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Capítulo
Punto 83
Oración · Punto 83

 La oración
es el cimiento
del edificio espiritual. —La oración
es omnipotente.

Comentario

camino 83

Continúa San Josemaría formulando en este punto el gran tema de la vida humana y cristiana: la oración. El punto de Camino está redactado, sin duda, a partir de un texto del Cuaderno IV, nº 390, escrito en 14-XI-1931 [1]:

«Estoy segurísimo del poder sin límites de la oración. Pero, si no estuviera seguro, me llevaría a esa seguridad lo que yo noto en mí, por la poca oración que hago y por la mucha que en mi favor se hace. La oración es el cimiento del edificio espiritual. La oración anticipará la hora (la hora de acabar la gestación) de la Obra de Dios. Porque la oración es omnipotente» [2].

La propuesta cristiana de San Josemaría Escrivá era una verdadera propuesta de santidad precisamente por esto:

«por ser todo nuestro fundamento en oración», como decía Santa Teresa de Jesús [3]. Por otra parte, ante la tentación del desaliento, el Autor remite a la «omnipotencia» de la oración:

«De desaliento, por vernos tan miserables y pequeños..., tan sin medios. Después de la Santa Misa he estado unos veinte minutos en postración. Luego me he acercado al Sagrario y, con la frente pegada a la mesa del altar, vi que sabemos lo que El quiere... ¿No tenemos medios? La oración nos hará omnipotentes» [4].

También aquí estamos, evidentemente, ante el Evangelio y la gran tradición de experiencia espiritual de la Iglesia [5].

San Josemaría quiere meter a los lectores del libro por los caminos de la oración, pero los lectores en los que piensa son fundamentalmente laicos. Por eso escribía en 1935, orientando el apostolado de los fieles del Opus Dei con sus compañeros de profesión y de estudio:

«Hacedles ver que orar no es ocupación de frailes –es corriente este prejuicio–, sino cosa propia de hijos que hablan con su Padre-Dios.

Tened especial interés en darles a conocer la vida de oración de los cristianos primeros: los Hechos son un arsenal encantador de noticias» [6].



[1] Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 442, 83, 780, 961.

[2] La frase entre paréntesis es una glosa a pie de página de San Josemaría que lleva fecha «Dic. 1939» (Cuaderno IV, hoja 78r). San Josemaría volvía sobre el tema mes y medio después, con esta expresión: «La oración –¡aún la mía!– es omnipotente» (Cuaderno V, nº 529, primero de año de 1932; el texto se recoge en Forja, 188). La humildad personal de San Josemaría, al escribir estos textos, resulta patente.

[3] Libro de la Vida, 32, 18; BAC 212, 8ª ed, 1986, pg 178.

[4] Cuaderno V, nº 743, 30-V-1932. En febrero de 1934, con motivo de los agobios económicos para poner la Academia DYA, se encaraba con el Señor:

«Señor: tiene gracia: es para ti, y te lo hemos de pedir... ¿te harás el sordo? ¿Va a ser la oración impotente, siendo omnipotente?...»

(Cuaderno VII, nº 1129, 3-II-1934). Vid comentario al punto 577. El tema es constante en sus escritos:

«La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios» (Forja, 439).

[5] Desde la patrística a los grandes santos de la época moderna. Valgan dos ejemplos: Tertuliano, De oratione, cap 28-29 (CCL 1, 273-274): «Sola est oratio quae Deum vincit» (jueves III semana Cuaresma, Oficio); San Alfonso MarIa de Ligorio, El gran medio de la oración (edición castellana de Brepols, Turnhout, Bélgica, 1927) un libro que leía y recomendaba San Josemaría:

«Con la oración lo podremos todo... la oración es todopoderosa...por medio de la oración nos construimos una torre fortísima que nos pone a cubierto de todos los lazos y de todas las violencias de nuestros enemigos» (pgs 52-53).

[6] Instrucción, 9-I-1935, nº 257s.