Estos tres puntos (964-966) parecen escritos de un tirón (tienen idéntica grafía, idéntico dorso), y en ellos desarrolla San Josemaría un aspecto fundamental del apostolado en la Iglesia: la unidad y la comunión amigable de los que van por diversos caminos.

En esa perspectiva se sitúa el «proselitismo», al que San Josemaría dedica un capítulo de Camino (puntos 790-812).

Esta afirmación de la variedad de «caminos» dentro de la Iglesia, afirmada como riqueza admirable, hay que ponerla en relación con la doctrina del San Josemaría sobre la unidad y variedad en todos los ámbitos del apostolado (leer en el punto 947 su defensa de «la falta de ‘uniformidad’ en ese apostolado donde tú trabajas»).