hacer de los chicos hombres de oración». Es interesante la terminología: la «acción» tiene su fuente en la vida interior, en la vida de oración y sacrificio; pero la acciónconsiste, a su vez, fundamentalmente, en colaborar con el Señor en la formación de las personas –hombres y mujeres– para que «sean» también almas de oración. «Si no, habéis perdido el tiempo». [1] Sobre esta sigla, ver el comentario al punto 11. [2] Cuaderno IV, nº 259, 2-IX-1931. El texto citado es la conclusión del pasaje sobre la caricatura japonesa al que se refiere San Josemaria, del que se habla en el comentario al punto 459. [3] J. B. Chautard, El alma de todo apostolado, 1927, pg 42. Original francés (París 1934, pg 52): «Les Oeuvres ne doivent être que le débordement de la Vie intérieure». [4] Instrucción, 9-I-1935, nº 133. |