Miguel Ángel, Esclavo moribundo

El pensamiento de este punto se forjó durante los Ejercicios Espirituales que San Josemaría hizo en Segovia, en octubre 1932, en los que escribió:

«Penitencia: he de arreciar, con permiso –se entiende siempre– de mi padre Sánchez, pues prefiero tener un esclavo a serlo yo» [1].

Ya en Madrid, cuatro días después, escribe en su Cuaderno lo que será el tenor redaccional del punto:

«Di a tu cuerpo: prefiero tener un esclavo a serlo yo» [2].

Nótese el cambio de «serlo yo» de Apuntes íntimos a «serlo tuyo» de Camino, que le permite designar, además, quién sería entonces el «señor». Resuena en esta consideración la expresión de San Pablo: «castigo mi cuerpo y lo esclavizo (1 Co 9, 27), lo mismo que en el punto 227; leer en este sentido los siguientes puntos de Camino: 195, 196, 226, 227 con sus comentarios.