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Capítulo
Punto 957
El apóstol · Punto 957

 Con frecuencia comparo
la labor de apostolado con una máquina: ruedas dentadas, émbolos, válvulas, tornillos...
Pues, la caridad
—tu caridad—
es el lubricante.
 

Comentario

Esta comparación con l máquina aparece con frecuencia en la predicación de San Josemaría y en otros puntos de Camino. Leer, por ejemplo, el punto 830 y su comentario.

El símil de la caridad como lubricante no lo he encontrado en otros escritos de San Josemaría [1].



[1] San Agustín, en sus Tratados sobre el Evangelio de San Juan, 6, 20 (BAC 139, 1955, pg 190) ya comparaba la caridad y el aceite, pero con una simbología muy diversa: la caridad, explica Agustín, es como el aceite entre los líquidos que se echan en una vasija: no se la puede sumergir, «necesse est ut ad superna emineat», siempre sube hacia arriba, porque es la más excelente de las virtudes, el camino «supereminente» como dice San Pablo (1 Co 12, 31).