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Capítulo
Punto 305
Más de vida interior · Punto 305

 Me has escrito:
«La sencillez es como
la sal de la perfección.
Y es lo que a mí me falta. Quiero lograrla, con la ayuda de Él
y de usted».
—Ni la de Él ni la mía te faltará.
—Pon los medios.
 

Comentario

Modigliani, Joven campesino

El origen de este punto es prototípico de la parte de Camino redactada en Burgos, en la que hay una fuerte presencia de la relación epistolar (vid punto 976) que San Josemaría mantenía en 1938 con los fieles del Opus Dei y con gran cantidad de amigos que estaban dispersos por la geografía española a causa de la guerra.

El origen de este punto se encuentra en una carta de Vicente Rodríguez Casado.

La historia es divertida. San Josemaría tenía la costumbre, con los sacerdotes y los jóvenes que se dirigían con él, de sortear el último día del año unos papelitos en los que escribía –en cada uno– un santo patrono para el año entrante, una virtud que cultivar, un texto espiritual y una intención por la que rezar [1].

Esta costumbre todavía subsistía en 1938, y el sorteo que hizo para 1939 está en la raíz de este punto 305. El caso es que en los papelitos de ese año, escritos de su puño y letra [2], tomó los textos espirituales de las «gaiticas» que entonces estaba redactando.

Vicente Rodríguez Casado, en su madurez

El papelito de Vicente Rodríguez Casado no se conserva, y tampoco dice él en su carta de qué punto de Camino se trataba, pero parece claro por la explicación que veremos, que le tocó el punto 932 de Camino, que termina con estas palabras: «Ojalá no te falte sencillez».

Después de recibir su «patrono», Rodríguez Casado escribió a San Josemaría desde Zaragoza, 12-I-1939:

«Me ha venido como anillo al dedo la hojita del santo anual. Y es que es el concepto que estaba rumiando en las meditaciones de estos días. Que la perfección no es consecuencia directa de las virtudes en sí, sino de la mayor o menor sencillez».

La carta continúa diciendo que le había dado en el clavo:

«La sencillez es como la sal de la perfección. Y es lo que a mí me falta. Claro es que la sencillez la podemos convertir en niñada, si la miramos desde nuestro plano y no la miramos desde su plano. Quisiera este año, con su ayuda (la de El y de Vd.), alcanzarla. Y basta de escribir simplezas» [3].

A San Josemaría le gustó la reacción de Rodríguez Casado y la transformó en un nuevo punto de Camino.

Este un caso único, me parece, dentro del libro: un punto de Camino que surge de la conversación epistolar sobre otro punto de Camino...



[1] Escribe Álvaro del Portillo: «Se abandonó la costumbre de los Patronos anuales en el año 1938, último en que la hubo. El año 1939 decidió el Padre dejar sin uso esta práctica» (AGP, sec A, leg 50-2, carp 6, exp 11).

«Me comentó el Padre que le hacía bien entonces esa práctica, aunque pareciera una niñería» (Álvaro del Portillo, nt 676 a Apínt).

[2] Se conservan unos cuantos en el AGP, sec A, leg 54, carp 3, exp 2.

[3] Carta de Vicente Rodríguez Casado a San Josemaría Escrivá, Zaragoza 12-I-1939; AGP, sec N-2, leg 150, carp C, exp 1.