Menú
|
Capítulo
|
Punto 222
|
Comentario
Original en el Cuaderno V, nº 666, 17-III-1932 [1], que pasó al primer fascículo a velógrafo. El texto del Cuaderno viene precedido, como tantos otros de esta época, del vocativo «Niño». San Josemaría llamaba a la dimensión de la vida espiritual aquí descrita, «la oración de los sentidos»: la mortificación es la oración de los sentidos [2]. [1] Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 222, 686, 56. [2] La expresión está recogida en un texto de Es Cristo que pasa, 9. Para santificarse –explica San Josemaría–, el cristiano corriente no necesita hábito externo, ni signos distintivos: «Sus signos son internos: la presencia de Dios constante y el espíritu de mortificación. En realidad, una sola cosa, porque la mortificación no es más que la oración de los sentidos». En Surco, 259 hay una expresión próxima: «‘La mortificación’ exterior es la humildad de los sentidos». |