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Capítulo
Punto 962
El apostolado · Punto 962

 Unidad.
—Unidad y sujeción. ¿Para qué quiero yo
las piezas sueltas
de un reloj,
aunque sean primorosas,
si no me dan la hora?

Comentario

Este texto, desde el punto de vista redaccional, parece en inmediata relación con este apunte de la plática «Sumisión», que está fuera de la carpeta de guiones escritos por San Josemaría que venimos citando:

«Reloj magnífico: magníficas piezas sueltas. Hermosos tipos de imprenta desordenados» [1].

La idea del reloj y sus piezas sueltas estaba sin duda implícita en el guión 81 [2]. En todo caso la conocemos explícita por el testimonio de Pedro Casciaro (en 1976), que asistió a esa meditación, día de San Pedro de 1938, predicada San Josemaríaa la Asociación Católica Nacional de Propagandistas.

Pedro Casciaro hace una detallada rememoración de aquella vigilia (del 29 al 30 de junio) [3]. El pasaje que narra el trasfondo de este punto 962 (es al principio de la meditación) dice así:

«Comenzó diciendo que, al contemplar aquel auditorio tan selecto, se encontraba como un relojero en su taller, ante una infinidad de piezas maravillosas de reloj: veía las ruedas dentadas de platino, los puntos de apoyo de zafiro...; pero al tratar de armar esas piezas para construir el reloj, podía darse el peligro de que cada una fuera de un tamaño no proporcionado; que no lograran encajar bien unas con otras, o que el roce entre ellas impidiera poner en marcha el reloj, o que se atrasara, o que se parara a los pocos minutos de estar en marcha.

Si el reloj no funciona; si no da la hora: ¡No me sirve! Prefiero un despertador de cinco pesetas de los que venden en «Sepu»!» [4].

Leer en la predicación en la Legación de Honduras la meditación «Obediencia en la vida ordinaria» [5], donde el San Josemaría estructura el discurso sobre la imagen del reloj y las piezas que lo componen.



[1] AGP, sec A, leg 50-13, carp 2, exp 10. Vid el comentario al punto 612 nota.

[2] Plática «Pedro y Pablo, instrumentos», predicada a los Propagandistas, Burgos 29-VI-1938; guión nº 81.

[3] Escribía Casciaro:

«Habló como tenía por costumbre, sentado en el presbiterio con una mesita delante, que por cierto se la habían puesto demasiado al fondo, excesivamente lejana del comulgatorio.

Por esto y por la amplitud de la capilla, tuvo que elevar la voz más de lo acostumbrado. No trato de reproducir sus palabras, sino sólo de esbozar vagamente algunas de sus ideas […].

Para subrayar algunas frases y para hablar en tono más íntimo, más cercano, el Padre empujaba hacia adelante la mesita, y luego, en vez de volverla a acercar, era él el que se aproximaba a la mesa. Por este movimiento se fue acercando cada vez más al comulgatorio y al borde del presbiterio…».

(Pedro Casciaro, Relación testimonial, 26-VI-1979, Parte II, cap 2, pgs 166.168).

[4] Ibidem, pg 166; la cursiva es del original. «Sepu» era un precedente de las modernas «grandes superficies comerciales». Estaba en la Gran Vía de Madrid donde se encontraba toda clase de productos, con fama de baratos.

 

[5] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, en Madrid, «Obediencia en la vida ordinaria», 22-VI-1937, pg 123s; XX.