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Capítulo
Punto 401
El plano de tu santidad · Punto 401

¡Dios y audacia!
—La audacia
no es imprudencia.
—La audacia
no es osadía.

Comentario

 

A partir de este punto 401 San Josemaría habla de algunas características del «plano de santidad» determinado por aquellos tres «puntos»: la audacia del cristiano (401-403), el sentido cristiano del fracaso (404-406), etc.

Este punto 401, a pesar de su brevedad, está compuesto a partir de tres anotaciones distintos en sus Cuadernos de Apuntes íntimos.

La expresión ¡Dios y audacia! se remonta a las primeras «vivencias» del apostolado que el Fundador del Opus Dei realizó a partir del 2 de octubre de 1928, fecha en que vio lo que el Señor le pedía. El 27-III-1931 escribía en el Cuaderno III (nº 186):

«Nuestros hombres y mujeres de Dios, en el apostolado de acción, tengan por lema: ¡Dios y audacia! –Se me ocurre que este grito viene admirablemente para los otros dos apostolados: de oración y de expiación» [1].

La expresión tiene en efecto el aire de un lema heráldico, de la serie que comienza así: «Dios y...» [2].

La segunda parte de este punto 401 hay que referirla a una página del Cuaderno IV (nº 409), escrita por San Josemaría el 22-XI-1931, en la que se lee:

«Me parece que ya se anotó: la audacia no es imprudencia» [3].

La tercera expresión de este punto es del año siguiente. La escribió San Josemaría en el Cuaderno VI, nº 845, el día de Santa Teresa, 15-X-1932, recién llegado a Madrid del retiro espiritual de aquel año, que había hecho en Segovia, en el Convento de los Carmelitas Descalzos, donde reposan los restos de San Juan de la Cruz:

«La audacia no es osadía» [4].

La palabra «audacia» sólo ha salido hasta ahora en Camino en los dos números que transcriben el lema que comentamos.

¿Qué es la audacia? Lo mismo que antes a propósito de la «santa desvergüenza», San Josemaría procede en este punto diciendo lo que no es: la audacia no es osadía. Es evidente que San Josemaría contempla el atrevimiento que es propio de la audacia como parte de una virtud, algo radicalmente regulado por la prudencia (ya ha dicho que no es imprudencia) e informado por la caridad.

La osadía, en su contraposición a la audacia, aparece a sus ojos como un defecto, una forma de atrevimiento imprudente y no caritativo, que remeda a la audacia sin serlo. El Diccionario de la Real Academia Española, sin embargo, hace equivalentes osadía y audacia [5].

No así, en cambio, Moliner que, describiendo la osadía, dice que «se emplea generalmente en sentido reprobatorio significando que en el atrevimiento hay descaro o desconsideración» [6]. La osadía es una mezcla de temeridad e imprudencia [7].

La primera obra apostólica que San Josemaría Josemaría puso en marcha (octubre de 1933) se llamó Academia DYA, es decir, «Derecho y Arquitectura», materias que allí se explicaban [8].

Placa que estaba en la puerta de la Academia DYA

San Josemaría y los más allegados sabían que en realidad la sigla significaba ¡Dios y audacia!

Hablando de Don Marcelino Olaechea, que murió siendo Arzobispo de Valencia, el que fue su secretario particular, el salesiano P. Vicente Ballester, escribe en su Diario:

«Cuando ya era Obispo, llevaba siempre consigo un cáliz particular, el mismo siempre. Era sencillo, con unos arabescos grabados, preciosos, que formaban la combinación de tres letras DYA. A mí, que lo manejaba todos los días, estas letras me traían intrigado.

Una vez, don Marcelino, aplacando mi curiosidad, me dijo: Pues sí, este cáliz es regalo de don Josemaría Escrivá para mi consagración episcopal. En los años siguientes a la fundación del Opus Dei me visitaba con frecuencia en la Ronda de Atocha. Estas letras son el anagrama de una frase que don Josemaría solía repetir a los chicos que trataba: Dios y audacia» [9].



[1] Pocos días después, el 5 de abril, redacta el futuro punto 11 (vid), donde se recoge también este grito de fe.

[2] El Marqués de Santillana, don Íñigo López de Mendoza, incorporó a su estandarte la leyenda «Dios e vos». Según confesó a su capellán don Pero Díaz de Toledo, la palabra «vos» se refería a la Virgen. Cfr Rafael Lapesa, La obra literaria del Marqués de Santillana, Ínsula, Madrid 1957, pg 235.

[3] En las páginas precedentes de los cuadernos esta anotación no aparece. A no ser que la anotación estuviera en el Cuaderno I, que San Josemaría , como sabemos, quemó años después; aunque no es probable, pues cuando utiliza una expresión de ese tipo, suele ser que el texto se encuentra en páginas no muy anteriores.

[4] Esta expresión va precedida de la siguiente información, del máximo interés:

«Sta. Teresa es, desde hoy, mi particular patrona y protectora».

El Autor siempre había tenido especial admiración y afecto a la Santa de Ávila, cuyas obras leía y meditaba desde sus años en el Seminario. Era devoción particular suya, que se refleja en sus Cuadernos, donde la menciona con frecuencia después de invocar a la Santísima Virgen y a San José, a los Arcángeles y Apóstoles Patronos del Opus Dei y a su Ángel Custodio.

[5] De «audacia» dice que es: «osadía, atrevimiento». De «osadía»: «atrevimiento, audacia, resolución».

[6] Moliner, II, pg 522; voz «osar2».

[7] Así lo ha entendido, a mi parecer con justeza, el traductor inglés: «recklessness». También la traducción francesa va directa al tema: «témérité».

[8] A la Academia DYA suelen dedicar el cap correspondiente las biografías del Beato Josemaría. Vid VAZquez de Prada, I, cap VIII, § 2. La Academia DYA.

[9] Testimonios sobre el Fundador del Opus Dei, 1994, pg 295. Desaparecido durante la guerra, al cabo del tiempo lo recuperó don Marcelino, que celebraba con él ordinariamente. Lo cuenta San Josemaría en su Cuaderno de la época que pasó en Burgos (Apuntes íntimos, nº 1443).