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Capítulo
Punto 432
Amor de Dios · Punto 432

Considera
lo más hermoso y grande de la tierra...,
lo que place
al entendimiento
y a las otras potencias...,
y lo que es recreo
de la carne
y de los sentidos...

Y el mundo,
y los otros mundos,
que brillan en la noche: el Universo entero.

—Y eso, junto con todas las locuras del corazón satisfechas..., nada vale, es nada
y menos que nada,
al lado de ¡este Dios mío! —¡tuyo!—
tesoro infinito, margarita preciosísima, humillado,
hecho esclavo, anonadado con forma de siervo en el portal donde quiso nacer,
en el taller de José,
en la Pasión
y en la muerte ignominiosa...
y en la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía.
 

Comentario

 

San Josemaría retorna a la locura de Amor por Cristo. El pasaje, de gran belleza literaria y de alto calado teológico, es un extenso apunte de la meditación que realizó en los Ejercicios Espirituales de Segovia el sábado 8-X-1932. Copio ampliamente para situar el texto en su contexto:

«El santo Evangelio de este día [1] —respuesta de Jesús, vencido por María y por Juan... y porque me quiere— ha caído en mi alma, echando raíces. ¡Lo había leído tantas veces, sin coger su entraña, su sabor divino! Simile est regnum caelorum... Los versículos 44, 45 y 46 del capítulo 13 de San Mateo. Todo..., todo se ha de vender por el hombre discreto, para conseguir el tesoro, la margarita preciosa de la Gloria.

La Gloria, para mí, es el Amor, es Jesús, y, con El, el Padre —mi Padre— y el Espíritu Santo —mi Santificador—.

He considerado lo más hermoso y grande y atractivo del mundo..., lo que place a la inteligencia, y a las otras potencias, ... y lo que es recreo de la carne y de los sentidos... Y el mundo, y los otros mundos, que brillan en la noche: todo el Universo. Y eso junto, con todas las locuras del corazón satisfechas..., nada vale, es nada y menos que nada al lado de ¡este Dios mío, tesoro infinito, margarita preciosísima, humillado, hecho esclavo, anonadado con forma de Siervo en el portal donde quiso nacer, en el taller de José, en la Pasión y en la muerte ignominiosa... y en la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía!

Con esta consideración, hecha en frío, por el raciocinio del entendimiento, que presenta verdades inconcusas a mi voluntad, que las quiere, las acepta, con más frialdad de la que yo —por imperfección— quisiera […] ¿puede turbarme ninguna cosa creada?» [2].

A través de este puno 432 San Josemaría invita a los lectores de Camino a hacer la misma experiencia: considerar el universo (macrocosmos) y el hombre, el sujeto personal (microcosmos humano) y mirar después la kènosis de Cristo –«del Gran Amigo que nunca traiciona»–, recorrer sus etapas y detenerse en la «locura de Amor» que es –sacrificio y sacramento– la Sagrada Eucaristía.

Esa kènosis, que culmina sacramentalmente en la Eucaristía, es el fundamento teológico del modo de estar y vivir los cristianos en la realidad secular. Así lo propondrá San Josemaría en p/843 (vid).

San Josemaría, durante la celebración
de la Santa Eucaristía

 

«Tesoro infinito, margarita preciosísima». Se está nombrando al Dios escondido en la Eucaristía con los términos de las dos parábolas del Reino que reciben ese nombre: Él, Jesús, en sus misterios, es el «tesoro» escondido y la «perla» preciosa (Mt 13, 44-46), que le han servido para su meditación de ese día.

«Humillado, hecho esclavo, anonadado con forma de siervo». Es la kènosis de Cristo. San Josemaría toma como punto de partida de su consideración el texto de Filipenses 2, agregándole elementos del Evangelio de la Infancia y, sobre todo, haciendo culminar el anonadamiento del Hijo de Dios, como hemos dicho, en la realidad del Misterio eucarístico. Vid también el punto 533, que tiene la misma secuencia [3] y fue escrito ese mismo día, antes del que comentamos. Y léase también el otro punto de esa jornada: el punto 765, que enmarca el conjunto en el tema que meditaba: la Gloria de Dios.



[1] El misal romano de aquel tiempo celebraba el 8 de octubre a Santa Brígida, la actual Patrona de Europa, y se decía la Misa Cognovi, del común de santas mujeres. El evangelio era en efecto Mt 13, 44-52.

[2] Apuntes íntimos, nº 1653-1655. Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 533, 432, 765.

[3] Lo ha señalado oportunamente Andrew Byrne en Josemaría EscrivÁ, Camino/The Way. An annotated bilingual edition, Andrew Byrne (ed.), Scepter, London – Princeton 2001, p/533 nt 4 (pg 194).