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Capítulo
Punto 112
Oración · Punto 112

 Me gusta que vivas
esa «reparación ambiciosa»:
¡el mundo!,
me has dicho.
—Bien. Pero,
en primer término,
los de tu familia sobrenatural
y de sangre, los del país que es nuestra Patria.

Comentario

Este texto fue redactado por San Josemaría en el mes de diciembre de 1938, a partir de una meditación que dió durante los Ejercicios Espirituales que predicó en Vitoria:

«Reparación ambiciosa: el mundo. Sí, pero los propios, los de la familia sobrenatural y de sangre, los del país que es nuestra patria...» [1].

Siempre fue ése el método de San Josemaría Escrivá: responsabilidad,empezando por los más próximos... Es algo que vivió siempre en su propia carne, pero con una especial intensidad durante el tiempo que pasó refugiado en la Legación de Honduras en Madrid, como expresaba en metáforas -para eludir la censura de guerra- a Pedro Casciaro:

«No sé si sabrás que me metí, por la familia, que es siempre mi debilidad, en un lío económico: empeñado en pagar todas las deudas. No te digo más. Tú no puedes ignorar que también de deudas andaba yo bueno. Así es que se ha unido el hambre con las ganas de comer. Ahora es cuando me veo realmente viejo, sin fuerzas, y... pachucho en todo. Pero, lo dicho, dicho. No me vuelvo atrás. Compadécete tú –y lo mismo los otros nietos– y ayudadme como podáis. ¡Tendría poca gracia que mis ambiciones acabaran en un «crack», o, por lo menos, en una suspensión de pagos! Tiemblo: cuento –creo– con el esfuerzo y los sacrificios de toda mi gente» [2].

San Josemaría anticipa, en contexto de «reparación», el amor a la Patria, del que hablará de manera directa en el punto 525.



[1] Ejercicios Espirituales, Plática «Espíritu de reparación», Vitoria 19-VIII-1938; guión nº 87.

[2] Carta de San Josemaría Escrivá a Pedro Casciaro, Madrid 29-IV-1937; EF 370429-1.