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Capítulo
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Punto 171
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Comentario
Con este texto de San Josemaría cierra el capítulo «Corazón» y queda plenamente sintetizado su sentido: el corazón está hecho para amar. El drama de la existencia humana es dónde está la fuente del amor y dónde se pone el amor... El texto aparece perfectamente anotado, con letra caligráfica, en el cuadernito 2º de Burgos, sin fecha, pero –como veremos– se sitúa a primeros de mayo del 38. Estamos ante la sentencia lapidaria con la que San Josemaría cierra el capítulo «Corazón» y que hay que poner en relación íntima con este otro aforismo: «¡No hay más amor que el Amor!», anterior 7 u 8 años en el tiempo, con el que se abrirá el capítulo «Amor de Dios». La interrelación de ambos, no ya doctrinal o espiritual sino histórica y biográfica, podría haber sido ésta. Durante los Ejercicios Espirituales que, en soledad y retiro personal, hizo en Navidad de 1937 en el Palacio episcopal de Pamplona, San Josemaría dedicó la tarde del 20 de diciembre a una meditación que en sus apuntes tiene como título «El amor y el Amor». Las notas de desarrollo de esa meditación son mínimas en esta ocasión. Sólo éstas: «Non est amor nisi Amor!» –tenor literal latino del viejo punto 417, con el que ya se abría el capítulo «Caridad» en Consideraciones Espirituales de 1934 – y que volvió a apuntar en la pequeña agenda que comenzó esos días en Pamplona [1]. Hacia junio-julio del 38, ya en Burgos, comienza una nueva agenda y en la hoja primera copia de nuevo, en latín, el punto 417. Y a continuación aparece el que será nuestro punto 171:
En la primera carta anima a su corresponsal a luchar para defender el «camino». En la segunda carta exhorta a José María Albareda a que explique a esos amigos suyos que «compensa» darse del todo al Señor, aunque eso –si Dios así lo pide– lleve consigo renunciar a un amor humano... Sobre «el manicomio» vid el comentario al punto 808. San Josemaría con José María Albareda La meditación que predica en agosto sobre «Amor de Dios» termina con estas palabras:
Ya en varios puntos ha aparecido la palabra Amor, con mayúscula [6]. En el libro aparece así 65 veces (otras 25 con minúscula). Es una de las palabras y de las grafías más intencionadas y abundantes que San Josemaría usa en este libro. En este brevísimo punto 171 está la más sintética expresión de esa intención. De alguna manera resume a la totalidad, como lo expresa el último punto, con su último mensaje: «Que cuál es el secreto de la perseverancia? El Amor». Hay en esta palabra una concentración polivalente de significados, que se van percibiendo a lo largo de la lectura del libro y que permiten a San Josemaría sintetizarlo todo ahí. «Amor» en Camino es, ante todo, el don de Dios al hombre, la autodonación de Dios y, en este sentido, el Espíritu Santo presente en el alma, que –como hemos visto– nos «cristifica» (vid el comentario al punto 56). Pero inseparablemente de ese Don y como efecto suyo, «Amor» connota el surgir desde la fe, en el corazón humano, de un amor agradecido al Padre y a su Hijo Jesús –¡que nos dan su Espíritu!–, que es también «Amor»: «Enamórate, y no 'le' dejarás» (punto 999). Amor, con mayúscula, es una manera de comprender a Dios y la relación del hombre con Dios: es Dios mismo –Padre, Hijo, Espíritu– en cuanto presente en nosotros, y la gracia del Espíritu Santo que transforma en Amor el amor del hombre. Tomando estos tres puntos de Camino , se diría que la concatenación del pensamiento de San Josemaría Escrivá es ésta:
Vid también el comentario al punto 668. [1] Cuadernillo-agenda 1º de Burgos, hoja 2v. [2] Cuadernillo-agenda 2º de Burgos, hoja 22. La frase va precedida de otras dos, igualmente caligráficas: «Non est amor nisi Amor!» (vid p/417) y «Ut jumentum!...». [3] Carta de San Josemaría, Burgos 2-V-1938; EF-380502-7. El texto bíblico es Mt 11, 12. [4] Carta de San Josemaría Escrivá a José María Albareda, Burgos 4-V-1938; EF 380504-1; cursiva del propio San Josemaría . [5] Ejercicios Espirituales, Meditación «Amor de Dios», Vitoria 25-VIII-1938; guión nº 113. [6] p/16, 24, 77, 91, 111, 139. |