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Capítulo
Punto 416
El plano de tu santidad · Punto 416

«Sine me
nihil potestis facere!»
Luz nueva, mejor, resplandores nuevos, para mis ojos,
de esa Luz Eterna, que es el Santo Evangelio.
—¿Pueden extrañarme «mis»... tonterías?
—Meta yo a Jesús
en todas mis cosas.
Y, entonces, no habrá tonterías en mi conducta:
y, si he de hablar
con propiedad,
no diré más mis cosas, sino «nuestras cosas».

Comentario

Este punto, escrito en una occtavilla con dorso en blanco fue probablemente redactado por San Josemaría durante su estancia en la Legación de Honduras. En el texto resuena, ante todo, un acontecimiento que hacía casi seis años había escrito en su Cuaderno:

«Hoy, mientras venía haciendo oración por la calle, entendí muy claramente, como una confirmación de nuestra nada y como una seguridad de que El estará con nosotros y, por tanto, de que con El lo podremos todo: Sine me nihil potestis facere» [1].

Esa seguridad se le renueva con fuerza durante aquel encierro en la Legación. También desde allí escribe a Pedro Casciaro unas letras, en las que se autodenomina a sí mismo primero el abuelo y al final Mariano, para esquivar la estricta censura de guerra, en las que resuena la segunda parte de este número:

«Que os acordéis del abuelo. Que le ayudéis, como podáis. ¿Os he dicho que el pobre Josemaría –sigue tan loco– va decidido a trabajar intensamente, en su profesión, persuadido de que pronto adquirirá clientela selecta, que avergüence –dice– a la que tenía hasta aquí? [2] ¡Cosas suyas! Y me hace poner: «¿Mías? Míos, los desaciertos profesionales, las flaquezas de corazón (¡ay!), las tonterías, en una palabra. No, cosas mías: sino, cosas del Otro y mías». Hasta aquí Mariano, que tiene la monomanía de que él sólo colabora, y esto malamente» [3].

Este punto 416, elegido por San Josemaría para cerrar este importante capítulo de Camino, fue escrito en aquella Legación donde tuvo una tan intensa purgación del espíritu [4].

En él expresa San Josemaría su agradecido entusiasmo ante Jesús, que no le abandona y ante el Evangelio, Luz de Cristo. Se siente como el ciego de Jericó, que, en total gratuidad, recibe de Cristo «resplandores nuevos, para mis ojos».

«Nuestras cosas»: vid el punto 533. Sobre este texto de San Juan está también construido el punto 781.



[1] Cuaderno IV, nº 406, 20-XI-1931.

[2] Su profesión y la clientela: su tarea sacerdotal y el desarrollo de la labor apostólica. El abuelo, Josemaría y Mariano son la misma persona: el Autor de Camino.

[3] Carta de San Josemaría Escrivá a Pedro Casciaro, Madrid 1-VI-1937; EF 370601-1.

[4] Vid el punto 151 y comentario, con los puntos allí citados.